Maus

Maus Resumen y Análisis Libro I: Prólogo, Capítulos 1-2

Resumen

Maus es una historia que intercala dos narrativas: una sobre el pasado de Vladek y otra sobre el presente de Art. Para facilitar las transiciones en este resumen, la narración del Holocausto está escrita con la tipografía normal, mientras que todas las demás narraciones están escritas en cursiva.

Prólogo

Corre el año 1958. En Rego Park (Queens), Nueva York, Art Spiegelman, el narrador, es tan solo un niño que juega carreras con sus amigos Howie y Steve. Por accidente, uno de los patines de Artie se le desprende del pie y el niño cae al suelo. Howie y Steve se burlan de su caída, siguen corriendo y dejan a Artie solo. Este hecho entristece a Artie y, por tal motivo, acude a Vladek, su padre, en busca de consuelo. Él, que está en la entrada de la casa haciendo unos arreglos, detiene su labor para escucharlo y le dice que la palabra “amigo” le resultará incomprensible hasta no pasar días encerrado en una habitación sin comida con un grupo de personas en la misma situación.

Capítulo 1: El jeque

Corre el año 1978 y Art (a quien también llamaremos Artie) visita a su padre en Rego Park. Mientras se saludan, Art presenta al lector algunos detalles sobre su padre, como que en 1968 sufrió varios ataques al corazón tras el suicidio de su esposa y madre de Artie, Anja. Sin embargo, ahora está casado nuevamente con Mala, una judía que, como él, es una sobreviviente del Holocausto. Como Art no suele visitar a su padre, ninguno está muy al tanto de la vida del otro. Cuando llega a la casa, el recibimiento es algo torpe y Vladek no para de pelear con Mala. Inmediatamente, Vladek hace pasar a Art a su habitación de la infancia, lugar donde se acomodan para charlar. Allí, el narrador le comenta a su padre que desea conocer su historia como sobreviviente del holocausto para escribir un cómic. Vladek se monta en una bicicleta fija que hay en el cuarto y comienza a contar su historia.

Durante la década de 1930, en Czestochowa, Polonia, Vladek trabaja en el negocio textil. En aquellos años es joven y considerado guapo por la mayoría, aunque él no es muy consciente de ello. Un día, su amigo Yulek le presenta a una joven llamada Lucia. Ambos se conocen y, pese a que Vladek no se siente particularmente atraído ni enamorado, por la insistencia de Lucia se siguen viendo durante varios años. En diciembre de 1935, Vladek viaja a Sosnowiec, Polonia, para visitar a su familia, y allí su prima le presenta a una chica llamada Anja, famosa por su inteligencia y perteneciente a una familia de renombre. Vladek y Anja se conocen y se atraen mutuamente, por lo que de regreso a Czestochowa, Vladek comienza a llamarla por teléfono una o dos veces al día. Con el tiempo incorporan el hábito de enviarse cartas, y Anja hasta le envía a Vladek una foto de ella. El joven decide enmarcarla y ponerla en el tocador, lo que desata la ruptura con Lucia en el momento en que ella ve la imagen. Vladek y Anja terminan por comprometerse a finales de 1936 y, acto seguido, Vladek se muda a Sosnowiec para vivir con su prometida.

Repentinamente, Vladek recuerda un problema, entre el momento del compromiso y la mudanza, que surgió por culpa de Lucia. Entonces retoma la historia desde ese punto y desarrolla los acontecimientos.

Un día, Lucia aparece en el departamento de Vladek para pedirle que se reconcilien. Tras la negativa de este último, Lucia sale de escena y parece que acepta el rechazo con templanza. Sin embargo, al poco tiempo Vladek deja de tener noticias de su prometida. Alertado por esta situación atípica, decide llamar a la casa de Anja, y entonces se entera, por medio de su futura suegra, de que recibieron una carta de alguien en Czestochowa en la que lo difaman de diferentes formas, y hasta aseveran que se casa con Anja para obtener la fortuna de su familia. Vladek viaja entonces a Sosnowiec para hacerse cargo de la situación y reparar el daño. Una vez en casa de Anja, logra explicarle lo sucedido con Lucia y la pareja retoma sus planes de matrimonio. En 1937 se casan y se mudan a uno de los departamentos del padre de Anja.

Vladek le pide a su hijo que no incluya la historia con Lucia en su cómic, porque es algo demasiado personal y nada tiene que ver con el Holocausto. Para darle tranquilidad a su padre, Art promete no hacerlo.

