Matar un Ruiseñor

Matar un Ruiseñor Resumen y Análisis de los capítulos 25-31

Capítulo 25

Ya es septiembre, y Jem y Scout están a punto de irse a dormir en las tiendas que armaron en el jardín trasero. Scout ve una cochinilla y piensa matarla. Jem la detiene y le dice que el insecto no hizo nada para lastimarla. Scout le hace caso y la saca cuidadosamente mientras que piensa para sus adentros que, de ser posible, Jem está volviéndose más dama que ella. Al volver a la tienda, piensa en Dill y recuerda su historia del día en que murió Tom Robinson a fines de agosto.

Atticus y Calpurnia andan en coche para encontrarse con la mujer de Tom cuando ven a Jem y a Dill caminando de vuelta de nadar. Jem y Dill les piden un aventón, y aunque al principio duda, Atticus finalmente acepta que vengan con ellos en el auto. Aparentemente, cuando la esposa de Tom ve a Atticus y a Calpurnia, se desmaya y cae desplomada. La muerte de Tom solo fue novedad en Maycomb durante un par de días y fue tomada como algo “típico”, ya que la opinión predominante era que un hombre afroamericano tiende a huir sin ningún plan.

Scout reflexiona que “en los tribunales secretos de los corazones de los hombres” no había nada que Atticus pudiera haber dicho que podría haberlo liberado a Tom. Al oír las noticias, la reacción del señor Ewell, según dicen, fue decir: “Tener a uno enterrado y a dos más que habían de seguir el mismo camino[JC1] ” (256). Y Scout teme por Atticus. Jem le cuenta en secreto a Scout que el señor Ewell no cumpliría sus amenazas. [JC1]Please confirm wording and give page number of this quote as well.

Capítulo 26

La escuela retoma su funcionamiento normal, y Scout ya no le teme a la casa de los Radley. De vez en cuando, fantasea verlo a Boo sentado en el porche y saludarlo como si hablaran todos los días. La escuela les resulta difícil a los niños Finch: sus compañeros son en general algo fríos con ellos, debido a que Atticus defendió a Tom Robinson, como si sus padres les hubieran ordenado ser civiles pero no mostrarse amistosos.

Un día durante las Noticias de actualidad, la clase de Scout comenzó a discutir sobre Hitler y la persecución de los judíos. Su maestra, la señorita Gates, habla con detenimiento sobre cómo la dictadura alemana permitía que un líder prejuicioso persiguiera a los judíos, pero dice que en Estados Unidos “no creemos que se deba perseguir a nadie”. Scout piensa que esta afirmación es una hipocresía porque recuerda que el día del juicio a Tom, escuchó a la señorita Gates decir que ella creía que “era hora de que alguien les diera una lección, que se estaban desmadrando y a continuación se pensarían que podían casarse con ellas”. Por “les” se refería a los hombres afroamericanos. En el pensamiento de Scout, esto no tiene sentido; y se dirige a hablar con Jem al respecto. Jem le responde furioso y le dice que nunca más quiere volver a hablar del juicio. Scout se sorprende y va a hablar con Atticus, que le asegura que Jem necesita un poco de tiempo para asimilar las cosas y luego volverá a la normalidad.

Capítulo 27

Scout narra algunos eventos que ocurrieron recientemente en Maycomb. El señor Ewell tuvo trabajo por unos días, pero luego lo despidieron de la WPA (Administración de proyectos laborales) por holgazán. Una noche, mientras estaba solo en su estudio, el juez Taylor encuentra la extraña sombra de un merodeador en su casa y decide continuar leyendo, pero con un arma en el regazo. Helen Robinson trabajó en la propiedad del señor Link Deas, pero camina casi una milla demás desde su casa para evitar pasar por la casa de los Ewell porque “habían embestido contra ella” [JC1] cada vez que lo hacía (véase el glosario bajo “embestir”). Cuando el señor Link Deas se enteró, se acercó a la casa de los Ewell y les advirtió a los gritos que no molestaran a Helen, o los mandaría presos. Al día siguiente, el señor Ewell siguió a Helen al trabajo, “murmurando palabras injuriosas” [JC2] (265) todo el camino, pero el señor Link Deas nuevamente lo amenazó con encarcelarlo, y en ese entonces Ewell desistió. La tía Alexandra piensa que estos sucesos son una mala señal para Atticus porque está convencida de que la amenaza de Ewell después del juicio tiene más peso de lo que Atticus está dispuesto a aceptar. [JC1]Please confirm wording and provide page number for this one as well, it’s a confusing use of dialect in the original and deserves a glossary entry with accurate page number for the translation if possible. “Chunk” is a southern variant of “Chuck”, i.e. throwing rocks or trash. Still common, both the practice and the term. Ain’t the South beautiful? [JC2]Esta cita también, porfa.

