El Guardian Entre el Centeno

El Guardian Entre el Centeno Resumen y Análisis de Capítulos 11-15

Capitulo 11

Después de irse del salón Malva, Holden comienza a pensar en Jane Gallagher y se preocupa pensando que Stradlater la haya seducido. Holden conoció a Jane cuando su madre se enfureció porque el perro de los Gallagher hacia sus necesidades en el césped de los Caulfield. Días después, Holden se presenta a Jane pero le toma tiempo convencerla de que no le importa lo que su perro hiciera. Holden se acuerda de la sonrisa de Jane y admite que ella es la única persona a la que le mostró el guante de béisbol de Allie. La única vez que Jane y Holden tuvieron un acercamiento más íntimo fue cuando Jane se peleó con su padrastro, el señor Cudahy. Holden sospechó que su padrastro intentó pasarse de listo con ella. Desanimado por sus pensamientos, Holden decide ir a Ernie’s, un club nocturno en Greenwich village que D.B. solía frecuentar antes de irse a Hollywood.

Capitulo 12

En el taxi en camino a Ernie’s, Holden platica con Horwitz, el taxista. Holden le pregunta que le pasa a los patos en Central Park durante el invierno, pero los dos entran en una discusión cuando Horwitz piensa que las preguntas de Holden son tontas. Ernie’s está lleno de chicos de colegios privados y de idiotas universitarios, como Holden los llama. Holden se fija en un muchacho que parece ser estudiante de Yale y que esta con una hermosa chica; él le esta contando como un chico en su dormitorio casi se suicida.

De pronto, una ex novia de D.B. reconoce a Holden. La chica, Lillian Simmons, le pregunta sobre D.B. y le presenta a su nuevo novio, un comandante de la Marina. Holden se percata de la manera que Lillian bloquea el corredor del lugar hablando de lo apuesto que Holden se ha vuelto. Holden decide marcharse en vez de quedarse con Lillian.

Capitulo 13

Holden camina de regreso al hotel, a pesar de que son cuarenta y una cuadras de regreso. Holden se pone a pensar en cómo enfrentaría a alguien que se haya robado sus guantes. Aunque no lo haría agresivamente, Holden desearía poder amenazar a la persona que los robó. Holden finalmente concluye que le gritaría al ladrón pero no lo golpearía.

Holden entonces se acuerda de cuando tomaba con Raymond Goldfarb en Whooton. De regreso en el hotel, Maurice, el encargado del elevador le pregunta a Holden si quiere divertirse esa noche. Maurice le ofrece traer a una prostituta por cinco dólares. Cuando la prostituta llega, ella no le cree a Holden cuando este le miente diciéndole que tiene veintidós años. Holden finalmente le dice a Sunny, la prostituta, que acaba de tener una operación en su clavícula, lo que es una excusa para no tener sexo. Sunny está molesta, pero Holden aún le paga, aunque estos discuten sobre el precio. Holden le da cinco dólares, pero Sunny demanda diez.

Capitulo 14

Después que la prostituta se marcha, Holden se sienta en una silla y habla en voz alta con su hermano Allie, algo que hace cuando está deprimido. Finalmente se mete en la cama y siente ganas de rezar, aunque él siente que es “un poco ateo.” Holden dice querer a Jesús, pero sus discípulos le molestan. Aparte de Jesús, otro personaje bíblico que le agrada es el lunático que vivía junto a las tumbas y se cortaba con piedras. Holden dice que sus padres no están de acuerdo con la religión y que ninguno de sus hermanos va a la iglesia.

Maurice y Sunny tocan la puerta exigiendo más dinero. Holden discute con Maurice y lo amenaza con llamarle a la policía, pero Maurice le dice que sus padres se enterarán que paso la noche con una prostituta. Holden comienza a llorar y Sunny toma el dinero de su cartera. Maurice lo golpea en el estómago antes de irse. Después de que Maurice se marcha, Holden se imagina disparándole a Maurice en el estómago. Holden siente ganas de suicidarse al brincar de la ventana, pero no se atreve porque no quiere que la gente vea su cuerpo en la banqueta.

