La plaza del Diamante

La plaza del Diamante Elementos Literarios

Genero

Novela.

Configuración y Contexto

La novela se ubica en la Barcelona de principios del siglo XX. Su trama avanza junto a los acontecimientos históricos que atravesó España a partir de la década del 30’. El comienzo coincide con el fin de la monarquía de Alfonso XIII y la instauración de la Segunda República española. Luego, la historia continúa en el contexto de la Guerra Civil y, finalmente, la posguerra, con la dictadura de Franco. Así, es posible ubicar la línea temporal de la novela aproximadamente entre 1930 y los años 50.

Narrador y Punto de Vista

La narradora es Natalia, el personaje principal. Es una narradora protagonista que cuenta los hechos en primera persona. Narra desde su experiencia, su punto de vista y, ante todo, con una subjetividad que pone de manifiesto a través de su conciencia y sus pensamientos.

Tono y Estado de Ánimo

La novela presenta un tono dramático e intimista.

Protagonista y Antagonista

La protagonista de la historia es Natalia. Antagonista: N/A

Conflicto Principal

Al tratarse de una novela de corte subjetivista y psicologista, el mayor conflicto está en la crisis de identidad de su protagonista, desatada por un marido opresor y las circunstancias adversas de la guerra y la pobreza. Esa crisis la lleva a atravesar un largo y doloroso proceso de exploración de su conciencia, que forma parte de su camino de maduración.

Climax

El clímax se produce en el Capítulo 36, cuando el personaje de Natalia llega al límite del sufrimiento por la miseria y el hambre, y sale decidida a comprar aguafuerte para poner fin a esa situación, matando a sus hijos y suicidándose. Al borde del colapso, consigue el producto letal en el negocio de un tendero que ya conoce, y que le fía. Cuando emprende el regreso, ese tendero la detiene y le propone trabajar en su casa, un hecho que cambia el destino de Natalia.

Presagio

El apodo "Colometa", que en catalán significa "palomita" y que Quimet le pone a Natalia apenas conoce, anticipa el protagonismo que tendrán las palomas en el desarrollo de la vida del personaje principal.

En la primera cita de Natalia y Quimet, aparece un mirlo que inquieta a este último: "Por fin dijo, ¿no te da miedo este pájaro? Le dije que me gustaba mucho y él me dijo que su madre siempre le había dicho que los pájaros negros traían desgracias, aunque fuesen mirlos" (p. 14). Además, el cielo se oscurece cuando se dan el primer beso. Todo esto presagia la desdicha de Natalia y la muerte de Quimet.

La llegada de la primera paloma al departamento de casada de Natalia coincide con el día en que Quimet trae el embudo, objeto con el que la protagonista luego imaginará poner fin a su vida y la de sus hijos. Teniendo en cuenta que las palomas representan la esperanza de libertad que constituye la Segunda República, la aparición del embudo, al mismo tiempo que la primera paloma, presagia el fracaso de ese proceso histórico.

Atenuación

Cuando un grupo de hombres acosa a Natalia en la calle, ella atenúa la situación alegando que es una mujer "exigente", en vez de reaccionar con enojo frente a esa actitud claramente reprobable: "Unos cuantos tontos me empezaron a decir cosas para molestarme y uno muy gitano se acercó más que los otros y dijo, está buena. Como si yo fuese un plato de sopa. Todo aquello no me hacía ninguna gracia. Claro que era verdad, como mi padre siempre decía, que yo había nacido exigente..." (p. 36).

Alusiones

Pueden encontrarse algunas alusiones a la Biblia. Una de ellas, durante una comida en la casa de la madre de Quimet: "Y el Quimet en lugar de echarse sal en el plato empezó a decir que todos estábamos hechos de sal desde que aquella señora que no creyó a su marido se volvió a mirar aunque se le había dicho que anduviese bien derecha y para adelante" (p. 32-33). Este fragmento alude a la historia de la esposa de Lot, una mujer mencionada por primera vez en el libro del Génesis, donde se describe cómo se convirtió en una estatua de sal después de mirar hacia atrás cuando escapaba de Sodoma con su familia.

