Papá Goriot

Papá Goriot Citas y Análisis

“Aunque había leído bastante el libro de la sociedad, sin embargo todavía me faltaban algunas páginas. Ahora lo sé todo. Cuanto más fríamente calcule, más lejos llegará. Golpee sin piedad y será temido. Tome a los hombres y a las mujeres como caballos de posta que abandonará agotados en la próxima parada, y llegará a la cima de sus deseos”.

La vizcondesa de Beauséant, “Una pensión burguesa”, p. 256

La vizcondesa de Beauséant le dice estas líneas a Rastignac mientras lo aconseja acerca del modo de abrirse camino en el mundo de la aristocracia parisina. En cierto punto, ella es similar a Vautrin en la creencia de que Rastignac necesita ser despiadado y egoísta si desea alcanzar el éxito. Desde su privilegiada posición, la vizcondesa de Beauséant ha visto cuán cruel puede ser el mundo al que anhela ingresar su primo e intenta transmitirle que la mayoría de las personas en París actúan únicamente en función de sus propios intereses. Desde el momento en que se habla metafóricamente del saber social como un libro a ser leído, esta cita vuelve a presentarnos la importancia del tema de la educación en la novela.

La vizcondesa de Beauséant sabe que Rastignac es joven e ingenuo y quiere que tenga todas las posibilidades de éxito en su empresa. Por ese motivo, sus consejos son de una brutal franqueza. Irónicamente, sin embargo, la vizcondesa acaba fracasando en sus propios consejos: su amor por el marqués de Ajuda-Pinto la vuelve vulnerable y confiada, y termina siendo objeto de las crueles burlas de toda la aristocracia.

“Al ver al señor de Trailles, Rastignac había entendido cuánta influencia ejercen los sastres en la vida de los jóvenes. ¡Así es! No hay un término medio: un sastre es un enemigo mortal, o un amigo ganado por la factura”.

Narrador, “Presentación en sociedad”, p. 271

Después de echar un vistazo a la alta sociedad en la casa de Anastasie, Rastignac empieza a comprender lo importante que es estar bien vestido y tener una buena apariencia para alcanzar el éxito que desea. Esto demuestra ser una suposición muy cierta cuando logra dejar una buena impresión en el teatro gracias a su costoso traje. Puede que no sea un hombre rico, pero si actúa y se viste como tal, tendrá lo suficiente para engañar a la sociedad.

Vinculado a los temas del elitismo social y las apariencias, este pasaje nos permite advertir la importancia que tiene la apariencia en la novela, vehículo para alcanzar el estatus y la influencia. Sin embargo, también revela el modo en que la obsesión por la apariencia lleva a que los miembros de la alta sociedad estén a menudo profundamente endeudados. De hecho, una vez que se compromete a cuidar su aspecto frente a la sociedad, Rastignac deberá estar a la altura y seguir gastando un dinero que no tiene para sostener su imagen.

“¿Sabes cómo se abre camino uno hasta aquí? Mediante el genio o mediante la corrupción. Hay que entrar en esa masa de hombres como una bala de cañón, o deslizarse entre ella como la peste”.

Vautrin, “Presentación en sociedad”, p. 280

En este pasaje, Vautrin intenta, con una crueldad brutal, convencer a Rastignac acerca de que la única manera de abrirse camino en el mundo es renunciando a cualquier reparo moral que le impida hacer lo que sea necesario. Para entonces, el joven Eugène aún contempla la posibilidad de alcanzar el prestigio y la riqueza a partir de la dedicación absoluta a su carrera universitaria, pero Vautrin intenta que se deshaga de sus principios para buscar una alternativa más rápida y eficaz. Con este objetivo, compara el camino hacia el ascenso social con cosas peligrosas, como las plagas o el disparo de un cañón: para ingresar a la aristocracia parisina, Rastignac tendrá que avanzar llevándose todo y a todos por delante. De esta manera anticipa lo que será su plan con el joven, que consiste en ganar una fortuna arreglando la muerte del hermano de Victorine para luego casarse con la joven y enriquecerse con su copiosa dote. Experimentado criminal, Vautrin no tiene reparos en aceptar que el éxito no se consigue sin víctimas, que son, simplemente, el costo de avanzar en el mundo.

“¡Escúchame bien! El corazón de una pobre muchacha desgraciada y miserable es la esponja más ávida de llenarse de amor, una esponja seca que se dilata apenas se le cae encima una gota de sentimiento. Hacerle la corte a una joven que está en condiciones de soledad, desesperación y pobreza, ¡sin imaginarse la fortuna que va a recibir!, es como tener cuatro ases en la mano, como saber los números que van a salir en la lotería o comprar acciones sabiendo cuál va a aumentar. Sobre esos cimientos se construye un matrimonio indestructible”.

Vautrin, “Presentación en sociedad”, p. 283

En esta cita, Vautrin intenta convencer a Rastignac de seducir interesadamente a Victorine para enriquecerse con su dote a través del matrimonio. Este pasaje expone el modo en que Vautrin concibe a las mujeres como oportunidades más que como personas. Sin embargo, esta apreciación no es solo una característica de este personaje, sino que es la concepción misógina generalizada que se tenía acerca del matrimonio en esa época.

