El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde Resumen y Análisis de los Capítulos 7 y 8

Capítulo 7: El incidente de la ventana

Resumen:

Una vez más, el señor Enfield y el señor Utterson están caminando por la puerta misteriosa. Utterson ve al doctor Jekyll, a quien no ha visto durante semanas, a través de una ventana. Utterson llama a Jekyll y le dice que debería salir más. Jekyll le responde que desearía poder hacerlo, pero que no se atreve. Cuando termina la frase, su sonrisa desaparece de su rostro y una expresión de terror absoluto se apodera de él. Parece como si sufriera algún tipo de ataque. Enfield y Utterson solo ven el dolor en la cara de Jekyll por unos instantes antes de que la ventana se cierre rápidamente, pero ambos se horrorizan. Siguen caminando sin hablar del incidente.

Análisis:

El comienzo del Capítulo 7 se refleja en el Capítulo 1, cuando Enfield y Utterson pasan frente a la misteriosa puerta de Hyde. Sin embargo, en el año transcurrido, mucho ha cambiado. Para Enfield, para Utterson y para el resto del mundo, Jekyll se ha encerrado dentro de los límites de su hogar y de su identidad alternativa, Hyde.

En este punto, se supone que el lector aún no conoce la identidad dual de Jekyll, y la sensación de misterio que rodea a la relación entre Jekyll y Hyde, así como al comportamiento solitario de Jekyll, crece. Mientras tanto, el mundo de Utterson se ha vuelto cada vez más oscuro y horroroso, ya que Lanyon muere y Jekyll se esconde del mundo. A través de estos eventos, el mundo lógico y racional de Utterson se está desintegrando lentamente, transformándose en uno de confusión y misterio. Además, mientras los eventos de la novela se vuelven cada vez más extraños, el lenguaje utilizado y los detalles ofrecidos se vuelven cada vez más escasos. Este patrón aparece por primera vez en la incapacidad de describir el horror específico del rostro de Hyde, se vuelve más poderoso cuando Lanyon se niega a discutir los detalles de su horrorosa conmoción, y continúa desarrollándose en este capítulo, cuando Enfield y Utterson aceptan en silencio no hablar del aparente ataque ni del extraño comportamiento de Jekyll. Así, a medida que la acción dramática continúa desarrollándose, el suspenso y el misterio que rodean a Jekyll crecen.

Capítulo 8: La última noche

Resumen:

Tiempo después, Utterson está sentado en su casa junto a la chimenea cuando Poole, el mayordomo de Jekyll, lo visita. Poole parece bastante perturbado, y Utterson le ofrece una copa de vino para calmar sus nervios. Poole acepta, aunque deja el vino intacto. Revela que ha ido a buscarlo porque está desesperado. Está muy preocupado por el bienestar del doctor Jekyll, ya que el hombre ha estado encerrado en su gabinete durante semanas, y no permite que nadie lo vea. Poole admite que cree que ha habido "juego sucio", pero se niega a entrar en detalles. Utterson siempre ha sospechado del comportamiento de Jekyll y se ha preocupado por su amigo. Por lo tanto, al enterarse de las preocupaciones de Poole, rápidamente acepta ayudar. Los dos hombres abandonan la casa de Utterson y se dirigen a lo de Jekyll.

Dentro de la casa de Jekyll, Utterson ve que toda la servidumbre "seguía apiñada a su alrededor como un rebaño de ovejas". Claramente, Poole no está solo en su preocupación, y una criada se deshace en sollozos. Este asunto es mucho más serio de lo que Utterson jamás imaginó. Poole lleva a Utterson por el jardín trasero y le dice que no entre en la habitación de Jekyll, incluso si es invitado a hacerlo. Utterson se asombra del nivel de miedo y terror que habita el hogar, y comienza a asustarse un poco por lo que puede encontrar en el gabinete de Jekyll.

Utterson y Poole se acercan a la puerta del gabinete de Jekyll en el laboratorio, y Poole anuncia que Utterson está pidiendo ver al doctor Jekyll. Una voz que no suena como la de Jekyll emite un grito, diciento que no verá a nadie. Poole regresa a donde Utterson se estaba escondiendo y le pregunta si, para él, la voz sonaba como la de Jekyll. Utterson está de acuerdo en que "parece muy cambiada". Utterson comienza a tener miedo a medida que Poole le explica que, durante los veinte años que trabajó para Jekyll, ha llegado a conocer su voz. En su corazón, Poole sabe que no es la voz de Jekyll, y le dice a Utterson que hace ocho días escuchó a Jekyll gritar de dolor. Poole cree que el doctor fue asesinado, y que el culpable, "solo Dios sabe con qué propósito", se ha estado escondiendo en el gabinete de Jekyll desde entonces, fingiendo ser el dueño de la casa.

