María

María Temas

El amor

El amor entre Efraín y María es el tema central de la novela. El cariño y la atracción especial que sienten el uno por la otra es mutuo y se manifiesta desde que son pequeños. Este amor se presenta como puro y absoluto. Está presente todo el tiempo. Los enamorados están totalmente entregados al sentimiento que los une. Se trata de un amor tan poderoso que Efraín y María pueden comunicarse entre sí sin palabras, a través de las miradas,y a veces incluso entienden los pensamientos del otro sin siquiera estar en el mismo lugar. El amor produce en ellos esa complicidad y esa unión de las almas y las mentes.

Este amor se plantea de dos modos: al comienzo es tierno e inocente y, a medida que avanza el relato, se convierte en un amor más pasional, tal como señala el crítico literario Seymour Menton. El relato gana sensualidad en las descripciones del cuerpo y los vestidos de María. Además, los protagonistas encuentran cada vez más momentos de soledad, sin la supervisión de la familia. De todos modos, el contacto físico entre los dos personajes es muy discreto, adecuado a las reglas aristocráticas de la época para dos jóvenes que no se han casado. En ocasiones se dan la mano; una vez Efraín besa la frente de María y otra, sus cabellos.

Esta centralidad de las historias de amor es el componente principal de las novelas sentimentales. La pareja protagonista se presenta de manera idealizada: son jóvenes, bellos, amables, inteligentes, respetuosos de los valores familiares y patrióticos. El texto busca conmover a los lectores presentando la intensidad de las emociones de los protagonistas. Como en otras novelas del género, las flores (rosas, azucenas, claveles) tienen una gran presencia en la narración, ya que simbolizan este amor.

Finalmente, es fundamental destacar que, desde el comienzo, sabemos que este amor tiene un destino trágico. Efraín narra desde la adultez las memorias de su juventud con un tono melancólico, ya que María se enferma y muere. Su amor es imposible, está destinado a terminar pronto. Por ese motivo, no pueden disfrutar demasiado; están condenados a sufrir por este amor tan intenso y puro.

La juventud

La juventud de los protagonistas, sobre todo la de Efraín, es central para comprender sus estados de ánimo y sus comportamientos. El joven tiene cerca de 20 años durante los meses centrales de la narración. La intensidad con la que vive su amor por María, sus ilusiones y desilusiones están directamente relacionadas con la vitalidad de su espíritu joven. El protagonista se entrega por completo a esas pasiones juveniles y eso le da énfasis a sus emociones.

Se trata del primer amor vivido a través de la intensidad exagerada, hiperbólica, de las pasiones juveniles. Efraín lo percibe como un sacrificio, como un tesoro e incluso como un regalo divino. Su pasión es tan encendida que él mismo se siente rejuvenecido, como si tuviera menos de 20 años.

Es importante recordar que toda la narración es una evocación de la juventud del protagonista, narrada por él mismo pero desde la adultez. En esa evocación rememora su amor puro por María y también por la tierra natal, la patria. El carácter apasionado del joven se presenta mediante un tono melancólico en la narración, ya que relata un tiempo pasado totalmente terminado y perdido. Efraín es un personaje "de llaga viva que se crispa de dolor", según Enrique Anderson Imbert, y ese es uno de los rasgos principales del romanticismo literario. Es decir que la juventud del protagonista es fundamental para construir el tono de la novela y también el modo en que se vive la historia de amor.

La muerte trágica

Como en muchas novelas románticas, la muerte trágica de la protagonista es otro tema fundamental en María. Los lectores sabemos desde la dedicatoria misma que la historia de amor entre ella y Efraín no tendrá un final feliz.

A lo largo de toda la narración encontramos muchos indicios de esa tragedia inminente. En primer lugar, el narrador intercala entre sus memorias algunas palabras, como suspiros, que indican este final triste. Habla de su amor por María en tiempo pasado y se lamenta por haberla perdido. En segundo lugar, hay elementos que anuncian la tragedia, como el ave negra que aparece en varias ocasiones presagiando desgracias.

Este destino trágico es el motor de todos los conflictos de la novela, y la enfermedad de María es su eje. El diagnóstico del Dr. Mayn cambia algunas veces; en ocasiones, incluso, los personajes tienen esperanzas de que María se recupere. En un primer momento consideran que es la misma enfermedad que ha matado a Sara, madre de María. Luego, creen que puede ser otro tipo de epilepsia. Sin embargo, el narrador siempre nos comunica que la tragedia es inevitable. No sabemos cómo ni cuándo, pero sabemos que la muerte trágica llegará.

La amistad

Las literaturas nacionales de muchos países latinoamericanos se fundan de la mano del romanticismo. Esto se debe a que es una corriente literaria central en el siglo XIX, momento en que Colombia y otros países de la región consolidan sus independencias políticas. Las características del romanticismo permiten elaborar personajes ideales que encarnan valores relacionados con la identidad nacional.

En ese sentido, la amistad entre Efraín y Carlos es un ejemplo de la relación deseable entre varones jóvenes americanos para la época. Los muchachos se conocen en Bogotá como estudiantes, y allí comparten la vivienda y las diversiones, además de la escolaridad. Cuando ambos regresan a las haciendas de sus familias en el Cauca, mantienen su relación. Se visitan, pasean y salen de cacería juntos. Sienten admiración el uno por el otro.