En el análisis del motivo de la dote, en la sección "Símbolos, alegorías y motivos", analizamos el modo en que esta práctica, consistente en la entrega de parte del patrimonio de la familia de la novia al novio en el matrimonio, estuvo ampliamente difundida en varias culturas alrededor del mundo. La mujer, para estas culturas, aparecía objetivada y siendo parte de un intercambio económico entre familias.

Al presentar metafóricamente a Victorine como una esponja seca, Vautrin intenta dar cuenta de la vulnerable predisposición hacia el afecto en la que la joven se encuentra debido a las injusticias y desprecios que ha sufrido por parte de su padre. Esto nos muestra la cruel ambición de Vautrin, quien no tiene reparos morales a la hora de alcanzar sus objetivos. Su propuesta se convierte en una causa de conflicto para Rastignac, quien se deja tentar por los argumentos del experimentado hombre.

“La juventud no se atreve a mirarse en el espejo de la conciencia cuando refleja una injusticia, mientras que la madurez ya se ha visto en él: ahí reside toda la diferencia entre esas dos fases de la vida”.

Narrador, “Presentación en sociedad”, p. 288

Cuando Vautrin le propone a Rastignac engañar a Victorine para obtener su dote, al joven lo domina un sentimiento de culpa por haberle pedido dinero a su madre y a sus hermanas, quienes tienen un difícil pasar económico. Frente a la vil propuesta de Vautrin, él siente que abusar del cariño de su familia no lo vuelve tan distinto del criminal: “¿entonces les robé a mis hermanas?” (286). Sin embargo, luego de verse vestido con los lujosos ropajes que consigue gracias a ese dinero, “se olvidó de su virtuosa resolución” (288).

Mientras analiza la pérdida del remordimiento de Rastignac, el narrador explica en este pasaje el cambio de actitud como algo propio de las personas jóvenes. Cuando Rastignac olvida "su virtuosa resolución" y sus aspiraciones de hacer lo correcto, demuestra que no está dispuesto a ser verdaderamente honesto consigo mismo ni a reflexionar sobre la forma en que evade los verdaderos objetivos con los que llegó a París. Su accionar, que la trama vincula a su juventud, lo diferencia de personajes como Goriot o incluso el propio Vautrin. Esta comparación debe ser leída en relación al tema de “La educación”: hacia el final de la novela, cuando la solitaria muerte de Goriot le confirma que la virtud no será recompensada en París, Rastignac asume y se reconcilia con su propia ambición.

“Cuando fui padre, entendí a Dios. Todo él está en todas partes, porque la creación salió de él. Señor, así soy yo con mis hijas. Sólo que yo amo a mis hijas más de lo que Dios ama el mundo”.

Papá Goriot, “Presentación en sociedad”, p. 301

Goriot le dice estas líneas a Rastignac mientras medita acerca de la relación que tiene con sus hijas. El anciano ve a la paternidad como una experiencia casi divina, una experiencia que realmente le da sentido a su vida. A diferencia de los otros personajes que solo se mueven por el dinero y la ambición, Goriot es capaz de concentrarse en cómo el amor ha transformado su vida. El tema de “El amor paternal”, en este sentido, ocupa un lugar central en este pasaje.

Cabe mencionar que en el momento histórico en la cual se enmarca esta novela, la presencia y los valores tradicionales de la religión cristiana ya habían sido en gran parte socavados por la Revolución Francesa. La Revolución tuvo un carácter predominantemente laico y se orientaba hacia la abolición de los privilegios religiosos y los valores que sustentaban la monarquía absoluta como forma de gobierno. De este modo, la referencia de Goriot a Dios colabora con la construcción de un personaje cuyos valores parecen pasados de moda, en relación a esas otras formas -más superficiales y convenientes en términos económicos- que predominan en el resto de los personajes.

“Casi todos los jóvenes están sometidos a una ley aparentemente inexplicable, pero que se origina en su propia juventud, y en esa especie de furia con la que se entregan al placer. Ricos o pobres, nunca tienen dinero para las necesidades de la vida, y siempre lo encuentran para sus caprichos”.

Narrador, “Presentación en sociedad”, p. 319

Con una gran capacidad para producir estereotipos con cierto carácter universal, Balzac escribe con ironía sobre cómo los jóvenes tienen dificultades para gastar el dinero de manera responsable. Rastignac es joven, excitable e impulsivo, y no sabe distinguir sus prioridades. Pagar la comida y el alojamiento le parece menos importante que apostar y vestir ropa a la moda. En esta cita, Balzac ofrece un retrato algo comprensivo de Rastignac al dar a entender que el joven estudiante no es más imprudente que cualquier otra persona, ya que casi cualquier joven podría ser víctima de las mismas tentaciones.

