Matar un Ruiseñor

Matar un Ruiseñor Citas y Análisis

“Maycomb era una población antigua, pero cuando yo la conocí también era una población fatigada. En los días lluviosos las calles se convertían en un barril rojizo; la hierba crecía en las aceras, y el edificio del juzgado parecía que iba a desplomarse sobre la plaza. En verano hacía mucho calor: los perros sufrían durante el día y las flacas mulas enganchadas a los carros espantaban moscas a la sofocante sombra de las encinas de la plaza. A las nueve de la mañana, los cuellos duros de los hombres perdían su tiesura. Las damas se bañaban antes del mediodía y después de la siesta de las tres, pero al atardecer estaban como blandos pastelillos recubiertos de sudor y talco”.

Capítulo 1, página 11

La descripción detallada pinta una imagen vívida del pueblo de Maycomb, lo que nos da alguna idea de los sentimientos de Scout sobre Maycomb. Además, el narrador nos da un marco para la historia y crea el clima para un pueblo tranquilo y algo aburrido, lo que establece las bases para el conflicto del juicio a Tom.

“—Tu padre no sabe enseñar —concluyó—. Ahora puedes sentarte. Murmuré que lo sentía y me retiré meditando acerca de mi falta”.

Capítulo 2, página 23

La maestra de primer grado de Scout la hace sentir mal por ser capaz de leer, cuando Scout debería sentirse orgullosa de poder leer y escribir a tan temprana edad. Scout incluso pide disculpas y se refiere a su capacidad como un crimen. Esta conversación demuestra cuán cerradas eran las mentes de Maycomb.

“—En primer lugar —dijo—, si aprendes una treta sencilla, Scout, convivirás mucho mejor con toda clase de gente. Uno no comprende de veras a una persona hasta que considera las cosas desde su punto de vista… —¿Cómo es eso? —…Hasta que se mete en el pellejo del otro y va por ahí como si fuera ese otro”.

Capítulo 3, página 35

Este fragmento ejemplifica el lazo especial entre Atticus y su hija, Scout. A lo largo de la novela, Scout aprende más de su padre que de cualquier otra persona. Atticus le enseña a Scout sobre las cosas importantes de la vida y sobre el mundo, algo que no aprende en la escuela. Scout escucha a Atticus con mucha atención. Ella lo respeta mucho y valora profundamente sus consejos.

“En el límite de la finca de los Radley crecían dos encinas cuyas raíces se extendían hasta la orilla del camino, sobresaliendo del terreno. En uno de aquellos árboles había una cosa que me llamó la atención. De una cavidad nudosa del tronco, a la altura de mis ojos precisamente, salía una hoja de papel de estaño, que me hacía guiños a la luz del sol. Me puse de puntillas, miré otra vez, rápidamente, alrededor, metí la mano en el agujero y saqué dos pastillas de goma de mascar sin su envoltura exterior”.

Capítulo 4, página 38

Dejar regalos en el agujero es una de las primeras señales de que Boo Radley quiere ser amigable con los niños y de que se ha dado cuenta del interés que ellos sienten por él. Al dejarles inofensivos regalos sencillos y delicados, se vuelve evidente que Boo es una buena persona, algo que difiere de lo que Scout y Jem han asumido desde el comienzo de la novela. Scout no se da cuenta de que los regalos pueden provenir de Boo, aunque Jem sí lo sospecha. Más adelante, Scout entiende.

“—Sí, esto era lo que hacían, ¿verdad? —¿Burlarnos? —No —dijo Atticus—, exponer su historia para que toda la vecindad se ría de él. Jem pareció crecerse un poco. —¡Yo no he dicho que hiciéramos tal cosa; yo no lo he dicho! Atticus sonrió de una manera seca. —Acabas de decírmelo —replicó—. Desde este mismo momento ponen fin a estas tonterías, todos y cada uno”.

Capítulo 5, página 56

Es realmente raro que Atticus sea tan severo con los niños. Aquí, con sus fuertes palabras, muestra que no deben burlarse de los Radley y que ellos no son mala gente. Esto crea una tensión implícita entre padre e hijos ya que los niños no están del todo convencidos.

