Harry Potter y la cámara secreta

Harry Potter y la cámara secreta Temas

La rebelión contra las normas

Harry Potter y sus amigos se rebelan a menudo contra las reglas de su mundo para perseguir la verdad y la justicia. Los adultos fallan una y otra vez a la hora de mantener a los niños a salvo, demostrando ser a veces crueles, temerosos, incompetentes y prejuiciosos. Esto conduce a frecuentes peligros: desde el riesgo que corre Harry de morir de hambre en su habitación, propiciado por el tío Vernon, a la amenaza que vive Hogwarts de ser tomado por un régimen asesino. Ante esta negligencia del mundo adulto, los jóvenes se ven obligados en muchas ocasiones a rebelarse contra las reglas pero no arbitraria y caprichosamente, sino para poder enfrentar las dificultades que se le presentan. Así, el regreso de Harry al mundo mágico está atravesado en esta novela por la rebelión: se ve obligado a rebelarse cuando Dobby lo amenaza en casa de los Dursley, y elige permitir el uso de magia en Privet Drive, aún cuando el Ministerio se lo prohíbe; del mismo modo, elige robar junto a Ron el coche de Arthur Weasley para poder sortear el obstáculo puesto por Dobby en la plataforma de tren. De igual manera obran Ron y sus hermanos gemelos: rompen las reglas de su casa para robar el coche de su padre y rescatar a Harry de la tiranía de los Dursley.

Sin embargo, esas rebeliones no son gratuitas, especialmente en el caso del robo del auto para llegar a Hogwarts: entonces Harry y Ron aprenden que su irresponsabilidad ha transgredido muchas normas del mundo mágico, entre ellas las que buscan mantener en secreto ese mundo para los muggles, y ponen en riesgo el trabajo de Arthur Weasley. Resulta muy dramático que en la novela, mientras Harry persigue la verdad y la justicia en la historia, siente que no puede compartir lo que sabe, ni siquiera con la autoridad máxima, Dumbledore, por miedo a de perder su lugar en la escuela.

En oposición, las instituciones, lideradas por adultos, se alejan de la búsqueda de la verdad y la justicia y se dejan llevar por la corrupción y la malicia, como lo demuestra la debilidad del ministro Fudge, más preocupado por la opinión pública que por obrar justamente, o la extorsión que lleva adelante Lucius Malfoy para derrocar a Dumbledore. Para estas instituciones, el héroe es considerado un rebelde. Pero será Harry el que salve al mundo mágico, confiando más en sus convicciones y en la lealtad a sus amigos, que en las reglas impuestas por los mayores.

A medida que avanza la trama, Harry, Ron y Hermione rompen constantemente las reglas de la escuela para resolver el misterio de la Cámara Secreta. Incluso Hermione, caracterizada por ser aplicada y obediente, entiende que debe romper las normas para hacer lo correcto, esto es, para proteger a los que están siendo vulnerados y descuidados.

Hacia el final, Ron y Harry temen ser castigados, pero Dumbledore los recompensa, dándole puntos a Gryffindor y un festejo. Así, reconoce que su rebelión fue necesaria. Por otro lado, Harry tuvo que transformar el significado de la justicia en Hogwarts para que la escuela pudiera sobrevivir.

La identidad

Harry Potter lucha con su identidad a lo largo del libro. Por un lado, hay una tensión muy fuerte entre el mundo muggle y el mundo mágico, en la medida en que él pertenece a ambos, pero esos dos mundos muy difícilmente se conectan. Esto se debe a que los Dursely son prejuiciosos con la condición de mago de Harry y durante su estadía en Privet Drive le impiden transitar esa identidad, censurando sus conductas y aislándolo de sus amigos. Por eso, cuando Dobby le pide a Harry que le prometa que no volverá a Hogwarts, Harry arriesga la poca seguridad que tiene para rechazarlo, porque entiende que su felicidad está en el mundo mágico.