Capítulo 2: La luna de miel

Art vuelve a visitar a su anciano padre para continuar escuchando su historia. Cuando llega, Vladek está ordenando todas las pastillas que consume para las diferentes afecciones que padece. Art, sentado en la mesa con su anotador, le pregunta si su madre había tenido alguna pareja antes que él. Así, Vladek comienza a relatar.

Anja tuvo otro novio antes de conocer a Vladek. Se trataba de un comunista de Varsovia. Poco tiempo después de la boda, Vladek llega al departamento y se encuentra con oficiales de policía; los padres de Anja le informan que se llevaron a la costurera vecina, Stefanska, pero que en realidad buscaban a Anja. Inmediatamente, le explican los acontecimientos: Anja servía de traductora y conservaba mensajes en papel de los comunistas, como favor al chico de Varsovia con el que había salido. Ese día, llamaron por teléfono a la casa para advertirle que la policía iba a hacer una requisa, por lo que resultaba fundamental que escondiera el paquete de documentos que estaba traduciendo, pero sin destruirlo. Anja había escondido el paquete en el departamento de Stefanska. Cuando llegó la policía, al no encontrar nada en el hogar, revisaron los departamentos aledaños. Así, la vecina Stefanska fue descubierta y arrestada por tres meses, tras lo cual fue absuelta por falta de pruebas. Luego del incidente, Vladek le hace prometer a Anja que dejará de vincularse con los comunistas, a lo que ella accede en pos de mantener el vínculo con su esposo.

Vladek destaca la generosidad de su suegro: le menciona a su hijo la compensación económica que le otorgó a la costurera afectada por las imprudencias de su hija, y también de la propuesta laboral que le hizo a él al casarse con Anja: dirigir su propia fábrica textil. Así, Vladek se dedica a hacer que prospere su nueva fábrica situada en Bielsko. Tiempo después, en 1937, la pareja tuvo un saludable hijo al que llamaron Richieu.

Vladek le explica a Art el motivo por el cual no pudo conocer a su hermano: Richieu murió durante la guerra. A Art le resulta prematuro el nacimiento del niño, pero el padre le responde que más prematuro fue su nacimiento, que trajo múltiples complicaciones y riesgos. Cuando cuenta esto, Vladek desparrama todas las pastillas que laboriosamente había distribuido. Luego de prohibirle a Art que lo ayude a ordenarlas y de echarle la culpa por el accidente, continúa con su relato.

Poco después de dar a luz, Anja entra en una depresión posparto. Los suegros de Vladek se ocupan de la fábrica y de Richieu para que él pueda llevar a su esposa a un sanatorio en Checoslovaquia. Durante el viaje en tren, observan por las ventanas y en un momento ven una gran bandera con una esvástica en el centro de la ciudad. Los judíos que viajan en el tren se inquietan y relatan historias de familiares y amigos vinculadas al brote de antisemitismo que asola a toda la región. En el sanatorio, un lugar tranquilo y hermoso, las preocupaciones se disipan. Vladek y Anja permanecen allí tres meses y, para el momento de su regreso, la joven esposa es una mujer completamente renovada.

Sin embargo, a su regreso los esperan malas noticias: el suegro de Vladek les informa que les robaron en la fábrica y se llevaron absolutamente todo lo que había en ella.

Art le pregunta a su padre si el motivo del saqueo tuvo como causa el antisemitismo, pero Vladek descarta esta opción y lo compara con un robo más reciente que sufrieron en Rego Park. Rápidamente retoma la historia; reconoce que a los pocos meses se habían recompuesto de aquel golpe y poseían la fábrica, el departamento, una niñera polaca llamada Janina y una sirvienta.

Vladek llega a su departamento. En la vereda lo esperan su esposa con su hija y la niñera polaca y le comentan allí mismo sobre los disturbios antisemitas y el recrudecimiento de la violencia contra los judíos. Anja culpa a los polacos por el antisemitismo latente en la sociedad, una sentencia que ofende a la niñera polaca, por lo que Anja intenta enmendar lo dicho. Mientras, Vladek comienza a considerar la posibilidad de mudarse a Bielsko.

Art no comprende la idea de irse a Bielsko, ante lo cual su padre le explica que, en un principio, suponían que Hitler solo estaba interesado en aquellos lugares de Polonia que le pertenecían a Alemania antes de la Primera Guerra Mundial.

Pese a todo, Vladek reconoce haber tenido un año más de felicidad, hasta que en 1939 recibe una carta del gobierno que lo recluta para el ejército, y debe partir hacia la frontera alemana. Mientras tanto, Anja y Richieu se instalan en Sosnowiec.

