Enrique IV, parte 2

Enrique IV, parte 2 Metáforas y Símiles

"La discordia, como un caballo, como un caballo nutrido de ardiente alimento, se ha desbocado frenética y todo derriba ante ella" (Símil) (Northumberland, Acto I, Escena I, p. 129).

Al comienzo de la obra, Northumberland, después de enterarse de lo sucedido en Shrewsbury (en donde murió su hijo), siente que el caos se ha desatado sobre el reino. Entonces, realiza este símil en el que compara a la discordia reinante en Inglaterra con un caballo desbocado.

"Las tierras más ricas son las más invadidas por la mala yerba" (Metáfora) (Rey Enrique, Acto IV, Escena IV, p. 194).

El Rey Enrique constantemente se lamenta porque su hijo, el príncipe Hal, pasa gran parte de su tiempo en tabernas entre plebeyos y ladrones. Aquí, a través de esta metáfora, el rey compara a su hijo a Hal con un terreno fértil que ha sido invadido por la mala yerba. La mala yerba es una alusión a las malas compañías del príncipe.

"El príncipe sólo estudia a sus compañeros como una lengua extranjera" (Símil) (Warwick, Acto IV, Escena IV, p. 194).

En respuesta a la decepción que siente el Rey Enrique IV por las malas compañías de Hal, Warwick sale en defensa del príncipe. A través de este símil, afirma que Hal no es un simple descarriado, sino que, en realidad, está estudiando a los plebeyos y a las personas del bajo fondo sobre las que, en el futuro, deberá reinar.

"Tal como las abejas, tomando a cada flor su dulce savia, con los muslos cargados de cera y la boca de miel, llevamos nuestro tesoro a la colmena, y, como a las abejas, se nos mata por nuestro trabajo" (Símil) (Rey Enrique IV, Escena IV, p. 198).

Antes de morir, el Rey Enrique IV cree que el Príncipe Hal desea su deceso para convertirse inmediatamente en rey. Entonces, compara el rol de los padres con el de las abejas. Considera que así como las abejas crean la dulce miel para los humanos y luego son eliminadas por estos, los padres crían a sus hijos brindándoles todo lo necesario y al final son despreciados por ellos.

"El cielo conoce, hijo mío, por qué sendas extraviadas, por qué caminos tortuosos e indirectos, alcancé esta corona" (Metáfora) (Rey Enrique IV, Acto IV, Escena III, p. 200).

En su lecho de muerte, el Rey Enrique IV alude a través de esta metáfora a las dificultades que tuvo para llegar a convertirse en rey. Debe recordarse que Enrique Bolingbroke no llegó a la corona por herencia, sino que depuso por la fuerza a Ricardo II y tuvo que realizar múltiples alianzas para ser electo como nuevo rey.