Las Aventuras de Tom Sawyer

Las Aventuras de Tom Sawyer Citas y Análisis

"'¡Dios mío! ¡Mire lo que tiene detrás, tía!'"

Capítulo 1, pág. 2

"No era el niño modelo del lugar. Al niño modelo lo conocía de sobra, y lo detestaba con toda su alma."

Capítulo 1, pág. 4

"¿Es que le dejan a un chico blanquear una cerca todos los días?"

Capítulo 2, pág. 12

"Había descubierto, sin darse cuenta, uno de los principios fundamentales de la conducta humana, a saber: que para que alguien, hombre o muchacho, anhele alguna cosa, sólo es necesario hacerla difícil de conseguir."

Capítulo 2, pág. 13

"...cada vale azul era el precio de recitar dos versículos. Diez vales azules equivalían a uno rojo, y podían cambiarse por uno de éstos; diez rojos equivalían a uno amarillo, y por diez vales amarillos el superintendente regalaba al alumno una Biblia, modestamente encuadernada (que valía cuarenta centavos en aquellos tiempos felices). ¿Cuántos de mis lectores hubieran tenido laboriosidad y constancia para aprenderse de memoria dos mil versículos, ni aun por una Biblia de las ilustradas por Doré?"

Capítulo 4, pág. 24

"La mañana del lunes encontró a Tom Sawyer afligido"

Capítulo 6, pág. 35

"No tienes más que decir a un chico que no vas a querer a nadie más que a él, nunca, nunca; y entonces lo besas y ya está. Cualquiera puede hacerlo."

Capítulo 7, pág. 49

"Convenían los dos en que más hubieran querido ser un año bandidos en la selva de Sherwood que presidentes de los Estados Unidos por toda la vida."

Capítulo 8, pág. 57

"Hace cinco años me echó usted de la cocina de su padre una noche que fui a pedir algo de comer, y dijo que no iba yo allí a cosa buena; y cuando yo juré que me lo había de pagar aunque me costase cien años, su padre me hizo meter en la cárcel por vagabundo. ¿Se figura que se me ha olvidado? Para algo tengo la sangre india. ¡Y ahora le tengo a usted cogido y tiene que pagar la cuenta!."

Capítulo 9, pág. 61

"Esta última pluma acabó de romper el espinazo del dromedario."

Capítulo 10, pág. 70

"Todas las tonterías que en ellas [revistas sobre salud] leía acerca de la ventilación, y el modo de acostarse y el de levantarse, y qué se debe comer, y qué se debe beber, y cuánto ejercicio hay que hacer, y en qué estado de ánimo hay que vivir, y qué ropas debe uno ponerse, eran para ella el evangelio; y no notaba nunca que sus publicaciones de salud del mes actual habitualmente echaban por tierra todo lo que habían recomendado el mes anterior."

Capítulo 12, pág. 75

"'¡Porque si hubiera tenido una, le hubiera quemado vivo ella misma! ¡Le hubiera asado las entrañas hasta que las echase fuera, sin darle más lástima que si fuera un ser humano!'"

Capítulo 12, pág. 78

"Era evidente que se juntaban allí ‘dos almas, pero un solo pensamiento.’"

Capítulo 13, pág. 80

"Se sintieron al instante héroes. Era una gloriosa apoteosis. Los echaban de menos, vestían de luto por ellos; se acongojaban todos y se vertían lágrimas por su causa; había remordimientos de conciencia por malos tratos infligidos a los pobres chicos a inútiles y tardíos arrepentimientos; y lo que valía más aún: eran la conversación de todo el pueblo y la envidia de todos los muchachos, al menos por aquella deslumbradora notoriedad. Eso era agradable. Valía la pena ser pirata, después de todo."

Capítulo 14, pág. 91

"'Lo que tienen que hacer es no decir nada, y un día, cuando estén todos juntos, me acerco y te digo: "Joe, ¿tienes tabaco? quiero fumar. Y tú dices, así como si no fuera nada: "Sí, tengo mi pipa vieja y además otra; pero el tabaco vale poco". Y yo te digo: "¡Bah!, ¡con tal de que sea fuerte...!" Y entonces sacas las pipas y las encendemos, tan frescos, y ¡habrá que verlos!'"

