El país de las mujeres

El país de las mujeres Resumen y Análisis El mantón - Celeste

Resumen

El mantón

Viviana no sabe si está viva o muerta. Mientras piensa que este paseo por sus memorias puede ser un ritual antes de reencarnar en otro cuerpo, encuentra un mantón de la India, regalo de Emir. Al tomarlo entre sus manos, se transporta al recuerdo de la noche en que asumió como presidenta. El acto tuvo lugar en el Palacio Presidencial de Faguas, edificio colosal y ostentoso al que comúnmente llaman la Presidencial. Durante muchos años, el Palacio estuvo en desuso, pero Viviana decidió recuperar el espacio, preparándolo de manera simple y eficiente. Ese día, la flamante presidenta dio un discurso en el que trató a los habitantes de Faguas como si fueran sus hijos, colocándose en el lugar de ciudadora y convocando la emotividad de todos. Ella aseguró que lo personal era político; que emocionarse, llorar, mostrarse afectados era positivo en el marco de la política. A pesar de que el día fue un éxito, por la noche, de regreso en su casa, se dio cuenta de que había perdido el mantón.

Reformas educativas

En una página se recupera como material histórico el registro de las reformas introducidas por el PIE en el mundo de la educación. El plan se basa en estudios pedagógicos que "indican que niños y niñas desarrollan sus habilidades, inclinaciones y curiosidad de manera más sana y productiva si, durante los primeros años de sus vidas, reciben una instrucción abierta que les permite autoeducarse de acuerdo a sus predilecciones" (147), es decir, que a los más pequeños se les ofrece una escolaridad libre, en la que puedan seleccionar qué materias les gustan más. A partir de los doce años, los chicos y las chicas comienzan la educación formal, donde estudian idiomas, lengua, literatura, historia, ciencias, matemáticas, geografía, educación cívica y maternidad. Esta última es una materia donde se enseña, tanto a los varones como a las chicas, a cuidar de los bebés y los niños.

La libreta de notas

Bajo el mantón, Viviana encuentra una vieja libreta. En sus páginas encuentra notas de una reunión del Consejo Ampliado del PIE realizada en el momento en que se decretó la expulsión de los hombres de las funciones del gobierno. Con la libreta en manos, se transporta a ese recuerdo. Era un día de lluvia; Eva había convocado una fuerte presencia policial porque la retirada de los hombres podía ser conflictiva. Viviana confiaba en que no sería necesario recurrir a la violencia ni al uso de las pistolas taser. En esa época, en sus vidas personales, las dirigentas del PIE también lidiaban con tensiones provocadas por el establecimiento de la ginocracia. Por ejemplo, Emir, pasó un tiempo cabizbajo y luego decidió volver a Washington; él creía que la medida era autoritaria, y que a Viviana se le estaba subiendo el poder a la cabeza. Ella, irritada, le aseguraba que el plan iba a funcionar, y que los hombres debían aprender lo que significa ser marginales para desarrollar empatía y así sentar las bases para la igualdad entre los géneros. Además, le recordaba que su proyecto político no era la anarquía, sino la modificación de la naturaleza del poder. Viviana defendía el uso de la "inteligencia emocional" (151), integrando el pensamiento, la reflexión, las intuiciones, las percepciones y los sentimientos.

Ese mismo día, después de decretar la expulsión de los hombres, Martina le anunció a Viviana que habría manifestaciones de varones enojados con la medida. Por la tarde, Eva informó que todas las mujeres de las fuerzas de seguridad habían salido a trabajar ese día, dada la gran cantidad de protestas. Los militares, en particular, se resistieron a abandonar sus puestos y sus armas, pero finalmente se retiraron. En eso, Juana de Arco entró a la oficina para anunciar la presencia de las antiguas fundadoras del Partido de la Izquierda Erótica original, aquel que no se había desarrollado por completo décadas antes: Sofía Montenero, "doña Yvonne, doña Olguita, doña Alba, la Poeta, doña Malena, doña Milú, doña Ana, doña Vilma, doña Lourdes y doña Rita" (154), quienes ya eran ancianas. Estaban allí para felicitar y apoyar el gobierno de Viviana. Entre todas, con las ancianas como asesoras, la presidenta y sus ministras conversaron y desarrollaron nuevas propuestas políticas, sobre todo en torno al ciudado de los niños y a la organización del trabajo fuera de casa. Tras ser aprobada por la Asamblea, esta reforma laboral fue muy celebrada por las mujeres de Faguas, y Viviana se emocionó.

