Segunda carta de relación

Segunda carta de relación Resumen y Análisis Parte 1

Resumen

Hernán Cortés es un militar español que intenta conquistar los territorios de México, recientemente descubiertos por los españoles. En una serie de cartas enviadas al emperador Carlos V, el militar narra sus venturas y experiencias durante el arduo trabajo de subyugar a todas las poblaciones nativas.

En esta Segunda carta de relación, fechada el 30 de octubre de 1520, Cortés comienza disculpándose por el extenso tiempo que pasó entre que envió la primera carta y el momento en que comienza a escribir la segunda. Luego, incluye una breve recapitulación de la primera carta, en la que se menciona la recepción positiva de los pueblos costeños mexicas a su llegada, tras la cual comienza a narrar los nuevos hechos al emperador.

Cortés comienza por relatar su llegada con la mayoría de su ejército a Cempoal (o Sevilla, según la renombra). Allí hay un enorme ejército de nativos (a los que llama "indios"), pero estos no presentan pelea, sino que, por el contrario, manifiestan su deseo de ser vasallos del emperador Carlos V y, así, liberarse del yugo del tirano Moctezuma ("Mutezuma", según Cortés). Moctezuma es el emperador de los mexicas, el pueblo que domina la mayor parte del Golfo de México, y su palacio se encuentra en la ciudad capital, Tenochtitlan (nombre que Cortés a veces escribe Tenustitlan y otras Timixtitan).

Luego, Cortés recupera un hecho mencionado en la primera carta: el intento de traición que sufrió por parte de ciertos tripulantes, que conspiraron en su contra junto a Diego Velázquez. La mención a este hecho tiene por motivo explicar su decisión de destruir las embarcaciones antes de partir hacia Cempoal, para asegurarse de que ninguno de los soldados que dejó en la costa se escape con ellas.

Otro hecho que destaca Cortés es la aparición de Francisco de Garay en sus embarcaciones por las costas de la recién abandonada Vera Cruz. Cortés se entera de esta intrusión gracias al gobernador que deja en Vera Cruz. Francisco de Garay responde a las órdenes de Diego Velázquez, quien compite con Hernán Cortés por establecer su dominio en el continente recientemente descubierto por los españoles. Cortés, sin embargo, decide proseguir su camino hacia Tenochtitlan para confrontar a Moctezuma y establecer dominio en todo el imperio mexica.

Análisis

Las Cartas de relación escritas por Hernán Cortés y enviadas al rey de España y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V, componen un documento histórico de valor excepcional, puesto que permiten al lector aproximarse a los eventos conocidos como la Conquista de México a través de uno de sus principales protagonistas.

Durante todo el proceso de la Conquista y los años posteriores (entre julio de 1519 y septiembre de 1526), Cortés le envía a Carlos V cinco cartas. En ellas relata sus aventuras en el Golfo de México, sus triunfos sobre los pueblos mexicas y sus desventuras. Además, refiere los problemas a los que debe enfrentarse desde que se rebela contra las órdenes del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, y emprend por cuenta propia la tarea de sumar a la Corona Español las tierras regidas por los aztecas y otros pueblos de habla nahua.

Como veremos a lo largo de todo el análisis, las Cartas de relación son una clara muestra de la habilidad política de Hernán Cortés y de su capacidad para tejer intrigas y artimañas con el objetivo de hacerse con el control de Tenochtitlan, la capital del imperio mexica, y doblegar a su emperador, Moctezuma. Gracias al contenido de estas cartas, Cortés consigue que Carlos V dé por válido lo en un principio es un delito de rebelión; luego, la invasión ilegal (incluso para las leyes y políticas colonialistas de la Corona española), y, finalmente, la destrucción de la cultura azteca y el genocidio de los mexicas.

Es importante destacar que las Cartas de relación de Cortés, si bien son documentos de gran valor historiográfico, no pueden ser leídas como una reposición objetiva de la Conquista de México, sino como un relato subjetivo, construido por Cortés para justificar ante el Emperador Carlos V su accionar en el Golfo de México. La distinción es fundamental porque, desde esta perspectiva, el lector tiene el desafío de leer entre líneas y comprender que las conforman un aparato retórico cuyo objetivo no es transmitir una verdad ni reponer un proceso histórico tal como se desarrolló. Por el contrario, se trata de documentos estratégicos —muchas veces cargados de mentiras— por medio de los cuales Cortés apela al favor de la Corona española para legitimar la invasión y la Conquista del pueblo mexica, realizada ilegalmente según las propias leyes de España.