Ya casi es Noche de Brujas, y la señora Grace Merriweather crea un concurso para que los habitantes de Maycomb puedan actuar la historia del condado. Ella quiere que los niños interpreten los productos agrícolas de Maycomb, y a Scout le toca el papel del jamón. Usa un enorme disfraz hecho de alambre y envuelto en tela marrón que termina justo debajo de las rodillas. Necesita ayuda de alguien para colocárselo o quitárselo porque le impide levantar los brazos y tampoco puede ver bien a través de los agujeros que tiene por sus ojos. Jem la acompaña hasta el concurso ya que Atticus está demasiado cansado para ir y la tía Alexandra prefirió quedarse en casa con él.

Capítulo 28

Jem y Scout pasan caminando por la casa de los Radley de camino a la escuela, que es donde se realizará el concurso y la feria del condado. Está muy oscuro, y apenas pueden ver unos metros más allá de ellos. Cecil Jacobs, un compañero de Scout, corre para asustarlos y lo logra. Cecil y Scout se entretienen en la feria mientras esperan que comience el concurso: visitan diferentes tiendas y participan en la feria. Cuando comienza el concurso, Scout va detrás del escenario para preparar su entrada. La sección previa a su entrada, una historia de Maycomb, es muy larga, y ella —ya disfrazada— decide ponerse en cuchillas para descansar. El discurso de la señorita Merriweather la aburre tanto que se duerme. Durante la última canción, se despierta y se da cuenta de que se ha perdido su entrada. Sale apresurada a la escena y hace una entrada grandiosa que despierta el agrado de toda la audiencia. Scout está avergonzada de su actuación y se queda detrás del escenario con Jem hasta que todos se van. Decide volver a casa disfrazada, y Jem la acompaña.

Cuando regresan caminando está aún más oscuro que antes, y cerca de la escuela, Scout recuerda que dejó sus zapatos detrás del escenario. Piensa en volver por ellos, pero Jem la detiene porque escucha un ruido extraño. Scout también lo escucha, pero piensa que tal vez sea Cecil de nuevo. Le gritan para provocarlo, pero no responde; solo silencio. Jem piensa que tal vez Scout debería quitarse el disfraz, pero ella no tiene nada puesto debajo y no puede ponerse el vestido en la oscuridad. Casi llegan a su casa, cerca de la oscura sombra de un árbol en la casa de los Radley, e intentan caminar más rápido. Suena como si la persona que los sigue estuviera usando pantalones de algodón grueso. La próxima vez que se detienen, los pasos detrás de ellos se transforman en pasos de galope. Jem le grita a Scout que corra, pero su disfraz la hace perder el equilibrio. Algo se aplasta contra ella y Scout escucha que el metal se desgarra. La mano de Jem intenta arrastrarla, pero Scout está enredada en su disfraz. Hay un sonido de pisadas, y Jem grita. El hombre con el que se enfrentan toma a Scout y comienza a ahorcarla cuando, de repente, es empujado hacia atrás y cae al suelo. Scout piensa que Jem debe haberla salvado, pero todavía no puede ver nada. Escucha el sonido de alguien que respira con dificultad y que va hacia el árbol para apoyarse; Scout usa los pies y toca a alguien en el piso que tiene barba y que huele a whiskey. Ella se dirige al camino y en la calle ve a un hombre cuyo brazo cuelga y oscila en un ángulo extraño, cargando a Jem.

Scout llega a casa. La tía Alexandra llama al Dr. Reynolds, y Atticus llama a Heck Tate, el sheriff. Alexandra le quita el disfraz a Scout y le alcanza su famoso mameluco masculino para que se lo ponga. Scout dice que jamás olvidará ese gesto. Jem está inconsciente y se quebró el brazo. Scout va a verlo y se encuentra con el hombre que lo había cargado; estaba sentado tranquilamente en el rincón. Ella asume que es alguien del campo a quien no conoce y que oyó por casualidad la pelea y acudió a rescatarlos. El sheriff investiga los alrededores y vuelve para informar que el señor Ewell yace muerto en las afueras con un cuchillo en las costillas.

