Historias de cronopios y de famas

Historias de cronopios y de famas Resumen y Análisis Ocupaciones raras

Resumen

Simulacros

Una familia numerosa vive en una casa en la calle Humboldt en el barrio Pacífico. Como familia, son personas inusuales que prefieren actuar sin un objetivo concreto, realizar “tareas porque sí” (p. 421). Para ilustrar mejor el modo de ser de su familia, el narrador rememora el día en que, sin un propósito concreto y sin que nadie se acuerde de quién fue la idea, decidieron embarcarse en el proyecto de construir un patíbulo en el jardín delantero de su casa.

El resto del cuento narra los pasos para construir el patíbulo, proceso atravesado por otras tantas actividades que parecen inconexas y reafirman la sinrazón con que actúa la familia. Por ejemplo, durante la construcción del patíbulo, las mujeres de la familia aúllan a la luna, ya que habían elegido arbitrariamente que la construcción se haga en una noche de luna llena.

Mientras esto sucede, los vecinos empiezan a merodear la obra con curiosidad. Cuando queda claro que aquello es un patíbulo, empiezan a protestar e intentan frenar la obra; incluso llaman a la policía. La familia arguye que la construcción de un patíbulo no es ilegal mientras no se use para ejecutar a alguien.

Finalmente, la familia cena a la luz de la lámpara con el patíbulo terminado. Los vecinos se retiran y todo vuelve a la normalidad.

Etiquetas y prelaciones

Este cuento describe cuán en serio se toma la familia el uso de la palabra. El narrador explica por qué la familia le presta tanta atención a los sobrenombres y al modo de comentar un partido de fútbol. Estos dos acciones son habituales entre las personas y constituyen una costumbre, pero la familia del narrador sostiene que ellos “Tan solo desearíamos modificar, gradualmente y sin vejar los sentimientos de nadie, las rutinas y las tradiciones” (p. 424).

Correos y Telecomunicaciones

En este texto el narrador cuenta la historia de los tres días en que su familia estuvo a cargo de la sucursal de Correos de la calle Serrano. En un primer momento, la sucursal cobró notoriedad por la rapidez en la atención. Luego, el tío del narrador decide modificar algunas cuestiones de la atención “en arreglo a sus principios y predilecciones” (p. 426). Esto incluye: globos de colores a quienes compran estampillas, vasos de grapa a quienes giran dinero, paquetes untados de alquitrán y plumas como decoración. Cuando la policía invade el local, la familia se despide con “flechitas de colores fabricadas con los formularios de los telegramas, giros y cartas certificadas” (ibid.). La familia canta el himno y se retira de la sucursal.

Pérdida y recuperación del pelo

El primo mayor de esta familia inusual propone algo para “luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles” (p. 427). La ocupación consiste en arrancar un pelo de la cabeza y atar un nudo para poder identificarlo entre los que caen naturalmente para luego dejarlo caer por la rejilla del lavabo y, por último, buscar el pelo con el nudo hasta encontrarlo. La misión de recuperar el pelo puede requerir trabajar diez años para tener el dinero para comprar los departamentos por los que pasa la cañería o incluso aprender a transitar las alcantarillas de la ciudad. Cabe también la posibilidad de que el pelo aparezca enganchado en la rejilla y, en ese caso, habría que alegrarse por los esfuerzos ahorrados gracias a la suerte.

Tía en dificultades

Una de las tías de esta numerosa familia tiene un miedo irracional a caerse de espaldas. Todos los parientes hacen esfuerzos para asegurarse de que no ocurra y acompañar a la tía en su miedo, aunque de todas formas no comprenden por qué la intranquiliza tanto caer de espaldas. Una noche comprenden un poco mejor al ver a una cucaracha dada vuelta en el piso luchando por enderezarse. No vuelven a cuestionar la fobia de su tía.