“Entonces vi la sombra. Era la sombra de un hombre que llevaba el sombrero puesto. Primero lo confundí con un árbol, pero apenas si soplaba el viento, y los troncos de los árboles no andan. El porche trasero estaba bañado por la luz de la luna, y la sombra, seca como una tostada, avanzó cruzando el porche en dirección a Jem. El segundo en verla fue Dill, que se cubrió la cara con las manos. Cuando la sombra cruzó el cuerpo de Jem, este la vio. Se llevó las manos a la cabeza y permaneció rígido”.

Capítulo 6, página 60

Los niños creen que el hombre en las sombras es Boo Radley y quedan petrificados del miedo. En el fragmento, el lector se da cuenta de qué tan asustados están los niños del hombre misterioso y con qué intensidad su presencia afectó sus vidas.

“Como Atticus me había aconsejado en cierta ocasión, probé meterme en su pellejo y hacer como si fuera él: si hubiese ido sola a la casa de los Radley a las dos de la mañana, la tarde siguiente se habría efectuado mi entierro. En consecuencia, dejé en paz a Jem y procuré no fastidiarlo”.

Capítulo 7, página 66

Éste es uno de los tantos ejemplos donde Scout sigue los consejos de Atticus para resolver un conflicto en su vida. Claramente, Scout respeta tanto a su padre como a su hermano, y demuestra un gran nivel de madurez para ser tan joven.

“—¿Dar las gracias? ¿A quién? —pregunté. —A Boo Radley. Estabas tan absorta contemplando el fuego que no te diste cuenta cuando él te abrigó con la manta. Sentí un nudo en el estómago al oír aquello. Jem se levantó y se acercó a mí.—¡Se escabulló fuera de la casa, dio un rodeo...se presentó allí sin hacer ruido y se volvió del mismo modo!”

Capítulo 8, página 81

Aunque Scout parece tener miedo al escuchar que Boo Radley estuvo a centímetros de ella, comienza a darse cuenta de que el hombre misterioso quiere protegerla y ser su amigo. Boo se gana la simpatía de Scout y del lector en este fragmento

“—Has de aprender mucho, Jack —repuso Atticus. —Lo sé. Tu hija me ha dado la primera lección esta tarde. Dijo que yo no comprendía mucho a los niños y me explicó por qué. Tenía mucha razón. Me explicó cómo debí haberla tratado; oh querido, cómo lamento haberle dado una tunda”.

Capítulo 9, página 96-7

El tío Jack admite que Scout le dio una lección. Atticus le inculcó desde pequeña la sabiduría y la compasión, algo muy adelantado para su edad. Aquí, ella demuestra ser más sabia que el tío Jack, que es un adulto. Lo cierto es que Scout es muy parecida a Atticus: tiene principios morales muy fuertes y puede explicar las cosas de forma sencilla para que las personas puedan entender su perspectiva.

“Atticus le dijo un día a Jem: —Preferiría que disparases contra botes vacíos en el patio trasero, pero sé que perseguirás a los pájaros. Mata todos los arrendajos azules que quieras, si puedes darles, pero recuerda que matar un ruiseñor es pecado. Aquella fue la única vez que le oí decir que esta o aquella acción fuese pecado, y pregunté a la señorita Maudie al respecto. —Tu padre tiene razón —me respondió—. Los ruiseñores solo se dedican a cantar para alegrarnos. No estropean los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen nada más que derramar su corazón, cantando para nuestro deleite. Por eso es pecado matar un ruiseñor”.

Capítulo 10, página 99-100

Además de hacer mención del título de la novela, este fragmento demuestra una vez más qué tan similares son Atticus y la señorita Maudie. Ambos están muy de acuerdo en que es pecado matar un ruiseñor, un animal que simboliza a Boo Radley y a Tom Robinson, dado que los ruiseñores no causan ningún daño y su comportamiento demuestra su “corazón puro”.