Cigarras de palma

Viviana decide llamar al galerón "lugar de los Recuerdos Siempre Presentes" (159), y cree que se parece a los espacios descritos en Las mil y una noches. Por momentos, algunos objetos se acercan a ella como por arte de magia. Así, de repente se ve rodeada por bichitos hechos de hojas de palma. Se trata de adornitos con forma de cigarras, mariposas y grillos que hacen los niños en situación de calle de Faguas para pedir dinero a cambio. Las favoritas de Viviana son las cigarras, y, de hecho, durante su presidencia las usaba como símbolo de las guarderías que creó el gobierno del PIE para que todos los niños recibieran el cuidado que merecían. En este momento, Viviana se mueve por recuerdos de Juana de Arco. En Nueva Zelandia, la muchacha aprendió inglés, administración y computación, e hizo terapia para tratar su pasado marcado por la violencia. Gracias a ello, logró reelaborar su historia, se fortaleció y ganó salud mental. Un día, Viviana le pidió ayuda para pensar en las políticas relacionadas con la sexualidad y el erotismo. Conversaron hasta que Juana de Arco le dijo que ella misma no era buena consejera en la materia, y Viviana se arrepintió de haber hablado tan abiertamente con ella sobre temas que podían reconectarla con sus traumas. A partir de ese episodio, la presidenta se asustó de sí misma, y consideró que la obsesión de gobernar le estaba haciendo perder cierta sensibilidad para conectarse con los demás.

Leticia se queja

Leticia ve en el noticiero que Viviana está viva y se lo cuenta a Emiliano. Él repite que no tiene nada que ver con el atentado. Ella cree que la presidenta despertará del coma y será todavía más popular, mientras que él está seguro de que no se recuperará. Leticia está muy preocupada por la situación; quiere destruir el gobierno de las eróticas a toda costa, y se irrita al ver la falta de compromiso de su marido, que, con calma, se va quedando dormido frente a la televisión.

El pisapapeles

Viviana encuentra un pisapapeles pesado y cristalino que lleva la inscripción "O2". Este objeto es el símbolo de una de sus campañas más importantes y exitosas: la venta de oxígeno. En Faguas abundan los bosques y las selvas, y a Rebeca se le ocurre crear un mercado de bonos de carbono para obtener recursos y, al mismo tiempo, combatir el calentamiento global. Los individuos y las instituciones nacionales e internacionales pueden comprar estos bonos para compensar sus emisiones de dióxido de carbono. Así, una empresa suiza compró grandes cantidades de bonos, y esto permitió un ingreso de dinero que el gobierno de las eróticas destinó a diversas políticas públicas, como el mantenimiento de las guarderías y las escuelas. A través de Emir, el PIE contrató a una publicista estadounidense que le dio prensa mundial al proyecto, y este se volvió sumamente célebre. Las eróticas llevaron el pisapapeles de cristal como atención a las personas importantes con quienes se reunieron para presentar el proyecto. Luego, para cuidar los espacios verdes del país, crearon una policía ambiental compuesta únicamente por hombres, los Amabosques. Mientras tanto, el gobierno ginocrático fue lidiando con las dificultades de asumir el poder sin presencia de los varones. Poco a poco, las dirigentes fueron desarmando el machismo internalizado que les impedía desarrollar algunas funciones de autoridad de manera plena. Al final, Viviana recuerda una noche, de regreso en su casa, cuando conversó con Celeste y con Emir sobre diferentes políticas impulsadas por su gobierno.

Rebeca

Rebeca ha dejado de fumar, pero, tras el atentado, se encuentra muy nerviosa y compra cigarrillos. Se encierra en su despacho y piensa en las medidas que han tomado para evitar la violencia sexual y de género. Rebeca es la Ministra de Economía o de la Despensa, y conoce las grandes inversiones que han hecho para ello. Desde pequeña ha tenido el pensamiento matemático muy avanzado. También ha llevado a cabo varios proyectos de desarrollo económico en Faguas: la producción de flores para exportación, el turismo con foco en el camping, las producción agropecuaria para obtener la soberanía alimentaria y el programa de los bonos de oxígeno. Mientras piensa en estos proyectos, se prepara para una reunión con el Embajador de España. Como tiene media hora libre, decide ir a la guardería a jugar con sus hijos.

