Enrique IV, parte 2

Enrique IV, parte 2 Símbolos, Alegoría y Motivos

La corona (Símbolo)

La corona históricamente ha simbolizado el poder de los monarcas. En Enrique IV: segunda parte, sin embargo, Shakespeare le da a la corona otro valor simbólico. En esta obra, es específicamente símbolo de la responsabilidad y la carga que debe soportar el monarca.

En la cuarta escena del cuarto acto, al creer que su padre ha muerto, Hal le dice estas palabras a la corona: "¡Oh, majestad! ¡Cuánto oprimes a aquel que te lleva! Lo haces como una rica armadura que, en el calor del día, abrasa protegiendo" (p. 197). Tras concluir su monólogo, Hal le quita la corona a su padre y se va al cuarto contiguo a llorar. Cuando el rey se despierta, cree que su hijo le ha quitado la corona porque desea el poder, pero para Hal la corona no es símbolo de poder, sino de carga y responsabilidad.

La jardinería (Motivo)

Tanto en la primera como en la segunda parte de Enrique IV, la jardinería es un motivo recurrente. Los personajes comparan con frecuencia al reino con un jardín vulnerable a las malezas invasoras, o afirman que el reino aún no ha crecido lo suficiente como para convertirse en un jardín fértil y hermoso. Las metáforas de la jardinería también se utilizan para conceptualizar la salud del reino.

La enfermedad del rey (Símbolo)

En esta segunda parte de la obra, el Rey Enrique IV se encuentra al borde de la muerte. Sufre de insomnio y todo tipo de dolencias físicas que le impiden proyectarse a largo plazo como rey. En la primera escena del tercer acto, a través de sendas cartas, Enrique IV informa a los condes de Warwick y Surrey de los peligros que acechan al reino a causa del levantamiento rebelde, y luego dice: “Veis, pues, en qué estado deplorable está el cuerpo de nuestro reino y qué mal acerbo y peligroso le ataca cerca del corazón” (p. 167). De esta manera, el rey une la fragilidad de su cuerpo viejo con la de su reino. Su cuerpo enfermo se vuelve un símbolo de lo que está sucediendo en Inglaterra.

La yegua y la pesadilla (Alegoría)

En la discusión que se da entre la Posadera y Falstaff por el dinero adeudado, la Posadera dice: “Quiero que me devuelvas algo o he de cabalgar sobre ti todas las noches como una pesadilla” (p. 146). Falstaff, por su parte, replica: “Me parece más probable que sería yo quien cabalgara la yegua, por poco que me favoreciera el terreno” (p. 146).

“Pesadilla” en inglés se dice “nightmare”. Este término está compuesto por “night” (que significa “noche”), y “mare” (que significa “yegua”). De allí el juego de palabras con el que le responde Falstaff a la Posadera. En este juego de palabras hay también una alegoría conformada por diferentes metáforas. En primer lugar, "cabalgar la yegua" refiere metafóricamente a subirse encima de otra persona para tener sexo. En segundo lugar, el terreno poco favorable refiere metafóricamente a la fealdad física de la Posadera.

Las bebidas alcohólicas (Motivo)

Las bebidas alcohólicas son un motivo recurrente dentro de la obra. Shakespeare utiliza este motivo para delinear la personalidad de algunos de los personajes principales. Por ejemplo, Falstaff afirma que la seriedad y hostilidad del Príncipe Juan se deben a que este no bebe alcohol. También es Falstaff quien realiza un monólogo elogiando las virtudes del vino. Por su parte, el Príncipe Hal afirma que, pese a ser un hombre de sangre noble, siente un constante deseo de beber cerveza vulgar.

De esta manera, el consumo de bebidas alcohólicas queda emparentado a los personajes de vida licenciosa, mientras que no beber se erige como una característica propia de los personajes serios y nobles.