Antígona

Antígona Resumen y Análisis de Líneas 832-1163

Tan pronto como Hemón sale, Creonte declara una vez más que ambas muchachas serán ejecutadas. El Coro habla y pregunta si tiene previsto castigar tanto a Ismene como a Antígona, pues es evidente que Ismene no ha participado en absoluto en el intento de enterrar el cadáver de Polinices. Ella declaró que ayudó en ello solo porque desea morir con su hermana. Entonces, Creonte cambia de opinión de repente, indicando ahora que sólo Antígona morirá al ser encerrada en una cueva únicamente con un poco de comida, para que finalmente muera de hambre. De esta manera, la ciudad "evitará la contaminación" que una ejecución pública dentro de los linderos de la ciudad ocasionaría. Al hacer que Antígona muera en las afueras de Tebas, Creonte espera evitar cualquier tipo de daño que podría recaer sobre la ciudad si ella moriría allí. El coro responde con palabras de gran tristeza, diciendo que se sienten un tanto "ilícitos" porque, contrariamente a los deseos de Creonte, ellos se lamentan por Antígona cuando ella llegar para escuchar su sentencia de muerte.

Seguimiento del Tema: Muerte 7

Antígona no tiene miedo y se mantiene firme a pesar de su destino y se dirige a ellos: "¡Oh ciudadanos de mi madre patria! ¡Vedme emprender mi último camino y contemplar por última vez la luz del Sol!...aun antes que se hayan entonado para mí himnos de himeneo y sin que a la puerta nupcial me haya recibido ningún canto: mi esposo será el Aqueronte". Líneas 870-877. El coro le dice que ella ha elegido morir porque ella optó por realizar los ritos funerarios a Polinices, aún sabiendo que el castigo era la pena de muerte. Antígona se compara a sí misma con una diosa caída quien, también, fue injustamente castigada, pero el coro le recuerda que ella no es una diosa, sino solo una mujer mortal. Antígona se enoja con el coro y grita en voz alta, "¡Oh patria! ¡Oh muy afortunados habitantes de mi ciudad!... ¡Me dirijo hacia el calabozo bajo tierra que me servirá de insólita tumba! ¡Ay, qué desgraciada soy! ¡No habitaré ni entre los hombres ni entre las sombras, y no seré ni de los vivos ni de los muertos!" Líneas 900-907. Antígona se considera a sí misma como una desterrada al igual que su padre Edipo lo había sido antes de su muerte después de muchos años de errar como un vagabundo, y la misma suerte había tenido su hermano Polinices antes de morir. Ella considera que, condenada a muerte, no vivirá mucho tiempo porque sabe que está sentenciada a morir, aunque todavía no muere. Antígona se halla perdida, sin un hogar, porque optó por enterrar a su hermano. El coro repite que ella sabía las consecuencias de sus acciones, por lo tanto, no hay ninguna razón para que nadie tenga lástima. Ella escogió la muerte.

Seguimiento del Tema: Muerte 8

Antígona sigue quejándose y lamentándose mientras Creonte no se ve afectada en absoluto por su ruego, diciendo que no va a cambiar nada. Antígona espera ver a los demás miembros muertos de su familia como su madre Yocasta, su padre Edipo, y sus hermanos Etéocles y Polinices. Ahora ella se les unirá a ellos en la muerte, aunque hace un llamamiento a los dioses para que la orienten y ayuden en su situación: "¿Qué ley divina he podido transgredir? ¿De qué me sirve, infortunada, elevar todavía mi mirada hacia los dioses? ¿Qué ayuda puedo invocar, ya que el premio de mi piedad es ser tratada como una impía? Si la suerte que me aflige es justa a los ojos de los dioses, acepto sin quejarme el crimen y la pena; pero si los que me juzgan lo hacen injustamente, ojalá tengan ellos que soportar más males que los que me hacen sufrir inicuamente". Líneas 978-986. Ella desea una maldición sobre Creonte si ella es inocente a los ojos de los dioses. Cuando ella muera y los dioses la juzguen, ella sabrá si murió siendo una mujer inocente o una criminal. Antígona piensa que ella es inocente, preguntando a los dioses qué delito ha cometido contra ellos simplemente enterrando a un hombre. Creonte está cansado de oír sus palabras y le dice a los guardias que se den prisa y la saquen de la ciudad para ser encerrada en una cueva. Allí, ella morirá de hambre. Antígona sale finalmente, aún llorando y gimiendo que es inocente.

Seguimiento del Tema: Muerte 9

El coro canta de nuevo acerca de cosas que sucedieron en la historia a otros seres humanos, la forma en que otros sufrieron terriblemente en el pasado, como ahora le sucede a Antígona. Ellos recuerdan la historia de Danae, quien era una mujer que vivía una vida de sufrimiento, porque tenía que esconderse con su hijo para evitar ser asesinados. También la historia de un rey que se burló del dios Baco, y fue castigado por haber impulsado a su propia madre a la locura y desgarrado su cuerpo en pedazos, y también Fineo, un hombre cuya esposa cegó a sus dos hijos. El coro señala que la historia está llena de historias de sufrimiento; la situación de Antígona no es nada nuevo. Estas dos mujeres del pasado, tanto Danae como Fineo fueron castigados a causa del Destino, una poderosa fuerza que determina los acontecimientos que ocurrirán en el futuro. Si el Destino predice que algo va a suceder, entonces no hay forma de evitar que ocurra. Muchas veces antes, el Coro sugirió que quizás Antígona sufre a causa de los pecados de su padre Edipo, a causa de sus crímenes, tal vez la hija está predestinada a sufrir también. Ella es también la persona que tomó la decisión de desafiar a Creonte y por tanto Antígona se muestra arrogante con Creonte no respetando su autoridad como rey.

