Persépolis (Tomos 3-4)

Persépolis (Tomos 3-4) Resumen y Análisis Tomo 4, Capítulos La boda - El fin

Resumen

La boda

Este capítulo está situado en 1991. Marjane está en segundo año de artes gráficas y, según ella, todo va bien: los estudios le interesan, quiere a su novio, está rodeada de buenos amigos. Acerca de ellos afirma: “Mis amigos y yo habíamos evolucionado. Había atemperado mi visión occidental de la vida, y ellos, por su parte, se habían alejado de las tradiciones” (Tomo 4, p. 70).

Sin embargo, su pareja sigue sufriendo las prohibiciones del régimen. No pueden viajar juntos ni alquilar un departamento si no están casados. Reza, entonces, le propone casamiento. Marjane tiene dudas. Lo habla con su padre ya que su madre está en el extranjero. El padre le dice que si quiere conocer realmente a Reza debe vivir con él, y para eso debe casarse.

Marjane decide que se casará. Tiene una reunión con Reza y su padre en un restaurante. El padre le impone a Reza como condición para permitir la boda que le otorgue “el derecho al divorcio”. Para ello, Reza debe firmar una opción especial en el acta de matrimonio. Reza acepta.

La protagonista llama a su madre para contarle la noticia. Ella, en principio, le dice que debería esperar, que es muy joven y que van a hablar personalmente cuando retorne de su viaje. Sin embargo, cuando vuelve de viaje, se muestra de acuerdo con la decisión de su hija e, incluso, afirma que ella se encargará de los preparativos de la boda.

A partir de entonces, Marjane comienza a probarse vestidos, peinados, zapatos, estilos de maquillaje. Ella odia todo esto, pero sabe que sus padres quieren que tenga una gran fiesta así que cede. En la boda hay cuatrocientos invitados.

La ceremonia se lleva a cabo de acuerdo a lo esperado. Sin embargo, luego de la misma, apenas la pareja llega a su nuevo hogar, Marjane se siente encerrada y arrepentida de haberse casado.

A pesar de todo, intenta ser feliz con Reza. Advierte que el problema no es solamente ella y sus temas existenciales, sino que Reza tampoco contribuye a que la relación funcione. Sus intereses son opuestos. Reza pretende que ella sea una mujer bien vestida, maquillada y sonriente, y Marjane es una chica sobria y severa.

Al cabo de un mes, ya duermen en camas separadas. Cada uno tiene su vida: su propio grupo de amigos, sus salidas. Discuten constantemente. A los dos meses, directamente, pasan de las peleas a los insultos cotidianos.

La parabólica

Comienza la guerra entre Irak y Kuwait. Los iraníes están satisfechos con esta guerra, ya que Kuwait fue aliado de Irak en la guerra con Irán y sienten que es justo que se destruyan entre ellos.

Teherán comienza a llenarse de emigrantes kuwaitíes. Son muy modernos y tienen mucho dinero. Uno de ellos le ofrece dinero a Marjane por la calle como si ella fuera una prostituta. El tío de Marjane luego le explica que en Kuwait: “Como en todos los países árabes, las mujeres están tan privadas de derechos que para un kuwaití una chica que anda por la calle bebiendo una Coca-Cola solo puede ser una prostituta” (Tomo 4, p. 78).

Luego, Marjane y su padre miran por la televisión un informe acerca del pánico que se desató en Europa por la guerra y, como les parece ridículo, tienen un ataque de risa. La madre interrumpe el momento y afirma que no se deben fiar de los medios iraníes, ya que su objetivo es hacer propaganda en contra de occidente. Marjane le responde: “Los medios occidentales también nos atacan. ¡De ahí nuestra fama de integristas y terroristas!” (Tomo 4, p. 80). Su madre, entonces, le dice que tiene razón y que ella, personalmente, odia a Saddam y tampoco simpatiza por los kuwaitíes, pero también detesta el cinismo de los aliados que se denominan “liberadores”, aunque solo están allí por el petróleo. El padre agrega que basta con mirar lo que sucede en Afganistán para entender que lo único que mueve a los “liberadores” es el petróleo. En Afganistán estuvieron en guerra durante diez años, hubo 900.000 muertos y nadie intervino porque es un país pobre.

