Los adioses Elementos Literarios

Novela breve.

Córdoba, Argentina. Años 40 y 50.

'Los adioses' está narrado en primera persona por un almacenero, testigo de los movimientos del protagonista. Sin embargo, no se trata de un narrador testigo tradicional: el tendero relata pensamientos y sentimientos de los personajes, reconstruye escenas que le son ajenas gracias a los rumores, y lo demás lo imagina sin tapujos. Puede sin problemas ser calificado como un narrador no fiable.

El tono es profundo y melancólico. Como todo relato que tiene como trasfondo una mirada existencialista del mundo, hay cierto pesimismo que subyace en cada escena.

El protagonista es el hombre enfermo. Puede sostenerse que no hay un antagonista, aunque, por momentos, no sería errado decir que el narrador y almacenero se comporta como tal.

Un hombre enfermo de tuberculosis llega un pueblo a tratar su condición. Un almacenero se interesa particularmente por él y su vida. Al hombre lo visita una mujer y, tiempo después, otra mujer más joven. Circulan rumores sobre él, otros personajes lo juzgan, pero nadie puede asegurar con evidencia cuál es el vínculo de este hombre con las dos mujeres.

El clímax e produce cuando la joven llega al hotel y coincide allí con la mujer mayor y su hijo, de forma tal que todo el pueblo se encuentra expectante del desenlace del supuesto triángulo amoroso.
Si pensamos en la historia del almacenero como un relato paralelo al del hombre, el clímax llega a esta trama alternativa cuando el narrador lee las cartas que ha celosamente ocultado en un cajón.

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Hay una alusión a la revista deportiva argentina 'El Gráfico', vigente desde 1919 hasta 2002 y, sobre todo, muy célebre en todo el Río de la Plata. Por otro lado, se alude, durante los festejos de Año Nuevo, a "La vida color de rosa" (en francés, "La vie en rose"), canción insignia de la cantante Edith Piaf, de 1946, que ayuda a situar con mayor precisión la historia.

Ver sección "Imágenes".

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Algunos críticos sostienen un paralelismo entre el narrador y el hombre enfermo. Se basan en el hecho de que el almacenero ha padecido tuberculosis, pero, sobre todo, en el modo de referirse a los profundos sentimientos del basquetbolista, que pueden interpretarse como proyecciones propias del narrador. Inclusive, junto a la mujer joven, él dice darse cuenta de que es él el miserable para, finalmente, tomar el lugar del enfermo: "(...) yo estaba descubriendo la invariada desdicha de mis quince años en el pueblo, el arrepentimiento de haber pagado como precio la soledad, el almacén, esta manera de no ser nada. Yo era minúsculo, sin significado, muerto" (pp.87-88).

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