El brillo de las luciérnagas

El brillo de las luciérnagas Ironía

El narrador cree que el abuelo es el hombre grillo (Ironía dramática)

La ironía dramática es un recurso que apunta a generar tensión en el lector. Ocurre cuando a un personaje le falta información que el lector tiene. Este recurso, más propio del teatro, aparece de manera recurrente en El brillo de las luciérnagas. El narrador y protagonista suele carecer de datos que los lectores ya tienen. Por ejemplo, él cree (y le hacen creer) que aquel que viene algunas noches, con el fin de llevarlo en su saco, es el monstruoso hombre grillo. Los lectores saben que, en realidad, el hombre grillo es el abuelo, y que este no utiliza su saco para llevarse niños, sino para traerle víveres a la familia.

El narrador cree que, si sale del sótano, nada le va a suceder a su familia (Ironía dramática)

Esta ironía dramática aparece sobre el final de la novela. La hermana, para instarlo a salir del sótano, le asegura al narrador que nada le pasará a la familia cuando él informe en el mundo exterior que ellos están viviendo allí abajo. El lector sabe que esto es una mentira. Lógicamente, si en el mundo exterior se sabe la verdad, la familia entera irá a prisión.

El narrador cree que su pollito sigue vivo, fuera del sótano (Ironía dramática)

La abuela, para darle esperanza y alegría al narrador, le asegura que su pollito está sano y salvo, viviendo fuera del sótano. El lector sabe que el pollito no está sano y salvo, ni viviendo fuera del sótano porque, en realidad, este nunca existió. He aquí otra ironía dramática.

La madre cree que el narrador la abraza para darle las buenas noches, pero en realidad él se está despidiendo (Ironía dramática)

En esta ironía dramática, quien carece de una información que el lector conoce no es el narrador, sino la madre. Antes de intentar escapar del sótano, el narrador se acerca a su madre, le dice que se va a dormir y le da un abrazo de buenas noches. Ese abrazo es exageradamente afectuoso. Lo que la madre no sabe es que el narrador se dispone a salir del sótano y ese abrazo, en realidad, es una despedida.