Matadero cinco

Matadero cinco Metáforas y Símiles

"Tenían los dientes como teclas de piano, iban adornados con cinturones de municiones para sus ametralladoras, fumaban cigarros y sobre todo comían" (p.64) (Símil)

Esta imagen de los alemanes contrasta con la que se nos formó de los americanos: hambrientos, raquíticos, sin dientes. Los dientes como teclas de piano sorprenden a Billy, contrastan con los dientes raídos de Paul Lazzaro, con la falta de dientes del inglés que esconde en una bolsa su arma, con la pérdida de los dientes del americano que ofende al soldado alemán. Los dientes, como los pies, son en Matadero cinco un depósito de información. En este caso, la imagen de la perfección de los dientes que se asemejan a las teclas de un piano remite a la capacidad de los alemanes para sobrellevar la guerra, a diferencia de los americanos.

"Billy y su grupo se unieron al río de humillación, cuando el débil sol de media tarde salía dentro de las nubes" (p.64) (Metáfora)

Por “río de humillación” el narrador se refiere a la gran cantidad de soldados americanos que fueron detenidos allí. Diez mil americanos cruzan el valle hacia el este, gimiendo y llorando, y Billy se une a este río de detenidos por orden de los alemanes.

“(...) el cielo es un enorme plato de spaghetti luminoso” (p.83) (Metáfora)

Los tralfamadorianos “pueden ver cada estrella donde ha estado, donde está y donde estará” (p.83). Por ende, ven trazos en el cielo, no formas puntiformes. El plato de spaghetti también da la imagen de lo azarosa y desordenada de la disposición de todos esos eventos vinculados a las estrellas.

"También le explicó cómo encontraron por doquier una especie de troncos abrasados que eran los restos de las personas calcinadas bajo la tormenta de fuego" (p.158) (Símil)

Los cadáveres, calcinados por el fuego de los aviones, se asemejan a troncos abrasados. Los símiles que Vonnegut utiliza a menudo para referir a los momentos más truculentos de la masacre de Dresde son, como en este caso, imágenes que bajan el nivel de brutalidad de las escenas, como si de un juego se tratase.

“Fue entonces cuando tuvieron conciencia de que no había ni agua ni comida, y de que los supervivientes, si querían continuar siéndolo, deberían recorrer una tras otra todas las colinas de aquella superficie lunar” (p.159) (Metáfora)

La superficie de Dresde toma la forma de la superficie lunar: no hay seres humanos allí, cualquier ser humano, cualquier cadáver, es un accidente, “un defecto en el paisaje” (p.159).