Capitulo 15

Holden le llama a Sally Hayes, quien va al colegio Mary A. Woodruff. Según Holden, Sally parece ser muy inteligente ya que sabe mucho sobre el teatro y la literatura, pero en realidad es muy tonta. Holden queda de verse con Sally en la mañana, pero ella continua hablando con Holden por teléfono a pesar de la falta de interés de Holden. Holden le dice a Sally que su padre es un rico abogado corporativo y que su madre no ha estado bien de salud desde que Allie murió.

En la estación Grand Central, donde Holden guarda sus pertenecías después de dejar el hotel, él ve a dos monjas con maletas baratas. Holden se acuerda de su compañero de cuarto en Elkton Hills, Dick Slage, quien tenía maletas baratas y se quejaba de que todo era caro. Holden charla con las monjas y les da una donación.

Análisis

En el capitulo 11, Jane Gallagher continua siendo gran parte de los pensamientos de Holden y las historias sobre ella refuerzan varios temas que continúan apareciendo a través de la novela. La historia de Jane le recuerda al lector que la muerte de Allie tuvó un profundo impacto en Holden. Para Holden, la muerte de Allie es algo privado que comparte solo con algunas personas. Este hecho saca a relucir la importancia del capítulo anterior, donde Holden escribe un ensayo sobre el guante de béisbol de Allie. Esta información, que antes era considerada privada, sale a relucir como parte de un ensayo escrito para alguien más, lo que indica que Holden ha estado reprimiendo sus emociones sobre la muerte de su hermano.

El capítulo también destaca la falta de confianza que Holden siente por los adultos. Holden cree que el padrastro alcohólico de Jane ha abusado de ella, y esto soporta su teoría de que las figuras con autoridad son peligrosas. Esto también puede ser parte de la razón por la cual Holden tiene una mala impresión sobre la sexualidad, ya que asocia a esta con acciones degradantes como el comportamiento del señor Cudahy hacía con Jane. Más adelante veremos cómo Holden también sufre a manos de “pervertidos,” como él les llama, cuando conozcamos al señor Antolini. Para Holden, el sexo se ha convertido en algo desagradable y no algo para celebrar. Holden no asocia el sexo con el amor, sino que para él este es una entidad decrepita que no tiene que ver con el corazón.

En el capítulo 12, Salinger continua estableciendo la falta de satisfacción que Holden siente hacia los demás. Holden continua siendo hostil para con todos los que conoce, ya sea Lillian Simmons o Horwitz. En la mayoría de estos encuentros, Holden muestra una falsa cordialidad hacía con estas personas y se enfoca en describir sus malas características. Holden se enfoca en la hipocresía de los demás, como cuando sospecha que el chico de Yale solo esta contando la historia del intento de suicido para así poder aprovecharse de la chica que está escuchando la historia. Holden parece odiar a todos los que pueden encontrar placer en el día a día– algo que Holden no es capaz de hacer por sí mismo.

Esta hostilidad es muy aparente cuando Holden discute con Horwitz, quien desafía a Holden sutilmente debido a sus preguntas tontas. Holden parece odiar a aquellos de su mismo círculo social, los que van a escuelas privadas. Esto parece indicar una forma de odio hacia sí mismo. Como el chico que va a una escuela privada que es, Holden parece odiar a todos los que se parecen a él. En efecto, Holden preferiría ser el conserje de Pencey a un chico privilegiado. Holden romantiza el pretender ser alguien oprimido.

Puede parecer fácil decir que Holden simplemente está teniendo una crisis existencial. Sin embargo, es claro que su dolor proviene del no saber lidiar con la muerte de su hermano, Allie. Holden parece odiar a los demás porque estos no entienden lo que él siente, a saber, que no vale la pena dar amor ya que este puede ser arrebatado de la forma más cruel.

