Libro de buen amor

Libro de buen amor Resumen y Análisis Textos preliminares, Estrofas 1-70

Resumen

El libro se inicia con una oración del arcipreste dirigida a Dios en la que le ruega que lo libere de la prisión en la que se encuentra. El poeta enumera milagros en los cuales Dios socorrió a hombres y mujeres en situaciones adversas, y le pide a Dios que lo proteja de los traidores. A continuación, invoca a María y le pide gracia y consuelo. También le ruega ayuda para que revierta la situación de los calumniadores: “Faz que todo se torne sobre los mescladores" (10 c).

A continuación se presenta un prólogo o sermón en prosa, que se inicia con un pasaje de los Salmos: “Intellectum tibi dabo, et instruam te in via hac, qua gradieris: firmabo super te oculos meos (“Te daré entendimiento, y te enseñaré el camino en que has de andar: sobre ti fijaré mis ojos”)” (líneas 1-2). Acá, el arcipreste declara los propósitos de su obra. Afirma que el alma con buen entendimiento, voluntad y memoria, escoge y ama el buen amor, “que es el de Dios” (línea 36), y que, como el “amor loco del pecado del mundo” (línea 93) hace perder el cuerpo y el alma, compuso el libro en memoria del bien. También indica que incluye en el libro los engaños del loco amor, y explica que los lectores con buen entendimiento sabrán cómo obrar, mientras que, los de poco entendimiento, conociendo lo que hacen o tienen la voluntad de hacer los “porfiosos” (línea 105), desecharán y aborrecerán las “maestrías” (línea 113) del loco amor, que hace perder las almas, apocando la vida y trayendo deshonra. Finalmente, añade que, dado que el pecado es algo humano, quienes quieran “usar del loco amor” (líneas 118-119), encontrarán en el libro formas de hacerlo.

El arcipreste explica que las palabras sirven a la intención, no la intención, a las palabras; e insiste en que la motivación del libro es otorgar a las personas “memoria buena de bien obrar” (líneas 133-134) y ejemplos de buenas costumbres. Finalmente, señala que también compuso el libro para dar lección y muestra de cómo metrificar y rimar, es decir, de cómo componer poesía.

A continuación, en verso, añade una oración en la que le ruega gracia a Dios para poder componer el “libro de buen amor” (13 c) que alegre los cuerpos y ayude a las almas, con el que los oyentes puedan entretenerse (“puedan solaz tomar” 12 d). Explica que su libro de buen amor contiene trovas y versos rimados, para ser mejor escuchado por todos. El arcipreste, dirigiéndose a los lectores, les dice que no crean que es un libro necio, de devaneo; afirma que en el libro “feo” (16 d) hay un saber valioso, y sugiere con una serie de ejemplos que las apariencias pueden ser engañosas.

En ese momento, la voz poética declara llamarse Juan Ruiz y ser el arcipreste de Hita (“yo, Joan Royz, / Açipreste de Fita” 19 bc). Luego, intercala dos composiciones líricas llamadas Gozos a Santa María. A continuación, señala que, según el sabio, “mucha tristeza mucho pecado pon” (“pone” 44 d) y añade, para descomprimir el tono triste, un ejemplo de tono cómico, advirtiendo a los oyentes que no presten atención más que a la manera en que fue compuesto.

El ejemplo cuenta que los romanos, quienes no tenían leyes, se las piden a los griegos. Estos, para ver si las entienden y las merecen, ponen como condición que disputen un sabio romano con uno griego. Los romanos acceden, pero, como no poseen sabios, disponen que se presente en su lugar un pícaro (“un ribaldo” 51 b), que disputará frente al sabio griego mediante señas con la mano. Como resultado de la disputa, los griegos les conceden las leyes, porque el sabio entiende las señas del pícaro en un sentido distinto al que les dio este cuando las transmitió. De este ejemplo, el arcipreste concluye, citando el refrán, que “non ha mala palabra si non es a mal tenida” (64 b), y sugiere al lector u oyente que, si entiende bien su libro, tendrá una “dueña garrida” ("una mujer hermosa" 64 d). Finalmente, señala que la escritura se dirige a todos y que los cuerdos encontrarán en ella cordura, mientras que los “mancebos livianos” (67 c) deberán evitar la locura.

