Carrie Preguntas de Ensayo

¿Cómo se relaciona el concepto de sentido de pertenencia, asociado fuertemente con la adolescencia, con lo que le sucede a Carrie?

Como la Cenicienta o el Patito Feo, Carrie no pertenece. Su extrañeza, debido a su estilo y su conducta religiosa, la hacen ser un “bicho raro” en la escuela primaria y, más aún, en la preparatoria. Su otredad es percibida por los demás como plausible de ser explotada en beneficio del placer. Esta actitud perversa es compartida por las jóvenes que la acosan en el baño. De este modo, cuando Sue se arrepiente de lo que hizo, intenta hacer lo posible para que Carrie pertenezca, al menos por una noche.

En principio, Carrie comparte este paradigma de valores, y le dice a su madre que quiere ir al baile con Tommy por una razón muy contundente: “Yo soy rara (...). No quiero serlo. Quiero tratar de ser persona antes de que sea demasiado tarde” (p.105). En la fiesta, el sentimiento de pertenecer, por primera vez, al gran grupo de jóvenes de su edad, se siente como algo “antiguo y enmohecido” (p.144); le agrada, le trae tranquilidad. Sin embargo, como en el caso de Cenicienta, la ficción de ser alguien que no es dura poco. Carrie no puede disfrazarse de Sue Snell, porque no es Sue Snell, sino Carietta White. Se desprende necesariamente que el desplazamiento del otro diferente hacia el margen de la no pertenencia a una comunidad no puede ser saldado mediante su sencilla sobre adaptación, sino a través de la incorporación de su diferencia y la negociación entre la comunidad y lo anómalo.

¿Cuál podría ser uno de los efectos de lectura buscados por King al introducir una gran cantidad de textos de diferente procedencia e interrumpir constantemente la narración dominante?

Si bien, por un lado, es evidente que el narrador busca cierta empatía por parte del lector hacia el personaje de Carrie, también es verdad que la introducción de otros textos detiene la posibilidad de abandonarse al texto de forma irreflexiva. Mediante estas interrupciones, por un lado, se incorporan otros puntos de vista, testimonios, relatos sobre los hechos, a la vez que se genera una separación respecto a Carrie que permite observarla a una distancia prudencial y no hacer la interpretación más inmediata que presenta la historia: creer que la ira de Carrie es inevitable y razonable. El texto juega con ese deseo de venganza que surge del relato dominante a través de la identificación del lector con la pobre joven violentada, a la vez que mina la lectura con información que desestabiliza ese deseo y lo complica: Chris Hargensen o Mrs. White no son simples villanas provenientes de un mundo de puros negativos.

Además, la introducción de estos fragmentos ajenos a la narración principal dan a la novela una pertenencia estilística al género de no-ficción; la cantidad de evidencia “plantada” a través de estos testimonios y papeles construye el efecto de lectura de estar frente a un caso real.

A pesar de las numerosas lecciones de la Biblia sobre la compasión y la no violencia, la respuesta de Carrie a las agresiones, tanto de su madre como de sus compañeros de escuela, termina siendo más violencia. ¿Cómo se explica esto desde la biografía de Carrie?

El narrador señala en algunas ocasiones el hecho de que el modo de interpretar la realidad a través de la religión de Mrs. White es una de las posibilidades, pero no la única. Por ejemplo, nos dice que, en lugar de rezar el Padre Nuestro, la madre de Carrie lee el Exorcismo del Deuteronomio al darse cuenta de que no podrá contra los poderes de su hija. Se trata de un texto utilizado por exorcistas a lo largo de la historia para purgar demonios.

Si bien la iconografía religiosa en la casa de Carrie tiene que ver con episodios bastante conocidos de la Biblia, es la selección, el recorte que hace Mrs. White lo que atemoriza: figuras realistas de la pasión de Cristo, escenas de castigo y sufrimiento en la penitencia, cuadros apocalípticos.