Marjane afirma que, en definitiva, a los iraníes no les importa para nada la guerra, ya que viven “en paz”. El régimen tiene control absoluto “y la mayor parte de la gente, en busca de una cierta felicidad, había olvidado su conciencia política” (Tomo 4, p. 82).

La protagonista no se considera una excepción a esto. Vive sin hacerse preguntas. Sin embargo, en 1992 sucede algo que para ella es importante: llegan las antenas parabólicas a Teherán. Esto permite que se puedan ver canales de televisión de todo el mundo. Marjane afirma: “Al fin podías descubrir una visión diferente de la que dictaba nuestro gobierno” (Tomo 4, p. 82). La protagonista se pasa todo el día en la casa de un amigo que tiene la antena mirando televisión y sintiendo que así abre su mente.

Pronto, en los barrios de dinero, todos tienen su antena. El régimen las prohíbe, pero la gente las oculta y logra evadir la prohibición. Los padres de Marjane tienen una. La protagonista, a partir de entonces, se pasa todo el día allí, echada en el sillón, mirando la televisión, sin importarle lo que está mirando. El padre le dice que algo le está pasando. Que no la reconoce con esa actitud apática ante todo. Marjane, en principio, se ofende, pero luego le da la razón a su padre, quien le regala libros para que ella recupere el interés por la vida intelectual.

Marjane comienza a reunirse con gente y tener discusiones acerca de política. Estas reuniones se dan el primer lunes de cada mes en la casa del Dr. M. y reavivan en Marjane la conciencia política.

El fin

En 1993, llegando al final del cuarto año de la carrera, Reza y Marjane son convocados por el director quien les ofrece un trabajo en conjunto porque son los mejores alumnos. El trabajo consiste en crear un parque de atracciones a partir de la mitología iraní. Marjane y Reza están tan fascinados que olvidan sus enormes diferencias y se ponen a trabajar juntos día y noche, sin discutir ni una sola vez.

La presentación del proyecto ante el jurado es un éxito. Ahora deben tener una reunión con el teniente de alcalde para llevarlo a cabo. Este le dice a Marjane que el proyecto es muy interesante, pero la mitad de sus personajes son mujeres que no llevan velo y a las que se les puede distinguir la forma del cuerpo. Afirma que “Al gobierno le importa un comino la mitología. Lo que quiere son símbolos religiosos” (Tomo 4, p. 89). El proyecto queda anulado.

Al salir de la reunión, Marjane se junta con una amiga y habla por primera vez sobre el divorcio. El proyecto era, en definitiva, lo que había unido a la pareja. La amiga le advierte que, si se divorcia, todos los hombres la van a tratar como una prostituta.

Luego, la protagonista se reúne con su abuela. Está llorando porque ve como inviable la opción del divorcio. La abuela, sin embargo, le dice que divorciarse es una estupidez sin importancia y que ella lo hizo cincuenta y cinco años antes. Le sugiere que se tome un tiempo para pensarlo bien, pero que si mantiene su idea, la debe llevar a cabo.

Siguiendo este consejo, Marjane decide esperar. Consigue un trabajo como ilustradora en una revista de economía, pero a los dos meses los ilustradores de la revista comienzan a ser perseguidos por el régimen y encarcelan a uno de ellos, Behzad. Marjane, junto a una compañera, va a visitarlo a su casa. Behzad les cuenta que fue golpeado en la prisión. Luego, llega la mujer de Behzad, Mandana. Entonces comienza una conversación en la que, constantemente, Behzad no deja hablar a su mujer. Responde, incluso, las preguntas que le hacen a ella.

