Los de abajo

Los de abajo Resumen y Análisis Primera parte, Capítulos 1 - 4

Resumen

Capítulo 1

La familia de Demetrio Macías, compuesta por él, su mujer y un niño, se encuentra en casa; es de noche y la familia se dispone a comer. El lugar es humilde y consiste en un solo cuarto que sirve de hogar y como almacenamiento de los instrumentos de labranza. El perro de la familia, Palomo, ladra de una manera particular que inquieta a la mujer. Sospechan que puede tratarse de soldados federales, por lo que ella le sugiere a su marido que se esconda.

Demetrio toma un rifle y sale hacia la oscuridad. A cierta distancia se escucha un tiro y Palomo, el perro, deja de ladrar.

Unos hombres a caballo llegan al rancho de Demetrio exigiendo que les sirvan comida. El jefe, un teniente, está borracho. Viene acompañado de un sargento. La mujer de Demetrio sale a buscar a Palomo y, cuando vuelve, les reclama a los hombres por haber matado a su perro.

El sargento le pregunta a la mujer dónde se encuentran, a lo que ella contesta: “Limón”. El hombre se sorprende, pues conoce ese nombre porque es famoso gracias a Demetrio Macías, un valiente ranchero de la zona. Al teniente no parece importarle demasiado: quiere pasar la noche ahí y seguir bebiendo en compañía de la mujer de Macías.

En el mismo momento en que el teniente intenta seducir a la mujer, una figura imponente aparece en la puerta; es Demetrio. El sargento y el teniente sienten terror ante la presencia del dueño del rancho e intentan dar explicaciones, mientras, la mujer le pide a su marido que los mate.

Ambos oficiales huyen. Demetrio le ordena a su mujer que vaya a casa del padre de él, pues sospecha que los federales van a volver con más hombres. Salen juntos, pero la mujer, con el niño, toma un camino y Demetrio, otro. Él empieza a subir las peñas que rodean el rancho, mira atrás y ve cómo su casa arde en llamas.

Capítulo 2

Demetrio continúa alejándose de su rancho durante toda la noche. Al amanecer se echa a dormir. Piensa que pronto los federales van a dar con él y deberá enfrentarlos. Tiene una ventaja: conoce el terreno mejor que ellos; los soldados federales solo van a poder recorrer esas sierras si cuentan con la ayuda de uno de los hombres que sirven a un cacique local, enemigo de Demetrio.

Cuando despierta, reanuda su viaje y escala otra peña; allí sopla el cuerno que lleva a la espalda. Al instante recibe una señal en respuesta. A lo lejos puede ver cómo sus hombres salen de sus escondites y se acercan a él. Demetrio les cuenta lo que sucedió con su rancho y les anuncia que probablemente tengan que enfrentarse a los soldados federales en breve. Los hombres reaccionan con gritos e imprecaciones para mostrar que están listos para el combate.

Demetrio menciona cómo otro hombre, Julián Medina, con solo doce hombres a su servicio, logró vencer a los federales. Frente a esa provocación, Anastasio Montañés le responde que ellos no son menos que los hombres de Julián Medina y que vienen bien armados, listos para el enfrentamiento. Anastasio se muestra como un hombre valiente que no teme a nada.

Los hombres gritan: “que viva Demetrio Macías, que es nuestro jefe, y que vivan Dios del cielo y María Santísima” (p.13).

Esa tarde, los hombres encienden el fuego y asan trozos de carne fresca. Demetrio continúa hablando sobre el éxito que tendrán en su enfrentamiento con los federales. Les convida a sus hombres unos granos de sal que todos celebran. Luego de comer se tiran al sol a cantar “canciones monótonas y tristes” (p.14).

Capítulo 3

Demetrio y sus veinticinco compañeros duermen en las sierras hasta que Pancracio, que estaba haciendo de vigía, los despierta con el sonido del cuerno para alertarlos de que alguien se aproxima. Los hombres se preparan para combatir. Entre la madrugada y el alba, el despeñadero se llena de soldados federales.

Los hombres de Demetrio están listos para atacar; en cuanto oyen la voz de mando de su jefe, veintiuno de ellos disparan y, al instante, ese mismo número de soldados federales cae de sus caballos. En una segunda ronda de disparos sucede lo mismo. Los federales están ahora más atentos e insultan a los hombres de Demetrio, quienes hacen apuestas y se pelean por un turno para disparar contra los soldados.

Ambos bandos aprovechan la geografía del lugar para ocultarse hasta que uno de los hombres de Demetrio, a quien llaman la Codorniz, sale de su escondite haciendo gestos para provocar al enemigo y, de este modo, revela la ubicación de todos los demás. Los federales apuntan y disparan en esa dirección. Demetrio ordena a sus hombres tomar nuevas posiciones.

En medio del cruce de fuego, algunos soldados de entre los federales comienzan a retirarse. Los jefes disparan contra los desertores para restablecer el orden. Los hombres de Demetrio continúan haciendo apuestas entre ellos y se descuidan a pesar de las advertencias de su jefe. Los federales los atacan por uno de los flancos y hieren a Demetrio quien se resbala por el barranco para resguardarse.

Capítulo 4

Dos hombres de Demetrio han muerto en el enfrentamiento: Serapio y Antonio. Luego, los encuentran colgados de un árbol.

