Harry Potter y la piedra filosofal

Análisis

Estructura

«La mujer [Rowling] posee una imaginación asombrosa. Ella estructura la serie como una de esas pinturas renacentistas, con diferentes líneas de perspectiva que se orientan hacia el infinito y en todas las direcciones, con extraños seres sobrenaturales y formaciones rocosas de fondo […]»
—Polly Shulman.[67]​

La novela funciona mediante la clásica estructura de tres actos, con una introducción situada en el mundo muggle y tanto el nudo como la resolución en el colegio; la estructura se completa con el posterior retorno al mundo del que se parte.[68]​ Esta estructura simple que se repite en casi todos los libros de la serie ayuda a crear una sensación de familiaridad con el texto.[68]​ En un principio, el hilo conductor de la trama es el viaje iniciático de Harry hacia el Colegio Hogwarts y el proceso de autodescubrimiento que atraviesa el protagonista, pero luego la intriga en torno a la piedra filosofal se convierte en eje del libro. Según Julia Eccleshare, Rowling aprovecha el mecanismo de la búsqueda como motor dramático, principio estructural y modo de caracterizar moralmente a los personajes que se ven envueltos en ella.[69]​ Polly Shullman comentó respecto de esta estructura novelística que «El primer libro tenía una trayectoria dramática simple: Harry está seguro de saber quiénes son los buenos y los malos, pero supone mal».[70]​

Shullman también comparó la estructura de cada volumen con una serie de sonetos, ya que si bien los escenarios y situaciones suelen repetirse siguiendo el modelo de La piedra filosofal, Rowling no escribe cada capítulo como una parte independiente sino con un sentido de trayectoria y evolución dramática.[70]​

Temas

El tema principal del libro es la felicidad, que en palabras de la autora ha estado desde el principio en su obra. En el primer capítulo de la novela se anuncia la muerte de los Potter y, desde ese momento, la fatalidad ronda al protagonista. La intriga en torno a la piedra filosofal está motivada por la ambición de Voldemort, quien desea ser inmortal mediante el elixir de la vida. «La cuestión de la inmortalidad casi siempre está presente en la imaginación de J. K. Rowling. Todo el primer libro gira en torno al deseo de Voldemort de conseguir la piedra [...]» comentó David Colbert al respecto.[71]​

El autosacrificio motivado por el amor es otro tema central en este libro y en toda la saga, de acuerdo con Daniel Mitchell. El amor es la fuerza que puede detener el poder de Voldemort puesto que él desconoce por completo su poder y la forma en que opera. Además, Mitchell ve ciertas resonancias cristianas en el sacrificio de Lily Potter por la vida de su único hijo, las cuales luego se repiten en otros personajes como Dumbledore y Dobby a lo largo del ciclo novelístico.[72]​

De acuerdo con Gwen Tarbox, La piedra filosofal también aborda la cuestión de las relaciones entre niños y adultos en base al concepto de «inocencia infantil» que deriva del Iluminismo; esta concepción determina que un niño «inocente» es aquel que ignora determinados hechos. Según el análisis de Tarbox, se instaura una relación entre Harry y Dumbledore sobre la base de la posesión de conocimiento que el segundo facilita al primero, relación que llega a su punto máximo en Harry Potter y la Orden del Fénix.[73]​

El poder y la tentación por este constituyen otro núcleo temático. Alan Jacobs señaló que la magia, tal y como la describe Rowling, funciona como una metáfora sobre el papel que la tecnología juega en el mundo real y que su dominio consiste en aprenderla mediante el estudio;[74]​ personajes como Voldemort muestran una ambición por poder dominar esa magia que los ha hecho pasarse al lado oscuro. A. O. Scott sostuvo que Harry se enfrenta a las promesas de poder y grandeza cuando elige no formar parte de la casa Slytherin, pero sostiene que el muchacho se verá inevitablemente tentado por el poder en otras ocasiones.[75]​ Shullman, por el contrario, opina que Harry no presenta ese tipo de dudas sino que sus tentaciones tienen más que ver con la añoranza por los seres queridos que no están con él, como se vería en su relación con el espejo de Oesed.[76]​

Por otro lado, la novela también muestra como una de sus temáticas el poder de la palabra y su relación con el camino de Harry como protagonista de la serie de novelas. Lucas Gagliardi sostuvo que esta novela, en particular, relaciona el acceso de Harry al lenguaje (a partir de terminología específica de la comunidad mágica o el nombre y epítetos de Voldemort) con su proceso de crecimiento y la construcción de su identidad.[77]​ Por medio de este tema y su tratamiento, La piedra filosofal se relaciona con el géneros de la novela de aprendizaje.[78]​