En septiembre de ese mismo año estalla la guerra, explica Vladek al tiempo que tira accidentalmente sus pastillas por segunda vez y le echa la culpa a sus ojos -uno de vidrio y otro con cataratas- por la torpeza. Tras el accidente, Vladek le cuenta a su hijo la historia de cuando estuvo por operarse de la vista. Art escucha sin interés sobre el médico que abandonó a su padre en medio de la operación para ir a dar una conferencia en la televisión. Como su ojo no paraba de sangrar, tuvo que buscar de urgencia otro especialista que realizara la intervención. En la primera pausa, Art le dice que esa historia ya se la contó, ante lo cual su padre le propone continuar otro día, puesto que se siente cansado.

Análisis

Maus comienza con una introducción enmarcada en Nueva York, en 1958. Artie, quien es el narrador de la historia y representa, a su vez, el autor de la novela gráfica, está patinando con sus amigos y uno de sus patines se le rompe. En vez de ayudarlo, los amigos se burlan de él y se marchan. El niño regresa a su casa entristecido y le cuenta lo que le ha sucedido a su padre, quien le contesta que esos no son amigos, que tendría que estar encerrado con un grupo de personas, luchando por su vida, para saber lo que es la amistad. El episodio cierra con esta sentencia misteriosa que fija el tono de la novela gráfica: el padre ha vivido una serie de experiencias traumáticas que han fraguado su identidad. El niño, que aún ignora la historia de la guerra y del exilio de su padre, se interesará luego por recuperar la memoria familiar y dedicará una novela gráfica a darla a conocer al mundo.

En el cómic, tanto el narrador como el protagonista de la obra remiten a su autor, Art Spiegelman, quien desea contar la historia de su padre durante el Holocausto. Así nace Maus, escrita en un inicio en dos tomos y luego unificada en una sola obra. La primera parte de la novela gráfica lleva por título “Mi padre sangra historia”, una metáfora que adelanta al lector el tema y el tono de la novela: recuperar la dolorosa experiencia de vida de un polaco judío durante la Segunda Guerra Mundial.

En el capítulo 1, Art (o Artie, como lo llama su padre), un joven dibujante de unos treinta años, visita a su padre, Vladek, un inmigrante polaco judío instalado en Estados Unidos después de la Guerra, y le pide que le cuente su historia, ya que tiene el proyecto de publicarla en una historieta gráfica. Así, la obra presenta una puesta en abismo: el autor y dibujante se representa a sí mismo en su propia obra como un personaje que explicita su intención de escribir esta historia para rescatar la vida de su padre.

Desde el primer momento se destaca el carácter huraño y propenso a la queja de Vladek, quien critica la profesión de su hijo y se muestra reticente a la publicación de esta suerte de memorias, puesto que no lo ve como una salida laboral rentable. Así, desde el primer momento se establece un contrapunto entre la voz del padre y la del hijo, tensión que va a sostenerse a lo largo de toda la novela, y que comprende una de sus principales riquezas, puesto que ilustra la forma de pensar y de concebir el mundo de dos generaciones diferentes.

Cabe destacar un rasgo propio de la condición de migrante de Vladek que atraviesa toda la narración: su forma particular de hablar en inglés. Como indica Artie en la primera página, a pesar de las décadas que lleva viviendo en Estados Unidos, su padre sigue cometiendo errores gramaticales al hablar en inglés, especialmente en la conjugación de los tiempos verbales y en el uso de preposiciones. La traducción de Maus al español sostiene esta peculiaridad lingüística tan importante para la identidad del migrante. Así, Artie recupera los modos de hablar de su padre, y el relato está lleno de inadecuaciones gramaticales. En español, dichas inadecuaciones reconstruyen también la realidad de los migrantes a países hispanoparlantes y las dificultades más comunes con el aprendizaje de la lengua castellana: la confusión entre el uso de los verbos "ser" y "estar" y la inadecuación gramatical en la construcción de los condicionales, especialmente en el uso de un condicional en el lugar del pretérito imperfecto del subjuntivo. Algunos ejemplos pueden observarse en los siguientes pasajes: “si los encerrarían una semana en un cuarto sin comida, entonces sabrías lo que son ¡los amigos!” (p. 6); “Montones de chicas me andaban detrás sin que yo lo sabría siquiera” (p. 15); “Anja era a salvo, pero arrestaron a la costurera” (p. 30). Recuperar la forma de hablar de los inmigrantes es un rasgo fundamental para la construcción de la identidad de Vladek, quien sigue siendo, a pesar de los años que ha vivido en Estados Unidos, un polaco judío marcado por la experiencia del exilio.

