Poeta en Nueva York

Poeta en Nueva York Símbolos, Alegoría y Motivos

Los animales mutilados (Motivo)

En el complejo entramado simbólico de Poeta en Nueva York, los animales mutilados son un motivo recurrente: el poeta utiliza las imágenes de pequeños animalitos deformes, con sus cuerpos fragmentados, mutilados o atrofiados como una forma de representar la destrucción del mundo natural que genera la sociedad industrializada. En "Tu infancia en Mentón", por ejemplo, el poeta pide: “No me tapen la boca los que buscan / espigas de Saturno por la nieve / o castran animales por un cielo” (p. 77). Los hombres que castran animales son aquellos que destruyen su conexión vital con la naturaleza y con toda la creación y, por ende, ellos mismos quedan mutilados y atrofiados.

Los animales pequeños, en general, representan en la obra la inocencia y la pureza que el poeta tanto anhela. Por eso, cuando sus cuerpos aparecen mutilados, seccionados e incluso devorados, se convierten en símbolo de la pérdida de dicha inocencia. En "Panorama ciego de Nueva York", por ejemplo, el poeta anuncia: “algunos niños idiotas han encontrado por las cocinas / pequeñas golondrinas con muletas / que sabían pronunciar la palabra amor” (p. 115). En este pasaje, el motivo del animal mutilado queda asociado a esa inocencia perdida que solo algunos niños logran recuperar.

La luna (Símbolo)

La luna es uno de los principales y más complejos símbolos de toda la obra poética de Federico García Lorca. En primera instancia, la luna representa el ciclo vital de la vida y, por eso, es un símbolo de alta polivalencia, ya que puede implicar, tanto la potencia de un nacimiento como la muerte inexorable que viene con el fin de cada ciclo.

En Poeta en Nueva York, la luna es un símbolo asociado a la muerte que persigue al poeta y que se instala sobre la ciudad. Es por esta razón que está tan presente en los poemas de las secciones dedicadas a la presencia de la muerte en la ciudad, como puede observarse en estos versos de "Ruina": "Pronto se vio que la luna / era una calavera de caballo" (p. 148). La idea de muerte representada en la luna se refuerza, en este pasaje, al asociarse también al animal fragmentado y presentarse como una calavera de caballo.

El arco (Símbolo)

La imagen del arco es utilizada por Lorca como un símbolo de la muerte, ya que está asociada al arco que franquea la entrada a los cementerios. Por ejemplo, en "Iglesia abandonada (Balada de la Gran Guerra)" dice el poeta: "Yo tenía un hijo. / Se perdió por los arcos un viernes de todos los muertos" (p. 93). Esta idea de perderse por los arcos es una clara referencia al cuerpo del hijo que se halla en el cementerio. El símbolo del arco aparece de forma recurrente en muchos poemas, entre los que vale la pena rescatar "Muerte", y sus versos: ¡Qué serafín de llamas busco y soy! / Pero el arco de yeso, / ¡qué grande, que invisible, qué diminuto! / sin esfuerzo" (pp. 141-142). Aquí, el arco es una clara referencia a la potencia de la muerte, que sin ningún esfuerzo se entroniza sobre este mundo.

Wall Street (Símbolo)

Wall Street, el centro económico de la ciudad de Nueva York, es el símbolo por excelencia del capitalismo económico. En el poema "Danza de la muerte", Lorca utiliza a Wall Street como una sinécdoque de la parte por el todo para referirse al capitalismo y a la mercantilización de todas las dimensiones de la vida. Así, Wall Street se convierte, en el universo simbólico del poeta, en el símbolo de la economía, rigiendo la vida de los hombres.

El caballo (Símbolo)

El caballo es otro de los símbolos predilectos de toda la obra de Lorca y representa la virilidad masculina y el deseo sexual. Este símbolo está muy presente en todo el poemario, muchas veces cargado de una connotación negativa: al poeta le pesa el apremio sexual que experimenta en Nueva York y anhela los días de su infancia, antes de que la sexualidad se transformara en una dimensión importante de su vida.

Este anhelo se expresa, por ejemplo, en "Poema doble del lago Eden", cuando el poeta menciona: "¡Ay voz de mi verdad! / ¡Ay voz de mi abierto costado / cuando todas las rosas manaban de mi lengua / y el césped no conocía la impasible dentadura del caballo!" (p. 123). En este pasaje, el caballo representa la virilidad, el deseo y el vigor sexual que empuja al poeta a la agonía.

La espiga (Símbolo)

La espiga (en general, la espiga de trigo) es para el poeta un símbolo de la naturaleza y de la pureza que a ella le corresponde y de la conexión del hombre con el mundo vital y natural. Al final de la "Oda a Walt Whitman" el poeta utiliza este símbolo para expresar su deseo de que llegue un tiempo en el que el hombre pueda recuperar su paraíso perdido: "Quiero que el aire fuerte de la noche más honda / quite flores y letras del arco donde duermes, / y un niño negro anuncie a los blancos del oro / la llegada del reino de la espiga" (p. 182).

Los niños (Motivo)

En todo Poeta en Nueva York, los niños son un motivo recurrente que representan lo indefenso, lo débil y, al mismo tiempo, lo puro y lo inocente. Esto puede comprobarse especialmente en poemas como "El niño Stanton" y "Niña ahogada en el pozo". En el primero de ellos, Stanton es para el poeta la representación de una época pura e inocente, aún no mancillada por los apetitos de los adultos. En el siguiente, la niña ahogada en el pozo representa la indefensión ante un mundo regido por la muerte y cuya tendencia es la desintegración absoluta de todo lo vivo.