Pero en Hogwarts la identidad de Harry también está en juego. Deja de ser despreciado e ignorado, para ser todo lo contrario: un mago famoso, reconocido por haber derrotado a Voldemort, en un suceso que él no recuerda ni eligió y que significó la pérdida de sus padres. Pero Harry no disfruta de esa celebridad e incluso, luego de vivir en condiciones paupérrimas con sus tíos, se siente avergonzado ante los Weasley con la fortuna que heredó de sus padres y guarda en Gringotts.

La crisis de identidad de Harry se agrava cuando se cierne sobre él la sospecha de los alumnos de Hogwarts. Durante el pánico causado por la misteriosa petrificación de los estudiantes, y los rumores sobre el regreso del heredero de Slytherin, los estudiantes comienzan a sospechar de Harry, aislándolo aún más. Esto le devuelve la desesperación que sentía con los Dursley, a lo que se suma su decepción por sentir rechazo en un espacio al que creía pertenecer. Las sospechas de sus compañeros sobre su identidad llevan a Harry a desconfiar de sí mismo: teme ser el heredero de Slytherin y luego, al ver sus semejanzas con Riddle, teme haber heredado el mal y tener un destino similar al de aquel. Duda también de su legítima pertenencia a Gryffindor y no se atreve a mencionárselo ni siquiera a sus amigos, lo cual acentúa su soledad.

Pero la identidad también aparece problematizada en la novela a través del conflicto principal: la amenaza que se cierne sobre los hijos de los muggles y el cuestionamiento que Slytherin y sus seguidores hacen de los magos que no poseen "sangre pura". Las discusiones en torno a la pureza de la sangre y la ideología supremacista que circulan en esta novela no hacen sino cuestionar la categoría de identidad: ¿esta se define por las características de la sangre, por los valores morales, por las habilidades adquiridas, o por el mérito de las personas?

Recién al final de la novela, en la charla que mantiene con Dumbledore, Harry logra responder a algunos puntos oscuros sobre su identidad, que también aplican para esclarecer el tema de la identidad en su conjunto. Dumbledore lo ayuda a comprender que su identidad depende más de sus elecciones y del modo en que hace uso de sus herramientas que de las habilidades concretas que tiene o heredó.

Los prejuicios

El libro elabora el tema de los prejuicios, creando un mundo que al principio parece estar bifurcado entre muggles y magos, entre lo mundano y lo mágico y maravilloso, pero luego esa división se complejiza. Los Dursley temen las habilidades mágicas de Harry, lo que los lleva a definirlo como "anormal". Hagrid, a su vez, expresa un prejuicio casual de su mundo al juzgar a los Dursley como "muggles roñosos". Hermione, por su parte, representa el cruce entre esos dos mundos que parecían opuestos: tiene un talento mágico excepcional y es hija de padres muggles. Su identidad es la prueba de que la ideología supremacista propugnada por Salazar Slytherin y perpetuada por Lucius Malfoy es deficiente. Asimismo, la existencia de squibs como Filch, que provienen de familias de magos, pero no tienen poderes mágicos, complica la clasificación tajante.

Se evidencia así que hay tantos prejuicios en el mundo mágico como en el mundo muggle. El mundo mágico contiene una jerarquía social que se sostiene sobre el trabajo de los excluidos, como Filch, y de los esclavizados, como Dobby. Además, Lucius y Draco Malfoy tienen prejuicios contra la familia Weasley porque son pobres y porque aprecian a los muggles. Incluso los fantasmas sufren prejuicios, ya que Sir Patrick impide que Nick Casi Decapitado participe en de su club. El origen mismo de Hogwarts está atravesado por estos prejuicios, en la medida en que uno de sus fundadores, Slytherin, pretendía excluir a los magos que no tuvieran "sangre pura". La Cámara de los Secretos y el basilisco representan el miedo y el odio perpetuados por los prejuicios, y sus peligros potenciales.