Afuera del Palacio Presidencial está Azucena, la hija de José de la Aritmética, que es policía. Desde la plaza ve a Rebeca regresar a su oficina. Entiende que esté muy nerviosa y necesite fumar. Una de las cuestiones más complicadas tras el atentado es que el gobierno del PIE ha disuelto la existencia de la vicepresidencia. En caso de que muera la persona que ocupa la presidencia, debería convocarse a elecciones lo más rápido posible, pero Viviana no ha fallecido. El gobierno está acéfalo y en medio de un vacío legal. Por eso las eróticas no saben qué hacer; solo queda esperar la evolución de Viviana. Cuando Rebeca está por salir de la oficina, recibe un llamado de Eva. Esta le cuenta que hay una enorme manifestación de mujeres pidiendo justicia por la presidenta y prisión para los responsables del atentado. Ambas se alegran por esa muestra de afecto popular, pero todavía no saben quién está detrás de los disparos.

Mujeres en la calle y hombres caseros

Martina, por su parte, va de camino hacia el Ministerio de Defensa, donde tiene lugar la manifestación. Junto a Eva, observa a la muchedumbre desde las ventanas de su despacho, y estimula a Eva para que salga a hablar con las manifestantes. Mientras escucha el discurso, Martina recuerda que juntas han organizado un reality show llamado Los campeones caseros, para incentivar el trabajo doméstico en los varones. En el programa, una serie de hombres participantes compiten a través de deasafíos relacionados con las tareas del hogar y de la crianza, como cambiar pañales, cocinar o lavar la ropa. Ahora, Martina se sorprende por el amplio efecto educativo que ha demostrado el programa.

Celeste

En el galerón, Viviana encuentra un suéter rosado de Celeste de cuando ella era una nena gordita de tres años. Al tomarlo, recuerda que su hija usó ese suéter el primer día de clases en el jardín de infantes, y que demoró bastante en adaptarse a la escuela. Al principio, Celeste lloraba mucho si Viviana no estaba cerca. Entre esas memorias, Viviana escucha la voz de su hija ya crecida, la adolescente que vio por última vez antes del atentado. La voz de Celeste le dice: "Mamá tenés que volver, mamá despertate, no te vayás" (185). Entonces puede abrir los ojos, ve a su hija y va reconociendo el espacio; se da cuenta de que está en un hospital. Sin embargo, de pronto vuelve repentinamente al galerón y se desespera.

Análisis

En esta serie de capítulos se retoma con detalle el plan de reforma educativa llevado a cabo por el PIE. Es importante resaltar que esta visión pedagógica hace hincapié en la libertad de los niños y las niñas, y en su capacidad de tomar decisiones y manifestar sus intereses. Así, la propuesta es especialmente innovadora en cuanto a la educación primaria, que pasa a ser más desestructurada y menos autoritaria: los niños eligen qué materias prefieren estudiar. Ya en la etapa secundaria, organizada de modo más tradicional, se destaca la inclusión de la materia llamada Maternidad, destinada tanto a mujeres como a varones. Estas medidas procuran afianzar los valores que defiende la ideología de las eróticas en las generaciones futuras, para construir una sociedad más igualitaria, más libre y más justa.

Ahora bien, la sociedad conformada por aquellos que ya son adultos durante la presidencia de Viviana ofrece amplias resistencias a las medidas más contundentes y originales de las eróticas. Y esto impacta incluso en sus vidas privadas. En particular, cuando se decreta la expulsión de los hombres de los cargos estatales, los varones con los que Viviana y sus compañeras se relacionan afectivamente no las apoyan de manera plena. Por ejemplo, Emir cree que es una medida extrema, y que Viviana está actuando de manera impulsiva. En efecto, le dice: "... me parece que se te subió el poder a la cabeza. Lo peor que te puede pasar es creer que imponer es poder" (150). A pesar de que él no forma parte del gobierno, se coloca en el lugar de consejero y critica la decisión de Viviana, que es la presidenta del país, inferiorizándola. La discusión no se da solo en el plano intelectual, teórico y estrictamente político, sino que él decide volver a su casa en la ciudad de Washington, es decir, también afecta directamente el estado de la pareja. Los varones, dentro y fuera de la casa, tienen dificultades para aceptar a las mujeres en posiciones de autoridad. De este modo, se comprueba que lo personal y lo político, como afirma Viviana, tienen ligaciones muy estrechas.