Intertextualidad e influencias

Se ha señalado que la saga de Harry Potter —y La piedra filosofal en particular— guarda similitudes estilísticas, temáticas y narrativas con otras obras que la precedieron tanto en la literatura inglesa como en la producción literaria de otros países. Estas relaciones intertextuales (categoría propuesta por Julia Kristeva sobre la base de la obra de Mijaíl Bajtín), según señalan la mayoría de los especialistas, se manifiestan en la obra de Rowling a través de la reelaboración de situaciones, personajes e ideas. A propósito de estas reelaboraciones, la catedrática de la Universidad de Almería, Blasina Cantizano Márquez, escribió que:

A sabiendas o no, Rowling toma los mejores ingredientes de la literatura juvenil en lengua inglesa, para crear unos personajes y elaborar unas historias que cautivan al lector, (…) es precisamente por esta habilidad sintetizadora y recreadora por lo que hoy debemos valorar la aportación de Rowling a la literatura fantástica contemporánea.[79]​

Cuento de hadas

Tomando en cuenta las investigaciones que efectuaron el psicólogo infantil Bruno Bettelheim y el historiador Joseph Campbell aplicando categorías psicoanalíticas al análisis de relatos folklóricos, se señaló que Harry Potter refunde arquetipos cargados de profundas significaciones.[80]​ En The Uses of Enchantment, Bettelheim propuso que el cuento de hadas era el único tipo de relato infantil del cual se podrían inferir las soluciones a los grandes problemas de la humanidad; Richard Bernstein, siguiendo al psicólogo austríaco, afirmó que si se lo ve desde el punto de vista de los lectores infantiles, La piedra filosofal expresa los terrores de la infancia, lo cual lo hace atractivo a dichos lectores. El texto refleja el miedo a la crueldad paterna y a la competencia con los hermanos a través de la relación de Harry con los Dursley; ese vínculo familiar emparienta el texto con narraciones como «Cenicienta». La novela también refleja la angustia surgida por el abandono o por la desaparición de los padres (como en «Hansel y Gretel») y las inseguridades ante cambios y adaptaciones que el protagonista debe atravesar, por ejemplo, al ingresar a Hogwarts.[80]​ Otra herencia de estas narraciones es la clara distinción entre las figuras paternas reconocidas como benignas (los Potter) y las figuras paternas sustitutas y hostiles (los Dursley), que operan como dos caras de una misma moneda pero que aparecen desdobladas por cuestiones de conceptualización de la mente infantil.[81]​ Sin embargo, el protagonista se diferencia de los personajes centrales en estas narraciones puesto que Harry no suele contar con la ayuda de ningún auxiliar sobrenatural, sino que debe resolver los problemas por sí mismo.[82]​ Otra diferencia se da con un elemento muy común en la tradición del cuento de hadas: el espejo; mientras que en la mayoría de estos relatos el espejo es un elemento perturbador o la puerta a otros mundos, en el texto de Rowling es un elemento que permite la catarsis y el fortalecimiento de la personalidad.[83]​

«Hansel y Gretel», uno de los múltiples cuentos de hadas que refunde Harry Potter.

A nivel estructural, Harry Potter y la piedra filosofal también se relaciona con los cuentos de hadas por poseer un final feliz —condición sine qua non de este tipo de narraciones— que se presenta tras una serie de obstáculos superables. «La moralidad no es el tema de estos cuentos» afirmó Bettelheim «sino dar la seguridad de que se puede salir adelante».[80]​ Otra característica estructural afín a los relatos mencionados es la repetición de escenarios y situaciones que La piedra filosofal instaura a lo largo de casi toda la saga. Colbert, apoyado en las teorías estructurales expresadas por Campbell en El héroe de las mil caras, señaló que el inicio de cada relato en el suburbio de Little Whinging con los Dursley y el retorno al «mundo real» tras las aventuras en Hogwarts se relaciona con el carácter cíclico que Campbell atribuyó a todos los relatos folklóricos y con el rol de Harry como encarnación de un arquetipo heroico. Este último atraviesa la literatura y el cine con obras tan disímiles como la Odisea y La guerra de las galaxias.[84]​

Novela ambientada en colegios y bildungsroman

Cantizano Márquez apuntó que la serie se muestra influida por la literatura de corte realista que tuvo su auge en Inglaterra durante la época victoriana;[85]​ para la investigadora, dichas influencias se aprecian en el hecho de que la trama de la novela se desarrolle en escenarios que el lector puede reconocer como cotidianos (una escuela, los suburbios, Londres, etc.). La presencia del instituto Hogwarts, además, relaciona la novela con el subgénero de relatos ambientados en colegios; entre estos, los predecesores con los que más se ha relacionado la obra de Rowling son David Copperfield de Charles Dickens y Los días de escuela de Tom Brown escrito por Thomas Hughes, novela que algunos han calificado como el antecedente directo y no mágico de Harry Potter.[48]​ Incluso pueden trazarse más similitudes entre La piedra filosofal y Charmed Life de Diana Wynne Jones o The Worst Witch de Jill Murphy,[86]​[87]​ relatos en los que aparecen colegios de magia; con las novelas de Murphy, además, hay grandes parecidos en la descripción de Hogwarts y su posible emplazamiento en Escocia.[88]​ De hecho, se señaló que son precisamente los elementos del internado británico los que hacen que Harry Potter sea inimaginable como ficción estadounidense ya que este último país no posee una tradición escolar de este tipo.[89]​

Las obras literarias ambientadas en internados británicos han influido la obra de J. K. Rowling.

