Cuentos de Silvina Ocampo

Biografía

Silvina Ocampo nació el 28 de julio de 1903[5]​ en Buenos Aires, en una casa en la calle Viamonte 550. Fue la menor de las seis hijas de Manuel Silvio Cecilio Ocampo y Ramona Aguirre Herrera (Victoria, Angélica, Francisca, Rosa, Clara María y Silvina). Su familia pertenecía a la alta burguesía, hecho que le permitió tener una formación muy completa, con tres institutrices (una francesa y dos inglesas), un profesor de castellano y otro de italiano, de manera tal que las seis hermanas aprendieron a leer en inglés y francés antes que en castellano.[6]​ Esta formación trilingüe influiría posteriormente en su escritura, según declaró la propia escritora.[7]​

Su familia pertenecía a la alta burguesía ganadera argentina y eran dueños de extensas tierras. Su tatara-tatara-tatarabuelo José de Ocampo fue gobernador de Cuzco antes de mudarse al Virreinato del Río de la Plata. Manuel José de Ocampo (su tatara-tatarabuelo) fue uno de los primeros gobernadores cuando se declaró la independencia. Su bisabuelo Manuel José de Ocampo y González fue político, candidato a presidente y amigo de Domingo Faustino Sarmiento. Su abuelo Manuel Anselmo Ocampo fue estanciero.[8]​[9]​ Otro de sus antepasados fue Domingo Martínez de Irala, conquistador de Asunción y futuro gobernador del Río de la Plata y Paraguay. El hermano de la tatara-tatarabuela de Ocampo, Juan Martín de Pueyrredón, fue director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Otro familiar lejano es Juan Manuel de Rosas quien fue el principal caudillo hasta 1852.[10]​

Su madre, Ramona Máxima Aguirre, era una de ocho hijos y le gustaban la jardinería y tocar el violín. Su familia era de orígenes criollos y religiosa. Su padre, Manuel Silvio Cecilio Ocampo Regueira, nació en 1860 y era arquitecto. Era uno de nueve hijos y tenía un carácter conservador.[11]​

En invierno visitaba a su bisabuelo (quien vivía cerca) diariamente y en verano su familia vivía en una quinta en San Isidro, una casa moderna que contaba con electricidad y agua corriente. Actualmente esta casa (Villa Ocampo) es un sitio UNESCO y reconocido como monumento histórico. En verano, en el segundo piso tomaba clases donde aprendió los fundamentos que le ayudarían más tarde a llegar a ser escritora.[12]​

La crítica Patricia Nisbet Klingenberg sostiene, sin embargo, que de niña Ocampo "lived a lonely existence, relieved primarily by the companionship of various household workers (...) This, then, is the place from which her works emerge, from memory and identification with those identified as other."[13]​

Algunas de las cosas que más la impactaron durante su juventud fueron el casamiento de su hermana Victoria y la muerte de su hermana Clara. Afirmó que el casamiento de Victoria le había quitado la juventud: "Hubo un episodio de mi niñez que marcó mucho nuestra relación. Victoria me quitó la niñera que yo más quería, la que más me cuidó, la que más me mimó: Fanni. Ella me quería a mí más que a nadie. Fanni sabía que yo la adoraba, pero cuando Victoria se casó y se la llevó con ella nadie se atrevió a oponérsele".[14]​ Además manifestó que empezó a odiar la sociabilidad cuando muere Clara.[14]​

En 1908 viajó por primera vez a Europa con su familia.[14]​ Luego estudió dibujo en París con Giorgio de Chirico y Fernand Léger.[15]​[16]​ Entre sus amigos se encontraba el escritor italiano Italo Calvino, quien prologó sus cuentos. De regreso a Buenos Aires, trabajó la pintura junto a Norah Borges y a María Rosa Oliver, y realizó varias exposiciones, tanto individuales como colectivas. Cuando en 1931 Victoria fundó la revista Sur, que publicó artículos y textos de muchos de los más importantes escritores, filósofos e intelectuales del siglo xx, Silvina formó parte del grupo fundador aunque, al igual que Borges y Bioy Casares, no tuvo un lugar preponderante en las decisiones sobre los contenidos a publicar, tarea que desempeñaban Victoria y José Bianco.[17]​

En 1932 conoció a Adolfo Bioy Casares, con quien se casó en 1940. La relación entre ambos fue compleja, y él abiertamente tenía amantes. Algunos autores han descrito a Ocampo como víctima, pero otros, como Ernesto Montequin, han rechazado este retrato: "Eso la pone en un lugar de minusválida. La relación con Bioy fue muy compleja; ella tuvo una vida amorosa bastante plena (...) La relación con Bioy podía hacerla sufrir, pero también la inspiraba".[18]​ En 1954 nació Marta, hija extramatrimonial de Bioy, a quien crio como si fuera propia.[19]​ Permanecieron juntos hasta su muerte, pese a las frecuentes infidelidades de su esposo.[20]​