Dado que los federales se retiraron, Demetrio puede recuperar los caballos que habían quedado en las sierras después del combate.

Los hombres cabalgan al norte sin parar para descansar, ya que temen que los federales regresen. En el camino, la herida que ha recibido Demetrio no le permite continuar a caballo, por lo cual algunos de sus hombres lo llevan en una camilla. Demetrio se encuentra debilitado y eligen parar en un pueblo a la vera del río.

Los habitantes de la sierra reciben a Demetrio y los demás con comida y hospitalidad. Los lugareños manifiestan su rechazo por los federales porque roban sus pocas pertenencias y los obligan a escapar de la leva.

Todos en el pueblo, sobre todo las mujeres, se ocupan de Demetrio y sus hombres. Doña Remigia, una de las mujeres, se queja de lo poco que les queda tras el paso de los federales que se llevaron todo, incluida una de las muchachas.

Análisis

Los de abajo de Mariano Azuela es una obra realista que se nutre de la experiencia del autor en la Revolución mexicana. Este hecho histórico empieza en 1910 y termina aproximadamente en 1920, pero los hechos representados en la novela van de 1913 a 1914. Durante esa época en México la mayoría de la población se siente insatisfecha con la presidencia de Porfirio Díaz, quien gobierna México desde hace más de 30 años. Una serie de líderes entre los que se encuentran Francisco Madero, Pancho Villa y Pascual Orozco toman las armas para destituir la presidencia fraudulenta de Díaz. Finalmente, en 1911, Díaz deja el poder y Madero se convierte en presidente. El país todavía está dividido entre revolucionarios y aquellos que apoyan el antiguo régimen. Como parte de una trama compleja que no compete a la trama de la novela, Madero y su vicepresidente primero dejan el poder y, luego, son asesinados. Quien sube al poder es el General Victoriano Huerta. A lo largo de la novela estos nombres aparecen porque el líder ficcional de la banda de revolucionarios que protagoniza la obra participa de estos conflictos luchando contra Huerta como parte de las tropas villistas.

En muchos sentidos, la obra puede ser leída como un relato épico, modificado, sin duda, por la mirada crítica de un novelista del siglo XX. De todas maneras, muchas de las convenciones de la épica aparecen desde la primera página. La novela empieza “in medias res”, es decir, en medio del asunto. En este punto el lector desconoce los motivos, pero sabe que Demetrio está forzado a huir de su casa porque es perseguido por los federales. Dentro de las etapas del camino del héroe por las que el protagonista va a transitar, el principio de la novela describe la separación.

Como todo relato épico, en su centro se encuentra un héroe. El foco de los primeros dos capítulos está en describir y exaltar la figura de Demetrio. El narrador en tercera persona omnisciente lo caracteriza de manera directa e indirecta. Describe directamente su aspecto físico que coincide con el arquetipo: es alto, robusto, imponente y representativo de su pueblo. De manera indirecta, el lector descubre aspectos de su personalidad: es célebre, valiente, admirable. A los federales les basta con oír su nombre o ver su silueta para huir. Podemos ver cuán imponente es su figura en la siguiente cita: “Una silueta blanca llenó de pronto la boca oscura de la puerta” (p.10). Inmediatamente después de aparecer de este modo, los dos hombres que han invadido su rancho retroceden despavoridos.

En cambio, con sus compañeros demuestra su autoridad cuando les ordena prepararse para un enfrentamiento y también su generosidad cuando comparte con ellos granos de sal. Al igual que otros héroes épicos tiene a su lado a un hombre de confianza, Anastasio Montañés, quien demuestra confiar plenamente en el liderazgo de Demetrio.

En el Capítulo 3, la banda se enfrenta a las fuerzas federales y aquí también se repiten elementos recurrentes de la épica: los federales cuentan con un mayor número de soldados; Demetrio se destaca en el combate por una habilidad especial, su puntería; luego de la victoria, a los vencedores les corresponde tomar el botín de guerra, en este caso, los caballos que quedan en la sierra. Después del enfrentamiento, los hombres son recibidos como héroes por la aldea vecina. Finalmente, esa victoria en las sierras de Juchipila se va a pasar de boca en boca y más tarde va a volver a oídos de Demetrio tan aderezada que ni él la reconoce. Como el Cid o Roldán, Demetrio se convierte en materia de romance.

En cuanto al tema de la revolución, vemos acá que la participación de Demetrio y sus hombres en la lucha contra los federales no nace de grandes ideales y proyectos nacionales, sino que su origen es particular, acotado a la comunidad más directa. Cuando Demetrio se encuentra con sus hombres en las sierras solo dice: “¡Me quemaron mi casa!” (p.12) y con eso basta para que todos los hombres se dispongan a pelear contra los federales. Estas motivaciones para rebelarse, particulares y acotadas, contrastan con las ideas que luego va a exponer Luis Cervantes, quien busca darle un sentido nacional y trascendente a la lucha de Demetrio.

Por último, empezamos a percibir la importancia del espacio y la naturaleza en relación con el héroe. El nombre del protagonista, que viene del nombre de la diosa de la agricultura, Deméter, es simbólico porque lo presenta como arquetipo de ranchero y remarca su conexión con la tierra. Más tarde, Demetrio va a expresar que su deseo más grande es volver a su tierra. Además, él y sus hombres van a añorar el paisaje de las sierras mientras recorren la planicie.