“—¿Una dama? —Jem levantó la cabeza bruscamente— Después de todas las cosas que decía de ti, ¿una dama? —Lo era, aunque sus peculiares puntos de vista sobre las cosas eran muy diferentes de los míos… Hijo, ya te he dicho que de todos modos te habría mandado a que le leyeses. Quería que descubrieses lo que es la verdadera bravura, en vez de creer que la bravura la encarna un hombre con un arma en la mano. Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final pase lo que pase.”

Capítulo 11, página 122-3

Aquí, Atticus les enseña a sus hijos el verdadero significado de heroísmo. La señora Dubose era una anciana más bien malhumorada y agresiva que vivía cerca. Ella hablaba en términos muy duros de Atticus, y, en un estallido de ira, Jem arrancó sus flores. Como castigo, tuvo que ir a leerle todos los días después de volver de la escuela. Sin saberlo, Jem la estaba ayudando a superar su adicción a la morfina. Atticus revela esto a los niños después de que ella muere, dejándoles evaluar la situación ellos mismos. Atticus trata a sus hijos como adultos y les muestra el significado de la verdadera valentía. Las últimas dos líneas de este fragmento sirven como una analogía al caso de Tom Robinson y muestran que Atticus sabe que no ganará, pero debe dar lo mejor de sí para buscar justicia.

“No es necesario que uno explique todo lo que sabe. No es femenino… Y, en segundo lugar, a la gente no le gusta estar en compañía de una persona que sabe más que ellos. Les deprime. Hablando bien no ayudaría a ninguno; han de ser ellos mismos los que quieran aprender. Si no quieren, has de mantener la boca cerrada, o hablar su mismo idioma.”.

Capítulo 12, página 136

Aquí, Calpurnia explica lo que ella entiende por diferentes tipos de personas. Ella habla el inglés oficial en la casa de los Finch, lo que prueba que sea educada y que le importe cómo es percibida. Por otro lado, también muestra que ella es respetuosa con la gente de su iglesia y de su comunidad al hablar como hablan ellos, en el dialecto de la comunidad. En este fragmento, Calpurnia también le explica a Scout lo que significa ser una dama.

"Nunca comprendí porque le preocupaba tanto la herencia. Yo creía que eran personas excelentes aquellas que obraban lo mejor que sabían según su criterio, pero la tía Alexandra estaba convencida, y así lo decía, de que cuanto más tiempo hubiese estado asentada determinada familia en el mismo terreno tanto más distinguida y excelente era”.

Capítulo 13, página 140

Aquí, Scout explica cuán diferente son los modos de ver el mundo que tienen ella y la tía Alexandra. Scout es mucho más joven, pero tiene una comprensión mucho más madura de la gente que la tía Alexandra, lo que demuestra un sentido agudo de la sabiduría.

“—Eso es porque no puedes retener nada en tu cabecita, salvo un rato —dijo Jem—. Con la gente mayor es distinto, nosotros… Aquellos días su enervante superioridad se hacía insoportable. No quería hacer otra cosa que leer y marcharse por ahí solo”.

Capítulo 14, página 148

Los sentimientos que unen a los niños Finch cambian a lo largo de la novela cuando Jem crece y las diferencias entre hermano y hermana se vuelven más explícitas. Scout entiende que Jem se siente superior a ella y ya no quiere jugar con ella. Está frustrada con los aires de superioridad de Jem y desea que pudieran volver a jugar y a hablar como solían hacerlo.

“—¿Qué sucede? —pregunté. Atticus no dijo nada. Miré alrededor y levanté la vista hacia el señor Cunningham, cuyo rostro estaba igualmente impasible. Entonces hizo una cosa curiosa: se puso en cuchillas y me cogió por los hombros. —Le diré que le envías recuerdos, damita —prometió. Luego se levantó de nuevo y agitó su enorme zapa. —¡Vámonos! —ordenó— En marcha, muchachos”.

Capítulo 15, página 165

Esta conversación se da después de que Scout dispara en la potencialmente peligrosa turba de hombres fuera de la carcel. Scout sabe que algo anda mal y se acerca al único hombre que reconoce del grupo, el señor Cunningham. Ella hace lo que se le enseñó e intenta conectar con él al hablarle de su hijo, quien es compañero de escuela. Sin saberlo, Scout apela a la humanidad del hombre y lo obliga a darse cuenta de que debe actuar honrosamente y dejar a Atticus y Tom Robinson en paz.

