Rayuela

Rayuela Guía de Estudio

Rayuela se publica por primera vez el 28 de junio de 1963. Es la segunda novela del escritor argentino Julio Cortázar y, sin duda, una de sus obras más célebres. Junto con la novela Cien años de soledad, del escritor Gabriel García Márquez, Rayuela es uno de los textos más emblemáticos del “Boom latinoamericano”, un fenómeno cultural y editorial surgido entre los años 60 y 70, a partir del cual algunas obras de escritores de América Latina son ampliamente distribuidas en el mundo y resultan un éxito de ventas.

Por fortuna, contamos con mucha información respecto del proceso de escritura de Rayuela, ya que Cortázar, en agosto de 1963, le regala a la escritora, lingüista y crítica literaria argentina Ana María Barrenechea un manuscrito llamado "Cuaderno de bitácora de Rayuela", que básicamente da cuenta del proceso de escritura de la novela y de la lectura crítica que realiza el propio Cortázar sobre el texto mientras lo escribe. En este "Cuaderno de bitácora de Rayuela" (que finalmente será publicado como libro por la editorial Sudamericana en 1983), nos encontramos con una serie de definiciones respecto de ciertos lineamientos generales que Cortázar busca con Rayuela: “Matar la elegancia” (p.89), “No tener miedo a lo fantástico” (p.104), “Empezar con el lenguaje del final” (p.130); así como también nos adentramos en ciertos conflictos íntimos de la trama que tiene el autor: “¿Partir ahora de la Maga, desde Montevideo, llegamos a Buenos Aires, arrestada, loca?” (p.107). No suele ser frecuente contar con una lectura crítica de un autor respecto de su propio texto, y mucho menos que el registro de esa crítica se emplace durante el proceso de escritura de la obra. Como afirma la crítica literaria argentina Beatriz Sarlo en su ensayo “Releer Rayuela desde el «Cuaderno de bitácora»”, este texto que Cortázar escribe sobre el proceso de Rayuela es “(…) un espacio libre donde Cortázar le explica a Cortázar el sentido del text in progress: una pantalla donde se registra no solo la ruta, sino su discusión y sus cambios”.

Para entender el fenómeno que representa Rayuela a nivel ventas basta simplemente con analizar los intervalos entre una edición y la siguiente. La primera edición de la novela es en junio 1963 y la segunda, en enero de 1965. Es decir, Cortázar tarda dieciocho meses en agotar la primera edición de Rayuela. Luego, entre la segunda y la tercera edición pasan catorce meses. Ahora bien, la tercera y la cuarta edición salen en 1966, lo que significa que Rayuela agota dos veces la cantidad de ejemplares publicados ese año. A partir de aquí, cada año hay dos ediciones de la novela, cerrando la década del 60 con once reimpresiones. Estos números dan cuenta de un éxito sin precedentes para un escritor latinoamericano hasta ese momento.

En el documental que realiza el cineasta Tristán Bauer en 1994, llamado Cortázar, el autor argentino explica cuál fue una de sus motivaciones principales a la hora de escribir Rayuela: "A mí se me ocurrió –y sé muy bien que era una cosa difícil, realmente muy muy difícil–, intentar escribir un libro en donde el lector, en vez de leer la novela así, consecutivamente, tuviera en primer lugar diferentes opciones. Lo cual lo situaba ya casi en un pie de igualdad con el autor, porque el autor también había tomado diferentes opciones al escribir el libro". Cortázar luego también explica que se sorprendió por la gran recepción que tuvo la novela entre los jóvenes, ya que cuando terminó de escribirla, él estaba convencido de que había escrito una novela para hombres y mujeres de su edad. Una teoría que esboza el propio Cortázar respecto de este fenómeno es que, según él, en Rayuela no hay ninguna lección, y a los jóvenes no les gusta que les den lecciones. “Los jóvenes encontraban allí [en Rayuela] sus propias preguntas, sus angustias de todos los días (…), el hecho de que no se sienten cómodos en el mundo en que están viviendo”.

El título de la obra hace referencia a un juego tradicional infantil en el que se pintan una serie de cuadrados en el suelo, se arroja una tiza o una piedra dentro de alguno de esos cuadrados, y el niño debe recorrer la rayuela colocando un solo pie por cuadrado, sin tocar las rayas, tomar el objeto y regresar a la partida. La intención lúdica que Cortázar quiere imprimirle a su texto ya está clara desde el título. Luego, en la primera página, nos encontraremos con las diferentes propuestas de lectura que nos hace el autor y un tablero para seguir una secuencia no consecutiva en la lectura de los capítulos. Cortázar busca romper, en Rayuela, con la idea tradicional de novela, en la que los lectores cumplen una función más bien pasiva respecto del texto. Esta novela pretende ser un poco una "anti-novela" que desafía las estructuras tradicionales del género.

Al mismo tiempo, cabe destacar que Rayuela es uno de los textos más emblemáticos de la literatura latinoamericana del siglo XX y, como tal, ha concentrado la atención de muchos críticos literarios y escritores. En ese sentido, podemos encontrar varias discusiones en torno al texto. Una de ellas es si el juego que nos propone Cortázar al darnos el tablero de dirección para desestructurar la lectura convencional nos posiciona como lectores en un rol más protagónico respecto del texto, o si no es más que una variación de la manera tradicional de leer una novela. Otra discusión es si Rayuela es una novela que solo se luce como lectura juvenil o iniciática y que, por ende, pierde vigor conforme los lectores maduran.

Lo cierto es que Rayuela es una novela que tiene un impacto determinante en la historia de la literatura latinoamericana contemporánea y, más allá de todas las apreciaciones que orbitan en torno a la obra, su relevancia literaria es indiscutible.

Incluso el propio Cortázar es muy consciente del nivel de influencia que tiene Rayuela entre sus pares escritores. En una entrevista que le realiza la escritora Evelyn Picon Garfield en 1978, Cortázar dice al respecto: “Rayuela ha modificado profundamente una buena parte de la literatura de ficción latinoamericana en estos últimos diez años. El impacto de Rayuela en los jóvenes que en ese momento empezaban a escribir ha sido enorme. Ahora ha sido doble, bueno y malo. La repercusión negativa es como en el caso de los imitadores de Borges. Se han publicado muchísimas «rayuelitas» por todos lados, consciente o inconscientemente, utilizando los procedimientos de intercalación de citas, de obra abierta dentro de la línea de Rayuela, personajes rayuelescos y todo eso es bastante mediocre, en general. Pero en cambio dio otro tipo de influencia, una especie de liberación de prejuicios, de tabúes, ya en el plano del lenguaje (…). Yo creo que Rayuela ha contribuido mucho también. Hacer que la gente se quite la corbata para escribir”.