Adiós a las armas

Adiós a las armas Metáforas y Símiles

"Estaba furioso y al mismo tiempo tranquilo, pues ya preveía lo que ocurriría, con tanta facilidad como se prevé el movimiento de las piezas en el juego de ajedrez" (p. 30) (Símil)

Henry está furioso porque Catherine rechaza su beso con una bofetada. Sin embargo, logra mantenerse en calma, ya que contempla su vínculo de una manera fría y comedida. Él posee la certeza de que las cosas van a salir como él desea, porque concibe sus relaciones afectivas con la mentalidad de un estratega que calcula una serie de jugadas orientadas hacia un fin. La comparación con la partida de ajedrez pone en evidencia, de este modo, su personalidad fría y funcional.

"Sabía que no quería a Catherine Barkley y que no tenía ninguna intención de amarla. Era un juego, como el bridge, en el cual se decían palabras en vez de tirar las cartas. Como el bridge, era necesario simular que se jugaba por dinero o por algo. Ninguno había dicho la naturaleza de la apuesta. Esto me convenía totalmente" (p. 34) (Símil)

En este pasaje (que corresponde al inicio de la relación amorosa), el narrador explica que, al momento de vincularse con Catherine, no existía un verdadero deseo de amor, sino que todo se trataba de una pantomima. Por eso, compara el vínculo que mantienen con el bridge. En este sentido, cada palabra que se dicen funciona como una jugada hecha con la intención de ganar la partida, y nada más que eso. Luego, cuando agrega la conveniencia de no explicitar sus apuestas, se refiere a que, posiblemente, cada uno de ellos espere algo diferente del vínculo: aunque él parece desear solo sexo, es posible que ella quiera algo más.

"Los médicos, con las mangas subidas hasta los hombros, estaban rojos como carniceros" (p. 59) (Símil)

Los médicos que atienden a los heridos de guerra están cubiertos completamente de la sangre de aquellos soldados que resultan heridos y mutilados durante la batalla. Esto provoca que el narrador los compare con la apariencia de un carnicero. A su vez, la comparación sugiere que los soldados son como las reses destinadas al consumo, lo que pone en evidencia la deshumanización que produce la guerra.

"No hay muchachas. Hace quince días que no las han cambiado. Ya no son chicas, son como viejos compañeros de armas" (p. 67) (Símil)

Este pasaje ilustra el vínculo de los soldados con las mujeres del burdel. Rinaldi se refiere a ellas como viejos compañeros de armas porque hace mucho que ve a las mismas mujeres trabajando allí. A los soldados les disgusta la falta de recambio de personal, ya que, si se ven siempre con las mismas mujeres, comienzan a establecer un vínculo con ellas y eso es algo que, en el contexto de la guerra, intentan evitar.

"Tenía un cabello magnífico y, muchas veces, la contemplaba cuando se lo retorcía, a la luz de la ventana abierta, y, aun en la noche, brillaba como en algunos momentos brilla el agua antes del alba" (p. 114) (Símil)

Con este símil, Henry compara el brillo del cabello de su amada con el brillo del agua antes del amanecer. A lo largo de la narración, el agua aparece con dos significados diferentes: en la lluvia, representa la decadencia y la fatalidad; en el río, a diferencia, el agua simboliza la posibilidad de renacer. En este símil, el agua aparece en su acepción positiva y es utilizada por el narrador para denotar la belleza de Catherine.

"El rio se habia llevado mi cólera" (p. 224) (Metáfora)

Esta metáfora expresa la purificación y renovación que experimenta Henry cuando escapa del ejército a través del río. El agua lo libera de su pasado y cambia su perspectiva sobre el mundo, dando paso a un proceso de humanización y reconciliación. Henry logra 'limpiarse' de la alienación que produce la guerra y se propone escapar definitivamente de ella.