Maus

Maus Resumen

Libro I: Mi padre sangra historia

Maus es una historia que intercala dos narrativas, una sobre el pasado de Vladek y otra sobre el presente de Art. Para facilitar las transiciones en este resumen, la narración del Holocausto está escrita con tipografía regular, mientras que todas las demás narraciones aparecerán en cursiva.

Es 1978 y Art Spiegelman llega a Rego Park, Nueva York, para cenar con su padre, Vladek, un sobreviviente del Holocausto. Resulta evidente que no se ven asiduamente. La madre de Art, Anja, se suicidó en 1968, y Vladek ahora se ha vuelto a casar con una mujer llamada Mala, también sobreviviente del Holocausto. La pareja no se lleva bien y viven quejándose el uno del otro. La vistita de Art se debe a que desea crear un cómic sobre las experiencias de Vladek en el Holocausto, y para eso necesita entrevistarlo. Así, Vladek comienza a contarle a su hijo la historia de cómo conoció a su primera esposa, Anja.

Un día, Vladek viaja a Sosnowiec para visitar a sus familiares. Allí conoce a Anja, de quien se enamora casi inmediatamente. En 1937, Anja y Vladek se casan y, para asegurarles un futuro próspero, el acaudalado padre de Anja le otorga a Vladek la propiedad de una fábrica textil. Pronto, Anja da a luz al primer hijo de la pareja, Richieu. Al poco tiempo, Vladek es reclutado por el ejército polaco y enviado a proteger la frontera del ataque alemán. Allí es capturado y, después de tres meses de vivir como prisionero de guerra, es liberado. Cuando regresa a Sosnowiec, hay doce personas viviendo en la casa del padre de Anja. La situación ha cambiado drásticamente: los alemanes se han apoderado del negocio de la familia y ahora se ven obligados a vivir de sus ahorros. Vladek, ingenioso y astuto para la supervivencia, comienza a hacer negocios en el mercado negro.

En 1942, los alemanes obligan a los judíos a mudarse a una parte separada de la ciudad, un gueto. Al poco tiempo, se anuncia que la gente de la tercera edad irá a una nueva comunidad para ancianos, y los abuelos de Anja son llevados por los nazis a Auschwitz, donde mueren en las cámaras de gas. Luego, los judíos son obligados a concurrir al estadio más cercano para registrarse. Allí los separan en dos grupos: quienes son aptos para el trabajo y quienes no. A estos últimos los espera la muerte en Auschwitz. En este momento, Vladek pierde a su padre y a su hermana con sus cuatro hijos.

Junto a Mala, Art busca los diarios de Anja, en los que, según Vladek, ella registró todas sus experiencias de la guerra. Lamentablemente, no logran encontrarlos.

Art vuelve a visitar a su padre y se encuentra con que Vladek está molesto porque encontró un cómic que Art dibujó hace años sobre la muerte de Anja, titulado "Prisionero en el Planeta Infierno". En el cómic se retrata el momento en que Vladek encuentra a su esposa muerta en la bañera y su estado de histeria después de dicho evento. Además, se explora el sentimiento de culpa de Art, que se siente responsable del suicidio.

En 1943, los judíos son transferidos al gueto de Srodula. Allí, el tío Persis, jefe del Consejo Judío en el gueto de Zawiercie, se ofrece a llevarse a algunos integrantes de la familia y a todos los niños, ya que puede garantizarles un mejor resguardo dentro de su organización. Así, Richieu, Lonia, Tosha, Bibbi y Wolfe se escabullen al gueto de Zawiercie. Lamentablemente, este es exterminado al poco tiempo y todos mueren. Wolfe es fusilado, mientras que los niños y Tosha toman veneno para escapar a las torturas de los oficiales nazis.

