Los adioses

Los adioses Preguntas de Ensayo

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    ¿Qué tipo de roles encarnan las mujeres en 'Los adioses'? ¿Puede encontrarse una diferencia sustancial con la construcción de los personajes varones?

    Las mujeres en 'Los adioses' tienen una bidimensionalidad, una falta de profundidad, que el feminismo de nuestros días podría encontrar inclusive insultante. Como bien se dijo en el análisis, cuando se habla del ser existencial, de la soledad intrínseca a la condición humana y el fracaso como destino inaplazable, siempre se habla de los varones; hombres entrando en los cuarenta, aburridos de sus vidas, carentes de entusiasmo, que reflexionan sobre su propia condición. Las mujeres, por el contrario, cumplen generalmente, en la literatura de Onetti, el lugar de decorado, en el peor de los casos y, en el mejor, el lugar de los misterios y los secretos, que no son, necesariamente, un motor narrativo, ni provocan un deseo de revelación. En Los adioses, por ejemplo, queda claro que no sabemos qué piensan las dos mujeres involucradas con el hombre, pero, sobre todo, queda claro que al almacenero no le interesa mucho averiguarlo.

    En el caso de Los adioses, a pesar de que dos de las mujeres, la joven y la mayor, tienen roles preponderantes en la historia, no están muy descritas, o siquiera pensadas de modo diferencial entre ellas. Podríamos intercambiar sus visitas y la historia funcionaría lo mismo: el hombre no parece verse afectado por la visita de una de un modo sustancialmente distinto a la de la otra, y ellas mismas se comportan como agentes pasivos de la narración.

    La Reina, mucama del hotel, puede decirse que tiene, al menos, una voz propia, una mirada sobre las cosas que está plasmada (y a la vez menospreciada) en un fragmento del texto. Pero, nuevamente, sus motivaciones, emociones y pensamientos no tienen el desarrollo que tienen, por ejemplo, los del enfermero. A esto nos referimos con "bidimensionalidad" en relación con los personajes femeninos. Forman parte de un entorno, de un ambiente, pero no se constituyen como personajes complejos.

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    ¿Qué influencias de la literatura de William Faulkner pueden encontrarse en 'Los adioses'?

    En primer lugar, en el nivel del contenido, a ambos escritores los une una mirada pesimista sobre la vida, la condición humana y la concepción fatalista del futuro. Una desesperanza lúgubre empata a los personajes varones de Onetti, como sucede en el caso del escritor norteamericano, a quien el uruguayo tanto admiraba abiertamente.

    Pero, además, encontramos una amistad entre ambas prosas en el nivel de la sintaxis. La acumulación de sintagmas, las oraciones largas y complejas (recordemos que Faulkner tiene la oración literaria más larga jamás registrada), la multiplicidad de voces y enfoques son rasgos comunes a los dos escritores.

    La obsesión con la muerte, con el tiempo que corroe, con el aburrimiento existencial, muchas veces en la obra de Onetti y Faulkner va en detrimento de la trama. Es decir, el foco no está puesto necesariamente en la trama, sino más bien en un ambiente, un clima, una idea que atraviesa diversas escenas y situaciones y da cohesión al texto.

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    ¿Cómo podría sostenerse la idea de que la literatura de Onetti, y Los adioses en particular, es una literatura de "efecto caleidoscópico"?

    Más de una vez la crítica utiliza, sin mucha explicación, este concepto para describir la literatura de Onetti, que resulta aparentemente acertado desde un primer momento si pensamos en la experiencia de lectura que promueve su obra. Sin embargo, es menester precisarlo con marcas textuales que habiliten esta lectura.

    En primer lugar, podemos hablar de la multiplicidad de enfoques y voces. En Los adioses, promediando el final, o lo que el narrador llama “la historia del epílogo en el hotel y la casita” (p.89), aparecen las voces del enfermero y la Reina sin mediación del almacenero. Estas voces se entremezclan entre sí, al igual que lo hacían los fragmentos de información y chismes que antes aportaban al narrador para que este fuera construyendo una historia. Esta funciona como una figura de un caleidoscopio que, al girarse, se descompone y forma otra completamente diferente: esto es lo que sucede cuando el narrador lee las cartas ocultas y descubre el verdadero vínculo entre el hombre y las dos mujeres. Todas las piezas, los rumores, se organizan de un modo nuevo y forman una nueva historia, una nueva figura, frente a los ojos avergonzados del narrador.

    También la mirada del narrador es caleidoscópica, como vimos en la sección "Imágenes", en el apartado "Fragmentación de los cuerpos". El almacenero ve pedazos de cuerpos, las manos del hombre enfermo, el pedazo de pollera y zapato de la mujer joven, y con esos pedazos conforma una imagen que completa a su antojo. En referencia al enfermo, por ejemplo, dice: "Me costaba creer que pudiera hacerse una cara con tan poca cosa: le agregué una frente ensanchada y amarilla, ojeras, líneas azules a los lados de la nariz, cejas unidas, repintas" (p.105).

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    ¿Qué función cumple el dinero en el relato?

    Solo cuando el dinero le falta al enfermo es que recurre al almacenero. Sin embargo, no lo hace con extremo pudor ni mucho menos. El almacenero tampoco parece perturbarse por este hecho, de la misma manera que no mostró tanto interés en el hecho de que el hombre fuera aparentemente acaudalado en función de los gastos que hacía. La posesión o falta de dinero no pasa, para el narrador, de una mera observación al pie, casi que carente de importancia.

    Este desdén y esta falta de entusiasmo, que como vimos lo caracterizan, se ven reflejados en relación con el dinero también: son los demás quienes le advierten al narrador que sería bueno para su local organizar las fiestas de Año Nuevo y Navidad durante las vacaciones, y el almacenero así lo hace, pero ganar dinero no está dentro de sus prioridades. La subsistencia, a lo sumo, es a lo que atiende, y por esta misma razón garantiza las dos comidas del enfermo y la muchacha joven en la casita de la sierra. El dinero acerca "consuelos" (p.80), pero no más que eso. Ni de cerca resulta para el narrador un motor del entusiasmo y la acción.

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    ¿Por qué el narrador no hace nada al respecto cuando descubre la verdadera historia del hombre enfermo y las dos mujeres?

    Si bien en un primer momento el hombre siente una gran vergüenza al descubrir que todas sus conjeturas no habían sido más que prejuicios e imaginaciones forzadas a partir de rumores, y si bien entonces piensa, a partir de esa vergüenza, salir corriendo al hotel a decirle a todos lo que sabe, no hace nada al respecto. Esto tiene que ver con que, en definitiva, para el narrador, todo da igual. En nada cambia decirle al enfermero, a la Reina, al chico de Levy, que la mujer joven es hija del hombre. Inclusive refuerza esta inacción diciendo que, al fin y al cabo, aunque sea su hija, esa mujer es igualmente una intrusa, una segunda mujer.

    Es propio del personaje que construye Onetti, este hombre existencial, fracasado, aburrido y carente de entusiasmo, no tomar dirección alguna. Todo lo que le sucede, sucede en su cabeza, en su imaginación, y esto se mantiene hasta el final bajo cualquier circunstancia.