La dama boba

La dama boba Resumen y Análisis Acto primero (Primera parte)

Resumen

El caballero Liseo y su lacayo Turín se encuentran en Illescas, rumbo a Madrid, para conocer a la prometida de Liseo, Finea, una doncella hermosa y de buena dote. Saben que tiene una hermana, Nise, igual de bella, pero de dote moderada. Allí se encuentran con Leandro, un hombre que viene de Madrid y que conoce a las hermanas. Leandro les cuenta que Nise es “discreta, / sabia, gallarda, entendida”, mientras que Finea es “encogida, / boba, indigna y [sic] imperfecta” (Acto I, vv. 125-128).

Liseo se lamenta al enterarse de que su futura esposa es necia, pero disimula frente a Leandro. Le pregunta por qué las dos hermanas tienen diferente dote, y Leandro le cuenta que un tío le dejó a Finea su hacienda porque sabía que no conseguiría casarse con alguien noble sin riquezas. Liseo empieza a concebir la idea de remplazar a la hermana boba por la discreta.

En Madrid, Otavio, el padre de Nise y Finea, habla con su amigo Miseno. Se queja de que su hermano le haya dejado hacienda a Finea, porque piensa que será mal empleada. Sin embargo, aunque estima la gallardía de Nise, no le agrada su arrogancia. Por eso dice que, si tuviera que casarse, él preferiría tener una esposa boba, honesta y servicial que una bachillera sabia que no supiera servir a su marido. Muchos hombres han pretendido a Finea por su dote, mientras que los admiradores de Nise no han pedido su mano.

Entran en escena Nise y Celia, su criada. Celia trae un libro de Heliodoro para Nise, que analiza la obra reconociendo recursos literarios y diferencias de géneros. Llega también Finea con el maestro Rufino, quien intenta enseñarle las letras del abecedario. Finea no recuerda ninguna y el maestro, exasperado, la castiga con un golpe de palmeta en la mano. La criada de Finea, Clara, le cuenta a esta sobre el parto de su gata con muchos detalles sobre el suceso, lo que complace a su ama. Nise le señala a Celia la locura de Finea, y esta dice que Clara, que parece boba como la otra, debe ser una bellaca que la engaña.

Análisis

La dama boba transcurre principalmente en la casa de Otavio, en Madrid, pero se inicia en un espacio de transición, en Illescas, situación que permite introducir el conflicto que da inicio a la comedia de enredos: el contraste entre las dos hermanas, la boba y la sabia, que se enfrentarán en el amor y en el objetivo que tiene cualquier doncella noble de aquella sociedad: casarse bien.

Nise y Finea comparten un atributo, la belleza, una de las condiciones necesarias para ser candidata a casarse. La cuestión de qué es lo que hace a una buena esposa se pone en juego en los diálogos de los personajes masculinos. A Liseo le interesa particularmente que su futura mujer sea discreta e inteligente. Por eso desestimará a su prometida, Finea, e intentará conquistar a Nise. Esto se presagia en el inicio, cuando Turín le pregunta a Liseo qué le obsequiará a Nise, a lo que este responde: “una rosa de diamantes” (v.70), es decir, un regalo más propio para la amada que para la cuñada. Otros hombres del drama también se mostrarán interesados en la hermana sabia, pero aquí ya se plantea la importancia que tiene la dote en asuntos maritales, lo que el propio Liseo menciona como “lo que más se estima y ama” (v.80). En la conversación que Otavio tiene con Miseno, se revela que, aunque Nise atrae a los caballeros con sus encantos, es Finea la que tiene más solicitantes. Otavio explica esto diciendo que, como el hombre tiene entendimiento –algo que, según la concepción de la época, el hombre posee solo por ser hombre– no va a ir en busca de lo que ya tiene, sino de lo que le falta: posesiones y dinero.

Además, Otavio sostiene que una mujer casada no necesita ser inteligente, sino saber cuidar de su hogar y de su marido. De esta manera, postula que “virtud y honestidad” (v. 222) son atributos más importantes que la sabiduría, que su hija Nise tiene en exceso. Se plantea así que la oposición entre mujer boba y mujer docta presenta dos polos negativos, porque, según el propio Otavio, “todos los extremos tienen vicio” (v. 241). A él no solo le disgusta la ignorancia y la locura de Finea, sino también la arrogancia culta de Nise, cuyos conocimientos literarios no le sirven para ser una buena esposa. Cuando aparece Nise por primera vez en escena, se la muestra charlando con su criada sobre “el artificio griego” (v.286) del recurso de in media res (comenzar un asunto por el medio de la trama) y comentando las diferencias entre la prosa poética y la histórica. Así, se la presenta como una “bachillera” que tiene conocimientos poco útiles para los quehaceres del hogar, lo que tematiza, de trasfondo, la relación entre la mujer y la lectura, sobre lo que el drama volverá más adelante.

Por el contrario, Finea tiene una relación prácticamente opuesta con la lectura. Ella no puede hablar sobre un libro porque no sabe siquiera las letras del abecedario. De este modo, el contraste entre las dos hermanas se hace evidente y pone a funcionar la comicidad del drama a través de un juego de equívocos. Rufino quiere enseñarle a Finea el nombre de las letras, y como la doncella no puede responder, el maestro la llama “linda bestia” (v. 333), por lo que Finea entiende que una de las letras se llama “bestia”. Las exclamaciones del maestro, que se exaspera con la ignorancia de su alumna –cuando, por ejemplo, esta confunde la pronunciación “ben” con el imperativo “ven”– también colaboran a producir el efecto cómico de la escena:

Rufino: Letras son, ¡míralas bien!

Finea: Ya miro

Rufino: B, e, n: ben.

Finea: ¿Adónde?

Rufino: ¡A donde en mis días no te vuelva más a ver!

(vv. 342-345)

Por último, las criadas y los lacayos de la historia también aportan comicidad a la trama. Como personajes que pertenecen a un estrato social inferior, se les permite ser graciosos en sus réplicas y en la forma en que comentan la acción. Cuando llega Clara, la criada de Finea, se da el relato ocurrente del parto de una gata, dado con lujo de detalles, que despierta más interés en Finea que las lecciones de Rufino. Se evidencia en esta conversación la ingenuidad del personaje, que se interesa por el mundo de los animales como si todavía fuera una niña. Celia, la criada de Nise, sospecha que Clara finge ser boba para engañar a Finea, pero esto no se corrobora en la obra. En este sentido, Nise y Celia representan a los personajes adultos que no pueden entender la felicidad simple de los personajes más infantiles. El hecho de que Clara sea ingenua como Finea evidencia cómo los personajes serviciales de este drama actúan en consecuencia a lo que hacen y dicen sus amos. En el final, Clara y Celia harán lo mismo que sus amas, y se casarán con Pedro y Turín, los lacayos de los futuros maridos de Finea y Nise.