"Vaya, aquello arrojaba una luz distinta sobre las cosas: Atticus tenía que defender al negro, tanto si le gustaba como si no. Me pareció raro que no nos lo hubiese dicho, nos habría servido muchas veces para defenderle y defendernos. «Está obligado, por eso lo hace», habría significado menos peleas y menos alboroto”.

Capítulo 16, página 175

Atticus quiso tomar el caso para que se hiciera justicia y nunca quiso que sus hijos creyeran que lo tomó solo porque tenía que hacerlo. Para Atticus, el caso se trataba de proteger los derechos humanos y quería que sus hijos entendieran que realmente le importaba. Scout no entiende de todo esto, pero la revelación le permite al lector ver a Atticus, otra vez, como un padre excelente.

"El señor Ewell escribió en el reverso del sobre y levantó los ojos complacidos para ver que el juez lo estaba mirando fijamente, como si observase una gardenia aromática en plena floración, y para ver al señor Gilmer en su mesa, expectante. También el jurado lo observaba; uno de sus miembros se inclinaba hacia adelante con las manos sobre la balaustrada. —¿Tan interesante ha sido? —preguntó. —Usted es zurdo, señor Ewell —dijo el juez Taylor".

Capítulo 17, página 190

Esta cita demuestra la inteligencia de Atticus y el primer punto débil importante en el testimonio de Bob Ewell. Atticus cree que el señor Ewell golpeó a Mayella, y no Tom, y demuestra que Ewell es zurdo en comparación con el brazo izquierdo discapacitado de Tom. Con esta revelación, el lector no puede confiar para nada en las palabras de Bob Ewell.

“—Es una pregunta sencilla, señorita Mayella de modo que lo intentaré otra vez. ¿Recuerda si le pegó en la cara? —La voz de Atticus había perdido su acento agradable; ahora hablaba con tono profesional, árido e indiferente— ¿Recuerda si le pegó en la cara? —No recuerdo si me pegó. Quiero decir que sí lo recuerdo; me pegó”.

Capítulo 18, página 198

El poco convincente testimonio de Mayella no hace más que aumentar la sospecha del lector sobre su testimonio. Según los testimonios del señor Tate y del señor Ewell, Mayella ciertamente había sido golpeada. Es extraño que la reacción de Mayella a la pregunta sea tan poco creíble si ella estuviera diciendo la verdad.

“El señor Gilmer sonrió al jurado. —Por lo visto es usted un hombre muy bondadoso. ¿Hacía todo aquello sin pensar en cobrar ni un penique? —Sí, señor. Ella me daba mucha pena, ella parecía poner más empeño que todos los demás. —¿A usted le daba pena ella, a usted le daba pena ella, eso ha dicho? —El señor Gilmer parecía no dar crédito a sus oídos”.

Capítulo 19, página 210

Pareciera que el señor Gilmer piensa que es horrible que Tom Robinson, un campesino pobre y afroamericano, sienta pena por Mayella, una ciudadana blanca de Maycomb. Leyéndolo hoy, es razonable imaginar esa pena si tenemos en cuenta las condiciones en las que vivía, pero según los estándares raciales de esa época, la declaración de Tom causa algo de resentimiento por violar una supuesta división categórica entre el estatus de los blancos y el de los negros.

“La acusación no ha presentado la menor prueba médica de que el delito que se atribuye a Tom Robinson tuviera lugar jamás. En su lugar, se ha apoyado en las declaraciones de dos testigos cuyos testimonios no solo han quedado en grave entredicho al interrogarles la defensa, sino que ha sido absolutamente rechazado por el acusado. El acusado no es culpable, pero hay alguien en esta sala que sí lo es”.

Capítulo 20, página 216

Los firmes argumentos finales de Atticus prueban qué tan buen abogado es. Atticus solo dice la verdad e intenta obligar a aquellos en la sala, incluidos sus hijos, a que evalúen los hechos y no la raza del acusado. Se necesitó mucha valentía para dar este discurso, pero, para Atticus, era absolutamente necesario.