Vladek comienza su relato contándole a su hijo sobre su noviazgo y matrimonio con su primera esposa, Anja. Este capítulo sigue una estructura que se repite en el resto de la novela: la historia del presente de Artie, que comienza entre 1978 y 1982 (a la que designaremos "narrativa presente") y la narración de vida de Vladek (a la que llamaremos “narrativa pasada"). La narrativa pasada ocupa la mayor parte del desarrollo de la novela, aunque a menudo se interrumpe brevemente por pequeñas secciones de la narrativa presente. El patrón "presente-pasado-presente" se repite, entonces, en cada capítulo, excepto en el capítulo 2 del segundo libro, que comienza con una tercera narrativa distinta (la "meta-narrativa") antes de volver al pasado.

Maus propone, como hemos dicho, dos historias. La primera sigue las experiencias de Vladek en la Segunda Guerra Mundial en Polonia, mientras que la segunda trata sobre la relación de Vladek con su hijo. El capítulo 1 es una excelente introducción a esta relación: padre e hijo no son particularmente cercanos, y no interactúan con facilidad. Uno de los temas principales en Maus es el de la culpa, que se manifiesta de varias maneras, como en los sentimientos de Artie, que parece no tratar a su padre tan bien como debería. La evidencia de esta culpabilidad aparece en la primera viñeta de la primera página. Art nos dice que no ha visto a su padre en mucho tiempo y que no son particularmente cercanos. A su llegada, sin embargo, lo saluda con emoción, una demostración de afecto desproporcionada que pone de manifiesto uno de los temas principales de la obra, la culpa que Art siente por la poca atención que le presta a su padre.

La culpa también está presente de otra forma en las páginas de Maus. A lo largo del libro, estamos sujetos a la continua obsesión del autor con el Holocausto: siente que ha afectado, y continúa afectando, casi todos los aspectos de su vida. En varios momentos de la historia (especialmente en el Libro II, Capítulos 1 y 2), Art nos dice que esta obsesión existía incluso cuando era niño. Como se describe más adelante en la historia, gran parte de esta obsesión proviene de los sentimientos de culpa de Art por no haber participado ni podido evitar los horribles eventos que vivieron sus padres.

El prólogo de apertura es la única parte de Maus que muestra al protagonista durante su infancia y, a partir de esta breve escena, podemos comenzar a ver exactamente por qué el Holocausto juega un papel tan dominante en su psique. Artie, de diez años, rompe su patín y se cae, y sus amigos siguen patinando sin él. Esta experiencia es bastante común y se repite en miles de infancias en todo el mundo. La mayoría de los padres, frente a esta situación, ofrecerían palabras de consuelo a sus hijos heridos. Vladek, sin embargo, inmediatamente compara la situación con el Holocausto. De hecho, puede infererise que probablemente compare casi todas las situaciones con el Holocausto, construyendo así una presencia constante de este evento horroroso y traumático en la mente de su hijo. Esta escena ilustra no solo las razones de la continua obsesión de Art con el Holocausto, sino también el hecho de que los eventos del Holocausto nunca están lejos de los propios pensamientos de Vladek.

Se puede encontrar más evidencia del impacto continuo del Holocausto en Vladek si se compara su personalidad a fines de la década de 1970 con su yo anterior al Holocausto. Su relación con Mala, su segunda esposa, es claramente tensa y falta de amor, y el propio Vladek es un sujeto sombrío e irritable. Sin embargo, a principios de la década de 1930, se lo representa como un sujeto guapo y tranquilo, seguro de sí mismo y lleno de amor por su primera esposa, Anja.

Como ya se puede comprender desde el capítulo 2, Art visita a su padre con bastante regularidad, pero está claro que lo hace principalmente para escuchar su historia y registrarla. Las primeras palabras que salen de la boca de Art cuando se sienta con su padre son sobre el pasado de Vladek, y en su mayor parte es de lo único que hablan. Al final de este capítulo, Vladek cambia el tema de conversación y le cuenta a su hijo sobre sus problemas oculares y sus visitas continuas a diferentes médicos, pero Art se muestra indiferente ante los problemas que aquejan a su padre en el presente. De hecho, muchas veces, a lo largo de la narración, Vladek se desvía de su historia y regresa al presente y, frente a estas digresiones, Art se impacienta y pide volver a enfocarse en el pasado. Este hecho probablemente contribuye a la culpa que Art continúa sintiendo con respecto al trato negligente que le profesa a su padre.

