La guerra de los mundos

La guerra de los mundos Metáforas y Símiles

"Nosotros, los hombres que residimos esta Tierra, debemos ser para ellos tan extraños y poco significativos como los son los monos y los fantasmas para el hombre" (p.13) (Símil)

Con esta comparación Wells ilustra la superioridad del marciano frente al hombre. Para sus inteligencias evolucionadas, el hombre aparece como un animal, poco inteligente y dominado por el instinto. Las comparaciones de la relación marciano-humano con la relación humano-animal son constantes todo a lo largo de la novela, y funcionan también como una crítica al antropocentrismo imperante en la época de Wells.

"Tenía el aspecto de un enorme cilindro cubierto de barro y sus líneas externas estaban suavizadas por unas incrustaciones como escamas de color pardo" (p.19) (Símil)

La experiencia de lo otro se traduce al estilo narrativo como una falta de lenguaje para ilustrar lo desconocido. Así, el narrador recurre a su universo conocido en busca de metáforas y símiles que lo ayuden a dar una descripción fiel de lo nuevo. Muchas veces, para eso utiliza imágenes del mundo animal y vegetal, como se verá luego al presentar a los marcianos. En este caso, el cilindro en el que llegan los invasores se presenta con una superficie escamada, como la piel de algún reptil o pez.

"Cuando estuviera a punto de salvarme, esa muerte misteriosa, tan rápida como el paso de la luz, saltaría tras de mí para matarme" (p.32) (Símil y metáfora)

El narrador presenta la potencia del rayo calórico y el terror que le produce aquella arma en este pasaje que concatena un símil y dos metáforas. En primer lugar, el rayo se metaforiza y es llamado "muerte misteriosa", principalmente porque el narrador desconoce su funcionamiento y está totalmente sorprendido por sus efectos. Luego, compara esa muerte con el paso de la luz, por la velocidad con la que se mueve y actúa, algo nunca antes visto en un arma humana. Finalmente, otra metáfora se presenta al mencionar que el rayo "salta" tras del narrador. Esto refuerza la idea de que el humano no puede escapar de aquellas armas superiores.

"En el centro, y clavado en nuestro viejo planeta como un dardo emponzoñado, se encontraba el cilindro. Mas el veneno no había comenzado a surtir efecto todavía" (p. 41) (Símil y metáfora)

El pasaje describe el efecto de la llegada de los marcianos a la Tierra. El cilindro se compara a un dardo venenoso que se clava en la Tierra y la envenena. A ese símil le sigue una metáfora, que plantea la invasión marciana sobre la Tierra como un veneno que aún no ha comenzado a avanzar, pero que lo hará pronto.

"Las ventanas de las casas blancas eran como las cuencas vacías de cráneos blanqueados por el tiempo" (p. 172) (Símil)

Con esta comparación ilustra el narrador la muerte y la destrucción que se han apoderado de Londres. Mientras camina por las calles desiertas, las casas se asemejan a cráneos vacíos que lo observan. Así, toda la gran ciudad parece haberse transformado en un enorme cementerio.