Como siempre, Utterson trabaja para racionalizar estos recientes eventos. Deduce que si alguien asesinara a Jekyll, no estaría todavía en la casa. Poole le explica que el hombre, o "lo que sea", ha estado rogando por un tipo específico de medicina "noche y día". Antes de su aparente desaparición, Jekyll también había estado buscando un medicamento específico: anotaba sus órdenes y se las pasaba a Poole por debajo de la puerta. Siguiendo las órdenes de su amo, Poole buscaba el medicamento en todas partes, pero todo lo que llevaba era considerado inútil o impuro. Utterson pide ver una de las solicitudes escritas, y Poole saca una de su bolsillo. La nota parece bastante profesional, expresa un sentido de urgencia y luego cae en la desesperación: "Por el amor de Dios, encuéntreme un poco de la antigua remesa".

Utterson está de acuerdo en que algo debe andar mal. Poole entonces revela que ha visto a la persona escondida en la habitación de Jekyll. Se lo encontró un día mientras el hombre estaba revisando cajas en el laboratorio. Poole explica que "aquella cosa", que aparentemente llevaba una máscara, gritó al notar la presencia del mayordomo, y subió las escaleras inmediatamente. Utterson propone que tal vez Jekyll "es presa de una de esas enfermedades que al mismo tiempo torturan y desfiguran al que las padece", y que aún podría recuperarse. Sin embargo, Poole está convencido de que hay juego sucio, y de que Jekyll ha sido asesinado.

Utterson se da cuenta de que no tiene más remedio que resolver este misterio de una vez por todas. Él y Poole toman un hacha de la sala de cirugía para romper la puerta del gabinete. Antes de hacerlo, ambos asumen creer que Hyde está en la habitación de Jekyll y que ha matado al médico. Los dos hombres le piden a Bradshaw, uno de los sirvientes de Jekyll, que haga guardia en la entrada del laboratorio que da a la calle. En pos de darle suficiente tiempo para llegar a su puesto, se ponen de acuerdo para romper la puerta en diez minutos.

A medida que pasan los minutos, escuchan las extrañas pisadas que emanan del gabinete de Jekyll. Finalmente ha llegado el momento. Utterson grita: "Jekyll, insisto en verte". Una voz suplica:"¡Ten piedad, por el amor de Dios!". Utterson sabe que es la voz de Hyde. Poole destruye la puerta del gabinete con el hacha. Finalmente, la cerradura se rompe y los hombres pueden entrar en la habitación. Dentro, todo parece estar en orden, excepto que el cuerpo de un hombre retorcido yace boca abajo en el suelo, con una mano agarrando un frasco. El cuerpo es descrito como el de un enano vestido con prendas demasiado grandes, de la talla de Jekyll. Utterson cree que Hyde se ha suicidado en lugar de enfrentar el castigo por sus malas acciones. Luego, él y Poole comienzan a buscar el cuerpo de Jekyll, pero no encuentran nada.

En la sala de disección encuentran la llave de Hyde que abre la puerta de la calle, rota y oxidada. De vuelta en el gabinete de Jekyll, Poole señala la gran cantidad de "cierta sal blanca" que Jekyll había pedido. Utterson toma uno de los libros de Jekyll y se sorprende por el terrible lenguaje y por las declaraciones escritas en los márgenes. Y, al mirar el espejo de cuerpo entero en la habitación, los hombres están de acuerdo en que este ha sido testigo de muchas cosas extrañas. En la mesa de Jekyll, Utterson encuentra un sobre grande con su nombre. Lo abre y encuentra varios recintos. Primero encuentra un testamento que deja todas las posesiones materiales de Jekyll a Utterson y no a Hyde, como se había designado previamente. Examina el siguiente papel, que parece haber sido escrito ese mismo día, y reconoce la letra de Jekyll. Utterson se pregunta si el hombre sigue todavía vivo. El breve mensaje indica que Jekyll ha desaparecido y teme que su muerte sea inminente. Jekyll solicita que Utterson lea primero la carta sellada del doctor Lanyon y que, si aún le quedan preguntas sin responder, lea el sobre más grande que contiene la "confesión" de Jekyll.

Utterson le pide a Poole que no diga nada sobre estos documentos, ya que quizás aún puedan salvar la reputación del buen doctor. Son las diez de la noche y Utterson decide irse a casa a leer los documentos en cuestión. Jura regresar antes de la medianoche y llamar luego a la policía.