Este capítulo proporciona más información sobre la personalidad de Vladek y las formas en que el Holocausto ha moldeado su vida y la de su hijo. Vladek toma una variedad de pastillas y claramente no goza de buena salud, sino que sufre de enfermedades cardíacas y diabetes. La medicación prescrita por el médico para estas dos dolencias suma un total de siete pastillas, pero Vladek toma unas treinta a diario; las restantes incluyen varias vitaminas sobre las que ha leído en revistas supuestamente especializadas en prevención de enfermedades. Como explicación, le dice a Art: “tengo que luchar para salvarme" (p. 28). Esta determinación recuerda su lucha por la supervivencia durante el Holocausto, otro ejemplo de cómo este evento, aunque superado hace cuarenta años, continúa teniendo un efecto en la personalidad y en las acciones de Vladek.

Como sucede con todos los supervivientes a los campos de concentración nazis, el Holocausto nunca está completamente fuera de la mente de Vladek, sino que la experiencia traumática ya constituye una parte ineludible de su personalidad. Por eso, no sorprende que la sombra de esta experiencia también haya impactado fuertemente en su hijo. En el capítulo 2, incluso cuando todavía el Holocausto no se ha mencionado explícitamente, su influencia marca las acciones de Vladek como padre: mientras habla con su hijo, Vladek accidentalmente tira su botella de píldoras y su reacción instintiva es culpar por ello a Artie. Más adelante, en el capítulo 2 del Libro II, el terapeuta de Art sugiere que Vladek se siente culpable por haber sobrevivido al Holocausto y se desquita con su hijo. Este incidente con las píldoras es solo un ejemplo; la infancia de Art probablemente estuvo llena de situaciones similares.

El capítulo 2 también le presenta al lector la profunda segregación racial que existía en Polonia antes de la Guerra. En el sanatorio al que envían a Anja, el lector puede observar imágenes de sorprendente diversidad racial: judíos, polacos, franceses y alemanes comparten el mismo restaurante y hasta la pista de baile. Esta diversidad étnica es la excepción más que la norma. En este capítulo, y a lo largo de las páginas de Maus, todos los amigos y conocidos de Vladek de la Polonia anterior a la Guerra son judíos. Los polacos no judíos solo aparecen en estas páginas como policías o institutrices, o en otras labores realizadas en su mayoría por miembros de la clase social más baja. Está claro que los judíos de Polonia eran, en general, más ricos que sus compatriotas no judíos. También hay muchas señales de un conflicto creciente entre estas clases. El comunismo, una teoría que apoya la idea de un Estado sin clases en el que la gente común controla los medios de producción (fábricas, herramientas, materiales, etc.) se ha afianzado en el país, y Vladek regresa del sanatorio con Anja para encontrar que su fábrica ha sido asaltada. Aunque no puede asegurar que haya sido un ataque comunista, su posición de empresario y propietario de la fábrica lo coloca en uno de los escalafones sociales más altos. El antisemitismo también está en aumento, lo que indica que el malestar social basado en las diferencias de clases y de etnias está comenzando a encontrar un objetivo en los judíos.

Cabe destacar, llegados a este punto, la importancia del concepto de raza para el nazismo y todos los eventos que rodearon a la Segunda Guerra Mundial. Durante años, y antes de convertirse en el canciller de Alemania, Adolf Hitler estuvo obsesionado con la creencia en la pureza racial y la superioridad de lo que llamaba la “raza germana”. Por ello, desde sus inicios como figura política, sostuvo que su raza debía permanecer pura para tomar el control del mundo. Cuando Hitler llegó al poder como cabeza del Partido Nacional Socialista (Nazi), estas creencias raciales se convitieron en la ideología de gobierno y se difundieron mediante un ambicioso y efectivo plan de propaganda. Antes que como un grupo religioso, el nazismo consideraba a los judíos como una raza inferior que vivía a costa de otras, a las que consumía y mancillaba. Una vez en el poder, los nazis comenzaron a aplicar incluso una “ciencia racial”, buscando definir los rasgos físicos que delataban a los judíos para poder perseguirlos sistemáticamente y, más adelante, someterlos al plan de destrucción masiva más horroroso que se ha visto en la historia de la humanidad.

En Maus, las diferencias étnicas conforman el principal rasgo estético de la novela gráfica, y probablemente el atractivo principal en el que se basa su éxito: en la ilustración, los judíos están representados como ratones, mientras que los alemanes son gatos; dos razas animales enfrentadas en un antagonismo universal. Los polacos, por su parte, están ilustrados como cerdos y, más adelante, los americanos son perros; los franceses, ranas; los suecos, ciervos, y los británicos, peces. Sobre la representación gráfica de las diferencias étnicas volveremos en las secciones siguientes.