Cuento de Navidad

Cuento de Navidad Imágenes

Las calles londinenses durante la época navideña

Al comienzo de la novela se describen las calles de la ciudad de Londres, enfatizando el frío característico de la época navideña y la penumbra típica del invierno inglés. Para ello, se encadenan diversas imágenes visuales y táctiles que destacan el frío, el gris, la oscuridad:

El tiempo era frío y desapacible, además de neblinoso. Scrooge alcanzaba a oír a la gente que había fuera, en el callejón, correteando jadeante de un lado al otro, dándose palmadas en el pecho y pisoteando las losas del suelo para entrar en calor. Los relojes de la ciudad apenas acababan de dar las tres, pero ya casi había oscurecido —la luz había sido muy pobre todo el día— y se veían velas encendidas en las ventanas de las oficinas aledañas, como manchas rojizas en el aire denso y lúgubre. La niebla se colaba hasta por la última rendija y por el ojo de la última cerradura, y era tan espesa que, aunque el callejón era de los más angostos, las casas de enfrente parecían meros fantasmas. La escena de aquella tétrica nube abatiéndose y oscureciéndolo todo invitaba a pensar que la naturaleza habitaba por allí cerca y crecía a gran escala (36).

Lo tétrico del espacio contrasta con la alegría de las figuras humanas, expresada mediante imágenes auditivas que refieren a las charlas y a sus esfuerzos por entrar en calor. A su vez, se expresa un contraste recurrente en la novela entre el frío de las calles y el interior acogedor y caliente, marcado por la imagen visual de las velas encendidas que se asemejan a manchas coloradas.

El fantasma de Marley

Antes de interactuar con el fantasma de Marley, este es introducido mediante imágenes sonoras: "A continuación se oyó un ruido metálico que llegaba de muy abajo, como si alguien estuviese arrastrando una pesada cadena sobre los barriles de la bodega del vinatero" (46). Más adelante, sumido en la negación, Scrooge le dice que no cree en la existencia de los fantasmas, y "Al oír aquello, el espíritu profirió un grito espeluznante y sacudió la cadena produciendo un ruido tan lúgubre y espantoso que Scrooge se aferró a la butaca para no caer desvanecido" (48). De ese modo, a través de imágenes auditivas que destacan lo metálico y lo espantoso, se expresa el tormento de la figura, así como su carácter siniestro.

El Fantasma de la Navidad del Pasado

El Fantasma de la Navidad del Pasado es una figura extraña que combina elementos de niño y de anciano. Además, su cuerpo irradia luz y brillo, lo cual se expresa a través de imágenes visuales. Un "haz de luz clara y brillante" (55) brota de su coronilla y hace que todo a su alrededor sea visible. Además, tiene un cinturón que centellea y refulge.

La mañana de la Navidad

En la estrofa final, cuando se completa la transformación de Scrooge, el entorno acompaña esa redención. Al igual que el personaje, el escenario se modifica y pasa a ser luminoso y radiante. A lo largo de toda la novela, se ha enfatizado la crudeza de las condiciones climáticas: todo está cubierto de nieve, el cielo está nublado y gris, y la atmósfera general es lúgubre y pesada. Sin embargo, en las escenas finales, aunque sigue haciendo frío, brilla el sol y sopla un aire fresco. Cuando Scrooge despierta tras la visita del último espectro, saca la cabeza por la ventana y ve el siguiente panorama: "Ni niebla, ni bruma; un día claro, radiante, alegre, conmovedor, frío; frío, cantarín para hacer bailar al corazón; luz dorada del sol; cielo divino; aire fresco y dulce; campanas jubilosas. ¡Oh, soberbio! ¡Soberbio!" (112). El entorno acompaña al personaje potenciando el efecto positivo de su redención, y esto es expresado a través de imágenes visuales, auditivas y táctiles que manifiestan luminosidad, alegría y frescura.