En Srodula, Vladek construye una serie de búnkers para esconder a toda la familia, aunque eventualmente son delatados por otro judío y capturados. Mientras esperan ser llevados a Auschwitz, logran dar con un primo, Haskel, que, como jefe de la policía judía, puede organizar una liberación secreta. A pesar de pagar por la liberación de toda la familia, Haskel decide no correr riesgo liberando a los padres de Anja, y es así que los llevan a Auschwitz, donde mueren. Miloch y Pesach, los hermanos de Haskel, construyen un búnker detrás de una pila de zapatos en la fábrica donde Vladek y Anja trabajan. Cuando el gueto es evacuado por los nazis, se esconden en el búnker por un largo tiempo hasta que, una vez liberada la zona de oficiales, salen y caminan de regreso a Sosnowiec.

En su próxima visita, Art se encuentra nuevamente con que Mala y Vladek estuvieron peleando por cuestiones de dinero. Cuando Mala se va, enojada, Art y Vladek retoman el relato del Holocausto.

En Sosnowiec, Anja y Vladek viven a escondidas. Se refugian en el cobertizo del viejo conserje, luego en la granja de la Señora Kawka y en la casa de la Señora Motonowa, que Vladek conoce en sus visitas al mercado negro disfrazado de polaco. Un día, la Señora Kawka les informa sobre unos contrabandistas que por una suma de dinero llevan a escondidas a los judíos de Polonia a Hungría. Vladek organiza una reunión con ellos, y allí se reencuentra con un viejo conocido, Mandelbaum, que, junto a su sobrino Abraham, está igualmente interesado en el servicio de los contrabandistas. Abraham acepta viajar primero y escribirles si llega sano y salvo a Hungría. Tiempo después reciben la esperada carta de Abraham y abordan entonces un tren con los contrabandistas, pero la Gestapo los atrapa y terminan en los campos de concentración.

En Rego Park, Vladek le confiesa a Art que quemó los diarios de su esposa en un intento de borrar todos los recuerdos de aquella época. Art está furioso y llama "asesino" a su padre.

Libro II: Y aquí comenzaron mis problemas

Vladek se aloja en un bungalow en los Catskills; Mala lo ha dejado y, como está muy alterado, Art y Françoise parten hacia el bungalow para acompañarlo.

Vladek llega a Auschwitz con Mandelbaum. Allí se encuentran con Abraham, quien les cuenta que él también fue traicionado y obligado a punta de pistola a escribirles la carta que les mandó. La situación es crítica: pasan hambre, frío y maltratos. Sin embargo, Vladek comienza a enseñar inglés al guardia que está a cargo de su barracón, lo que le otorga ciertos privilegios en contraste al resto de los prisioneros. Mandelbaum es enviado a trabajar a otro lado y nunca se vuelve a saber de él. Al cabo de unos meses, el guardia ya no puede mantener a salvo a Vladek como tutor, pero le consigue trabajo como hojalatero, lo que le garantiza ciertas comodidades.

Es 1987, hace cinco años murió Vladek y hace un año fue publicado el primer tomo de Maus. El éxito de la publicación repercute negativamente en Art, quien se siente deprimido y abrumado. Art visita a su psiquiatra, Pavel y sale de la sesión sintiéndose mejor y motivado. De regreso a su casa, escucha las cintas de sus charlas con su padre sobre el Holocausto para continuar con la escirtura de Maus.

Anja está detenida en Birkenau, un campamento más grande al sur, que funciona como sala de espera a las cámaras de gas. Allí, sufre la violencia de su kapo, que le encomienda trabajos imposibles de realizar debido a su estado de desnutrición. Vladek logra contactarse con ella a través de una supervisora judía llamada Mancie. La supervisora les sirve de intermediaria para mandarse cartas y comida. Así es como Vladek garantiza la supervivencia de su esposa. Luego, cuando Vladek cambia de trabajo de hojalatero a zapatero, le arregla los zapatos a la kapo de Anja, para asegurarse de que su esposa reciba un mejor trato. Finalmente, Vladek le salva la vida a Anja cuando soborna a los oficiales para que le den un trabajo en una fábrica de municiones en Auschwitz, evitándole así la cámara de gas que le deparaba el futuro.

