El principito

Posibles inspiraciones

Dado que Saint-Exupéry murió antes de que pudiera ver el fruto de su obra, no pudo dar a conocer en qué se inspiró para crear El principito; no obstante, algunos investigadores y críticos sugieren que está basado en «episodios de su autobiografía»,[12]​ así como señalan otras de sus posibles fuentes de inspiración.

Acontecimientos y personajes

Consuelo de Saint-Exupéry en 1942.Saint-Exupéry junto a su Caudron Simoun estrellado —que carecía de radio—, después de haberse impactado en el Sahara.

En El principito, su narrador, el piloto, cuenta estar varado en el desierto porque su avión había sufrido una avería; esta escena quizá se basó en una experiencia que el propio Saint-Exupéry tuvo en el desierto del Sahara, descrita detalladamente en su obra autobiográfica Tierra de hombres —«Terre des hommes», originalmente en francés—. El 30 de diciembre de 1935 a las 2:45 a. m., después de 19 horas y 44 minutos en el aire, Saint-Exupéry, junto con su copiloto André Prévot, se estrelló en el desierto del Sahara.[24]​ Ambos estaban tratando de romper el récord de velocidad con un vuelo de París a Saigón en un tipo de carrera aérea popular por entonces, cuyo premio era de 150 000 francos.[25]​ Su avión era un Caudron C-630 Simoun,[Nota 2]​ y se cree que el lugar del accidente está cerca del valle de Wadi Natrun, por el Delta del Nilo.[26]​

A pesar de que sobrevivieron al accidente, tuvieron que enfrentarse a una rápida deshidratación debido al intenso calor del desierto. Dado que sus mapas eran muy antiguos, decidieron aventurarse entre las dunas de arena con algunas uvas, un termo de café, una naranja y un poco de vino; solo tenían líquido para un día. Ambos comenzaron a ver espejismos, seguido de alucinaciones vívidas, mientras que al segundo y tercer día estaban tan deshidratados que dejaron de sudar por completo. Sin embargo, al cuarto día y para su suerte, un beduino los encontró y les administró un tratamiento nativo de rehidratación que les salvó la vida.[27]​

Durante su servicio como piloto de correo en cabo Juby, Saint-Exupéry había visto un feneco —un zorro del desierto—, lo que muy probablemente le inspiró a crear al zorro del libro. Aun así, se cree que este personaje está basado en Silvia Hamilton Reinhardt, una íntima amiga neoyorquina del autor.[28]​ También se cree que la frase «Lo esencial es invisible a los ojos» fue producto de su relación con Reinhardt.[9]​

Isla de los pájaros en Chubut.

Se cree que el Cerro del Oro en Guatemala, inspiró la famosa imagen de la boa que traga un elefante, aunque algunos creen que la Isla de los Pájaros en la Patagonia fue esa inspiración. Por otra parte, muchos investigadores creen que la petulante y vanidosa rosa del principito está inspirada en la esposa salvadoreña de Saint-Exupéry, Consuelo Suncín,[28]​[29]​ cuyo planeta —el asteroide B612— estaría basado en su país natal, El Salvador, también conocido como «La tierra de los volcanes» por el gran número de ellos en la zona.[30]​ A pesar de que tuvieron un matrimonio escandaloso, Consuelo fue de gran importancia para Antoine y esto se reflejó en la obra con los gestos del principito hacia su rosa, a la cual protegía con una pantalla contra el viento y bajo una cúpula de cristal. Tras dos años de la desaparición de Saint-Exupéry, Consuelo Suncín escribiría el libro “Memorias de la Rosa”, una autobiografía que no fue publicada mientras la salvadoreña estuvo viva[31]​. Asimismo, la infidelidad de Saint-Exupéry y las dudas de su matrimonio fueron representadas en el libro por el vasto campo de rosas que se encuentra el principito durante su visita a la Tierra.[32]​[Nota 3]​ Algunos especialistas consideran que los temibles árboles baobabs representan al nazismo que intentaba destruir el planeta,[28]​ ya que por entonces Francia —el país natal del autor— había sido tomada por la Alemania nazi. El consuelo del principito al piloto antes de regresar a su planeta, «[mi cuerpo] será como una corteza abandonada», se asemeja a las últimas palabras del hermano menor de Antoine, Francis, quien en su lecho de muerte le dijo: «No te preocupes. Estoy bien. No puedo evitarlo. Es mi cuerpo».[34]​

El principito

Saint-Exupéry pudo haberse inspirado en sí mismo cuando era joven en el momento de crear el personaje del principito, ya que en su infancia sus amigos y familiares lo llamaban «le Roi-Soleil» —«El rey sol» en español— debido a su rizado cabello dorado. En 1942, mientras estuvo residiendo con la familia del filósofo Charles De Koninck, en Quebec, Canadá, conoció al hijo de este, Thomas, un niño de ocho años de cabello rubio y con rizos, que también pudo haber sido de influencia para el autor.[35]​ Otra posible inspiración para la creación del principito pudo haber sido Land Morrow Lindbergh, también un joven de cabello dorado, hijo del pionero de la aviación estadounidense Charles Lindbergh y Anne Morrow, quienes no vivían muy lejos de Saint-Exupéry y con los cuales tuvo un breve encuentro durante su estadía en Long Island.[36]​[37]​

Una de las primeras referencias literarias de Saint-Exupéry sobre un pequeño príncipe fue encontrada en la segunda crónica que envió desde Moscú, con fecha del 14 de mayo de 1935. En sus escritos como corresponsal especial del Paris-Soir, el autor describió el viaje que hizo de Francia a la Unión Soviética en tren. Durante su viaje en tren, se aventuró desde los vagones de primera clase donde se encontraba hasta los de tercera clase, donde se encontró con grandes grupos de familias polacas que, acurrucados entre sí, regresaban a su país. En su crónica Saint-Exupéry no solo describió a un pequeño príncipe, sino que también se refirió a varios otros temas que incluyó en diversos escritos filosóficos:[38]​

Me senté [frente a una] pareja [que dormía]. Entre el hombre y la mujer, un niño se había hecho lugar y se había dormido. Se dio vuelta en su sueño, y en la tenue luz de una lámpara vi su cara. ¡Qué cara adorable! Una fruta de oro había nacido de estos dos campesinos [...] Esta es la cara de un músico, me dije. Este es el niño Mozart. Esta es una vida llena de promesas hermosas. Los pequeños príncipes de las leyendas no son diferentes a este. Protegido, resguardado, cultivado, ¿en qué no se podría convertir este niño? Cuando por una mutación una nueva rosa nace en un jardín, todos los jardineros se regocijan. Aíslan a la rosa, la cuidan, la acogen. Pero no hay jardinero para los hombres. Este pequeño Mozart será formado como el resto por la máquina estampadora [...] Este pequeño Mozart está condenado. —A Sense of Life: En Route to the U.S.S.R.

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