Primeras publicaciones

En 1937 publicó su primer libro de cuentos, Viaje olvidado. Compuesto por relatos breves (la mayoría no supera las dos páginas), el libro fue reseñado por Victoria Ocampo en Sur, donde señaló las marcas autobiográficas de los cuentos y le reprochó el haber "distorsionado" esos recuerdos de infancia.[21]​ Sur jugó un rol fundacional en la vida de Silvina: "Allí, aparecen los primeros cuentos, poemas y traducciones de su hermana menor. Allí, se configura un grupo sólido de escritores que además arma el privilegiado y estrecho círculo de afinidades electivas de Silvina: Borges, Bioy, Wilcock...”[22]​

A pesar de las primeras críticas negativas de Viaje olvidado, el libro pasó a ser considerado un texto fundamental dentro de la obra de la escritora, en el que ya aparecen los rasgos y temas que caracterizan su escritura, y que iría desarrollando y perfeccionando en libros posteriores. Unos años más tarde colaboró con Borges y Bioy Casares en la preparación de dos antologías: Antología de la literatura fantástica (1940), con prólogo de Bioy, y Antología poética argentina (1941). En 1942 aparecieron dos poemarios, Enumeración de la Patria y Espacios métricos, a partir de entonces, alternó la narrativa con la poesía.[23]​

En 1948 publicó Autobiografía de Irene, cuentos donde muestra una mayor soltura en la escritura y aparece una mayor influencia de Borges y Bioy.[24]​ A pesar de esto, el libro tampoco tuvo mucha repercusión al momento de su aparición. Dos años antes había escrito una novela policial a cuatro manos con Bioy Casares, Los que aman, odian.

Tras varios años de publicar únicamente poesía (Los sonetos del jardín, Poemas de amor desesperado, Los nombres, que obtuvo el Premio Nacional de Poesía) volvió al cuento en 1959 con La furia, con el que finalmente obtuvo cierto reconocimiento y suele considerarse el momento en el que Ocampo alcanza la plenitud de su estilo y del tratamiento de sus temas.[25]​

Los 60

La década de 1960 sería algo menos activa en cuanto a presencia editorial, ya que sólo publicó el volumen de cuentos Las invitadas (1961) y el poemario Lo amargo por dulce (1962).[26]​ En contraste, la década de 1970 fue algo más fecunda. Aparecieron los poemas de Amarillo celeste, Árboles de Buenos Aires y Canto escolar, los cuentos de Los días de la noche y una serie de cuentos infantiles: El cofre volante, El tobogán, El caballo alado y La naranja maravillosa.[27]​[28]​

Últimos años y publicaciones póstumas

Cripta de la familia Ocampo. Cementerio de la Recoleta, Buenos Aires.

La publicación de sus dos últimos libros, Y así sucesivamente (1987) y Cornelia frente al espejo (1988), coincidió con la aparición del Alzheimer, que fue mermando sus facultades hasta dejarla postrada durante sus tres últimos años.[29]​ Falleció en Buenos Aires el 14 de diciembre de 1993 a los 90 años. Fue sepultada en la cripta familiar del Cementerio de la Recoleta, cementerio donde también está enterrado Bioy Casares.[30]​

Póstumamente aparecieron volúmenes que recogían textos inéditos, desde poesías hasta novelas cortas. Así, en 2006 se publicaron Invenciones del recuerdo (una autobiografía escrita en verso libre) y Las repeticiones, una colección de cuentos inéditos que incluye dos novelas cortas, El vidente y Lo mejor de la familia. En 2007 se publicó por primera vez en Argentina la novela La torre sin fin, y en 2008 apareció Ejércitos de la oscuridad, volumen que recoge textos varios. Todo el material fue editado por Sudamericana, que también reeditó algunas de sus colecciones de cuentos. En 2010 se publicó La promesa, una novela que Ocampo empezó alrededor de 1963 y que, con largas interrupciones y reescrituras, terminó entre 1988 y 1989, apremiada por su enfermedad. La edición estuvo al cuidado de Ernesto Montequin.[31]​


This content is from Wikipedia. GradeSaver is providing this content as a courtesy until we can offer a professionally written study guide by one of our staff editors. We do not consider this content professional or citable. Please use your discretion when relying on it.