Casa tomada

Casa tomada Ironía

Los hermanos abandonan su casa por unos ruidos extraños, aunque nunca llegan a averiguar quiénes los producen.

Resulta irónico que los hermanos abandonen su casa, que es su refugio contra el exterior del mundo, tan solo porque escuchan unos ruidos que provienen primero de las habitaciones más alejadas y luego del pasillo. El hecho de que en ningún momento se cuestionen quiénes son los que producen los ruidos, o qué están haciendo en la casa y que accedan directamente a abandonarla posee un dejo de ironía que contribuye a establecer el perfil de los hermanos.

El narrador tira la llave de la casa a la alcantarilla para que un potencial ladrón no tenga que lidiar con los invasores.

Al final del relato, cuando la pareja de hermanos abandona la casa, el narrador cierra la puerta y se deshace de la llave, alegando que así le evitaría problemas a algún ladrón que quisiera colarse para robar y se encontrara con los invasores que la han tomado. Esta precaución ridícula pone de manifiesto la contradicción en que incurre el narrador: las casas se cierran, por regla general, para proteger su interior de ladrones, y no a la inversa.