Antes de abordar el contenido particular de la Segunda carta de relación, vale la pena reponer, aunque sea brevemente, el contenido de las cinco cartas que Cortés le envía a Carlos V: en la primera de ellas, Cortés explica y justifica su rebelión contra el gobernador de Cuba. En la segunda —la que nos compete—, Cortés narra su avance sobre el territorio mexica, su llegada a Tenochtitlan y todo lo que allí le sucede hasta que debe escapar, durante la llamada Noche Triste. La tercera carta está dedicada al asedio y la conquista de Tenochtitlan, mientras que la cuarta refleja el proyecto político de Cortés y su propuesta para la organización del gobierno de la Nueva España. La quinta y última carta da testimonio de su desastrosa aventura en Honduras y de la rebelión de uno de sus capitanes.

Tras el llamado Descubrimiento de América, y durante todo el proceso de conquista, el rey de España tiene la necesidad de recibir información de los militares enviados al Nuevo Mundo, al mismo tiempo que estos últimos están obligados a informar a la monarquía de sus actos en el nuevo territorio. El proceso comunicativo se desarrolla, entonces, a través del género epistolar. Las llamadas cartas de relación son un género discursivo particular que responde a las necesidades de la época, y que permiten a los militares y adelantados mostrar su vasallaje al rey y, al mismo tiempo, solicitarle una serie de privilegios para ascender en la escala social. A la monarquía, por su parte, las cartas le permiten obtener información sobre los nuevos territorios y mantener el control político y social sobre ellos.

Las cartas de relación cobran una gran popularidad en el siglo XVI. Como narran acontecimientos y noticias de relativa actualidad, además de ser importantes para el gobierno, comienzan a publicarse masivamente gracias a la imprenta, y a ser leídas por un público más amplio.

En general, la estructura de las cartas está conformada por cuatro momentos: en primer lugar, una salutación general, seguida por la narración de acontecimientos ordenados cronológicamente y narrados en primera persona por su protagonista. Luego viene la presentación de las peticiones concretas del autor al destinatario de la carta y, finalmente, una despedida formularia que sirve a modo de conclusión.

A esta estructura tipificada se puede agregar, en el caso de la Segunda carta de relación, una primera instancia que sirve a modo introductorio y que adelanta el contenido que será abordado a lo largo de todo el texto:

Enviada a su sacra majestad del emperador nuestro señor por el capitán general de la Nueva España, llamado Fernando Cortés, en la cual hace relación de las tierras y provincias sin cuento que ha descubierto nuevamente en el Yucatán del año de diez y nueve a esta parte, y ha sometido a la corona real de Su Majestad. En especial hace relación de una grandísima provincia muy rica, llamada Culúa, en la cual hay muy grandes ciudades y de maravillosos edificios y de grandes tratos y riquezas, entre las cuales hay una más maravillosa y rica que todas, llamada Tenustitlan, que está, por maravillosa arte, edificada sobre una gran laguna; de la cual ciudad y provincia es rey un grandísimo señor llamado Mutezuma; donde le acaecieron al capitán y a los españoles espantosas cosas de oír. Cuenta largamente el grandísimo señorío del dicho Mutezuma y de sus ritos y ceremonias y de cómo se sirve (5).

A esta rápida presentación del contenido le sigue una salutación dirigida al Emperador Carlos V: “Muy alto y poderoso y muy católico príncipe, invictísimo emperador y señor nuestro” (6). Este saludo es laudatorio, es decir, funciona como una alabanza al rey y marca con claridad los roles asimétricos entre el escritor y el destinatario: Cortés es un vasallo del rey y a él le debe pleitesía.

