Poema de Gilgamesh

Poema de Gilgamesh Resumen y Análisis Tablillas III-V

Resumen

Tablilla III

Poco tiempo después, los dos amigos buscan un desafío para enfrentar juntos. Enkidu le habla a Gilgamesh acerca de Humbaba, el gigante. Es el guardián del Bosque de los Cedros, un lugar al que tienen prohibido el acceso los mortales. Humbaba sirve a Enlil, señor de los cielos y la tierra. Enlil convirtió a Humbaba en un ser terrible con boca de fuego. Su rugido equivale a la inundación y su aliento es la muerte. Gilgamesh, intrigado, decide que deben ir a enfrentarlo.

Al principio, Enkidu está asustado. Le dice a Gilgamesh que no se puede vencer a Humbaba. Gilgamesh descarta estas preocupaciones. No le importa la muerte mientras pueda ganar fama. Los héroes acuden a los fabricantes de armaduras de Uruk. Obtienen hachas y espadas para la batalla.

Los ancianos de Uruk se hacen eco de las preocupaciones de Enkidu. Aconsejan a Gilgamesh que se deje guiar por Enkidu, ya que este conoce la estepa. También le aconsejan que, antes de partir, le haga una ofrenda a Samas, dios de la luz y el sol.

Al enterarse de los planes de su hijo, Ninsunna se angustia profundamente. Se baña y se pone túnicas para hacerle, ella también, una ofrenda a Samas. Le ruega que ayude y proteja a su hijo. Finalmente, le coloca un colgante sagrado a Enkidu y lo adopta como su propio hijo.

Tablilla IV

Los dos héroes, armados, cruzan la puerta de siete cerrojos de Uruk y parten hacia el Bosque de los Cedros. En tres días de caminata, cubren una distancia que un hombre común tardaría tres semanas en recorrer.

Frenan en el camino para hacer un pozo y allí realizarle una ofrenda a Samas. Luego continúan su viaje. Mientras caminan, se animan el uno al otro para contrarrestar el miedo que crece en ellos. Cuando uno duda de sus capacidades para derrotar a Humbaba, el otro afirma que la victoria está asegurada.

Los héroes llegan a la puerta del bosque. Ven que los pasos de Humbaba han abierto caminos a través del bosque, lo que les indica su tamaño y su poder. Esa noche, Gilgamesh hace otra ofrenda a Samas. Reza para que este lo visite en sueños y le otorgue algún augurio favorable.

Gilgamesh y Enkidu construyen un refugio contra el viento y, acurrucándose para entrar en calor, se acuestan y duermen. A medianoche, Gilgamesh se despierta de un sueño, sobresaltado, y le pregunta a Enkidu si él lo estaba llamando. Luego, le cuenta el sueño que tuvo: ambos iban caminando por un valle cuando una enorme montaña cayó sobre ellos. Enkidu interpreta el sueño. Le dice que la montaña es Humbaba, y que ellos lo derribarán, y su cadáver yacerá como una montaña. Los dos compañeros se adentran en el bosque.

Después de unos días, Gilgamesh le hace otra ofrenda a Samas. Esa noche, se despierta asustado tras tener otro sueño. Le pregunta a Enkidu si fue él quien lo despertó, tocándolo, y le cuenta su sueño: en este, Gilgamesh es atacado por un toro salvaje. Está totalmente acorralado cuando alguien aparece para ofrecerle agua. Nuevamente, Enkidu interpreta el sueño de manera favorable. Según él, el toro no es Humbaba sino Samas, que ha bendecido a Gilgamesh peleando con él. El que le trajo agua, dice Enkidu, es el padre de Gilgamesh, Lugalbanda.

Continúan el viaje. Gilgamesh hace una nueva ofrenda a Samas y vuelve a tener otro sueño. Esta vez sueña que la tierra tiembla, y del cielo caen fuego y cenizas. Al despertar, Gilgamesh le dice a Enkidu que deberían reconsiderar la aventura que están llevando a cabo. Una vez más, según Enkidu, el sueño es favorable.

Aún así, Gilgamesh está lleno de miedo. Vuelve a pedirle protección a Samas. Samas le responde desde el cielo, y le explica que Humbaba tiene siete corazas. Le dice que, ahora, está usando una sola, pero que si llegara a usar las siete, no podrán derrotarlo. Por lo tanto, deben darse prisa.

Tablilla V

Finalmente, los héroes llegan al Bosque de los Cedros. Comienzan a talar árboles. Mientras lo hacen, escuchan el rugido de Humbaba. Están aterrorizados, pero se infunden valentía el uno al otro diciéndose que, juntos, no pueden ser derrotados.