Tía explicada o no

Cuatro primos de esta familia se dedican a la filosofía y creen entender por qué la tía tiene fobia a echarse sobre su espalda. Cuando la familia se reúne a ver pasar el satélite Sputnik, la tía termina con tortícolis porque se rehúsa a tirarse en el suelo. El narrador, en cambio, encuentra que esa es la posición que más natural le resulta.

Los posatigres

Esta es otra de las tareas inútiles que la familia emprende porque “tiene algo de total encuentro, de alineación frente a lo absoluto; el equilibrio depende de tan poco y pagamos un precio tan alto” (p. 432). La tarea consiste en lograr que un tigre decida posarse. En primer lugar, hay que conseguir un tigre. Luego, tener un cuarto con pocos muebles. Finalmente, es necesario que el tigre quiera posarse. Todo el proceso es como un ritual.

Conducta en los velorios

Este texto describe el ritual que la familia ha armado para apropiarse de los velorios de sus vecinos. En primer lugar, la prima hace averiguaciones sobre cómo será el velorio. Luego, de a uno o dos, llegan los miembros de la familia inusual y se comportan de la manera esperable para un evento de esta naturaleza. De repente, la prima designada para iniciar la toma del velorio empieza a llorar desesperadamente frente al ataúd. Los familiares del difunto intentan competir, pero la familia inusual se suma al llanto y siempre se impone. Cuando los familiares del difunto caen exhaustos por el llanto, la familia inusual se apropia de todas las tareas del velorio: desde servir refrigerios hasta organizar el traslado del difunto al cementerio. El último paso de la toma del velorio se da en la iglesia, antes del entierro. Allí, la familia inusual se asegura de estar a cargo de los discursos en honor al muerto. Finalmente, se retiran cuando los vecinos se han sumado irreflexivamente a la competencia y se disputan con los familiares quién llevará el ataúd.

Análisis

En la primera sección hemos señalado el modo en que Cortázar desmantela hábilmente las características normativas o prescriptivas de ciertos géneros discursivos como las recetas y las instrucciones. En sus instrucciones, por ejemplo, rechaza los protocolos, las directivas y las clasificaciones. En esta segunda parte, el narrador nos ofrece pequeñas postales de la vida de una familia que también rechaza la norma, aunque ahora esta se conciba de un modo más abarcativo que los textos. Inevitablemente, la familia de “Ocupaciones raras” lucha contra los intentos de la sociedad de someterlos a las reglas y aplastar sus ridículas empresas.

El hispanista Matei Chihaia considera que los textos en Historias de cronopios y de famas ilustran el proyecto poético de Cortázar porque presentan personajes que se resisten a ser aplastados por las normas y el rigor de lo no-poético. La familia de esta sección encarna el deseo de desnaturalizar las funciones humanas, y sus empresas tienen un carácter poético en la medida en que se acercan a la realidad mediante la intuición, dejando de lado lo puramente racional.

Dos cuentos que nos ayudan a comprender este acercamiento poético a la realidad por parte de la familia son “Tía en dificultades” y “Tía explicada o no”. En estos dos textos hay un afán por comprender al otro, pero el camino para comprenderlo no es el de la razón, sino el de la intuición. En un principio, la fobia de la tía modifica el modo de actuar de los integrantes de la familia quienes, a pesar de no comprender a su tía, acondicionan la casa y sus vidas para someterse a ese miedo irracional. De todas maneras, desean entender el miedo, aunque sus incesantes preguntas sean recibidas a veces “con un silencio que hubiera podido cortar con guadaña” (p. 429). La hipérbole en esta frase subraya lo absurdo de querer que la tía razone sobre su miedo y lo necesario que es aceptar que hay cosas que son inexplicables.