Además, hacen chistes en complicidad y conversan sobre cuestiones íntimas, como los amores y la belleza de las mujeres. Ambos mantienen los valores de la lealtad y el compañerismo. Esto se complica un poco cuando Carlos pretende casarse con María, sin saber que Efraín la ama. Sin embargo, luego de que ella rechace la propuesta, ambos amigos aclaran la situación contándose toda la verdad. Efraín se siente muy aliviado de poder contar nuevamente con su amigo, que por un momento ha funcionado como su rival, sin quererlo.

El tercer personaje que completa este esquema de amistad es Emigdio, que también ha estudiado con ellos en Bogotá. Si bien su presencia es un poco más secundaria en la novela, refuerza los valores de honestidad, lealtad y compañerismo.

El incesto

El tema del incesto se presenta de manera heterogénea en la novela. El padre de Efraín y el padre de María son primos entre sí, por lo que los protagonistas también son primos. Tienen los mismos orígenes (judíos ingleses), y se han convertido al catolicismo. Además, han sido criados en la misma casa, desde muy pequeños, juntos y con los mismos valores. En ese sentido, la joven es como una hermana más.

En un primer momento, la relación de parentesco entre Efraín y María parece resaltarse. De hecho, el propio protagonista le dice a su madre "¿Ella no será siempre..., no será siempre mi hermana?" (Cap. XVII, p. 40). Sin embargo, esto no se convierte en un impedimiento para el desarrollo de su amor. La madre y el padre de Efraín aprueban un futuro casamiento, y solo lo postergan considerando la salud de la chica y los estudios del chico.

La aceptación de los casamientos entre miembros de una misma familia se destaca en la relación de Tránsito y Braulio, que también son primos entre sí. Algunos críticos literarios sostienen que la endogamia, es decir, los matrimonios entre personas de un mismo ámbito social o una misma familia, representa el proyecto de fundar una familia nacional. Es decir que, al compartir los mismos valores, estas parejas son modelos ideales de la identidad nacional que se construye durante el siglo XIX. Esto es coherente con las características del romanticismo literario hispanoamericano.

Las clases sociales

La diferencia entre las clases sociales aparece constantemente en la novela. Si bien todos los personajes pertenecen al mundo rural, la familia protagónica es rica, dueña de las tierras, y muchos otros personajes son trabajadores, peones o esclavos. Los personajes de la clase privilegiada permiten presentar diversos caracteres y distintas visiones de las clases trabajadoras. El padre de Efraín, por ejemplo, es el modelo del hacendado "bueno", ya que se lo presenta como justo, amable y cercano a los trabajadores. Por el contrario, don Jerónimo, el padre de Carlos, es rudo, despectivo y grosero.

Efraín, como narrador, defiende el ejemplo de conducta de su padre, lo admira e imita. También se muestra cercano a los trabajadores: tiene un vínculo amistoso con José y sus hijas, con Braulio y con Salomé, entre otros. Sin embargo, en las descripciones de la vestimenta o de las formas de hablar siempre se distinguen las clases sociales. Efraín y su familia tienen modales y ropas más elegantes, mientras que los peones y esclavos son más humildes, más rústicos. Es importante notar que, además, el padre de Efraín realiza el esfuerzo económico de enviarlo a Europa a estudiar, aunque los negocios van mal. Esto se debe a que cuando se reciba de médico tendrá un gran prestigio social.

En todos los casos, la narración muestra diferentes valores sociales gracias a los diferentes personajes. En ese sentido, puede decirse que la novela tiene rasgos costumbristas, ya que muestra las costumbres, tradiciones y la cultura de la región del Cauca. La realidad local, sobre todo la popular, se presenta como pintoresca. Así, Efraín se detiene en las descripciones de la humilde pero decente casa de José, de las ricas comidas populares que preparan las trabajadoras del campo, o de las vestimentas simples y festivas del casamiento de Bruno y Remigia.

El desarraigo

La cuestión del desarraigo, la separación de la tierra natal, es otro tema principal en María. Efraín, su protagonista, comienza la narración contando su abandono de la casa paterna para estudiar en Bogotá de niño, muy pequeño. Más tarde, el conflicto principal de la novela se relaciona con el viaje que debe hacer a Europa, obligado por su padre. Este viaje lo aleja no solo de la tierra donde nació sino también de su enamorada. El doble desarraigo le genera mucho sufrimiento.

A su vez, tal como señala Susana Zanetti, el desarraigo atraviesa la historia individual de otros personajes. El padre de Efraín y su primo Salomón abandonan su Inglaterra natal para vivir en América; la propia María nace en Jamaica y, tras quedar huérfana, se traslada hasta Colombia cuando su tío la adopta; Nay es víctima de la trata esclavista que la arranca de África y la lleva a vivir en América.

En todos los casos, el desarraigo impacta en las vidas de los personajes. Genera pérdidas (del amor, de la religión, del idioma) relacionadas con la identidad y la cultura de cada uno. Es otra de las cuestiones que aportan un tono nostálgico y trágico a la obra.