Marjane se va indignada de la casa de Behzad. Dice: “¡Y pensar que ha sido mi héroe durante 20 días! ¡Tanta cháchara sobre la libertad de expresión, para luego no dejar que su mujer abra la boca! ¡Ah, los hombres iraníes!” (Tomo 4, p. 95). La amiga le responde que, en realidad, no son solamente los iraníes. Ella salió con un español y era lo mismo. Entonces, Marjane afirma: “Solo que aquí ¡las leyes están de su parte!” (Tomo 4, p. 95), y explica que, por ejemplo, en Irán si un hombre mata a 10 mujeres en presencia de otras 15 no lo pueden condenar porque las mujeres, en un caso de asesinato, no pueden prestar declaración. Termina diciendo que no soporta más esa injusticia y que se va a ir del país.

La protagonista regresa a su casa y le dice a Reza que se quiere divorciar. Días más tarde, les dice a sus padres que quiere irse a Francia. Los padres se alegran de la decisión de su hija. La madre afirma: “La revolución nos ha hecho retroceder 50 años. Harán falta generaciones antes de que todo esto evolucione. Tú solo tienes una vida. Es tu deber vivirla lo mejor que puedas. Además, ahora tienes 24 años. No es como cuando te fuiste a Austria, ya no nos necesitas” (Tomo 4, p. 97).

Tras realizar un viaje con su abuela por las montañas de Teherán, visitar la tumba de su abuelo y el lugar donde el régimen sepultó a su tío Anouche junto a miles de cadáveres, y pasar bellos momentos con sus padres, Marjane se va a Francia el 9 de septiembre de 1994. Se despide de sus padres y su abuela en el aeropuerto. Es la anteúltima vez que ve a su abuela, ya que luego de una visita que hace en marzo de 1995, ella fallece. La última frase del libro es: “La libertad tenía un precio” (Tomo 4, p. 99).

Análisis

Como hemos dicho en el análisis previo, en Irán el régimen es quien marca el cauce de la relación amorosa de Marjane con Reza. El capítulo “La boda”, precisamente, nos narra cómo la pareja, pese a no sentir un compromiso afectivo tan grande, debe casarse para poder conocerse mejor. Sin casarse, por prohibición del régimen, no pueden vivir juntos y, tal como afirma el padre de Marjane, para saber si realmente quieren estar juntos, deben vivir juntos. Por ende, de manera inevitablemente apresurada, Marjane y Reza se casan.

Marjane es consciente de que su compromiso afectivo con Reza es, al menos, dudoso, entonces quiere asegurarse de que va a poder divorciarse si es que así lo desea. Y he aquí un punto importante en donde el machismo impuesto por el régimen islamita aparece con claridad: el divorcio en Irán, a priori, solo puede ser llevado a cabo si el hombre lo autoriza. Para que la mujer pueda tomar la decisión de divorciarse, el hombre debe permitirlo desde antes del casamiento marcando la opción “Derecho al divorcio” en las actas de la boda.

En este caso, el padre de Marjane le impone a Reza que haga eso como una condición fundamental para que se case con su hija. Si bien la protagonista no hace ninguna reflexión al respecto y, realmente, el padre de Marjane solo quiere lo mejor para su hija, el hecho de que el padre se reúna con el candidato a marido de su hija para establecer condiciones y permitir entonces el casamiento también es un acto atravesado por el machismo de la cultura iraní. La mujer no puede decidir sola ni establecer ella misma sus condiciones, debe ser el padre quien lo haga.

La felicidad de los recién casados, como era de esperar, dura nada. Marjane afirma: “Recapitulando, me doy cuenta de que siempre supe que no funcionaría. Pero después de mi triste historia de amor en Viena, necesitaba volver a creer en alguien…” (Tomo 4, p. 76). Ya desde antes de la boda, los personajes tenían fuertes desacuerdos. El machismo de Reza ya había aparecido en el capítulo “El maquillaje”, en donde la protagonista afirma que él lo único que espera de ella es que siempre esté maquillada y vestida de manera elegante (algo que, además, no es característico de ella). Ahora, que son marido y mujer, eso no desaparece, sino que se reafirma.

En la página 76 aparecen dos viñetas muy claras al respecto. En una dice: “Él se había casado con…” y la imagen muestra a Marjane maquillada, sonriente, peinada a la moda y vestida de manera elegante; y en la siguiente viñeta dice: “y se había encontrado con…” y la imagen muestra a Marjane vestida de manera sobria, sin ningún peinado elegante y con cara de malhumorada. Reza quería una mujer prototípica, superficial como las amigas de Marjane.