La comprensión sobre la condición de la tía llega, no a través de las palabras, sino mediante la experiencia de presenciar la lucha existencial de una cucaracha que intenta enderezarse: “Sin decirnos nada asistimos a su vana y larga lucha” (p. 429). Luego, afirma el narrador: “Nos fuimos a la cama con una marcada melancolía, y por una razón u otra nadie volvió a interrogar a tía” (ibid.). En el texto que le sigue, “Tía explicada o no”, no solo no se resuelve el misterio, sino que se abre uno nuevo: la inexplicable razón por la que el narrador siente exactamente lo contrario que su tía y considera que estar tirado de espaldas es lo más natural. Al igual que en el caso de la fobia de la tía, no hay una explicación racional que ilumine el misterio, sino una mera intuición del motivo por el cual esa posición la incomoda. Podemos especular con que se trata de la intuición sobre la muerte, ya que todos estaremos eventualmente en dicha posición.

“Simulacros” es, probablemente, el cuento más famoso de la sección. La anécdota que se narra es la absurda e inútil empresa de la familia de construir un patíbulo en el patio delantero de la casa. El texto es una celebración del simulacro como juego. Toda la obra está repleta de menciones a ‘simulacros irreflexivos’ como los saludos vacíos y las tareas automáticas. Por contraste, la empresa que lleva adelante la familia es un simulacro meditado y diseñado para ser inútil. A contrapelo de la sociedad, esta familia se toma con suma seriedad sus proyectos inútiles, mientras que, irónicamente, solo cumplen con su trabajo porque “de algo hay que morir” (p. 422). Cortázar invierte este cliché o lugar común que en realidad reza: ‘de algo hay que vivir’. Al poner de cabeza el cliché, Cortázar reafirma la idea de que las exigencias de la vida, los imperativos de la sociedad, son una forma de morir y que la alternativa es resistir a la convención para revitalizar la experiencia del mundo.

A la empresa inútil de la familia se le enfrenta el orden y la razón: los vecinos se quejan y la policía interviene. Con un cierre triunfal, la familia consigue su cometido y la hermana del narrador lo defiende de las autoridades afirmando que “solo el uso podía revestir de un carácter inconstitucional [al patíbulo], y que las murmuraciones del vecindario eran hijas del odio y fruto de la envidia” (p. 423). Al final, satisfechos con su obra, la familia se reúne disfrutarla, y el narrador describe el patíbulo como si se tratara del objeto más noble, apelando especialmente a imágenes visuales y auditivas:

Una brisa del norte balanceaba suavemente la cuerda de la hora, una o dos veces chirrió la rueda, como si ya los cuervos se hubieran posado para comer. Los mirones empezaron a irse, mascullando vagas amenazas […] la luna subía por los balaústres de la terraza, mis hermanas aullaron y mis primos y tíos recorrieron lentamente la plataforma, haciendo temblar los fundamentos con sus pasos. En el silencio que siguió, la luna vino a ponerse a la altura del nudo corredizo, y en la rueda pareció tenderse una nube de bordes plateados (p. 423).

Así, las suaves imágenes desentonan irónicamente con las expectativas sórdidas que pesan sobre la idea del patíbulo, permitiéndole al lector imaginar el roce de la brisa cálida y el temblor de la plataforma bajo sus pies. El patíbulo contrasta con la belleza de la noche de luna llena y las imágenes visuales se acompañan del sonido de las cadenas que chirrían, los aullidos de las hermanas y las murmuraciones de los vecinos. El conjunto nos hace perder de vista que lo que han construido no es otra cosa que una horca. La luz de la luna ilumina el nudo corredizo y la rueda se recorta sobre la nube iluminada que crea el borde plateado. En suma, la escena transmite paz y satisfacción, que es precisamente lo que siente la familia luego de haber completado una obra que reivindica la subversión ante las imposiciones de la lógica, las convenciones y el pragmatismo.

