Las armas secretas (cuento)

Las armas secretas (cuento) Ironía

El elemento que lleva a pensar a Pierre que no conoce bien a Michèle es, justamente, un elemento que está ligado a un acontecimiento muy íntimo de la vida de ella.

Cuando Pierre y Michèle se encuentran en el café, charlan acerca de la casa de sus padres. Pronto Pierre imagina la casa de forma particular, y entre las imágenes que acuden a su mente destaca la de una bola de vidrio que adorna el nacimiento de la escalera. Cuando le menciona a Michèle esta ocurrencia, la joven niega la existencia de una bola de vidrio en la casa. Esta disonancia entre su imaginario y la realidad hace pensar a Pierre que en verdad conoce a Michèle muy poco.

La ironía radica en que justamente este elemento está relacionado con un evento muy íntimo de la vida de Michèle, ya que es un elemento de la casa de Enghien, en la que Michèle sufrió un abuso sexual hace siete años.

Pierre considera que Roland y Babette son buenos amigos y protectores de Michèle, aunque al aceptarlo a él, la están poniendo en peligro a su amiga.

Pierre considera que es afortunado de ser aceptado por el grupo de amigos de Michèle y cree que Babette y Roland "conocen los métodos más seguros para desanimar a los advenedizos" (p. 368). La ironía radica en que Pierre es realmente un advenedizo que va a causarle mucho daño a Michèle, y sus amigos no podrán evitarlo.

Pierre le dice a Michèle que todo será tranquilo apenas unos instantes antes de violarla.

Mientras se dirigen al pabellón, Michèle confiesa "Ya no tengo miedo" (p. 371). Luego, al llegar a la casa, Pierre anuncia que "todo será tranquilo" (p. 371). La ironía radica en que la confianza y la seguridad que siente Michèle está totalmente infundada, al igual que la tranquilidad de la que habla Pierre. Momentos después de estas aclaraciones, la violencia estalla entre la pareja y culmina con la violación de Michèle.