Capítulo 29

Scout le cuenta a Atticus, al sheriff y a todos los presentes lo que les sucedió afuera. El señor Tate nota la marca que dejó el cuchillo del señor Ewell en el disfraz de Scout y señala que el señor Ewell quiso dañarlo seriamente o incluso matar a los niños. Cuando Scout señala al hombre que cargó a Scout, finalmente lo mira en detalle. Él es muy, muy pálido, de mejillas delgadas y mucho pelo, y parece estar un poco tenso y nervioso. De repente lo reconoce: es Boo Radley. Conmovida hasta las lágrimas, le dice: “Hola, Boo”.

Capítulo 30

El médico vuelve, y todos regresan al porche. Tratando de ser lo más amigable posible, Scout conduce a Boo al porche y lo ayuda a sentarse en una mecedora ubicada en un rincón oscuro donde piensa que se sentirá más cómodo. Al ayudar a Boo, Scout tiene la extraña sensación de que su fantasía sobre encontrarlo sentado en el porche un día cualquiera se estaba volviendo realidad. Mientras tanto, los otros discuten sobre quién mató al señor Ewell. Atticus piensa que Jem debe haberlo hecho porque Scout mencionó a Jem como su protector en la historia. Sin embargo, el sheriff insiste continuamente en que el señor Ewell cayó sobre su propio cuchillo y se mató, algo que irrita a Atticus que quiere que Jem sea tratado de modo imparcial, como cualquier otro ciudadano, sin excepción. Después de mucho discutir, el sheriff finalmente dice a los gritos que no está intentando proteger a Jem (el que intenta proteger, de hecho, es Boo). El sheriff le pide a Atticus que, por una vez, acepte la situación incluso si no sea perfectamente de acuerdo con la ley: el señor Ewell es responsable de la muerte de Tom, y el sheriff le pide a Atticus que “deje que los muertos entierren a los muertos”[JC1] (292). Dice que sería un pecado poner a Boo Radley en el centro de atención y declara oficialmente que el señor Ewell se cayó sobre su propio cuchillo. Atticus, profundamente conmovido por esta revelación, le pregunta a Scout si la entiende. Scout le asegura que sí y le explica que solucionarlo de otro modo sería como matar un ruiseñor. Atticus mira maravillado a Scout y le agradece a Boo la vida de sus hijos. [JC1]This is also a key quote, please double-check the translation and provide a page number.

Capítulo 31

Scout le pregunta a Boo si le gustaría desearle buenas noches a Jem. Boo no dice ni una sola palabra, solo asiente con la cabeza. Scout ve que Boo quisiera acercarse y tocar a Jem, y le da permiso de hacerlo. Ella le muestra cómo acariciar suavemente el pelo de Jem. Después de que Boo lo hace, ella percibe que él quiere irse y lo guía hacia el porche, donde él le pregunta casi susurrando: “¿Me llevarías a casa?”. Ella acepta y le permite que la acompañe hasta la esquina, como lo haría una dama. Ella lo lleva a él a casa, y él entra y cierra la puerta. La narradora, una Scout ya adulta, dice que jamás volvió a verlo.

Parada frente al porche de Boo, Scout mira el vecindario e imagina cómo debe haberlo visto Boo y cómo, durante todos estos años, él vigiló a “sus” niños. Ya en casa, Scout se sienta con Atticus, quien comienza a leerle una historia de terror para niños que él mismo escogió y que, irónicamente, refleja la historia de Boo Radley. Scout dice que ella no estaba asustada el día de los sucesos de esa noche y que, al igual que lo dijo Jem en ese fatídico camino de regreso a casa, “no hay nada que dé miedo de verdad, excepto en los libros”. Scout se queda dormida mientras Atticus le lee, y se despierta cuando él la está llevando a la cama. Ella le dice que estuvo escuchando todo el tiempo y que el libro es sobre un personaje que fue perseguido y atrapado, pero que luego se descubrió ser inocente y “realmente amable”. Atticus le dice que “la mayoría de las personas lo son, cuando por fin las ves”. Atticus pasa el resto de la noche junto a Jem.

Análisis

La reacción de Maycomb a la noticia de la muerte de Tom demuestra con qué facilidad los ciudadanos interpretan de forma negativa los actos de una persona afroamericana con el fin de poder sostener la construcción social que subyuga a la población afroamericana. Scout se da cuenta de que la decisión de ver el mundo de manera justa solo puede ocurrir en el corazón de cada individuo, y de que no hay forma de llegar a una persona que no está íntimamente convencida de la igualdad de todas las razas y de la virtud de seguir una trayectoria moral.