Repentinamente, Vladek pierde su trabajo como zapatero y se ve obligado a realizar trabajos pesados. Su cuerpo se va debilitando y su estado de salud se deteriora rapidamente, motivo por el que debe esconderse en los chequeos médicos, ya que los nazis mandan a la cámara de gas a todos los judíos que no estén aptos para el trabajo. Un día, llega la noticia de que los rusos avanzan hacia Auschwitz; Vladek recupera el trabajo como hojalatero y lo envían a desarmar las cámaras de gas, ya que serán trasladadas de Polonia a Alemania. Con el ejército ruso aproximándose, los alemanes evacúan a los prisioneros y los amontonan en trenes usados para transportar ganado. Allí permanecen, soportando el frío, el hambre y la deshidratación. Cuando el tren llega a Dachau, la mayoría ya están muertos.

Vladek, Françoise y Art conducen a un mercado en el que Vladek intenta devolver alimentos abiertos y parcialmente consumidos. Art y Françoise, avergonzados, esperan en el auto, aunque, para su sorpresa, Vladek tiene éxito.

En Dachau, Vladek logra pasar un poco menos de hambre gracias a un nuevo amigo que, como no es judío, recibe paquetes de la Cruz Roja. Como viven hacinados sobre paja sucia, los prisioneros, y eventualmente Vladek, contraen tifus. Por fortuna para Vladek, cuando la fiebre disminuye, todos aquellos que pueden permanecer en pie abordan un tren con destino a Suiza para ser canjeados como prisioneros de guerra.

De regreso a la casa, Françoise se detiene para recoger a un autoestopista afroamericano. Vladek está furioso, porque piensa que todos los afroamericanos son ladrones.

Los prisioneros son transferidos de un tren a otro. Se supone que cuando este tren vuelva a detenerse, estarán los estadounidenses esperándolos. Sin embargo, cuando el tren llega a su destino no hay nadie esperándolos, y los prisioneros deben marcharse por su cuenta. Hay patrullas alemanas diseminadas por todos lados y Vladek es detenido por una de ellas. Siendo otra vez prisionero, se encuentra con un viejo amigo, Shivek. Ambos piensan que ha llegado su final, pero los oficiales desaparecen de un momento a otro. Esta situación se repite con otra patrulla alemana que los captura, pero esta vez, cuando los oficiales desaparecen, Vladek y Shivek tienen la suerte de encontrar una casa abandonada, en la cual permanecen hasta la llegada de los estadounidenses.

Vladek le muestra a su hijo una caja de fotografías antiguas de su familia y le cuenta brevemente qué ha pasado con cada uno de ellos. Casi todos están muertos, a excepción de un hermano, Pinek.

Art recibe una llamada urgente e inesperada de Mala, que se encuentra en Florida junto a su padre. Resulta que Vladek acababa de ser ingresado en el hospital por tercera vez en un mes, y ahora se fue del hospital en contra del consejo de los médicos. Vladek dice que desconfía de ellos y que quiere ser atendido en Nueva York. Art vuela para ayudarlo a regresar a casa. De vuelta en Nueva York, Vladek visita a su médico y recibe el alta rápidamente.

Después de un mes, Art vuelve a visitar a su padre. Vladek se encuentra confundido; no está bien de salud. Art se sienta en la cama de su padre y le pregunta sobre el final de la guerra.

Vladek y Shivek salen de la granja alemana hacia un campo de desplazados; de allí se dirigen hacia Hannover, donde Shivek tiene un hermano. Una vez allí, Vladek se entera de que Anja está viva y parte hacia Sosnowiec. Cuando llega, se reencuentra con ella y ambos se funden en un emotivo abrazo.

Vladek dice que está cansado y que ya llegó al final de la historia. Cuando se acuesta para dormir un poco, por error se dirige a Art con el nombre de su hijo muerto, Richieu.