Análisis

El Libro de buen amor está compuesto, predominantemente, en una estrofa llamada "cuaderna vía”, esto es, una estrofa de cuatro versos monorrimos, o de una sola rima, consonantes. Una breve aclaración al respecto: en las citas, los números corresponden a las estrofas y las letras “abcd”, a cada uno de sus versos, cuando se trata de estrofas en cuaderna vía. Generalmente, la medida de estos versos es la del verso alejandrino, catorce sílabas dividas en dos hemistiquios. No obstante, este metro está utilizado con flexibilidad en la obra: en ocasiones encontramos versos dieciséis sílabas, aunque la alternancia seguramente no se produce dentro de una misma estrofa y los versos siempre mantienen la uniformidad de los hemistiquios 7+7 u 8+8.

La oración inicial está inspirada, como señala Lida de Malkiel, en la Oración ante los agonizantes (1973, p. 33). En esta plegaria, el arcipreste pide ayuda a Dios y a María para salir de la prisión en la que se encuentra. El sentido de esta prisión es controvertido: algunos críticos sostienen que debe leerse en sentido alegórico. Por ejemplo, Blecua afirma: “Sabemos que se trata de una adaptación de textos litúrgicos bien conocidos en los que la prisión no es otra que la cárcel del cuerpo y del mundo” (2015, pp. 22-23). Asimismo, Lida de Malkiel sostiene que, “En efecto, el ruego del poeta a Dios para salir de prisión es un lugar común de la poesía provenzal, francesa y también peninsular” (1973, p. 2). No obstante, otros críticos sostienen que la prisión a la que se refiere el arcipreste debe interpretarse en sentido literal.

A continuación, el arcipreste explica, en prosa, la intención con la que compuso su obra: dar ejemplo de buenas costumbres, llevar a las personas la memoria de las buenas obras y prevenirlas acerca de las formas con las que algunos usan el "loco amor" (línea 137). También afirma que cada lector podrá interpretar su texto en un sentido u otro: el lector cuerdo, con buen entendimiento, sabrá cómo obrar; mientras que otros, sin embargo, extraerán del libro maneras para usar el “loco amor”. Esto último, el arcipreste dice no aconsejarlo. Así, el poeta deja abierta la interpretación de su obra. Lida de Malkiel explica a propósito de dicha apertura:

La serie infinita de la creación, aunque toda de signo positivo, se ordena con respecto a su Creador en una escala que va del goce vital a la renuncia ascética, y así como la conciencia del hombre escoge libremente, conforme a sus luces, la posibilidad valiosa o la ruin entre todas las que le ofrece el mundo, así el lector, igualmente responsable de su elección, será dueño de abrir el libro múltiple en la página vana o en la provechosa. (1973, pp. 4-5)

El buen amor puede entenderse en este contexto, como afirma el arcipreste, como el amor a Dios (“que es el de Dios”, línea 36). Además, en los términos de Menéndez Pidal, este concepto remite al “amor puro, ordenado y verdadero, capaz de inspirar nobles acciones" (2012, párr. 5). En oposición a él, encontramos el concepto del "amor loco”: “Es el amor desordenado, vano y deshonesto” (2012, párr. 6), que en ocasiones puede interpretarse como el amor a las cosas mundanas.

Luego de incorporar dos cantigas a Santa María (los “gozos”), compuestas en la estrofa llamada zéjel (una estrofa tradicional de la poesía árabe), el arcipreste incluye un cuento humorístico a modo de ejemplo para explicar la doble lectura que admiten los textos: el episodio de la disputa entre el sabio griego y el pícaro romano. Acá, tanto un personaje como otro, interpreta erróneamente la intención de las señas que emite el oponente, dando lugar así al resultado favorable para los romanos, quienes consiguen así obtener las leyes de los griegos.

A partir del ejemplo, el arcipreste concluye atribuyendo al público la responsabilidad de interpretar su obra de una manera u otra:

En general a todos fabla la escriptura:
los cuerdos con buen seso entendrán la cordura;
los mancebos livianos guárdense de locura;
escoja lo mejor el de buena ventura. (67)