La novela narra dos historias que se desarrollan de forma simultánea y que están entrelazadas: por un lado, la relación entre la Loca del Frente, un personaje homosexual de cuarenta años que se dedica al bordado, y Carlos, un joven miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez; por otro lado, se cuenta el atentado fallido contra Augusto Pinochet, el presidente dictatorial de Chile. A medida que la historia avanza, se van intercalando fragmentos que tienen como protagonistas a Augusto Pinochet y a su esposa, Lucía Hiriart, en los momentos de la emboscada, los días previos y los posteriores.
La narración comienza situándose en la primavera del año 1986, en Santiago de Chile. El país está conmocionado y en la ciudad de Santiago hay manifestaciones y represiones a diario: hace años está atravesando una dictadura militar y cada septiembre, aniversario del Golpe de Estado, las protestas cobran mayor fuerza. Este año, además, hay organizaciones que sostienen que es posible que la dictadura, por fin, termine. En ese contexto, surge un vínculo entre la Loca del Frente y Carlos. Se conocen en el almacén del barrio, y él, que se presenta como un estudiante universitario, le pide una serie de favores: primero que le guarde unas cajas con libros prohibidos y manuscritos, luego que le permita reunirse en su casa con sus compañeros de estudios, más tarde que le lleve una pesada y misteriosa bolsa al centro de la ciudad. La Loca accede, cada vez más enamorada, a los pedidos del muchacho, al principio, sin saber de qué se trata todo aquello; luego, continúa haciéndolo, incluso al empezar a sospechar que Carlos y sus compañeros están utilizando su casa como una de sus guaridas clandestinas.
Un día, Carlos la invita a pasar la tarde en el Cajón del Maipo. Ella va preparada como para un día de picnic; él, en realidad, la utiliza para camuflarse en el paisaje y parecer una pareja más de las que visitan la zona. A pesar de estar concentrado en su plan, por momentos cede ante los encantos de ella, se relaja y se ríe contento. Durante esa tarde, trabaja disimuladamente: toma medidas del lugar y saca fotos a la comitiva presidencial que pasa por allí, camino a la casa de fin de semana del dictador.
A medida que avanza la novela, la relación entre ellos comienza a ser un poco más íntima: comparten secretos, festejan el cumpleaños de Carlos, se emborrachan. Además, la conciencia política de ella comienza a manifestarse, influida por el amor que siente por el joven, por lo que pierde a una de sus mejores clientas al negarse a entregarle un mantel bordado que sería utilizado en una fiesta en homenaje a Pinochet. Unos días después de la excursión al Cajón del Maipo, Carlos, junto con Laura, una compañera de la organización de la que la protagonista está algo celosa, y otros compañeros comienzan a sacar de la casa de la Loca las cajas guardadas. Él, ante el enojo de la Loca, le termina confesando que es parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que ella ha sido una colaboradora sin saberlo y, también, que la quiere y que se siente contento al estar a su lado. Luego de eso se despide.
Al día siguiente, mientras la Loca se encuentra en un cine en el centro de la ciudad, se produce el atentado contra Pinochet, en el momento en el que este vuelve de un fin de semana en su casa del Cajón del Maipo. Un grupo revolucionario realiza una emboscada en la ruta: como resultado de la balacera, mueren siete militares, logran escapar los frentistas y sale ileso, aunque humillado, Pinochet, quien se salva gracias a la pericia de su chofer. La Loca se entera de los hechos al salir del cine y regresa, asustada, a su casa.
Mientras Lucía Hiriart da una conferencia de prensa, Laura se reúne con la Loca y le informa que debe dejar su hogar y escapar. Al día siguiente pasa a recogerla y la lleva a Valparaíso. Allí, en la playa, se reúne nuevamente con Carlos, quien la invita a exiliarse con él en Cuba. Ella le agradece, pero se niega. La relación que no prosperó en Chile, no prosperaría en ningún sitio.