Sin embargo, para la comunidad afroamericana, la noticia de la muerte de Tom es devastadora, como se puede ver en el desmayo de Helen. Atticus no podía prometerle a Tom que algún día saldría en libertad porque no quería prometer algo que no estaba seguro de poder cumplir. Incapaz de vivir una existencia indeterminada, Tom pierde la esperanza de que la gente entre en razón. Dada todas las injusticias que había sufrido en su vida, Tom pensó que no sería posible que su caso fuera apelado o que el resultado fuera favorable.

El incidente de la cochinilla aún otro ejemplo más de cómo Jem madura cada vez más. Habiendo presenciado el juicio a Tom y la reacción de su familia ante su muerte, Jem tiene un sentido todavía más profundo de la necesidad de proteger al inocente. Por lo tanto, la cochinilla simboliza a los débiles y oprimidos que a menudo son “pisados” por la sociedad. Jem cree en la igualdad de todas las personas, y su elección de proteger a la cochinilla demuestra cuán profundamente está arraigado este valor en él. Jem se está convirtiendo en un jovencito de honor y valores morales, igual a su padre.

En el Capítulo 26, la frialdad de los compañeros de escuela demuestra que los niños que se criaron en un hogar racista tienden a desarrollar actitudes racistas desde pequeños. Así como Jem y Scout crecieron en una casa que valora la justicia y la igualdad, y por eso adhieren a esos valores morales. Esta dicotomía muestra nuevamente cómo las identidades y los valores de las personas son producto de la sociedad y de la vida familiar en la que se criaron.

En este capítulo, Boo hizo la transición completa, de monstruo, a recluso triste, a amigo potencial. Los eventos del juicio hicieron que los niños consideren que Boo tal vez necesite un buen hogar al cual huir (la teoría de Dill) o que tal vez prefiera no estar en contacto con la gente (la teoría de Jem). Scout sueña con hablar de una vez por todas con Boo, lo que muestra su deseo de hacerlo sentir en casa y de comprobarle que la gente no siempre es tan mala.

La declaración de la señorita Gates acerca de que los judíos perseguidos contribuyeron a cada sociedad de la que formaron parte implica que, a contraste, los afroamericanos no estén contribuyendo de ninguna manera en la sociedad estadounidnse. Ella cree con hipocresía total que los judíos se merecen empatía solo por el hecho de ser blancos, mientras que el grupo perseguido de los afroamericanos todavía merece una ciudadanía de segunda clase. También insinúa que por ser los Estados Unidos una democracia, la justicia se aplica a todos, cuando en realidad los afroamericanos están sufriendo los mismos tipos de discriminación y segregación que vivieron los judíos durante la dictadura de Hitler. La “democracia” de la que habla no incluye a todos ni tampoco les otorga los mismos derechos. Que Scout se dé cuenta de la hipocresía de su maestra demuestra una vez más su poderoso entendimiento del verdadero significado de la justicia y la igualdad. El juicio afectó claramente a Jem, y éste necesita tiempo para que su mente todavía adolescente comprenda los sucesos.

En el Capítulo 27, se devela que el señor Link Deas es otro miembro de las fuerzas que trabajan a favor de la justicia en Maycomb cuando defiende a Helen de la amenaza del señor Ewell (durante el juicio a Tom, el señor Deas se puso de pie y gritó que jamás tuvo un problema con Tom Robinson, y que Tom era un buen trabajador y un buen hombre). El juez inmediatamente llamó a silencio y le ordenó al jurado que ignore sus dichos para evitar que se anule el juicio. Mientras tanto, el señor Ewell probó nuevamente ser un cobarde y un malvado al amenazar a los más indefensos. Este capítulo continúa brindando un cuento de suspenso en construcción, con el libro acercándose claramente a un cierre, y pronto sabremos cómo Jem se quebró el brazo y los sucesos finales a los que nos conducía la novela. El evento normalmente inocente y cotidiano del concurso de Noche de Brujas deviene en una noche cargada de terror.

La noche del concurso, en el Capítulo 28, está llena de indicios de los violentos eventos que ocurrirán más tarde. Antes de que los niños se fueran, la tía Alexandra tenía la sensación de que algo andaba mal, y Scout observa un gesto raro en el rostro de su tía. Alexandra le echa la culpa a que “se me ha ido de la cabeza”. La intensa oscuridad de la noche también crea una sensación de corazonada, al igual que la incapacidad de Scout de ver lo que la rodea, atrapada en el enorme disfraz. Entonces, Scout pierde su entrada y termina la noche enojada y avergonzada. Cuando ella y Jem deciden regresar por los zapatos de Scout, las luces de la escuela se apagan, dejando a los niños solos y completamente a oscuras.

