Electra

Electra Ironía

Electra dice que su vida es "bella y admirable" (Episodio I, p.8), cuando siente lo opuesto (Ironía verbal)

En el primer intercambio entre Crisótemis y Electra, la primera insta a la otra a dejar de lamentarse a gritos. Electra, por un instante, le da la razón a su hermana, diciendo que es cierto que no tiene por qué lamentarse, dado que su vida es "bella y admirable" (p.8). La afirmación constituye claramente una ironía verbal, puesto que tanto Electra como su interlocutora saben que lo que la protagonista siente respecto de su vida es completamente lo opuesto.

Orestes anuncia a Electra la muerte de Orestes y Electra llora por su hermano muerto, cuando en realidad se tienen frente a sí sin reconocerse (Ironía dramática)

En el segundo episodio, Pedagogo, disfrazado de mensajero, cuenta que Orestes murió. Electra se entristece fatalmente. En ese momento, Orestes, disfrazado de paisano de Fócida, entra al palacio con Pílades. Mientras algún sirviente va en busca de Egisto, Orestes le dice a Electra, sin reconocerla, que los restos de Orestes están en la urna que lleva consigo. Electra toma la urna y hace un largo lamento sobre ella, expresando su dolor por haber perdido a su hermano, sin reconocer que, en verdad, su hermano se encuentra parado, sano y salvo, a su lado. El momento compone una fuerte ironía dramática, en tanto Orestes y Electra no se reconocen entre sí, mientras el público conoce sus verdaderas identidades.

Egisto se alegra al ver un cadáver recubierto porque cree que es de Orestes, pero el cuerpo es de Clitemnestra (Ironía dramática)

Hacia el final de la obra, Egisto llega al palacio. Su entrada se da instantes después de que Orestes haya asesinado a Clitemnestra y cubierto el cuerpo con telas. Cuando el hombre entra a su hogar, ya le han llegado los rumores de la supuesta muerte de Orestes, y se alegra al ver el cuerpo fallecido en el suelo, porque está seguro de que pertenece al joven. El momento configura una clara ironía dramática, en tanto Orestes y el público saben que el cuerpo es de Clitemnestra, esposa del dueño de casa, lo cual implica una situación de poder completamente opuesta a la que Egisto imagina.