Ahora bien, así como el régimen fue fundamental para que la pareja se case, también es fundamental para que la pareja llegue al divorcio. El proyecto artístico de armar un parque de diversiones une a Marjane y Reza mucho más que el matrimonio. Durante meses pasan tiempo juntos sin discutir. Cuando el proyecto es vetado ridículamente por el régimen porque no se adapta a las exigencias islamitas, la pareja se desmorona.

Y este habría sido el punto final del matrimonio, si Marjane no hubiese tenido miedo al castigo social que sufriría en caso de divorciarse. Es cierto, la protagonista se casó con una cláusula que le permite el divorcio legal, pero eso no la salva del machismo que reina en la sociedad iraní. Tal como le cuenta Farnaz, su amiga, las mujeres divorciadas son tratadas como prostitutas. Los hombres consideran que, como ya no son vírgenes, no tienen derecho a rechazarlos y todos les hacen propuestas indecentes.

El machismo va cercando más y más a Marjane. La escena en la que Behrad (su compañero progresista de la revista, aquel que se atrevió a oponerse al régimen y pagó el costo de ser golpeado en prisión durante 20 días) no deja hablar a su mujer es la gota que colma el vaso. La protagonista comprende que el machismo en Irán es transversal. Es impuesto por las leyes del régimen y tiene su correlato en la idiosincrasia del pueblo iraní, incluso, se manifiesta en hombres como Behrad y Reza que se oponen al régimen y al tradicionalismo.

Gila, su compañera de la revista con la que visita a Behrad, le dice que no solo los hombres iraníes son machistas, sino que son los hombres en general. Marjane ya sabe esto: estuvo en Europa, lo sufrió en carne propia. La protagonista comprende que debe aferrarse al mal menor. En Europa, al menos, no son las leyes las que respaldan y fomentan ese machismo. Entonces es cuando Marjane, tras enumerar los horrores machistas que impone el régimen, se da cuenta de que debe divorciarse e irse del país. Es importante destacar que ambas acciones aparecen unidas, es decir, es una misma decisión la que abarca a ambas acciones. A través del divorcio, Marjane pone freno al machismo que sufre en privado. Al irse del país, Marjane pone freno al machismo que sufre en la vida pública. Si se fuera del país con Reza, seguiría sufriendo el machismo de su marido. Si se divorciara y se quedara en Irán, seguiría sufriendo el machismo impuesto por el régimen y por la sociedad.

Otro tema que importante que vuelve a aparecer en estos últimos capítulos es el de la guerra, en este caso entre Irak y Kuwait. Esta es una guerra que Irán vive lateralmente. Incluso, gran parte de la sociedad se alegra de que suceda, de que estos países se destruyan entre sí, ya que ambos ejércitos estuvieron unidos en contra de Irán en la guerra anterior (Kuwait fue aliado de Irak).

Marjane afirma que la guerra comenzó en 1991, cuando Irak invadió Kuwait. Sin embargo, esto es incorrecto. Irak invadió a Kuwait, dando inicio al conflicto, el 2 de agosto de 1990. El conflicto finalizó el 28 de febrero de 1991. Duró en total seis meses y veintiséis días. Esta guerra es denominada “La guerra del Golfo”, y se desató a causa de problemas en torno al petróleo. Es interesante recordar que, en el Tomo 1, el padre de Marjane afirma premonitoriamente, antes del comienzo incluso de la guerra contra Irak, que mientras haya petróleo en Medio Oriente no habrá paz (ver más información en la sección “Otro” de esta misma guía).