Humbaba llega y comienza la batalla. Gilgamesh le pide ayuda a Samas, quien lo escucha y desata trece tormentas contra Humbaba. Gilgamesh, entonces, lo alcanza y lo somete. Humbaba le suplica piedad; le dice que sabe que Gilgamesh es hijo de Ninsunna. Se compromete a convertirse en su sirviente si le perdona la vida. Gilgamesh considera estas palabras, pero Enkidu le dice que lo mate.

Humbaba maldice a Enkidu. Lo acusa de estar celoso y tener miedo de que él lo reemplace en el corazón de Gilgamesh. Además, les recuerda que él es sirviente de Enlil, que es el señor de los cielos y la Tierra, y es una divinidad mucho más importante que Samas. Advierte que si Gilgamesh lo mata, traerá una maldición sobre sí mismo. Enkidu ignora estas advertencias y vuelve a pedirle a Gilgamesh que lo mate rápido, antes de que Enlil advierta la situación e intente defender a Humbaba. Solo matando a Humbaba y robando sus cedros pueden lograr la fama que salieron a buscar. Gilgamesh entonces mata a Humbaba.

Luego, Gilgamesh corta el cedro más alto del bosque para construir con él una puerta nueva para Uruk; así se recordará por siempre la hazaña. Después cortan más cedros y hacen una balsa que utilizan para regresar a Uruk. En la balsa llevan la puerta y la cabeza de Humbaba.

Análisis

Humbaba, también traducido como Huwawa, es descrito como un enemigo aterrador, como si fuera la personificación del mal. Enkidu afirma que es una fuerza emergida de la naturaleza. Algunos eruditos consideran que Humbaba representa un volcán en erupción. Por un lado, es un gigante, y, por otro lado, se dice que tiene boca de fuego. Además, según investigaciones arqueológicas, es muy probable que en la época en la que reinó Gilgamesh hubiera distintos volcanes en erupción en la zona mesopotámica.

Los cedros, custodiados por Humbaba, eran muy valiosos en la época: las construcciones hechas de cedro eran consideradas un lujo. De allí la importancia que tiene para Gilgamesh, tras matar a Humbaba, construir una puerta de cedro que conmemore su hazaña.

A pesar de las preocupaciones de Enkidu y de los ancianos de Uruk, Gilgamesh decide que deben ir a enfrentar a Humbaba, ya que vencerlo les otorgaría una gran fama. Esta arrogancia y necedad de Gilgamesh le costará muy caro, pese a que efectivamente logren vencer a Humbaba (o, incluso, por eso mismo).

Un punto a destacar en relación con la osadía de Gilgamesh, al decidir ir a matar a Humbaba, es que este no parece ser una amenaza ni causar ningún mal al pueblo de Uruk. La aventura de ir tras Humbaba, a priori, parece estar justificada solamente por el deseo de fama de Gilgamesh. Lo que es llamativo es que Enkidu, quien teme enfrentarlo, fue quien lo propuso como enemigo, aunque luego se sienta acobardado.

Esto tiene una relación estrecha con el tema de la civilización vs. la barbarie. A priori, podría afirmarse que, en este momento del poema, Enkidu ya está totalmente civilizado. Ninsunna, la madre de Gilgamesh, lo adoptó como su propio hijo, convirtiéndolo en hermano de Gilgamesh, es decir, en hermano del rey. Sin embargo, desde esta nueva posición, lo primero que hace Enkidu es proponer la matanza de Humbaba, el personaje que ahora simboliza la barbarie, aquel que fue descrito por el mismo Enkidu como una fuerza de la naturaleza (tal como lo fuera él antes de llegar a Uruk). Los estudiosos afirman que la matanza de Humbaba, en definitiva, es el acto cúlmine de Enkidu en su proceso de civilización. Para terminar de ser un hombre civilizado debe matar a la barbarie, aquella que lo caracterizaba, y que hoy está encarnada en Humbaba.

Además de esta razón, más simbólica que narrativa, Enkidu tiene otros motivos que lo impulsan a exigirle a Gilgamesh que mate a Humbaba cuando ya lo tiene sometido. Por un lado, está el temor a que Enlil aparezca para defender a Humbaba. Por otro lado, están los celos que podría llegar a sentir Enkidu de Humbaba si este sobrevive. Justamente, esta es la acusación del gigante. Recordemos que Humbaba, al encontrarse sometido por Gilgamesh, le ofrece ser su sirviente leal. Enkidu, al ser derrotado previamente por Gilgamesh, le ofreció lo mismo y, gracias a la intervención de Ninsunna, Gilgamesh lo aceptó. Es lógico, por lo tanto, que Enkidu pueda temer que Humbaba lo reemplace en el corazón de Gilgamesh convirtiéndose en su nuevo compañero.