Hacia el final de la novela, Natalia tiene un sueño en el que ve el cuerpo descompuesto de Quimet tirado en el desierto, con los huesos del torso a la vista, en forma de jaula. A continuación, describe lo siguiente: "Y las costillas estaban todas fuera menos una que era yo y cuando me separé de la jaula cogí enseguida una florecita azul y la deshojé y las hojitas caían revoloteando por el aire como los granitos de maíz. Y todas las flores eran azules, de color de agua de río y de mar y de fuente, y todas las hojas de los árboles eran verdes como la serpiente que vivía muy quieta y con una manzana en la boca. Y cuando cogí la flor y la deshojé Adán me golpeó en la mano, ¡no enredes! Y la serpiente no podía reírse porque tenía que sostener la manzana y me seguía a escondidas..." (p. 228). Este sueño remite al relato bíblico de Adán y Eva y la expulsión del paraíso.

Cabe remarcar que ambas alusiones a la Biblia connotan la tradición misógina del pensamiento católico de concentrar la debilidad, la culpa y la causa de los males en la figura de la mujer.

Imágenes

Ver sección "Imágenes".

Paradoja

Puede identificarse una paradoja en el hecho de que, en la simbología universal, la paloma está asociada a la idea de libertad y pureza, pero en 'La plaza del Diamante' estos animales terminan representando completamente lo contrario en la vida de Natalia: el palomar es un elemento opresivo para la protagonista, tanto que termina por boicotearlo. Además, las descripciones que ella hace de las palomas y su espacio tienen mucho más que ver con la suciedad, la repugnancia y la inmundicia que con las nociones de pureza o pulcritud.

Paralelismo

Se puede establecer un paralelismo entre el advenimiento y desarrollo de la Segunda República española y el palomar de la casa de Natalia y Quimet. La construcción de este último coincide con la destitución de la monarquía y la instauración del nuevo régimen democrático; son dos hechos que representan momentos de libertad y esperanza. Asimismo, el fracaso y la caída de la Segunda República se producen en paralelo con la decadencia del palomar, la huida y la muerte de las palomas.

Metonimia y Sinecdoque

En el primer capítulo, Julieta le advierte a Natalia: “¡no te sientes, que te arrugarás!” (p. 8). Esto es una metonimia típica del lenguaje común, hablado, al que remite la escena. La metonimia es una figura retórica del pensamiento que consiste en designar una cosa con el nombre de otra con la que existe una relación de contigüidad espacial, temporal o lógica. Julieta apunta la acción de arrugarse directamente a Natalia, por cercanía con el objeto evocado: lo que se arrugará es el vestido que lleva puesto Natalia, no Natalia.

“Y yo sola con aquellos ojos delante, que no me dejaban. Como si todo el mundo se hubiese convertido en aquellos ojos y no hubiese manera de escapar de ellos” (p. 10). En la cita se utiliza la figura retórica de la sinécdoque, en la que se refiere una parte para aludir al todo. Los ojos, en este caso, aluden a la persona que mira a Natalia, es decir, a Quimet.

Personificación

“El trabajo iba mal. El Quimet decía que el trabajo le volvía la espalda pero que al final se arreglaría, que la gente andaba muy alterada y no pensaba en restaurar sus muebles o en hacerse otros nuevos” (p. 91). La cita permite apreciar la personificación del trabajo, ya que la acción de "dar la espalda" la puede realizar una persona y no un objeto. Sin embargo, la expresión aquí refiere al hecho de que Quimet tiene poco trabajo.

"(...) aquel olor de sábana cansada que va chupando el olor de la persona" (p. 247). En esta frase, se personifica al objeto sábana, adjudicándole, por un lado, la cualidad de estar "cansada" y, por el otro, la de realizar la acción de "chupar".