La violencia no es algo de lo cual la madre de Carrie reniegue, sino más bien todo lo contrario. Por ende, no resulta en absoluto paradójico que Carrie responda con un rapto de violencia extrema a los años de hostigamiento a los que se vio sometida. Desde su punto de vista, signado por el cristianismo evangélico extremista de su madre, sus compañeros, profesores e inclusive su madre deben ser castigados: “es el momento de darles una lección” (p.197), se dice a sí misma al volver sobre sus pasos hacia el gimnasio, bañada en sangre.

Sue Snell busca, mediante el pedido a su novio Tommy de invitar a Carrie al baile, expiar su culpa por haber participado en la agresión a la compañera. ¿Qué efectos concretos tiene la culpa en la trama?

El primer gesto de Sue como personaje autónomo con respecto al grupo de influencia del que forma parte, es rebelarse contra la cabecilla, Chris Hargensen. Sin embargo, la culpa de haber herido a Carrie no la abandona. Sabe, en lo profundo, que ha aceptado el castigo impuesto por la escuela, no tanto como penitencia por sus acciones sino, sobre todo, porque por nada en el mundo se perdería el baile de primavera.

La culpa, renovada, la hace tomar una decisión más drástica: no irá al baile y, en su lugar, hará que Carrie vaya con su novio. Para Sue, a Carrie “alguien debería tratar de compadecerla de alguna manera correcta…, de alguna manera que signifique algo” (p.93), y cree que convirtiéndola en ella misma, prestándole a su novio y, de alguna manera, cediéndole su rol en la fiesta por una noche, expiará su falta y podrá mirarse nuevamente al espejo.

Sin embargo, si lo pensamos con detenimiento, son las acciones de Sue Snell las que llevan a Carrie a ocupar un lugar en la venganza de Chris Hargensen que no necesariamente tenía. Chris pensaba vengarse de la escuela en general y arruinar la ceremonia simbólica de la elección de rey y reina del baile, independientemente de quién ocupara ese lugar, porque es el lugar que ella cree que le pertenece. Es la compañía de Tommy lo que coloca a Carrie en un lugar de privilegio en la elección de rey y reina, debajo de los baldes de sangre, y no tendría dicha compañía de no ser porque Sue, en lugar de acercarse a Carrie y pedirle disculpas por la agresión, decide darle, desde la culpa y desde las sombras, una porción de su popularidad. La culpa de Sue y las acciones que comete en función de esa culpa son claves para el desenvolvimiento de la trama.

¿Cuál puede ser la causa de que la prensa señale en más de una ocasión el estrecho vínculo entre la figura de Carrie y los jóvenes que perpetran masacres escolares en Estados Unidos?

Stephen King parece haber dado en la tecla con uno de los que él llama “puntos de presión fóbica” (Danza Macabra: 2006), y es la represión de los jóvenes vinculada a una fuerte necesidad de reconocimiento, -“quiero que me reconozcan” (p.143), dice Carrie al entrar al baile-, a la vez que aún se encuentran en una edad de mucha vulnerabilidad y exposición.

Con el correr de los años, los problemas que King, tanto en Danza macabra como en Mientras escribo, así como también en sus relatos de ficción, señala de la violencia en la preparatoria se fueron exacerbando.

El acoso escolar tomó con el tiempo el popular y específico nombre de bullying, y, entre otras razones, fue fundamento de las explicaciones que la prensa y la academia dieron en más de una ocasión con respecto a varias de las masacres escolares de las últimas décadas en Estados Unidos.

Carrie, en ese sentido, parece premonitoria de un fenómeno ya instalado en dicho país y, a su vez, parece ser un cuadro de algo que es plausible de ser modificado. La ausencia de los adultos en Carrie como guías y mediadores, la violencia doméstica contra los niños y adolescentes, la competencia desmedida en la preparatoria, el orden aparentemente meritocrático de la sociedad y la objetivación de la mujer siguen siendo problemas vigentes al día de hoy, a los que se le suma allí la tenencia legal e indiscriminada de armas y la creciente violencia social. Más que virar hacia algún lugar imprevisto, la cultura del consumo y superficialidad que King buscaba retratar en Carrie en los 70 se profundizó, en línea recta hacia un poco más de lo mismo, un escenario más violento y más desolado para los jóvenes por parte de los adultos.