El acto de Humbaba de ofrecerse como sirviente es un primer acto civilizatorio. El gigante se ofrece a Gilgamesh como lo hizo Enkidu. Sin embargo, Gilgamesh, en este caso, cede a la insistencia de Enkidu y lo mata. No acepta su posible transformación. Este acto será fundamental en la continuidad del poema. Enkidu terminará siendo castigado por los dioses, sobre todo por Enlil, creador de Humbaba. Ese castigo será su muerte.

Durante toda esta expedición hacia Humbaba y la batalla contra el gigante, es fundamental la presencia del dios Samas. En realidad, desde antes de partir, Gilgamesh y luego Ninsunna le hacen ofrendas a Samas. Este es el dios mesopotámico de la luz y el sol. Humbaba, por su parte, representa la oscuridad y el mal. Gilgamesh y Enkidu, al emprender la batalla contra Humbaba, intentan de algún modo hacer un trabajo más propio de los dioses que de las personas. Del mismo modo, Samas, al ayudarlos, se entromete en el mundo de las personas. Esto será definitivo para que los dioses consideren justo el castigo a Enkidu. A diferencia de Samas, y pese a que asesinaron a su creación, Enlil no interviene en la lucha, comprendiendo que a los dioses no les corresponde entrometerse en las batallas terrenales, entre mortales.

En relación con la batalla en sí, se cree que gran parte de la descripción de esta se perdió, ya que la misma es narrada de manera muy escueta. Es más, el poema le dedica mucho más espacio al momento previo, a describir el miedo de Enkidu y Gilgamesh, que a la batalla contra en Humbaba. La Tablilla V tiene grandes lagunas y, probablemente, esta sea una de ellas.

Otro detalle importante, que no queda claro, es de qué modo Gilgamesh termina matando a Humbaba. En algunas versiones, la muerte es por decapitación, mientras que en otras lo hace de otros modos y luego lo decapita (recordemos que Gilgamesh y Enkidu se llevan la cabeza de Humbaba como trofeo). En alguna versión, incluso, no es Gilgamesh quien mata a Humbaba, sino Enkidu.

Uno de los temas fundamentales que atraviesa la expedición hacia el Bosque de los Cedros y la batalla contra Humbaba es la amistad. De hecho, Enkidu y Gilgamesh, apenas se abrazan y besan tras luchar entre sí, deciden que tienen que salir juntos a vivir alguna aventura épica. La expedición rumbo a Humbaba es, en definitiva, la acción por la cual los héroes sellan su amistad.

Ya antes de partir, los héroes se convencen mutuamente de que, juntos, pueden lograr cualquier cosa. De hecho, cada vez que uno de los dos flaquea y se acobarda durante el camino, el otro se encarga de infundirle coraje. El poema da a entender que ni Enkidu ni Gilgamesh por sí solos podrían haber siquiera llegado hasta el Bosque de los Cedros.

Si bien el poema no alude directamente a la soledad previa de Gilgamesh, esta se puede deducir. La tiranía del rey de Uruk se aplaca apenas conoce a Enkidu, como si la carencia de tener un compañero fuera lo que le generaba su crueldad, su falta de empatía con los demás. Tras la muerte de Enkidu, de hecho, Gilgamesh sentirá terriblemente el peso de la soledad. El Poema de Gilgamesh le otorga un enorme valor a la amistad, postulándola como una de las necesidades elementales de cualquier ser humano, incluso de Gilgamesh, el rey más poderoso de la tierra.

Ahora bien, hay una característica del carácter de Gilgamesh que la amistad de Enkidu no solo no aplaca, sino que pareciera incrementar: su arrogancia. Como si quisiera deslumbrar a su nuevo amigo, desde que conoce a Enkidu, Gilgamesh se vuelve más arrogante que nunca. Esto se ve claramente no solo en la decisión de llevar a cabo la innecesaria empresa de ir a matar a Humbaba, sino en el acto de cortar los cedros del bosque tras matar al gigante. La aventura ya podía considerarse completa, pero Gilgamesh pretende demostrar aún más su valor: tala el bosque de cedros y, junto a Enkidu, construye una puerta para Uruk, que garantizará que el pueblo nunca olvide su acción heroica.

Humbaba, antes de morir, le advierte a Gilgamesh que su arrogancia y sus transgresiones (el Bosque de los Cedros es un terreno prohibido para los mortales) serán castigadas. Como ya hemos dicho, Enkidu pagará con su vida estas transgresiones, que tienen su origen en la arrogancia de Gilgamesh. En su lecho de muerte, Enkidu lanzará maldiciones contra la puerta de cedro culpándola de lo que le sucede:

Te fabriqué y te traje

a Nippur para el Ekur

De haber sabido que tal sería tu recompensa

y tal tu bondad…

hubiera levantado mi hacha…

para hacerte pedazo.

(p. 114)

La puerta de cedro funciona, entonces, como un símbolo de la arrogancia y sus consecuencias.