En otros dos cuentos de esta sección también vemos planteado un proyecto antisistema que se resiste a los guiones sociales convencionales. En “Correos y telecomunicaciones” y “Conducta en los velorios”, Cortázar propone escenarios en los que la familia protagonista plantea un comportamiento disruptivo. Cuando se hacen cargo de la oficina de correos, se instalan una serie de procedimientos inútiles e inocuos. A diferencia del caso del patíbulo, la autoridad en este caso sí tiene éxito porque la sociedad impone sus reglas y aplasta las pretensiones cuando la policía invade el local y todo regresa al orden. No se trata de un final feliz porque vemos a la familia fracasar y el lector no puede evitar pensar que los cambios que introdujeron en el servicio de correo, aunque inútiles, atendían a una parte sentimental que compensa impersonalidad de los servicios de correo. Por ejemplo, a pesar de que a primera vista lo que hace la familia es caprichoso y aleatorio, regalar un vasito de grapa como premio al que hace el esfuerzo de “girar insensatamente parte de sus salarios a los familiares lejanos” (p. 426) es un gesto entrañable.

Finalmente, en el comienzo de “Pérdida y recuperación del pelo” el narrador declara el objetivo de perder y recuperar un pelo “Para luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles” (p. 427). Estas primeras palabras condensan el sentido de toda esta sección y reafirman la idea de que esta obra ilustra un proyecto poético en el que Cortázar busca combinar el surrealismo con el existencialismo para llevar adelante la lucha contra una realidad vacía entendida desde la razón y la utilidad, y acercarse al mundo de una manera novedosa y afectiva. Parafraseando lo dicho por el narrador al comienzo de la obra, el proyecto cortazariano busca romper con un mundo que se ha transformado en un aburrido ‘ladrillo de cristal’.

Algunos de los procedimientos que vimos en la primera sección se repiten también ahora: el humor, la amplificatio, la sátira, el extrañamiento y la superposición de imágenes son algunos de ellos. El humor está presente en todos los textos de la sección. Por ejemplo, en el primer cuento la familia intenta hacer entrar un tronco gigantesco para la construcción del patíbulo, pero se encuentran con la situación de tener que devolver a un hijo del vecino que se había sujetado a la raíz del árbol. En “Conducta en los velorios”, a su vez, las cosas se salen de control cuando la familia asiste para apropiarse del funeral y compite con la familia del difunto para ver quién llora más al muerto.

La amplificatio es una figura de pensamiento que consiste en desarrollar una idea de diversos modos, explicándola o enumerando puntos relacionados con ella, mediante descripciones acumulativas y digresiones. En el caso del proyecto de perder y encontrar un pelo en las cañerías de un edificio, vemos como este recurso se lleva al extremo al describirse minuciosamente toda la empresa, que puede incluir cosas absurdas como dejar pasar diez años para poder comprar el edificio y estar autorizado a romper las cañerías. La descripción detallada, que además agrega algunos subterfugios, se comprueba inútil si es que sucede el escenario más sencillo: que el pelo haya quedado suspendido en la rejilla.

La sátira también está presente en varias instancias. Por ejemplo, cuando la familia se hace cargo de la oficina de correos, las personas empiezan a ir en peregrinación para enviar sus cartas desde allí porque se sabe que hacen su trabajo de manera eficiente. Es decir, la inoperancia usual de la oficina pública le permite a la familia popularizarse al hacer todo lo contrario y atender a todos con celeridad. “Conducta en los velorios” también echa mano de la sátira para burlarse de las convenciones sociales en torno a los velorios. Las actitudes de los miembros de la familia son intencionales y buscan apropiarse de la ceremonia, pero el lector seguramente reconoce la actitud social de presentarse en los velorios para figurar o cumplir con un deber e incluso, en algunos casos, sacarle protagonismo a los deudos.

En suma, tanto en la primera sección como en la segunda, Cortázar insiste en la posibilidad de resistir a las convenciones sociales y a las demandas de ser productivo y útil. En esta resistencia, parece sugerir la obra, reside nuestra capacidad de poder experimentar el mundo de manera más directa e intuitiva.