“—¿Señorita Jean Louise? Miré alrededor. Todos estaban de pie. Alrededor y en la galería de la pared de enfrente, los negros se ponían de pie. La voz del reverendo Syke sonaba tan distante como la del juez Taylor. —Señorita Jean Louise, póngase de pie. Pasa su padre.”

Capítulo 21, página 225

Las personas en el balcón sienten un gran respeto por Atticus debido a todo el empeño que le puso al caso y a lo bien que defendió a Tom. Atticus trabajó para que la verdad saliera a la luz. Cuando el reverendo Sykes le pide a Scout que se ponga de pie, ella comprende lo mucho que significa el trabajo de su padre para él y para el resto de los que estaban sentados junto a ella en el balcón.

“Dentro de casa, cuando la señorita Maudie quería explicar alguna cosa extensa solía extender los dedos sobre las rodillas y acomodarse la dentadura postiza. Ahora lo hizo, y nosotros aguardamos. —Quiero decirles solamente que en este mundo hay hombres que nacen para evitarnos los trabajos desagradables. Tu padre es uno de ellos”.

Capítulo 22, página 229

La señorita Maudie intenta hacer que los niños entiendan la situación difícil del caso Tom Robinson. La señorita Maudie lo explica bien y les dice a los niños que aunque Atticus perdió, ganó al obligar a que el pueblo verdaderamente evalúe sus percepciones sobre la raza y la igualdad. El jurado tomó mucho tiempo en llegar a un veredicto, y esto es solo una muestra de que Atticus logró hacer que los hombres del jurado evalúan sus ideas sobre la raza. Por lo tanto, aunque nada placentero, el trabajo de Atticus es de gran importancia y afectará el futuro de las relaciones raciales en Maycomb.

“Scout, creo que empiezo a comprender una cosa. Creo que empiezo a comprender por qué Boo Radley ha estado encerrado en su casa todo este tiempo… Ha sido porque quiere estar allí dentro”

Capítulo 23, página 242

Jem está creciendo y se da cuenta de que el mito sobre Boo probablemente no es verdad. Jem también ha crecido angustiado por la falta de honor en la sociedad y se da cuenta de que Boo prefiere vivir solo antes que rodeado de hombres corruptos.

“—Tom ha muerto. La tía Alexandra se cubrió la boca con las manos. —Lo mataron a tiros —explicó Atticus—.Intentaba escaparse. Ocurrió durante un recreo. Dicen que echó a correr ciegamente hacia la valla y empezó a trepar por ella. Justo frente a ellos…”

Capítulo 24, página 250

Tom Robinson jamás dañó a nadie, pero fue condenado y esperaba su apelación en una carcel local. Atticus cree que Tom odiaba estar encerrado por un crimen que no cometió y no podía imaginarse pasar por otro juicio. Atticus pensaba que la ansiedad que le causó la situación y lo inevitable de la batalla y del sufrimiento hicieron que Tom huyera.

“—¿Por qué no puedo aplastarla? —pregunté a Jem. —Porque no te hace daño —respondió en la oscuridad pues había apagado la lamparita de noche”.

Capítulo 25, página 253

Aquí, Scout iba a "aplastar" una cochinilla cuando Jem la detuvo. En esto, puede verse que Jem desea proteger a cualquier ser indefenso. Él fue testigo de la humillación y de la muerte que sufrió el inocente Tom, y comenzó a entender que es un pecado aprovecharse de algo más débil que uno y querer destruirlo, al igual que es un pecado matar un ruiseñor.

“Nos habían ocurrido tantas cosas que Boo Radley era el menor de nuestros miedos. Atticus aseguraba que no veía que pudiese ocurrir nada más, que las cosas tenían la virtud de reencauzarse por sí mismas, y que cuando hubiera pasado el tiempo suficiente, la gente olvidaría que un día habían dedicado su atención a Tom Robinson”.

Capítulo 26, página 258

Cuando Scout dice que “Boo Radley era el menor de nuestros miedos”, irónicamente está dando un indicio de su futura reaparición.