Si bien la salutación marca claramente que el destinatario de la carta es Carlos V, por el tipo de relato que realiza Cortés de sus hazañas, queda claro que no solo se dirige al rey, sino que su contenido pareciera apuntar a un gran público general. Como se trata de sucesos de enorme trascendencia para todo el mundo conocido, Cortés es consciente de que el alcance de su carta superará rápidamente al rey, hecho que sucede efectivamente cuando, dos años después de enviada, la carta se difunde masivamente por toda Europa en forma de libro y traducida al latín, la lengua culta de uso común en el continente.

Conforme avanzamos en la lectura, no debemos perder de vista la doble función utilitaria de la Segunda carta de relación. En primera instancia, la finalidad utilitaria que cumple para Cortés es la de pedirle favores al rey, como veremos en la última sección de este análisis. En segundo lugar, la Corona Española le asigna otro valor utilitario, pues gracias a ella puede conocer la extensión y la riqueza de los nuevos territorios explorados, las costumbres y la organización de los pueblos que habitan en él, y los recursos naturales que pueden explotar si consiguen el dominio de la tierra. Al redactarla, Cortés entiende muy bien esta doble finalidad de su carta, y por eso escribe de dos formas: la primera respeta la estructura epistolar y las formalidades del discurso oficial, mientras que la segunda, al margen de la estructura epistolar, busca plasmar un relato cautivador, que pueda atrapar al lector y llamar su atención sobre la potencialidad del Nuevo Mundo, con el objetivo último de conseguir el favor real y ser recompensado.

Respecto de su estilo, cabe señalar que una característica común de las cartas de relación, que se comprueba en esta Segunda carta de Cortés, es el uso de un lenguaje sencillo, sin grandes ornamentos ni complejidades retóricas, principalmente para que todos aquellos que la lean o la escuchen puedan comprenderla fácilmente. Nuevamente, el estilo de escritura pone en evidencia que Cortés sabe muy bien cómo articular su texto para llegar a sus dos públicos: el Emperador y la población española en general.

Tras la salutación, Cortés dedica un párrafo extenso a situar contextualmente a su interlocutor. En él hace referencia a la Primera carta de relación, enviada el 16 de julio de 1519. Como ya hemos dicho, en esa primera carta, Cortés le explica a Carlos V los motivos de su rebelión contra Velázquez, el gobernador de Cuba. A continuación profundizaremos en las razones que lo llevaron a desacatar el mando de Velázquez y a recorrer su propio camino hacia la Conquista de México, puesto que, aunque Cortés no mencione este trasfondo en la Segunda carta, es de vital importancia para comprender las acciones que en ella narra.

La expedición de Cortés en el Golfo de México es la tercera que Diego de Velázquez envía. La anterior, liderada por Juan Grijalva, resulta exitosa para reconocer el territorio y descubrir sus enormes riquezas, pero no para anexar la tierra a la Corona española. Al partir, Velázquez le da dos misiones a Cortés, una pública y otra secreta. La misión pública consiste en cristianizar los pueblos mexicas y obligarlos a rendir vasallaje al rey de España, así como también prohibir el saqueo a las tropas españolas involucradas en el proceso. La misión secreta es principalmente económica: Cortés debe obtener la mayor cantidad de oro que le sea posible, y no debe realizar la fundación de ningún poblado español en los territorios mexicas.

Desde el inicio, Cortés comprende que su situación es privilegiada pero peligrosa: si se limita a llevar riquezas a Cuba, todo el crédito recaerá sobre Velázquez y él no obtendrá más que migajas. Si, por el contrario, se extralimita en sus órdenes y logra anexar los pueblos mexicas al Reino de España, los favores de Carlos V se volcarán todos sobre él. Por eso, cuando Velázquez, influido por otros grupos de adelantados importantes, le ordena que cancele la misión y regrese a Cuba, Cortés se niega, rompe vínculos con sus superiores y funda en el Golfo de México la ciudad de Vera Cruz, desde donde comienza su campaña de Conquista sin rendirle cuentas a nadie más que a Carlos V.

Así, con unos setecientos soldados, unos dieciséis caballos, diez cañones y algunas piezas de artillería, el adelantado decide adentrarse pueblo tras pueblo en el Golfo con el objetivo de llegar hasta Tenochtitlan y exigir a su gobernante, Moctezuma, que rinda vasallaje al rey de España.