Poema de Gilgamesh

Poema de Gilgamesh Resumen y Análisis Tablillas IX y X

Resumen

Tablilla IX

Gilgamesh, horrorizado por la muerte de Enkidu, emprende un viaje, tal como Samas le había dicho a Enkidu. Primero deambula por la estepa sin ningún plan. Finalmente, decide buscar a Utnapishtim, aquel único sobreviviente al diluvio que casi acaba con la humanidad. Utnapishtim recibió el don de la inmortalidad por parte de los dioses. Gilgamesh desea obtener este don. Utnapishtim vive en un lugar lejano, al que los mortales tienen el acceso prohibido.

En su camino, Gilgamesh atraviesa las montañas. Descubre que está rodeado por leones. Asustado, clama por ayuda a Sin, el dios de la luna. Luego arremete contra los leones y logra matarlos. En algunas versiones del poema, en esta parte Gilgamesh sueña con una batalla, aunque no queda claro quién es su enemigo ni cuál es el resultado de tal batalla.

Gilgamesh llega al Monte Mashu, la montaña de dos picos. Un pico mira hacia el oeste, hacia la puesta del sol; el otro, hacia el este, hacia el lugar en el que sale el sol. Dos monstruos, un hombre escorpión y su esposa, custodian las puertas de un pasaje por el que se puede atravesar la montaña. El monstruo le dice a su esposa que aquel que se atrevió a ir hasta allí ha de ser un dios. Su esposa, entonces, percibe los dos tercios de deidad que conforman a Gilgamesh. El monstruo le exige a Gilgamesh que se identifique y que le explique por qué está allí.

Gilgamesh les cuenta a los monstruos su historia y su deseo de ver a Utnapishtim. El hombre escorpión le dice que Utnapishtim vive del otro lado de la montaña. Para llegar allí, Gilgamesh debe utilizar el pasaje. Samas utiliza cada noche este mismo pasaje para llegar al punto en el que sale el sol cada mañana. Gilgamesh deberá recorrerlo todo en plena oscuridad. Le tomará doce horas hacerlo. El hombre escorpión le advierte a Gilgamesh que el camino es traicionero y está lleno de peligros, y que nunca un mortal se atrevió a recorrerlo.

Gilgamesh comienza el recorrido. La oscuridad es tan grande que no puede ver nada delante ni detrás de él. Camina las tres primeras horas con dificultad para respirar. Luego, por tres horas se enfrenta al viento norte. La oscuridad, lentamente, comienza a desvanecerse. Tras caminar doce horas, emerge del túnel a la luz del sol. Ve un hermoso jardín y el mar.

Tablilla X

Siduri es una tabernera que vende cerveza frente al mar. Al ver a Gilgamesh a la distancia, se asusta. Este lleva pieles de animales y tiene el rostro curtido. Siduri se atrinchera dentro de la taberna. Le pregunta quién es, y cuando Gilgamesh le dice su nombre, ella lo cuestiona, ya que si fuera el gran Gilgamesh, arguye, no podría estar así vestido. Gilgamesh le dice que está de duelo por su amigo Enkidu, quien mató al Toro del Cielo. Afirma que Enkidu ha sido abatido por el destino que le espera a todos los humanos: convertirse en arcilla. Luego, le pregunta a Siduri si eso debe pasarle a él también.

Siduri abre la taberna y lo invita a pasar. Le dice que solo los dioses viven para siempre. Luego lo invita a comer y beber. Gilgamesh le dice que lo que él quiere es encontrar a Utnapishtim, y le pregunta dónde puede encontrarlo. Siduri le dice que Samas todos los días cruza el mar, pero que ningún mortal ha podido seguirlo. Además, si llegara a cruzar con vida, del otro lado se encontraría con las Aguas de la Muerte, que solo Urshanabi, el barquero de Utnapishtim, puede cruzar.

Urshanabi vive en una isla en medio de estas aguas. Allí están las serpientes Urnu y las Cosas de Piedra. Siduri insta a Gilgamesh a abandonar su empresa diciéndole que la inmortalidad solo está destinada a los dioses. Sin embargo, Gilgamesh se resiste. Finalmente, Siduri le da instrucciones para llegar a la isla donde vive Urshanabi. Le dice que si Urshanabi se resiste a llevarlo, entonces sí deberá abandonar su idea de encontrar a Utnapishtim.