El ataque ocurre a todos lados de Scout, y su sensación de indefensión vuelve más intensa la narración de la violencia. Aunque el libro comienza con un miedo a lo monstruoso y a figuras fantasmales como la de Boo Radley, este capítulo opera una inversión dramática: Boo se convierte en el salvador de los niños contra un mal real: un ser humano. Una razón por la cual Dill vive en sus fantasías en lugar de en la vida real es que nada puede ser más atemorizante en la fantasía que lo es en la realidad. Ahora que los niños han crecido, llegan a entender vívidamente que la verdadera fuente del mal por la que deben preocuparse es su prójimo, y no fantasmas imaginarios.

En el Capítulo 29, con la descripción de su pelo como "plumoso," Boo es inmediatamente identificado con el “ruiseñor”, especialmente por su apariencia delgada y sus manos que revolotean. Él se convirtió finalmente en una persona real y completó la transición de monstruo a humano; por otra parte, la maldad del señor Ewell lo convirtió en un verdadero monstruo, cuyo vello facial (que Scout sintió) sugiere una apariencia similar a la de un animal. Cuando Scout le habla directamente a Boo, da el paso final hacia la madurez y deja atrás los cuentos imaginarios de su niñez. Como una joven adolescente, se da cuenta de que Boo es una persona de carne y hueso, y lo trata como tal.

En el Capítulo 30, Atticus intenta defender la ley al exigir que Jem sea llevado a juicio por el asesinato del señor Ewell, sin darse cuenta de que el sheriff está intentando proteger a Boo. Como se ha visto antes en el caso de los Ewell, que tienen permitido cazar fuera de temporada, se deben hacer excepciones a la ley para proteger a ciertas personas; en este caso, Boo necesita de esa protección. Cuando Atticus entiende los motivos del sheriff, cede y se da cuenta de que lo mejor para todos es permitir que Boo castigue de forma no oficial al señor Ewell por el crimen de intentar enviar a la muerte a Tom. A esta altura, el motivo del “ruiseñor” inocente queda bastante claro, pero este capítulo vuelve a discutir la idea de que el inocente no debe sufrir a manos de los poderosos. Cuando Scout compara el llevar a juicio a Boo con dispararle a un ruiseñor, nuevamente muestra su recién descubierta madurez y comprensión adulta. Scout entiende que es necesario evitar que Boo reciba demasiada atención pública y que deberían permitirle vivir la vida tranquila que él conoció desde siempre. Ella en el fondo sabe que Boo es una buena persona.

En el Capítulo 31, Scout cumple finalmente su papel de la hospitalaria dama sureña cuando guía a Boo por la casa y lo acompaña a la suya. Interactúa con él de forma seria y adulta. Aunque sale corriendo a contarle a Jem cuando apenas descubre que Boo está en su casa, ella reacciona contra sus instintos infantiles, y con mucha discreción lo deja en paz. Scout aprendió cómo ser una guía para otros, como lo demuestra su acto simbólico de acompañar a Boo a la seguridad. Ella puede visualizar ahora las cosas desde la perspectiva de él, como Atticus alguna vez le sugirió que hiciese; y desde el porche delantero, se imagina cómo Boo vio pasar los años y los vió crecer a ella, a Jem y a Dill. En este momento de reflexión, Scout también resume perfectamente los sucesos del libro, lo que le recuerda al lector por todo lo que ella y su familia han pasado hasta ese momento.

Scout demuestra que aunque descubrió que las personas (el señor Ewell) pueden ser malvadas de formas inimaginables, todavía tiene fe en la humanidad y puede enfrentar lo que sea con valentía. A diferencia de Dill, ella descubre que el mundo real sigue patrones, y una vez que los conoces, el mundo de la fantasía y de los libros es el único lugar donde puede existir el verdadero miedo. A pesar de su crecimiento y madurez, Scout todavía es una pequeña de tan solo ocho años de edad, y lo último que vemos de ella es que se queda dormida en los brazos de su padre. La autora tiene mucho cuidado de no darle al lector ningún tipo de información sobre el futuro de Scout. En cambio, nos deja una imagen de Scout cuando está descubriendo verdades fundamentales del mundo: comprende que en el mundo existe tanto el bien como el mal, y tiene fe ciega en la bondad inherente a las “personas”.