Más allá de la tendencia de Balzac a producir, con mayor o menos acierto, generalizaciones en sus novelas, esta pasaje trae nuevamente a colación una cuestión ya abordada en el tema “La virtud y el vicio”. Podría afirmarse, siguiendo la afirmación que establece el narrador, que Rastignac se enfrenta ante dos formas opuestas de utilizar el dinero: una ligada a la virtud (utilizarlo para pagar sus estudios, su alimentación y su hospedaje) y otra ligada al vicio (para pagar vestimentas de lujo y derrochar en el juego).

“Papá Goriot y el estudiante volvieron a la Casa Vauquer hablando de Delphine con un entusiasmo creciente que produjo un curioso combate de expresiones entre esas dos pasiones violentas. Eugène no podía disimular que el amor del padre, limpio de cualquier interés personal, superaba al suyo por su duración y su persistencia. El ídolo era siempre bello y puro para el padre, y su duración crecía tanto con el pasado como con el porvenir”.

Narrador, “Engañamuertes”, p. 373

Con estas líneas, el narrador vuelve a hacer explícitas las diferencias que se presentan entre Rastignac y Goriot. Ambos hombres aman mucho a Delphine, pero hay una diferencia entre ellos: Rastignac puede ver fácilmente los defectos de su amada porque su amor no es el de un padre; no está relacionado con ella a través de la sangre. A diferencia de él, el amor que siente Goriot por Delphine raya la idolatría, dejándolo ciego a los malos tratos, el desinterés y la manipulación que recibe por parte de ella, incluso después de que se le advierta al respecto en varias oportunidades. La historia deja un mensaje aleccionador respecto al tipo de amor excesivo e incondicional que representa Goriot. Al final de la novela, el anciano acaba abrumadoramente decepcionado por la negativa de Delphine a verlo en su lecho de muerte, mientras que Rastignac toma la decisión de utilizar a la joven para sus propios fines.

“La educación empezada ya daba sus primeros frutos. Ya amaba egoístamente. Su tacto le había permitido reconocer la naturaleza del corazón de Delphine. Intuía que era capaz de pasar por encima del cadáver de su padre para ir al baile”.

Narrador, “La muerte del padre”, p. 403

Esta cita expone el disgusto de Rastignac al darse cuenta de que Delphine nunca renunciará a sus ambiciones sociales, ni antepondrá las necesidades de su padre a sus propios anhelos. En páginas anteriores, el amor desmesurado que Rastignac sentía por Delphine lo había llevado a excusar el comportamiento egoísta de su amada. Sin embargo, cuando la joven se niega a ir al lecho de muerte de su padre, Rastignac se ve obligado a confrontar su verdadera naturaleza.

Al final de la novela, Rastignac no consigue siquiera que las hijas asistan al entierro de su padre. En ese momento se produce un cambio en el modo en que el joven concibe su vínculo amoroso con Delphine. Rastignac mira desde lo alto del cementerio hacia la ciudad parisina y decide continuar su relación con la joven, esta vez para utilizarla en función de sus propios fines: “Y como primer acto del desafío que le dirigía a la Sociedad, Rastignac fue a cenar a lo de la señora de Nucingen” (431).

En este sentido, cabe mencionar que la educación de Rastignac, a la que alude el pasaje, refiere a esta comprensión total de las costumbres egoístas e interesadas de la aristocracia parisina. Todo el arco de transformación de Rastignac opera en función de este aprendizaje. Una vez que logra admitir el hecho de que no conseguirá nada vinculándose por amor, su educación se completa y adopta la misma actitud del resto con el objetivo de cumplir sus propios intereses.

“¡Ah!, Si fuera rico, si hubiera conservado mi fortuna, si no se las hubiera dado, ellas estarían acá, ¡lamiéndome las mejillas con sus besos!, viviría en una mansión, con lindas habitaciones, sirvientes, un buen fuego; y ellas estarían llorando, con sus maridos y sus hijos. Todo eso tendría. Pero nada. El dinero da todo, hasta las hijas”.

Papá Goriot, “La muerte del padre”, p. 414

En su lecho de muerte, Goriot se da cuenta finalmente de que sus hijas nunca lo amaron de verdad. Este pasaje pone de manifiesto las tensiones que se producen en la obra entre los temas de “El amor paternal” y “El dinero”. En un mundo donde todas las relaciones parecen motivadas por los intereses económicos y los vínculos por conveniencia, el tipo de amor desmesurado e incondicional que se presenta en la figura de Goriot no parece tener cabida. El anciano termina aprendiendo la lección, pero solo lo hace en su lecho de muerte, cuando ya es demasiado tarde. Incluso, al descubrir que el dinero es el único camino hacia el corazón de sus hijas, Goriot no asume una postura del todo egoísta, sino que lamenta no haber ajustado su estrategia para comprar su cercanía. En sus últimos momentos de vida, Goriot no culpa a sus hijas por el desprecio con el que lo tratan, sino que se culpa a sí mismo por no haber sabido utilizar concienzudamente su dinero para obligarlas a estar a su lado.