El club de la pelea

Resumen de la trama

La historia gira en torno a un narrador sin nombre que odia su trabajo y la forma de vida que lleva. El narrador trabaja para un fabricante de automóviles sin nombre, organizando las revisiones de modelos defectuosos si y solo si el coste de éstas es inferior al coste total de las indemnizaciones pagadas a los familiares de los fallecidos (lo que recuerda las historia de los problemas de seguridad y la retirada final del Ford Pinto en los años 1970). Al mismo tiempo, está desilusionándose del «instinto anidador»[11]​ de consumismo que ha absorbido su vida, lo que provoca que se defina a sí mismo como una persona basada en los muebles, ropas y otros objetos materiales que posee. Estos dos aspectos de su vida, combinados con los frecuentes viajes de trabajo a través de distintas zonas horarias, le perturban hasta el punto de provocarle un insomnio crónico.

Tras la recomendación de su médico (que no considera su insomnio una enfermedad seria), el narrador asiste a grupos de apoyo para hombres con cáncer testicular para ver lo que es sufrir de verdad. Tras averiguar que llorar en estos grupos de apoyo y escuchar los testimonios emocionales de individuos que sufren le permite dormir por las noches, se vuelve adicto a asistir a ellos. Al mismo tiempo, se hace amigo de una víctima del cáncer llamada Bob. Aunque en realidad no padece ninguna de las enfermedades que los demás participantes tienen, nunca es sorprendido como «turista» hasta que conoce a Marla Singer, una mujer que también asiste a grupos de apoyo sin estar enferma. Su presencia «refleja» el «turismo» del narrador, recordándole que no pertenece realmente a los grupos de apoyo. Esto le impide ser capaz de llorar y por tanto provoca que odie a Marla. Como resultado de estos dos factores, el narrador es de nuevo incapaz de controlar su insomnio. Tras un corto enfrentamiento, ambos comienzan a acudir a grupos de apoyos diferentes para evitar encontrarse de nuevo.

Poco antes de este incidente, su vida cambia radicalmente tras conocer a Tyler Durden, un artista de playa que tiene varios trabajos nocturnos mal remunerados donde poder realizar gamberradas. Tras su confrontación con Marla, el apartamento del narrador resulta destruido por una explosión, por lo que le pregunta a Tyler si puede quedarse en su casa. Tyler acepta, pero le pide un favor: «Quiero que me golpees tan fuerte como puedas.»[12]​ La pelea resultante en el aparcamiento de un bar atrae a más hombres desencantados, y una nueva forma de grupo de apoyo, el primer «club de lucha», surge. El club de lucha se convierte en un nuevo tipo de terapia mediante peleas a puño desnudo, regido por un código de ocho reglas:

  1. No hablar del club de lucha.
  2. Que ningún socio hable del club de lucha.[13]​
  3. Si alguien dice basta, flaquea o desfallece, el combate se acaba.[14]​
  4. Solo luchan dos hombres.
  5. Solo habrá una pelea a la vez.
  6. Ni camisas, ni zapatos.
  7. Las peleas durarán el tiempo que sea necesario.
  8. Si ésta es su primera noche en el club de lucha, tienen que pelear.[15]​

Mientras tanto, Tyler rescata a Marla de un intento de suicidio y ambos inician una aventura que desconcierta al narrador. Durante toda esta aventura, Marla es bastante inconsciente de la existencia del club de lucha, y completamente inconsciente de la interacción entre Tyler y el narrador.

A medida que crece el número de miembros del club de lucha (y, sin que el narrador lo sepa, se extiende a otras ciudades de todo el país), Tyler comienza a usarlo para difundir sus ideas anticonsumistas y reclutar miembros para participar en ataques cada vez más elaborados contra corporaciones estadounidenses. Esta idea era originalmente del narrador, pero Tyler termina tomando el control en su lugar. Tyler termina reuniendo a los miembros más devotos del club de lucha (a los que se llama «monos espaciales») y forma el «Proyecto Mayhem», una organización sectaria que se adiestra como un ejército para derribar la civilización moderna. Esta organización, como el club de lucha, se rige por unas reglas:

  1. No se hacen preguntas.
  2. No se hacen preguntas.
  3. No hay excusas.
  4. No se miente.
  5. Has de confiar en Tyler.[16]​

El narrador comienza como un participante leal del Proyecto Mayhem, viéndolo como el siguiente paso del club de lucha. Sin embargo, se vuelve molesto con la creciente destructividad de sus actividades después de que provoquen la muerte de Bob.

Cuando el narrador intenta detener a Tyler y sus seguidores, descubre que él es Tyler,[17]​ siendo este no una persona distinta sino una personalidad separada de sí mismo. A medida que el narrador luchaba contra su odio por su trabajo y su estilo de vida consumista, su mente comenzó a formar una nueva personalidad que era capaz de escapar de los problemas de su vida normal. La gota que colmó el vaso provocando que su mente se partiera fue Marla: cuando la conoció, Tyler nació como una personalidad separada debido al choque entre el deseo inconsciente del narrador de estar con ella y su odio consciente. Habiendo salido a la luz, la personalidad de Tyler fue adueñándose lentamente de la mente del narrador, planeando conquistarla por completo haciendo la personalidad real del narrador más parecida a la suya. Los episodios previos de insomnio del narrador habían sido en realidad la personalidad de Tyler aflorando, estando este activo cada vez que el narrador «dormía». Esto permitió a Tyler manipular al narrador para que este le ayudase a crear el club de lucha: Tyler aprendió recetas para crear explosivos cuando tenía el control, y usó estos conocimientos para volar su apartamento.

El narrador también descubre que Tyler planea volar varios edificios en el centro de la ciudad con la ayuda de bombas caseras fabricadas por el Proyecto Mayhem. Durante estas explosiones, planea morir como un mártir del Proyecto Mayhem, llevándose por tanto la vida del narrador con él. Al advertirlo, el narrador se propone detener a Tyler, a pesar de que este siempre le lleva la delantera. En sus intentos por detenerlo, hace las paces con Marla (que ahora considera al narrador su novio) y le explica que no es Tyler Durden. Finalmente es obligado por Tyler a enfrentarse a él en el tejado del edificio más alto de la ciudad, que está a punto de ser destruido junto con los otros edificios elegidos por el Proyecto Mayhem como blancos. Allí, el narrador logra convencer a Tyler de que ya no tiene control sobre él y que desde ahora él será el único que tome decisiones por sí mismo. Esto hace que sus alucinaciones de Tyler cesen, librando al narrador de su segunda personalidad para siempre.

Con Tyler desaparecido, el narrador espera que las bombas exploten y le maten. Sin embargo, las bombas resultan ser defectuosas debido a que Tyler usó una receta de parafina que nunca le salió al narrador, y por tanto tampoco a Tyler. Aún vivo y llevando la pistola que Tyler solía llevar con él, el narrador decide tomar la primera decisión que es realmente suya: ponerse el arma en la boca y dispararse. Algún tiempo después, despierta en un hospital psiquiátrico, aunque cree que ha muerto y llegado al cielo. Allí, recibe cartas regularmente de Marla, que aún se preocupa por él. El libro termina con los miembros del Proyecto Mayhem que trabajan en el hospital contándole al narrador que sus planes para cambiar la civilización como la conocemos siguen su curso, y que están esperando que Tyler vuelva.


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