Seguimiento del Tema: Orgullo 9

Seguimiento del Tema: Mujeres 7

El coro es interrumpido porque el profeta ciego Tiresias aparece de repente, guiado por un joven. El declara que tiene noticias importantes de Creonte, advirtiéndole que se encuentra "en el filo del peligro". Curioso, Creonte pregunta al profeta de que está hablando. Tiresias habla de cómo estuvo quemando a un pájaro, tratando de decir profecías mirando la posición de las entrañas del ave cocida, como es la costumbre en Argos, pero el pájaro no se quemó del todo. Más bien la grasa se quedó sin cocer y la sangre y los fluidos del ave hicieron que el fuego se extinga. Tiresias advierte que los dioses están descontentos con la negativa de Creonte de enterrar a Polinices, debido a que la carne del cadáver de este hombre está siendo devorada por los mismos perros y aves que se sacrifican a los dioses. Los dioses están enojados porque estos animales están todos contaminados. Es la "enfermedad de la ciudad", él la llama. Tiresias le aconseja a Creonte enterrar a Polinices en vez de dejar que su cuerpo siga expuesto en estado de putrefacción en las afueras de Tebas: "Cede, pues, ante un muerto, y no aguijonees ya al que ha dejado de existir. ¿Qué valor supone matar a un muerto por segunda vez? Movido de mi devoción por ti, te aconsejo bien; no hay nada más grato que escuchar a un hombre que solamente habla en provecho nuestro". Líneas 1086-1091. Así como Hemón ofreció sabio consejo a Creonte, pensando en su bien al advertirle que los ciudadanos tebanos estaban molestos por negarle la sepultura a Polinices, ahora Tiresias hace lo mismo al advertirle sobre el desagrado de los dioses.

Sin embargo, en forma similar a la reacción que tuvo con Hemón, ahora Creonte se pone muy furioso con Tiresias y permanece arrogante, negándose a cambiar de opinión en absoluto. Polinices permanecerá insepulto, declara firmemente, aunque las aves de Zeus estuvieran arrebatando trozos de carne de Zeus mismo. Él insiste en que los dioses no pueden contaminarse por ninguna cosa que los seres humanos hagan, e insiste en que este viejo hombre, Tiresias, ha venido a él solo para ganarse algo de dinero. Antes, él no escuchó a Hemón porque era demasiado joven para darle consejos, pero ahora, cuando un hombre distinguido y famoso, incluso mayor que él le ofrece sabios consejos, Creonte sigue negándose a escuchar e incluso insulta a Zeus. Tiresias responde diciendo que la “mente de Creonte está enferma", pero Creonte continua simplemente desestimando lo dicho por el profeta, indicando que solo son mentiras para obtener algo de dinero al “salvar” supuestamente la ciudad del castigo de los dioses. Creonte es muy arrogante y sigue negándose a escuchar a nadie. No toma en serio la advertencia de Tiresias.

Seguimiento del Tema: Orgullo 10

Insultado por darse cuenta de la ignorancia de Creonte, Tiresias pronuncia una profecía muy triste para el futuro de Tebas y de Creonte: "un heredero de tu sangre pague su muerte otra muerte; porque tú has precipitado ignominiosamente bajo tierra a un ser que vivía en su superficie y le has obligado a vivir sepulcro, y por añadidura retienes aquí arriba un cadáver lejos de los dioses subterráneos, sin honras fúnebres y sin sepultura". Líneas 1135-1141. El advierte que Creonte perderá a uno de sus propios hijos porque Creonte ha matado injustamente a Antígona, una muchacha que fue encerrada en una tumba para que muera de hambre, y dejó a un hombre que debería haber sido enterrado que yaciera expuesto sobre la tierra descomponiendo sin recibir ningún honor. A continuación, Tiresias pronuncia más profecías para el futuro de Tebas por el liderazgo de Creonte, culpando a éste de otra guerra en el futuro: "Contra ti se levantarán como enemigos todas las ciudades en las que las aves de anchas alas, las fieras o los perros han llevado restos despedazados de los cadáveres y un olor inmundo hasta los hogares de esos muertos". Líneas 1152-1156.

Seguimiento del Tema: Muerte 10

Estas palabras revelan que no sólo el cadáver de Polinices permanece insepulto, sino que Creonte tampoco ha dado sepultura a ninguno de los otros cinco jefes de los siete ejércitos que murieron luchando contra Etéocles en la batalla. Estos otros líderes estaban tratando de ayudar al hermano mayor Polinices a recuperar el reinado de Tebas. Por este delito no sólo los dioses están enojados, sino también las ciudades cercanas de cuyos lugares estos hombres muertos vinieron a alzarse contra Tebas. Enojado e insultado, Tiresias es alejado por su lazarillo, declarando que Creonte debería enojarse con hombres más jóvenes que él. Al parecer, el profeta se ha sentido mal porque Creonte se ha mostrado irrespetuoso con un anciano y no ha escuchado sus sabios consejos; sin embargo, esto fue lo mismo que Creonte le dijo a su propio hijo Hemón antes, que él es de más edad y más sabio que su hijo. Ahora, sin embargo, cuando un hombre mayor y más sabio que él le ofrece asesoramiento, Creonte no escucha tampoco ese consejo. Creonte es un terco y orgulloso hombre que idea excusas para justificar lo que quiere para sí mismo, en lugar de actuar por el bien de la ciudad que gobierna. Tiresias advierte que será castigado por esto.