Papá Goriot

Papá Goriot Temas

El dinero

El teórico Jean-Joseph Goux explica que en “las primeras décadas del siglo XIX ocurrió un verdadero encuentro entre economía y literatura” (2016: 1). Con la emergencia de un nuevo modelo económico, producto de la Revolución Francesa de 1789, se produce el auge de la teoría económica moderna, acontecimiento que impacta directamente en el modo de concebir la vida y que, por lo tanto, abre un nuevo mundo de temas y procedimientos para la literatura: “Es también en este momento que se afirma el interés de ciertos novelistas no solo por la vida económica, sino también por una ciencia todavía joven, la economía política” (2016: 1). Para Goux, Balzac es uno de los escritores fundamentales para comprender esta nueva relación entre economía, dinero y literatura.

Papá Goriot es un ejemplo del modo en que el dinero puede presentarse como un tema que rige los conflictos centrales de una novela. Los individuos, las relaciones y las actividades se vinculan en gran medida en torno a este tópico: la señora Vauquer juzga a sus residentes por la cantidad de dinero que tienen y el alquiler que pagan, e incluso se enamora del anciano Goriot cuando cree que es rico, pero comienza a despreciarlo una vez que sus gastos disminuyen. Vautrin convence a Rastignac de que se sume al plan de asesinar al hermano de Victorine para hacerse de la enorme suma de su dote. Las dos hijas de Goriot, por su parte, solo se interesan por el dinero y nunca parecen tener suficiente.

En el mundo de Balzac, la preocupación por el dinero parece ser esencial para la supervivencia y el éxito y, sorprendentemente, la historia no castiga a los personajes codiciosos. Por el contrario, solo Goriot, el único que coloca el amor por encima del dinero, muere de forma solitaria y amarga.

El elitismo social

Uno de los mayores motores de la trama se produce a partir de la determinación de Rastignac de irrumpir en el mundo de la élite social parisina. Tal como afirma Jean-Joseph Goux, en la sociedad parisina que nos presenta Balzac,

“Cada individuo se convierte, dentro de ciertos límites, en el libre emprendedor de su propia existencia. En una sociedad que se pretende más igualitaria, su ambición no se ve obstaculizada o canalizada de antemano por su «condición», su rango, su nacimiento, y se cree llamado a un gran destino, a un éxito excepcional. Sin embargo, las opciones de vida son numerosas, inciertas, y es difícil triunfar, porque existe una competencia de todos contra todos. Y se avizoran muchas decepciones” (2016: 4).

Es decir, en la sociedad posterior a la Revolución Francesa, el origen familiar y económico no es un impedimento insuperable para quienes desean ascender socialmente y codearse con la aristocracia.

A Rastignac se le presentan dos alternativas para acceder al éxito: el estudio, más lento y tedioso, o elegir y cultivar cuidadosamente sus vínculos sociales. Rápidamente, el joven elige la segunda vía. Aunque se nos presente en un principio como un aplicado estudiante de Derecho, pronto empezará a dedicar su tiempo y energías a aprender lo que sea necesario para funcionar como parte de una clase social a la que no pertenece. Moverse en estos círculos requerirá una combinación compleja de conexiones sociales, encanto, astucia y la capacidad de cumplir con altos estándares de vestimenta y comportamiento.

El amor paternal

Goriot ama a sus dos hijas con una intensidad que raya lo obsesivo y, como resultado de su amor, excusa continuamente el comportamiento negligente y egoísta de ellas. Tal como desarrollamos en el tema “El dinero”, la cuestión económica contamina casi todas las relaciones en esta novela. La relación entre padres e hijos no es aquí una excepción.

Goriot fantasea con el hecho de que proporcionarle dinero a sus hijas le garantizará una relación íntima con ellas. Sin embargo, su amor excesivo lo ciega a la realidad de que Anatastasie y Delphine solo se interesan por el apoyo económico que él pueda brindarles y no están listas para devolverle algo de su afecto o cuidado.

En las antípodas del amor que demuestra Goriot, la relación del señor Taillefer con su hija Victorine invierte por completo el vínculo padre/hija: el padre de Victorine rechaza sistemáticamente a su hija y le niega, pese a su riqueza, cualquier sostén económico. Pese a ello, Victorine no deja de intentar recuperar su cariño perdido. A ella no le interesa el dinero sino tener un padre a quien amar. En este sentido, Victorine se presenta en la novela como el ideal de hija que Goriot anhela profundamente, aunque siempre se le encuentra vedado.