Capítulo 16, pág. 102

"Pero algo le hizo saber que, si hubieran tenido alguna incomodad, se hubieran librado de ella."

Capítulo 16, pág. 102

"El grupo se alejó, rememorando recuerdos de los héroes desaparecidos, con voces sobrecogedoras."

Capítulo 17, pág. 107

"¡Habían estado escondidos en la galería que no se usaba escuchando su propio sermón fúnebre!"

Capítulo 17, pág. 109

"Tom recibió más sopapos y más besos aquel día -según los tornadizos humores de tía Polly- que los que ordinariamente se ganaba en un año; y no sabía bien cuál de las dos cosas expresaba más agradecimiento a Dios y cariño para su propia persona."

Capítulo 17, pág. 109

"Tiíta quisiera no haberlo hecho, pero no pensé..."

Capítulo 19, pág. 118

"'¡Le perdonaría ahora al chico aunque hubiera cometido un millón de pecados!'"

Capítulo 19, pág. 120

"'Pues está bien. A ella le gustaría verme a mí en el mismo aprieto: ¡pues que se aguante!'"

Capítulo 20, pág. 122

"La insinceridad, que saltaba a los ojos, de tales sermones no fue suficiente para desterrar esa moda de las escuelas, y no lo es todavía; y quizá no lo sea mientras el mundo siga en pie."

Capítulo 21, pág. 128

"'Su señoría, en nuestras observaciones al abrirse este juicio, dejé entrever mi propósito de probar que mi defendido había realizado ese acto sangriento bajo la influencia ciega e irresponsable de un delirio producido por el alcohol. Mi intención es ahora otra; no he de alegar esa circunstancia. (Dirigiéndose al secretario:) ‘¡Que comparezca Thomas Sawyer!’"

Capítulo 23, pág. 139

"sordos y mudos"

Capítulo 26, pág. 152

"Número Dos - debajo de la cruz."

Capítulo 26, pág. 155

"'El me quiere porque yo nunca me doy importancia con él. Algunas veces me he sentado con él a comer. Pero no lo digas por ahí'."

Capítulo 28, pág. 163

"'¡Maldita mujer! Quizás tenga visitas... Hay luces, tan tarde como es'."

Capítulo 29, pág. 168

"...aun cortada la viga por completo Joe no hubiera podido hacer pasar su cuerpo por debajo de la puerta, y él lo sabía de antemano. Había estado, pues, desgastando con el cuchillo únicamente por hacer algo; para no sentir pasar el tiempo, para dar empleo a sus facultades impotentes y enloquecidas."

Capítulo 33, pág. 191

"[Ellos] confesaban que lo habían pasado casi tan bien en el entierro como lo hubieran pasado viéndolo ahorcar."

Capítulo 33, pág. 192

"¡Ahí está! ¿Qué había dicho yo? ¡La mitad es de Huck y la otra mitad mía!"

Capítulo 34, pág. 203

"No hables de eso, Tom -dijo-. Ya he hecho la prueba y no marcha; no marcha, Tom. No es para mí; no estoy hecho a eso. La viuda es buena conmigo y cariñosa; pero no puedo aguantarla. Me hace levantar a la misma hora justa todas las mañanas; hace que me lave y me peine y cepille hasta sacarme chispas; no me deja dormir en el cobertizo de la leña; tengo que llevar esa condenada ropa que me estrangula, Tom; parece como que no deja entrar el aire, y es tan condenadamente fina que no puedo sentarme, ni tumbarme, ni echarme a rodar; hace ya... años, parece, que no me he dejado resbalar por la entrada de un sótano; tengo que ir a la iglesia, y sudar y sudar: ¡no resisto aquellos sermones! Allí no puedo cazar una mosca ni mascar tabaco, y todo el domingo tengo que llevar puestos los zapatos. La viuda come a toque de campana, se acuesta a toque de campana, se levanta a toque de campana... todo se hace con un orden tan atroz que no hay nadie que lo resista'.

Capítulo 35, pág. 205

"Cuando uno escribe una novela sobre gente mayor, sabe exactamente dónde parar - es decir, con un matrimonio, pero cuando se escribe de menores, debe detenerse donde mejor pueda."

Capítulo 35, pág. 208