Tokio blues (Norwegian Wood)

Tokio blues (Norwegian Wood) Ironía

En la plenitud de su vida, Toru se sienta más que nunca rodeado de muerte.

Al inicio de la novela Toru cuenta que Kizuki, su mejor y único amigo, se suicidó a los 17 años. Como consecuencia de dicha pérdida, Toru se muda a Tokio para rehacer su vida lejos de la desgracia. Sin embargo, reconoce que "Estaba en la plenitud de la vida y todo giraba en torno a la muerte" (p. 38).

La gente fuera del sanatorio parece estar más enferma que la gente internada.

En su primera visita a la Residencia Amy, Toru cuenta a Reiko y a Naoko sobre Nagasawa y sus salidas en busca de sexo casual. Ante este estilo de vida promiscuo, las dos mujeres señalan que Nagasawa debe estar más enfermo que la gente internada en el sanatorio. Luego de este comentario, Reiko señala, bromeando sobre su propia condición, que las personas dentro del sanatorio son más normales que las personas consideradas normales por la sociedad, cuyas vidas muchas veces son destrozadas por tensiones emocionales reprimidas. Así, mientras que la vida en Tokio es frenética y enloquecedora, la atmósfera en la Residencia Amy es tranquila, pacífica y ordenada.

Naoko se suicida en el momento en el que parecía comenzar a mejorar.

El final del capítulo 10 la situación parece mejorar para todos los personajes. Toru y Midori finalmente se han dado cuenta de su amor mutuo y las cartas de Reiko le informan a Toru que Naoko está mejorando: "Naoko está mejorando mucho más de prisa de lo que cabía esperar. Hablé con ella por teléfono y la noté muy lúcida. Quizá pueda volver pronto" (p. 349). El siguiente capítulo comienza abruptamente mencionando que Reiko siguió escribiéndole a Toru después de la muerte de Naoko. Así, el momento en que todo parece mejorar queda trunco por el suicidio de Naoko.

Midori se va de vacaciones con su novio con el principal objetivo de tener sexo y cuando llega al hotel le viene la regla y no puede hacerlo.

Tal como lo presenta Midori en su relato, es irónico que luego de planificar unas vacaciones con el principal objetivo de "follar como locos" (p. 292), en el mismo momento de llegar al hotel comience a menstruar y no pueda tener sexo. Midori expresa también que en aquella ocasión la menstruación se le adelantó más de una semana y que, por supuesto, era algo que ella no quería que le pasara.