Hamlet

Hamlet Resumen y Análisis de Acto 5, Escena 2

Hamlet le cuenta a Horacio de su traicionero viaje por mar a Inglaterra. Despertándose en la noche, Hamlet deambulando por las oficinas del capitán encuentra una carta escrita por el Rey Claudio. Hamlet abrió la carta y descubrió que era una orden en contra de su propia vida. El Rey Claudio había ordenado al Rey de Inglaterra hacer que decapiten a Hamlet inmediatamente después de leer la orden. Actuando rápidamente, Hamlet falsifica una nueva carta de Claudio, que encargaba a Inglaterra ejecutar a los portadores de la carta, es decir a Ricardo y Guillermo. Sellando la falsa misiva con el sello oficial de su padre, Hamlet volvió a colocar su manuscrito en las habitaciones del capitán y escapó.

Hamlet lamenta su mal trato hacia Laertes y reconoce que la venganza de Laertes contra él es similar a su propia venganza contra Claudio. El molesto cortesano Enrique anuncia que Claudio ha organizado una competencia de esgrima entre el Príncipe y el experto Laertes. Envidioso de la habilidad de Laertes con el florete y deseoso de probarse a sí mismo, Hamlet acuerda competir. Horacio se siente incómodo, pero el testarudo Príncipe ignora sus dudas.

La competencia empieza con trompetas, tambores, espadas, vino, cojines y la multitud se congrega en el escenario. Hamlet pide disculpas por equivocarse con Laertes en su locura, y Laertes superficialmente acepta su arrepentimiento. Cuando empieza el duelo, el Rey Hamlet brinda con vino con Hamlet y secretamente prepara el cáliz envenenado. Hamlet alcanza a Laertes con "'Una estocada, no hay duda'". Acto 5, Escena 2, línea 223 y Claudio, preocupado por el éxito de Hamlet, le ofrece la copa envenenada. Hamlet se niega a beber. En lugar de ello, la Reina Gertrudis toma el cáliz y bebe haciendo un brindis por la buena fortuna de su hijo. Laertes hiere a Hamlet con la espada envenenada. En la refriega, intercambian estocadas y Hamlet corta a Laertes con el arma envenenada. La Reina Gertrudis cae muerta por el cáliz envenenado. En el tumulto, Laertes le confiesa a Hamlet que la espada, que hirió a ambos, contenía un veneno mortal. Cogiendo el florete envenenado, Hamlet corta y mata al Rey Claudio. Laertes y Hamlet se perdonan mutuamente y luego Laertes muere. Con su último aliente, Hamlet invoca a Horacio contar su historia. Una marcha a lo lejos se escucha y Hamlet sabe que el joven Fortinbrás viene marchando a través de Dinamarca, en su viaje de regreso de Polonia. Debido a que toda la línea de descendencia real ha sido masacrada, Hamlet utiliza su voz moribunda para apoyar a Fortinbrás como el próximo monarca elegido de Dinamarca. Finalmente Hamlet muere. Los Embajadores de Inglaterra llegan a la escena, deseosos de decirle al Rey Claudio que su orden de ejecución se ha llevado a cabo: Ricardo y Guillermo están muertos. Desalentados los engañados embajadores, Horacio le revela que la orden fue falsificada. Los cadáveres reales son recogidos y Fortinbrás le otorga a Hamlet una honorable procesión fúnebre de soldado. Un testigo de toda la tragedia, Horacio promete contar la historia de Hamlet al reino y al mundo.

"'Entonces haré saber al mundo que lo ignora
el motivo de estas desgracias. Me oiréis hablar
de acciones crueles, bárbaras, atroces:
que dictó el acaso, estragos imprevistos,
muertes ejecutadas con violencia y leve astucia
y al fin, proyectos malogrados,
que han hecho perecer a sus autores mismos.
Todo esto os lo sabré referir fielmente'"
. Acto 5, Escena 2, líneas 323-329

Seguimiento del Tema: Suicidio 7