La peste Elementos Literarios

Novela, ficción especulativa.

Orán (Argelia), circa 1940.

Se trata de un narrador testigo en primera persona. Finalmente, este revela ser el doctor Rieux, quien durante todo el texto fue un personaje más en la trama, por lo que se devela que, en realidad, se trataba de un narrador protagonista.

El clima es lúgubre, por momentos angustiante, sobre todo promediando el final, cuando las muertes son innumerables y alcanzan a los niños. El tono, igualmente, es generalmente de un pragmatismo importante. Hay una pretensión de objetividad que parece alejar al texto de la expresión de emociones fuertes en la mayor parte de la trama, hasta que finalmente se quiebra.

El protagonista es el doctor Rieux, pero no puede decirse que tenga un antagonista. Quizá pueda pensarse la peste como la gran antagonista de la novela, contra la cual lucha Rieux junto al resto de los personajes principales.

Un rebrote de la peste bubónica azota la ciudad de Orán. Sus habitantes se ven encerrados, y quienes estaban fuera no pueden volver a entrar. La epidemia se cobra muchas vidas y transforma las costumbres del lugar. Los personajes principales tienen diferentes modos de abordar y concebir la epidemia, pero finalmente se unen, alrededor de la figura de Rieux, en una suerte de brigada sanitaria con el objetivo común de combatirla.

El hijo del juez Othon muere de la peste. Se trata de un niño inocente que sufre, durante 48 horas, de forma inconcebible para quienes asisten a su agonía. Esto genera cambios en los personajes, sobre todo en el sacerdote, pero también en los demás. A partir de allí, los lazos de solidaridad entre los colegas de la brigada que combate la epidemia se refuerzan y hay una comprensión en todos más profunda de lo que está sucediendo.

Al comienzo de la novela, las ratas son portadoras del bacilo de la peste. Su muerte exponencial sirve como una anticipación de lo que sucederá con los humanos si no se toman medidas urgentes. Solo unos pocos, como el doctor Rieux y el Dr. Castel, ven en esto un signo de la peste. Por supuesto, la epidemia entre los humanos tendrá consecuencias más complejas. Sin embargo, las ratas son un reflejo de lo que le sucederá a gran parte de la población humana de Orán.

Por su parte, Tarrou anticipa su propia muerte al decir: "He llegado al convencimiento de que todos vivimos en la peste, y he perdido la paz. Ahora la busco, intentando comprenderlos a todos y no ser enemigo mortal de nadie. Sé únicamente que hay que hacer todo lo que sea necesario para no ser un apestado y que sólo eso puede hacernos esperar la paz o una buena muerte a falta de ello" (p.209).

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Hay una serie de alusiones a episodios históricos. Por ejemplo, Rambert dice haber estado en la Segunda Guerra Mundial y por ello no desea morir por una idea, sino por amor. Rieux, por su parte, menciona anteriores episodios de peste bubónica. Por otra parte, se alude a la figura del santo y mártir San Roque más de una vez, e inclusive los habitantes de Orán hacen en tiempo récord una figura del santo para venerarlo (p.129). Por último, puede mencionarse una alusión literaria: la versión que van a ver Cottard y Grand de 'Orfeo y Eurídice', en el Capítulo 4, es la de Cristoph von Gluck, famoso compositor bohemio alemán.

Ver sección "Imágenes".

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Puede establecerse una suerte de paralelismo entre la peste y otras epidemias anteriores. En varias ocasiones, los personajes hacen referencia a las pestes pasadas como una forma de imaginar lo que la de Orán traerá, o lo que debe hacerse para sobrevivir. Los ejemplos más importantes son los del doctor Rieux y el padre Paneloux. Al principio de la epidemia, el primero trata de anticipar lo que vendrá y compara las pestes del medioevo europeo con la de se cierne sobre su ciudad. Le cuesta asimilar que en su ciudad se verán las mismas pilas de cadáveres y piras incendiarias que describen las crónicas medievales.
Paneloux, por otra parte, recurre en sus sermones a las pestes pasadas y las compara con la actual para darles un significado. En el primer sermón, utiliza un paralelismo entre las plagas bíblicas enviadas por Dios para castigar a sus enemigos. Esta comparación le permite entender que la peste es un castigo divino sobre la ciudad y que los inocentes están a resguardo.

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Hay en algunos pasajes un uso del recurso de la personificación para representar a la peste. Por ejemplo, el padre Paneloux les dice a sus feligreses que quizá "la peste entra en vuestra casa, se sienta en vuestro cuarto y espera vuestro regreso. Está allí, paciente y atenta, segura como el orden mismo del mundo" (p.84). Generalmente, el recurso se asocia al padre Paneloux, que, a su vez, lo emplea sobre todo para amedrentar a la gente, asustarla y hacerle comprender que la peste es un castigo al que deben temer.