Las Aventuras de Tom Sawyer

Las Aventuras de Tom Sawyer Resumen y Análisis de Capítulo 31

En este capítulo se regresa a cuando Tom y Becky están en la cueva de McDougal el día de la comida campestre. Tom y Becky, en la diversión, se cansan de jugar a las escondidas y comienzan a separarse del resto del grupo, buscando los lugares donde otros niños han inscrito sus nombres en las paredes de la cueva con el humo de las velas. Pronto, ellos están tan absortos en pasear que no se dan cuenta de que las paredes ya no tienen inscripciones. Ellos escribieron sus propios nombres en la pared y prosiguieron su marcha, realizando marcas ocasionales en su camino con el humo de las velas, hasta que fueron rodeados por un enjambre de murciélagos. Tom apresura a Becky a salir del pasadizo, y terminan cerca a un gigantesco lago subterráneo. Se sientan en el borde del lago y de repente se dan cuenta de la quietud del lugar. No han escuchado a ninguno de los otros chicos por un largo rato. Becky comienza a preocuparse, y deciden regresar. Tom sugiere que vayan por una ruta diferente, a fin de evitar los murciélagos. Empiezan a buscar un nuevo camino de regreso, Tom se pone más y más desanimado, y empiezan a darse cuenta de que tienen problemas. Tom comienza a gritar, pero nadie responde. Comienzan a retroceder, pero se dan cuenta de que no han dejado marcas para encontrar su camino de regreso. Se encuentran completamente perdidos.

Becky comienza a llorar. Tom la consuela y comienza a culparse. Empiezan a vagar sin rumbo. Tom apaga la vela de Becky para conservar su fuente de luz. Después de algún rato, están agotados y Becky se queda dormida. Ella se despierta con un poco más de energía, y continúan su marcha. No tienen idea de cuánto tiempo han estado en la cueva. Encuentran un manantial y beben un poco de agua. Becky toma el pastel que había guardado de la merienda campestre, que ella llama su "pastel de boda", y lo comen. Posteriormente, Tom confiesa que están consumiendo su último cabo de vela, y no pueden seguir más allá. Becky tiene miedo y da rienda suelta al llanto y a las lamentaciones, Tom trata de consolarla diciéndole que enviarán personas a buscarlos tan pronto se percaten de que están perdidos. Becky es consciente de que su madre no la espera en casa hasta la mañana siguiente, y empieza a preocuparse. Se termina el último cabo de vela y quedan en la oscuridad.

Pasan muchas horas. Ellos no saben qué día es, y tienen hambre. De repente, Tom escucha algo así como un grito. Él coge a Becky y la conduce hacia el sonido, hallando su camino en la oscuridad andando a tientas por las paredes de la cueva. Llegan a un gran hoyo y no pueden cruzarlo. Los gritos parecen hacerse más y más remotos, por lo que retornar sin esperanza al manantial.

Tom decide pasar el tiempo explorando cuidadosamente, y utiliza su cuerda de la cometa como guía de modo que pueda regresar al lugar en el que se encontraba antes de salir. El lleva de la mano a Becky hacia el interior de un pequeño pasadizo. Cuando llegan al final, Tom ve cerca una mano que sostiene una vela. Grita, y de repente ve que el de la mano es el indio Joe. Joe giró y desapareció, sin saber quien gritó. Tom, no queriendo correr el riesgo de encontrarse con el indio Joe, decide que deben volver al manantial, y no le dice a Becky lo que vio. Después de dormir nuevamente, están tan cansados y molestos que Tom decide afrontar el riesgo del indio Joe. Becky está muy débil, y le dice a Tom que vaya sin ella y vuelva si encuentra algo, o cuando sea el momento de morir. Tom la besa y la deja, prometiendo retornar.

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