Aquí, tal como lo hizo con el monólogo del padre acerca de la guerra entre Irán e Irak, Satrapi decide abordar este conflicto bélico desde el punto de vista de su familia, que se caracteriza por ser iraní pero no islamita y, fundamentalmente, no europeo. Incluso, la conversación acerca de la guerra entre Irak y Kuwait surge luego de que la familia ve por la televisión un informe sobre el horror que se desató en Europa por el comienzo del conflicto bélico, y de la afirmación de la protagonista acerca de que los medios occidentales generan fama de terroristas a todos aquellos que viven en los países de Medio Oriente. Nuevamente, la autora intenta mostrar la falta de conocimiento que se tiene en occidente acerca de lo que realmente sucede en Medio Oriente, y cómo esta falta de conocimiento genera prejuicios infundados y dañinos.

Además, en gran parte de la conversación, los padres de Marjane critican a los “liberadores” haciendo referencia a la fuerza de coalición de 34 países (encabezada por Estados Unidos) que, en teoría, estaba interviniendo en la guerra para rescatar a Kuwait de la invasión iraquí. El argumento de los “liberadores” para intervenir se basaba en la defensa a los derechos humanos de los kuwaitíes, pero, según la familia de Marjane, en realidad la coalición estaba interviniendo porque tenía intereses económicos ligados al petróleo.

Otro punto importante que surge en esta escena se relaciona con el control de los medios. Marjane y su padre se ríen a carcajadas del horror de los europeos por el comienzo del conflicto bélico. En ese momento, la madre interviene y observa que, en realidad, tampoco ellos se pueden fiar de lo que ven por la televisión, ya que los medios de Irán están totalmente controlados por el régimen y constantemente hacen propaganda en contra de Europa. Es decir, ellos tampoco tienen un verdadero conocimiento de lo que piensan los europeos.

Es, en este capítulo, precisamente cuando aparecen las antenas parabólicas en Teherán. De repente, la población iraní puede observar por televisión contenidos que no están regidos por el gobierno. Sin embargo, pese al entusiasmo inicial de Marjane acerca de la llegada de las antenas como un hecho de importancia política, lo que realmente sucede es que la mayor parte de la gente solo mira los nuevos canales a modo de entretenimiento. MTV, un canal de música, y Eurosport, un canal de deportes, son las señales que más se consumen.

Las antenas parabólicas no terminan generando ningún tipo de despertar político. Incluso, lo que le sucede a Marjane es todo lo contrario. La protagonista termina alienándose aún más de la realidad. Se la pasa todo el día mirando televisión para distraerse. El final del capítulo “La parabólica” destaca aún más este carácter alienante de la televisión. El padre de Marjane, preocupado por su hija, interviene y le regala libros para despertar sus inquietudes. Marjane deja de ver la televisión, se pone a leer, y a partir de entonces comienza a tener reuniones con otros iraníes que también tienen inquietudes políticas. No es la televisión la que permite despertar la conciencia, sino los libros.

Estas reuniones de la protagonista, por supuesto, son en absoluto secreto. Como lo afirma Marjane, a esta altura, el control del régimen es total. Gran parte de la población dejó de lado sus inquietudes políticas e intenta ser feliz sin meterse en problemas con el régimen.

Para finalizar el análisis, es importante destacar el rol que ocupa el amor familiar en la vida de la protagonista. A través de los cuatro tomos, Marjane sufre todo tipo de desengaños amorosos (con sus amigas, con sus parejas). Sin embargo, sus padres y su abuela nunca le fallan. La apoyan en todo. En estos últimos capítulos, incluso la apoyan en su compromiso con Reza pese a saber que este no prosperará. Entienden que es el único modo de que Marjane crezca, se independice y finalmente se vaya de Irán para no regresar. Las palabras de la abuela son importantísimas para que Marjane se atreva a divorciarse. La intervención del padre es clave para resucitar su interés político. El monólogo de la madre acerca de que deberán pasar generaciones para que en Irán vuelva a haber libertad es clave para fomentar su partida al extranjero. El hecho de que las palabras finales del cuarto tomo estén dedicadas al fallecimiento de su abuela, a quien la protagonista pudo ver solo dos veces en el último tiempo ya que se había exiliado de Irán, demuestra que Persépolis, más allá de estar atravesada por conflictos sociales muy importantes, nunca deja de ser una novela de aprendizaje, que pone en primer plano el crecimiento emocional de Marjane desde su infancia hasta su adultez.