Gilgamesh parte en busca de Urshanabi. Cuando llega al lugar en donde habitan las serpientes Urnu y las Cosas de Piedra, las ataca con un hacha y su daga, destruyéndolas, pese a que estas no lo atacaron. Luego, aparece una criatura alada que sí ataca a Gilgamesh, aunque el héroe la derrota con su espada. El ruido de esta batalla capta la atención de Urshanabi y lo guía hacia Gilgamesh.

Cuando llega Urshanabi, Gilgamesh se presenta. Urshanabi le pregunta por su apariencia, y Gilgamesh vuelve a hablar acerca de Enkidu, su dolor, su miedo a la muerte y su deseo de encontrar a Utnapishtim.

Urshanabi le dice que lo llevará en su barca, pero le avisa a Gilgamesh que ha hecho las cosas más difíciles, porque ha destruido las Cosas de Piedra y matado a las serpientes Urnu. Tanto las unas como las otras protegían y propulsaban su barca. Por ende, Gilgamesh deberá ir al bosque y fabricar cientos de postes. Cada poste deberá tener sesenta codos de largo. Gilgamesh deberá colocarles anillos y cubrirlos con brea. Una vez que realice esa tarea, podrán partir.

Gilgamesh realiza la tarea indicada y comienzan a navegar. En tres días, navegan la misma distancia que hubiera recorrido un barco normal en dos meses. Cuando llegan a las Aguas de la Muerte, Urshanabi le dice a Gilgamesh que utilice la pértiga, pero que se asegure de no tocar el agua con sus manos. Gilgamesh conduce la barca a través de las Aguas de la Muerte. Lo hace con tanta fuerza que se rompen los postes que construyó (en algunas versiones, los postes no se rompen por la fuerza de Gilgamesh, sino al tocar las Aguas de la Muerte). Cuando se rompe el último poste, Gilgamesh se quita la piel de animal que lleva puesta y la utiliza como vela.

A la distancia, aparece la orilla. Allí hay un anciano observando a la barca. Cuando bajan del bote, el anciano le pide a Gilgamesh que se identifique. Gilgamesh, entonces, vuelve a contar su historia y su deseo de volverse inmortal. El anciano le pregunta por qué se aflige por la mortalidad, si nada vive para siempre. Explica que los dioses establecieron que los humanos morirían, y que en el momento en que dan vida, también deciden cuándo morirán.

Análisis

Afirmábamos previamente que, tras la muerte de Enkidu, Gilgamesh pareciera intentar convertirse en su amigo fallecido para, así, mantenerlo con vida: rasga sus ropas, rasga su pelo, se viste con una piel vieja de animal e, incluso, le habla a la naturaleza. Ahora bien, ese proceso de transformación se completa cuando sale de viaje y su primer destino es la estepa. Allí, vaga sin rumbo ni objetivo, y no puede encontrar la inmortalidad. No obstante, Gilgamesh precisa ir a la estepa y vagar, como un salvaje, para volverse, definitivamente, Enkidu. Recién entonces puede ir en busca de Utnapishtim.

Gilgamesh pretende volverse inmortal en un sentido literal, por su propio miedo a la muerte, y de manera metafórica, por su deseo de mantener vivo a Enkidu. Durante su viaje, Gilgamesh es cuestionado numerosas veces acerca de su apariencia rudimentaria (un rey no debería estar vestido así), y su explicación siempre remite a la muerte de Enkidu, como si hubiera una relación directa y lógica entre la muerte de su amigo y tener la misma apariencia que él.

En relación con el viaje hacia los confines de la tierra, es interesante detenerse en la primera aventura de Gilgamesh: el enfrentamiento con los leones. En algunas versiones, esto sucede en un sueño, mientras que en otras es un evento real. Si se toma este evento como un sueño, este debe ser considerado un sueño simbólico, que advierte al héroe acerca de los diversos peligros que se aproximan en su viaje hacia Utnapishtim. Ahora bien, existen diferencias entre distintas versiones en relación a este sueño. En algunas se narra el enfrentamiento con los leones, mientras que en otras se hace hincapié en el terror de Gilgamesh, pero no queda claro contra quién o qué se enfrenta.