La historia, entonces, destaca cómo los prejuicios pueden surgir de suposiciones basadas en las apariencias. Harry se inclina a creerle a Riddle porque comparten experiencias en común. El diario de Riddle crea imágenes visuales que persuaden a Harry, cuando en realidad lo que experimenta está siendo mediado por Riddle. La historia de Hagrid y Aragog está marcada por el prejuicio, que los lleva a ser acusados falsamente. Harry mismo es víctima de los prejuicios de sus compañeros, cuando es cuestionado por hablar pársel. Del mismo modo, Ron Weasley sospecha que Draco Malfoy es el heredero de Slytherin debido a la maldad de los Malfoys. En un punto intermedio, Hermione es quien opta por un método alternativo, desligado de prejuicios: suspende el juicio y busca recopilar información para plantear una hipótesis sobre la base de esa experiencia empírica. Por ello, es la primera en descubrir la verdadera naturaleza del basilisco.

El miedo

En Harry Potter y la Cámara de los Secretos, tanto los muggles como los magos tienen miedo a la diferencia y a lo desconocido. Los Dursley temen la magia de Harry porque lo hace diferente, imprevisible e incontrolable. Su miedo da a Harry un poco de poder sobre ellos, que pierde cuando descubren que Hogwarts prohíbe a los magos menores de edad hacer magia fuera de la escuela. Esta norma, a su vez, es el resultado del temor del mundo mágico a ser descubierto por los muggles. Cuando comienza el libro, Harry se encuentra atrapado entre estos dos mundos que están deficientemente conectados porque justamente se temen mutuamente.

En Hogwarts, Harry descubre que hay magos, inspirados por Salazar Slytherin, que con su ideología supremacista de la "sangre pura" buscan mantener esa división tajante entre muggles y magos, por miedo a que su mundo se contamine. La Cámara de los Secretos es en sí misma una estrategia surgida del miedo, pues persigue el objetivo de garantizar la pureza de sangre en Hogwarts.

Del mismo modo, la leyenda de la Cámara Secreta opera a través del miedo, ya que representa una amenaza para muchos en la escuela. Desde la petrificación de la Sra. Norris, los alumnos con origen muggle comienzan a temer por sus vidas y los profesores toman medidas extremas de cuidado, que impiden que el clima tenso y oscuro se disipe. El miedo lleva a que los vínculos se atomicen y los compañeros desconfíen entre sí. Un caso extremo es el de Harry, que pasa de ser admirado y celebrado, a ser temido y aislado.

El miedo es la herramienta predilecta de Tom Riddle, es lo que lo motiva incluso a cambiar su identidad: el nombre que elige pretende infundir miedo en el mundo mágico y su fama se construye sobre el terror. Por eso, el hecho de que Dumbledore y Harry no teman nombrar a Voldemort constituye una amenaza y una ruptura a esa lógica del terror.

La fama

La fama de Harry Potter es una carga para él, ya que lo hace diferente de sus compañeros. Draco Malfoy se muestra especialmente celoso con esa condición, pues imagina que la fama de Harry le proporciona un trato especial. Por su parte, Gilderoy Lockhart construye su imagen en torno a la fama. Para él, la popularidad y el éxito financiero son sus aspiraciones máximas, para lo cual se construye una apariencia encantadora y admirable con la que cautivar al público. Pero en definitiva representa la falsedad de la fama inmerecida: finalmente, se revela que se ha atribuido el mérito del trabajo de los demás y ha engañado a sus fans. Además, intenta utilizar la fama de Harry para aumentar la suya.

Por su parte, Colin Creevy es un personaje funcional al tema de la fama al ser el más ferviente admirador de Harry: lo fotografía constantemente y le pide autógrafos, como si Harry fuese una celebridad y trabajara para alimentar esa fama. Pero Harry es víctima de su fama y, en última instancia, se hizo famoso al vivir el episodio más doloroso de su vida, la muerte violenta de sus padres. Además, esa fama se le vuelve en contra: Ernie Macmillan acusa a Harry de ser el responsable de los crímenes en Hogwarts, utilizando en su contra el misterio de cómo Harry sobrevivió a la maldición de Voldemort. Así, la historia que lo convirtió en héroe hace que, irónicamente, los alumnos sospechen de Harry. Lockhart tenía razón entonces al advertir a Harry sobre los peligros de la fama temprana.