“—No me gusta, Atticus, no me gusta nada —fue la conclusion de la tía Alexandra ante aquellos acontecimientos—.Ese hombre parece alimentar un odio permanente contra todos los relacionados con estos sucesos. Sé cómo suele saldar sus resentimientos la gente de su calaña, pero no comprendo por qué los tiene precisamente él; en el juicio se salió con la suya, ¿verdad?”

Capítulo 27, página 266

Aquí, la tía Alexandra se refiere a Bob Ewell, que dijo públicamente que se vengaría de Atticus Finch después de que éste lo hiciera quedar como un idiota ante toda la sala del tribunal. Atticus cree que a Ewell solo le gusta sonar orgulloso y que jamás haría nada, pero la tía Alexandra está preocupada. Más adelante, se comprobará, por una vez, que Atticus se equivocó al respeto.

“Esta vez el otro no se detuvo. El suave suiss suiss siguió. Luego cesó. Ahora corría, corría hacia nosotros, y no con pasos de niño. —¡Corre, Scout! ¡Corre! —ordenó Jem. Di un largo paso y noté que me tambaleaba; sin poder mover los brazos, en la oscuridad no sabía mantener el equilibrio. —¡Jem, ayúdame! ¡Jem!”

Capítulo 28, página 278

Este es un fragmento con mucho suspenso. Lee cuenta esta parte de la historia a través de indicios y pistas sutiles en lugar de dichos concretos. Por ejemplo: “y no con pasos de niño” (es un adulto el que los persigue).

“Cuando le señalé, sus manos se deslizaron ligeramente, dejando un grasiento trazo de sudor en la pared, y hundió los pulgares en el cinturón. Un ligero y extraño espasmo le agitó, como si oyera unas uñas arañando la pizarra, pero cuando vio que yo le miraba con admiración la tensión desapareció lentamente de su rostro. Sus labios se entreabrieron en una tímida sonrisa; pero mis repentinas lágrimas difuminaron la imagen de nuestro vecino. —Hola, Boo —le dije”.

Capítulo 29, página 287

Aquí, por primera vez, Scout y Boo interactúan directamente. Scout ya no le teme y trata a Boo como a un igual. Ella sabe que él les salvó la vida a ella y a Jem, y lo respeta por eso. El poder de este momento emociona a Scout hasta las lágrimas, pero, como siempre, se maneja con una madurez de alguien mayor a su edad.

“—Scout,el señor Ewell cayó sobre su propio cuchillo. ¿Te suena verosímil? Por su aspecto, yo habría dicho que necesitaba que le animasen. Corrí hacia él y le abracé y le besé la mejilla con todas mis fuerzas. —Sí, señor, muy verosímil –aseguré para tranquilizarle–. El señor Tate tenía razón. Atticus se libró de mis brazos y me miró. —¿Qué quieres decir? —Mira, hubiera sido algo así como matar un ruiseñor”.

Capítulo 30, página 293

Aquí, nuevamente, Lee nos muestra el fenomenal entendimiento de la vida que tiene Scout. Scout es bastante joven, y su padre no está seguro de que ella comprenda todo lo que se ha dicho. Sin embargo, ella lo sorprende y lo llena de orgullo al comparar al señor Arthur Radley (Boo) con un ruiseñor. Al igual que un ruiseñor, Boo jamás dañó a nadie; y sería un pecado llevarlo a juicio por la muerte del señor Bob Ewell, a quien mató protegiendo a Scout y a Jem.

"Atticus tenía razón. Una vez nos dijo que uno no conoce de verdad a un hombre hasta que se pone en su pellejo y se mueve como si fuera él. El estar de pie, simplemente, en el porche de los Radley fue suficiente para mí”.

Capítulo 31, 296

Estar en el porche de los Radley le permite a Scout finalmente ver el mundo como lo veía Boo. En los comienzos de la novela, ella sentía mucho miedo cada vez que pasaba por su casa. Ahora, mientras está de pie en el porche, se da cuenta de cuánto creció y cuánto aprendió.