Al llegar al Monte Mashu, Gilgamesh se encuentra con el hombre escorpión que custodia el pasaje. Este monstruo está presente en muchos mitos acadios; incluso forma parte del Enûma Elish, poema babilónico que narra el origen del universo. Eran también conocidos como agrabuamelu o girtabillu. Fueron creados por Tiamat a fin de librar la guerra contra los dioses menores.

La aventura de Gilgamesh a través del pasaje del Monte Mashu puede enmarcarse dentro de las arquetípicas aventuras que definen a los héroes literarios: la aventura en la que el héroe se enfrenta a sí mismo. El Poema de Gilgamesh es una de las primeras obras de la literatura, y muchos eruditos consideran que es, por ende, la primera en construir este tipo de aventura que, luego, aparecerá en importantes poemas épicos, como el Beowulf o La Divina Comedia. En la actualidad, tanto en los libros de aventuras como en las películas, la aventura que enfrenta al héroe contra sí mismo aparece muy frecuentemente.

¿En qué consiste, en este caso, esa aventura? Ya hemos visto a Gilgamesh derrotando a Humbaba y al Toro del Cielo. Ya ha quedado demostrada su destreza física y su valor. Pero ambas batallas las libró junto a Enkidu, y fueron mucho más físicas que mentales. Esta vez, Gilgamesh, al atravesar el Monte Mashu, se enfrenta a su soledad, a su fortaleza mental. En este sentido, son muy significativos los obstáculos que Gilgamesh debe superar: la falta de oxígeno, que remite a la sensación de angustia; la oscuridad, en la que su soledad se acentúa aún más. No puede ver qué hay delante de él, tampoco lo que hay detrás. Es decir, no puede valerse por su historia pasada, ni el futuro puede salvarlo. No tiene a quien acudir. Es llamativo que, durante esta aventura, Gilgamesh ni siquiera le pida ayuda a los dioses que suelen estar de su lado.

Una vez que Gilgamesh logra atravesar esta aventura y sale a la luz, se encuentra con un hermoso jardín y el mar de fondo, símbolos de la vida y el renacer espiritual del héroe. Su paso por el pasaje oscuro y su salida a la luz, incluso, puede considerarse como una emulación del proceso de nacimiento.

Entonces encuentra a Siduri, la camarera joven, vendedora de cerveza. El personaje de la vendedora de cerveza es tradicional dentro de la poesía y la mitología mesopotámica. Suele considerarse una manifestación de Ishtar, e incluso la diosa del vino y la cerveza. Siduri, sea una diosa o una humana, es un personaje sumamente terrenal. El vino y la cerveza son símbolos del placer terrenal. Por eso mismo, Siduri le recomienda a Gilgamesh que viva su vida presente en lugar de preocuparse por la muerte. Además, es el primer personaje que le advierte que la inmortalidad es solo para los dioses.

Al salir en busca de Urshanabi, Gilgamesh se enfrenta a las serpientes Urnu y las Cosas de Piedra. Los eruditos no han logrado descifrar el origen de estas criaturas o entidades mitológicas, ni tampoco por qué Gilgamesh las destruye cuando las encuentra si no fue atacado por ellas. De algunas traducciones puede deducirse que las Cosas de Piedra remiten a piedras reales que se usaron para construir un puente y luego, tras la destrucción del mismo, quedaron en el agua, causando destrozos en diferentes embarcaciones. Otras traducciones sugieren que las Cosas de Piedra podrían remitir a piedras que tenían magnetita adherido. En este caso, Gilgamesh las habría destruido por su extrañeza. Según algunas versiones, la criatura alada sería el mismo Utnapishtim.

Algo interesante es que aquí, Gilgamesh, por primera vez, cumple órdenes de otra persona. Su arrogancia ya parece haber desaparecido. El héroe acepta las órdenes de Urshanabi, el barquero. Construye, con docilidad, los postes que Urshanabi le ordena que construya. En el proceso de convertirse en un rey justo, este primer acto de sumisión es fundamental. Gilgamesh comprende que su arrogancia le ha generado grandes dolores y que es momento de cambiar la actitud. La arrogancia de buscar la inmortalidad que solo pertenece a los dioses, sin embargo, persiste.

Una vez construido los postes, Gilgamesh parte hacia el encuentro con Utnapishtim.