La tradición de la novela ambientada en internados con la que Rowling se conecta explora cuestiones como las rivalidades, ritos de iniciación, amistades y relación con la autoridad y los deportes escolares.[90]​ Robert Kirkpatrick opinó que las novelas de Rowling llevan hasta el extremo las posibilidades de este subgénero,[91]​ y Kelly O'Brien afirmó que la novela directamente subvierte las normas del subgénero ya que existe un personaje femenino como Hermione que está a la misma altura que los otros dos protagonistas, un hecho atípico ya que este tipo de relatos no suele dar mucha cabida a personajes femeninos.[82]​ Pico Iyer, por su parte, estableció numerosas similitudes entre el colegio Hogwarts y la Dragon School de Oxford a la que él asistió de joven.[92]​

La piedra filosofal también instaura en el ciclo novelístico las características del género bildungsroman o novela de educación, ya que, unida a la tradición de ficciones ambientadas en colegios, la saga entera sigue el proceso evolutivo de Harry, quien pasa de la infancia a la adolescencia a lo largo de la serie. En este sentido se podría relacionar la novela con la saga iniciada por Un mago de Terramar de Ursula K. Le Guin y Wise Child de Monica Furlong, novelas que abordan la educación de un protagonista mago.[93]​ Además, la serie Harry Potter ofrece también un buildgunsroman de los coprotagonistas Ron y Hermione, detalle poco usual en el género.[94]​ Sin embargo, la principal diferencia de la serie Harry Potter para con muchos de estos exponentes es que la formación del protagonista no se da solo en forma personalizada —generalmente bajo la tutela de una sabio mentor como es el caso de Dumbledore— sino que se complementa con la situación escolar donde un profesor instruye a muchos alumnos de forma simultánea.

Cosmovisión

Rowling no concibe el mundo en que transcurren sus novelas adoptando el modelo de high fantasy de Tolkien o Le Guin. La trama de sus libros no tiene lugar en un universo alternativo y completamente separado del mundo real; por el contrario, el universo de Harry Potter existe dentro del mundo considerado «real» y tiene contactos con el mismo en varias ocasiones.[67]​ Visto a través de Hogwarts, el escenario creado por Rowling se muestra mutable y en constante cambio a diferencia de las realidades establecidas en las obras de los autores arriba mencionados.[95]​

Esto, según se ha señalado, facilita al lector la suspensión de la incredulidad y su entrada al mundo que propone la novela ya que se le brindan puntos de referencia en la realidad conocida. El libro comienza en la moderna ciudad de Londres y todo lo que atañe a la comunidad mágica coexiste en forma oculta a la vista de los no magos.[95]​ Esta «realidad oculta» posee una organización geopolítica, educativa y económica, otros puntos de referencia para el lector.[96]​ En el mundo de Harry Potter la magia no puede solucionar cualquier problema; Tom Morris escribió que los problemas que se presentan en la novela rara vez se resolvían por medio de la magia, sino mediante una combinación de diferentes virtudes humanas clásicas.[97]​

Se ha dicho también que la Inglaterra descrita por Rowling es puramente literaria, pues conserva los rasgos fundamentales de una imagen eduardiana del país que aparece con mucha frecuencia en la literatura infantil nacional.[98]​

Personajes

Lord Voldemort posee rasgos similares a los de Satán en el Paraíso perdido.

En los personajes de Rowling se perciben diversas configuraciones que los relacionan con las creaciones de otros autores. En el caso de Harry, por ejemplo, Colbert comentó las múltiples similitudes que este guarda con otros héroes literarios gracias al monomio que describió Joseph Campbell. Otros investigadores han señalado similitudes más específicas con héroes como el rey Arturo, ya que al igual que este, Harry es un «príncipe desposeído» que desconoce su linaje.[99]​ En cuanto a su condición de huérfano, se han señalado múltiples fuentes; Philip Nel afirmó que Harry tiene muchas semejanzas con el protagonista de Oliver Twist pero aún más con James Trotter, el personaje central de James and the Giant Peach, ya que ambos habían sido criados por tíos que los forzaban a vivir en pequeños lugares.[100]​

En otros personajes de la novela también se ven rasgos intertextuales: Voldemort representaría en la obra de Rowling lo que la figura de Satán representa en el Paraíso perdido de John Milton, un ser que se ha decantado por el lado oscuro debido a sus ansias de poder;[75]​ Dumbledore encarnaría la figura del sabio al igual que el mago Gandalf de Tolkien;[101]​ y ciertas concepciones teológicas de Milton;[75]​ los Dursley se parecen en cuanto a su función represiva, posición periférica e ideología a los Wormwood que mortifican a la protagonista de Matilda, también de Dahl.[100]​[101]​


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