Análisis:

Sin lugar a dudas, el Capítulo 8 contiene más acción que cualquier otro capítulo de la novela. Finalmente, Utterson tiene razones para enfrentarse a su amigo y buscar activamente una respuesta a los misteriosos incidentes que se han estado sucediendo el año anterior. Stevenson escribe muchas secuencias narrativas en este capítulo, y suceden muchas cosas. Poole llega al límite de su paciencia y, finalmente, busca ayuda en Utterson. Utterson se enfrenta violentamente al hombre que se esconde en el gabinete de Jekyll, y que parece tratarse de Hyde. Hyde finalmente se suicida, Utterson y Poole buscan sin éxito el cuerpo de Jekyll, y Utterson se queda con misteriosas cartas que incluyen un nuevo testamento y la confesión personal de Jekyll, que recoge los detalles de la desaparición de Jekyll y su relación con Hyde. Todavía quedan cosas sin explicar acerca de los experimentos y la identidad dual de Jekyll, pero nos estamos acercando cada vez más a la verdad. Los otros capítulos de la novela tienden a girar alrededor de los detalles de un único incidente, pero este capítulo contiene muchos.

Es importante tener en cuenta que, al comienzo del capítulo, Utterson se mantiene fiel a su personalidad lógica y razonable al tratar de explicar toda la extraña evidencia que le proporciona Poole. Aunque inicialmente se preocupa y se muestra dispuesto a regresar a la casa de Jekyll con Poole para resolver la situación, parece que Utterson no está en verdad convencido de la gravedad de las circunstancias hasta que oye la voz de Hyde desde la habitación de Jekyll. Después de eso, Utterson está convencido de que sucede algo malo, y le pide a Poole que lo ayude a romper la puerta del gabinete.

Tanto Poole como Utterson creen que el hombre en la habitación de Jekyll es Edward Hyde. Incluso después de entrar y encontrar el cuerpo de Hyde, vistiendo ropa demasiado grande para él, están convencidos de que el hombre asesinó a Jekyll y que el cuerpo de este debe estar cerca. Utterson todavía está confundido por la situación, ya que no puede entender dónde puede haber desaparecido Jekyll o por qué Hyde, un hombre tan malvado, se suicidaría. Además, la llave de Hyde que abre la puerta de entrada parece destruida a propósito y bastante oxidada, lo que significa que el hombre no tenía medios para salir del gabinete, salvo que fuera a través de la casa de Jekyll, donde los sirvientes claramente lo habrían visto, y habría sido arrestado por el asesinato de Sir Danvers Carew.

En este punto, el lector aún no es consciente de que Jekyll y Hyde son en realidad el mismo hombre y que, con el suicidio de Hyde, Jekyll también ha muerto. Estos detalles saldrán a la superficie más tarde, a través de las cartas de Lanyon y Jekyll. Sin embargo, mientras Utterson y Poole inspeccionan el gabinete del doctor Jekyll en busca de pistas sobre su desaparición, descubren evidencia de la dualidad Jekyll / Hyde. Por ejemplo, Utterson encuentra una obra que a Jekyll le gustaba mucho "anotada, de su propia mano, con sobrecogedoras blasfemias". Utterson queda nuevamente confundido al encontrar una versión alterada del testamento de Jekyll, donde el nombre de Hyde está tachado y ha sido reemplazado por el suyo. Parece extraño que Hyde hubiera dejado el testamento de esa manera. Para empeorar las cosas, Utterson reconoce la letra de Jekyll en una de sus cartas, fechada ese mismo día, por lo que cree que debe haber estado allí, en esa habitación, poco antes. Pero ahora no está en ninguna parte. En su nota, Jekyll escribe: "cuando estas líneas caigan en sus manos, yo habré desaparecido".

El acto final de Utterson consiste en proteger a Jekyll. Va a su casa a leer las cartas, con la esperanza de salvar la reputación de su amigo, y promete regresar antes de la medianoche para llamar a la policía. Aquí, nuevamente, Stevenson destaca la importancia de la reputación en la Inglaterra victoriana, mostrando cómo, incluso después de presenciar una muerte rodeada de eventos muy extraños, Utterson desea retrasar la participación de las autoridades en un intento por salvar las apariencias. Los dos últimos capítulos del libro consisten solo en el texto de los documentos: primero la carta de Lanyon y luego la confesión de Jekyll. El lector ya no sabe más nada acerca de Utterson, y se queda con la duda de cómo llegó a aceptar la rareza del trabajo de su amigo y la realidad de su existencia dual.