En el capítulo 13, Holden aparece como un adolescente temeroso, ya que él mismo admite su cobardía. Holden cree que es incapaz de enfrentarse a otro estudiante de Pencey y de pelearse con él para defender su propiedad. Esto contradice su manera de pensar anterior cuando se peleó con Stradlater. Sin embargo, en aquella ocasión Holden se peleó con Stradlater por puro impulso. En efecto, si Holden se llega pelear con alguien esto será no porque busque vengarse pero porque realmente quiere hacerse daño a él mismo. Este dolor es lo único que lo hace sentirse vivo.

Cuando una decisión requiere pensar en las consecuencias, Holden no puede tomar esta decisión. Esta inhabilidad de llevar a cabo sus decisiones es demostrada durante el encuentro de Holden con la prostituta, lo que deja en vista otra vez su complejo con las mujeres. La prostituta le pregunta a Holden su edad, lo que deja en claro que Holden parece ser un niño para con los demás personajes de la novela.

El comportamiento de Holden se vuelve cada vez más auto-destructivo mientras el capítulo 14 progresa. Holden sabe que está en peligro cuando Maurice y Sunny lo amenazan, pero aun así decide discutir con ellos por cinco dólares más. Durante este encuentro, Holden demuestra ser un niño cuando se pone a llorar cuando Maurice y Sunny le roban dinero. Holden se imagina asesinando a Maurice después de que este se marcha, pero solo momentáneamente. Pero Holden parece ser la más grande amenaza para sí mismo. Su comportamiento para con Maurice y Sunny demuestran su falta de preocupación por él mismo.

Salinger incluye varios ejemplos de Holden y su actitud masoquista, como el hecho de que uno de sus personajes bíblicos favoritos sea uno que se mutile a sí mismo. Estos detalles se acumulan durante todo el capítulo para revelar al final que Holden considera el suicidarse. Aunque al final Holden decide no hacerlo ya que piensa en los detalles de su muerte al caer de la ventana, esto es una clara señal de desesperación. Salinger indica que tal vez en el futuro Holden intente llevar a cabo esta idea, y esa sea la razón por la cual se encuentra bajo cuidado psiquiátrico al comienzo del libro.

En el capítulo 15, después de los eventos de la noche anterior, Holden vuelve a sus mismas preocupaciones diarias. Holden trata a Sally de la misma manera que trata a otras personas que conoce en l novela; por fuera muy cordial pero por dentro juzgándolos con rencor por sus idiosincrasias. Holden continua elaborando más sobre su familia, incluyendo el efecto que la muerte de Allie tuvo en otros familiares. Uno puede inferir que la familia nunca se recuperó de esta tragedia, y quizás es por eso que todos se alejaron del uno al otro. Solamente Holden y Phoebe se mantuvieron cerca, pero hasta Holden decide abandonarla para así no hacerla sufrir si él llega a irse permanentemente.

Holden también continua con su preocupación sobre el sexo cundo conoce a las monjas en la estación Grand Central y se pregunta cómo reaccionan ante literatura “sexy” como Romeo y Julieta. Este encuentro apoya la idea de que Holden tiene un complejo sexual. Holden cree que porque las monjas no tienen una idea de la sexualidad, estas no pueden lidiar con literatura erótica. Esta es quizás la razón por la que Holden considera en algún momento convertirse en un cura.

Sin embargo, otra revelación importante en este capítulo es la arrogancia de Holden. Aunque en capítulos anteriores Holden criticó a Stradlater y a otros por su presuntuosidad, Holden demuestra la misma cualidad tratando a otros condescendientemente por comprar maletas baratas. Holden cree que lo que une a las personas no es la inteligencia o el talento, pero la clase social. Esto establece una vez más la hipocresía de Holden. Aunque Holden denuncia el comportamiento de la clase social a la que él pertenece, Holden comparte ciertas actitudes con ellos.