Las bacantes

Las bacantes Tiresias en Eurípides y en Sófocles

Sófocles es, junto con Esquilo y Eurípides, uno de los poetas trágicos griegos de la antigüedad. Un tema común en sus obras es que, aunque el destino parezca caprichoso, las razones de los dioses están más allá del hombre y la justicia de los hombres no se aplica a ellos. Las deidades no necesitan justificarse ante los mortales, para quienes la obediencia a los dioses es una virtud. Esta fe sumisa implica que en las obras de Sófocles haya una pauta de comportamiento, una sensación a menudo complicada de que existe un bien y un mal bien definidos.

Ahora bien, en las obras de Sófocles, como Edipo rey o Antígona, Tiresias suele presentarse como una figura imponente. Se trata de un personaje autoritario y temible, que nunca se equivoca, aunque a menudo sea ignorado o malinterpretado. Tiresias es el portavoz de los dioses, así como de un sistema ético fuertemente definido. Tanto en Edipo Rey como en Antígona, es una fuente de verdad infalible.

El personaje de Tiresias aparece en las obras de Sófocles y también lo encontramos en Las bacantes de Eurípides. Pero si el uso de Tiresias, en suma, refleja la cosmovisión divina de Sófocles, este empleo puede ser fácilmente contrastado con el modo en que Eurípides presenta al mismo personaje. Mientras que el Tiresias de Sófocles siempre tiene la razón, brindando a los personajes consejos sólidos que podrían ayudarlos si tan solo lo escucharan, el Tiresias de Las bacantes es un anciano vulnerable y calculador. No habla profecías, y sus argumentos se asemejan a los de un abogado. La figura encargada entonces de hacer de vínculo con el mensaje divino, de ser portavoz del orden moral, representada por Tiresias en las obras de Sófocles, en Eurípides está ausente. El personaje de Tiresias, en Las bacantes, no cumple con esas condiciones y, por ende, en la obra el único vínculo que el humano tiene con la divinidad es el propio Dioniso. Tal como se observa al final de Las bacantes, nadie oficia entonces ni de mediador ni de consuelo cuando la divinidad (Dioniso) decide volcar su fuerza contra los hombres.