Las tensiones generadas por el establecimiento de la ginocracia también se expresan en el ámbito público. El día que se decreta la expulsión de los varones de los cargos estatales, muchos se resisten, y esto genera conflictos importantes. Por ejemplo, los militares no quieren abandonar sus puestos, por lo que el gobierno de las eróticas decide hacer uso de la fuerza: salen a la calle todas las policías, y está dispuesto el uso de la violencia represiva con pistolas taser y otros elementos. Estos puntos expresan algunos de los límites de la democracia, tal como la problematiza la novela: no es posible, dentro del marco democrático, dejar a toda la ciudadanía satisfecha con cada medida, y mucho menos con una tan sustancial como la creación de un gobierno exclusivamente compuesto por mujeres. Como asegura la propia Viviana, "El poder ES imposición" (150), y para construir uno diferente, femenino, deben imponerse medidas que les quitan poder a los hombres. Si bien El país de las mujeres es una utopía, no presenta una realidad absolutamente positiva ni un proyecto político idealista donde las personas coexisten en total armonía. El conflicto forma parte de la realidad cotidiana en Faguas y, a pesar de que las medidas del PIE tienden a mejorar la calidad de vida del pueblo, al menos desde el punto de vista de la novela, lo cierto es que una parte de la población ofrece fuertes resistencias.

En el plano satírico y cómico de la novela, se destaca aquí el reality show "de los hombres domésticos" (180) que organiza el gobierno de Faguas. Los campeones caseros es un programa televisivo en forma de competencia en el que cinco hombres enfrentan desafíos semanales que implican resolver diferentes tareas domésticas y de cuidado. Estos hombres aparecen ridiculizados en pantalla, para divertimento de la audiencia:

Fue divertidísimo verlos lidiar con los pañales cagados como si fueran bombas nucleares, con el asco pintado en la cara, tapándose la nariz. Para limpiar los culitos, el que menos, usaba diez toallas húmedas o medio rollo de papel higiénico. Boanerges, que había sido militar, organizó a los hijos como batallón y los ponía a trabajar, mientras él veía programas deportivos (no ganó por supuesto). Jaime solo sabía hacer carne asada y se pasaba en la barbacoa toda la mañana, dejando que la hija limpiara la casa (181).

El programa exhibe la incapacidad de los varones para resolver tareas que las mujeres atienden a diario con eficacia, rapidez y presteza. Más allá del tono humorístico con que se describe el espectáculo, también se afirma que tiene efectos muy positivos en el desarmado de la división sexual del trabajo:

Parecía mentira, pensó Martina, lo educativo que había resultado el tal show, porque claro, al final de la semana, en general, los participantes lograban hacer bien el trabajo, tan bien que empezaban a comprender que el problema no era que fuera difícil, sino precisamente la rutina de tener que hacerlo a diario, el cansancio que los dejaba sin energías para preocuparse por ellos mismos, el aislamiento de estar metidos en sus casas (182).

Por último, es preciso subrayar el capítulo "El pisapapeles", donde se cuenta el proyecto de venta de bonos de carbono impulsado por Rebeca. Este punto, si bien puede parecer menor dentro del contexto general de la novela, es fundamental, porque elabora un pensamiento ambientalista que comienza a surgir cada vez con más fuerza en la literatura latinoamericana contemporánea. Se describe a Faguas como un país con extensas zonas verdes, grandes selvas y bosques bien conservados que en el mundo son un "lujo inapreciable" (166), dado que las industrias están explotando la naturaleza de manera predatoria y extractivista. En lugar de entregar estos espacios naturales para que empresas extranjeras los destruyan, el gobierno de las eróticas crea el sistema de bonos de carbono, sustentado por las instituciones y los individuos que, con conciencia ambientalista, procuran equilibrar la emisión de carbono con el mantenimiento de los espacios naturales: "Personas o empresas ecológicamente conscientes, tras hacer un cálculo de cuánto gas carbónico producían sus actividades, compraban bonos de otra actividad que, estimaban, serviría para conservar oxígeno o producir energía sin dañar el medioambiente" (168). Así, el proyecto logra conservar el ambiente y, al mismo tiempo, genera buenos rendimientos económicos para el país.