El proceso de maduración

En la novela, se transita el proceso de maduración que experimentan Harry y sus compañeros, y las tensiones que hay en él. Cuando Harry y Ron deciden llevar el auto del Sr. Wesley a Hogwarts, lo toman como un símbolo de independencia, pero enseguida el defectuoso encanto de invisibilidad del coche los hace notar que aún son adolescentes: pasan de experimentar la ilusión de libertad a estar expuestos y vulnerables. Esta experiencia evidencia que todavía no son capaces de asumir la adultez, y se estrellan contra el Sauce Boxeador, poniendo en peligro sus vidas.

Por su parte, Hermione tiene una personalidad más recatada y responsable, lo que le da una apariencia adulta en muchos casos. Sin embargo, ella también está en pleno aprendizaje y los errores que comete dan cuenta también de ese proceso: así, confía ciegamente en las lecturas de Lockhart y se equivoca al usar un pelo de gato para su poción Multijugo. Hermione experimenta así las consecuencias de propiciar y arriesgarse a hacer magia avanzada sin la supervisión de un adulto.

Sin embargo, esta confusión que los niños experimentan, asumiendo responsabilidades que no les corresponden, se funda en la desprotección en que los deja la impotencia de los adultos. Estos se muestran incapaces o impedidos de protegerlos y los niños deben actuar por su cuenta. El caso más emblemático de esta situación es la expulsión de Dumbledore de la escuela, que deja a todos los alumnos de Hogwarts en la mayor desprotección. Con la desaparición de Dumbledore y Hagrid, Ron y Harry se ven obligados a seguir sus recomendaciones y actuar como sus representantes. Deben defender la escuela, resolver el misterio y proteger a sus compañeros de los ataques.

La amistad

Al comienzo de la novela, Harry Potter está apartado del mundo mágico, por obra de sus tíos, que lo mantienen aislado. Harry se siente solo y le preocupa no tener amigos en Hogwarts, pues nadie le ha escrito, ni siquiera para su cumpleaños. Posteriormente, descubre sus amigos Ron, Hermione y Hagrid le han estado escribiendo cartas, que fueron interceptadas por Dobby para hacerle sentir que no pertenece a Hogwarts.

Las experiencias de Harry con el aislamiento, la nostalgia y la amistad son fundamentales para su carácter. Ha crecido en un lugar en el que no tiene amigos y no es querido, pero a sus once años descubre que sus orígenes están sostenidos en el amor y encuentra su lugar en el mundo mágico. Se hace amigo de Ron y Hermione en el primer libro, y la lealtad de los tres es fundamental en la historia del segundo. Ron rescata a Harry de los Dursely y lo lleva a la Madriguera, donde Harry experimenta por primera el amor de una familia. La novela los hace trabajar en equipo una vez más, para resolver el misterio, rescatar a Ginny y salvar Hogwarts. Su amistad los hace valientes.

Sin embargo, esa amistad no está libre de complejidades. En el momento más vulnerable de Harry, cuando muchos de sus compañeros se vuelven contra él, incluso Ron y Hermione se preguntan si su capacidad de hablar pársel podría significar que Harry es el heredero de Slytherin. Incluso Harry se retrae y les oculta sus miedos y dudas respecto de su identidad. Recién cuando Harry se reencuentra con su lealtad a Dumbledore, y a sus amigos Hagrid, Ginny, Ron y Hermione, es que vuelve a encontrar su confianza. Voldemort intenta aprovecharse de Harry a través del amor que siente por sus amigos, pero justamente es gracias a su apoyo que Harry encuentra los medios para resistir y derrotarlo.