La virtud y el vicio

A lo largo de la historia de la filosofía occidental, varios pensadores se han encargado de reflexionar acerca de la ética, disciplina que estudia el bien y el mal en relación a la moral y al comportamiento humano. Según esta disciplina filosófica, la virtud se alcanza a partir del hábito adquirido de ejercer el bien. La persona virtuosa, por lo tanto, es aquella que tiene una disposición a obrar bien. Por el contrario, el vicio es la consecuencia de ejercer el mal en forma habitual, y se considera viciosa a aquella persona que tiende hacia el mal obrar.

Balzac no es ajeno a este tipo de reflexiones. A lo largo de toda la obra, varios de los personajes se ven empujados una y otra vez a elegir entre dos formas opuestas de obrar: el camino del vicio y el camino de la virtud. Ello se hace visible, sobre todo, en la figura de Rastignac. Desde el momento en que llega a París y conoce la multiplicidad de posibilidades que le ofrece la gran ciudad, este personaje se ve en la situación de tener que elegir dos caminos para alcanzar el éxito y la fortuna. El primero es el camino de la virtud: honrar la ayuda de sus padres y dedicarse por varios años al estudio universitario; el segundo, el camino del vicio, consiste en aparentar un origen de alta alcurnia para enamorar a una joven de buena familia y enriquecerse con su dote.

Cabe destacar, sobre este punto, que el mensaje final de esta novela no es muy optimista respecto a las recompensas de orientarse hacia el bien. Goriot, por ejemplo, el personaje menos superficial y más virtuoso de la novela, termina abandonado en su lecho de muerte por quienes más se beneficiaron de su ayuda: sus hijas.

La educación

La educación es un tema central en la novela. En principio, porque Rastignac y Bianchon son estudiantes universitarios de Derecho y Medicina. Pero además, porque al conocer los círculos de la aristocracia parisina, Rastignac advierte que otro tipo de educación puede llegar a hacerlo rico saltándose los largos años de dedicación universitaria.

Al llegar a París, Rastignac descubre que tiene más ambiciones que la modesta vida de profesional en las tierras de su familia, y se centra en adquirir un tipo de formación distinta a la que lo llevó a la gran ciudad. Valiéndose de los consejos de mentores como Vautrin y la señora Beauséant, al igual que de su propia observación aguda acerca del comportamiento de los aristócratas, nuestro protagonista aprenderá a ser exitoso en el camino hacia el ascenso social.

Sin embargo, Rastignac no siempre disfruta de las lecciones que aprende, y pronto descubre que el mundo al que intenta pertenecer es un lugar cruel. Pese a ello, al final de la novela incorpora lo necesario para convertirse en el tipo de hombre que demandan las élites parisinas y se compromete a llevar su educación hasta sus últimas instancias.

Los secretos y las apariencias

Casi todos los internos de la pensión de Vauquer esconden secretos de algún tipo: Vautrin es un peligroso criminal disfrazado, la señorita Michonneau conspira junto a Poiret y la policía para entregar a Vautrin, y Rastignac seduce a Victorine para hacerse con la copiosa dote que obtendría en caso de casarse con ella.

Más allá de la pensión, las prácticas del secretismo y el cuidado de las apariencias son comunes en las altas esferas de la sociedad parisina: Anastasie vende en secreto las joyas heredadas de su marido para cubrir las deudas adquiridas por su amante, adicto al juego. Por su parte, el marqués de Ajuda-Pinto, amante de la vizcondesa de Beauséant, tiene planeado abandonarla para casarse con una joven de buena familia. Todo el mundo lo sabe y, sin embargo, guardan el secreto con el placer oculto de verla humillada públicamente. Incluso entre personajes ordinarios y aparentemente anodinos, como Sylvie y Christophe, los secretos oscuros acechan a toda hora.

La infidelidad

Entre las diversas parejas aristocráticas la infidelidad se presenta como una realidad aceptada y generalizada. Delphine, Anastasie y la vizcondesa de Beauséant tienen amantes, y ninguna de ellas se preocupa por esconderlo. De hecho, los miembros de la aristocracia parecen saberlo todo acerca de los diversos asuntos amorosos que están sucediendo entre los integrantes de su clase social. El teatro y las fiestas constituyen los verdaderos escenarios en los que la coquetería y el adulterio se ostentan sin mucho prurito, alimentando el ansia de chismorreo entre las familias más selectas de París.

Un ejemplo del modo en que la infidelidad se tolera al punto de la normalización podemos encontrarlo cuando Goriot apoya y anima a Delphine a tener una aventura con Rastignac, mientras ella aún está casada. De esta manera, vemos cómo el matrimonio consiste en gran medida en una práctica o arreglo comercial que le permite a las personas adquirir dinero y prestigio social, mientras que el amor y el deseo se persiguen a través de relaciones extramaritales. Pese a ello, no siempre estas aventuras terminan bien: tanto Delphine como Anastasie, y también la vizcondesa de Beauséant, acaban siendo traicionadas y engañadas por sus amantes.