Yo, Robot

Yo, Robot Resumen y Análisis Introducción, Robbie

Introducción

Resumen

Yo, Robot toma como epígrafe las Tres Leyes de la Robótica, compuestas también por Isaac Asimov, que dicen lo siguiente:

​​1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.

2. Un robot debe obedecer las órdenes que les sean dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se opongan a la Primera Ley.

3.Un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entra en conflicto con la Primera o la Segunda Ley (p.7).

La introducción a la serie está narrada en primera persona por un periodista de 32 años de la Prensa Interplanetaria, que entrevista a la Dra. Susan Calvin. Su relato comienza con una breve biografía de Calvin. Nacida en 1982, es una “robotpsicóloga” doctorada en Filosofía que trabajó durante cincuenta años en la U.S. Robots, empresa de la cual no es directora, pero sí su máximo referente. Ahora, ya mayor, se retira. Este es el motivo por el cual el periodista busca el testimonio de Calvin; quiere conocer su verdadera opinión sobre los robots. Ella comienza hablando de “Robbie”, el robot no parlante que se comercializó como niñera, y con esto da paso al primer relato de la serie.

Análisis

Antes de abordar las historias que componen Yo, Robot, es preciso hacer una pequeña introducción al género de la ciencia ficción o ficción especulativa. Esta última expresión es la más utilizada en la crítica contemporánea ya que, como definición global, el género se caracteriza por abordar la problemática del futuro. A partir de allí, lo científico puede formar parte de esta proyección de cómo podrían llegar a ser las cosas de aquí en más, como puede también no hacerlo. La conquista espacial; el desarrollo de la robótica, la clonación, el avance tecnológico en general o la invasión alienígena son temas que inmediatamente vienen a la mente al pensar en la ciencia ficción. Sin embargo, todas las imaginaciones sobre el futuro son posibilidades de un presente, y es ese presente "disfrazado" de futuro el que, en realidad, es protagonista del género. Entonces, el futuro no es más que una excusa, quizá, para pensar lo humano, la humanidad, tal cual la concebimos hoy, y las especulaciones sobre ese futuro son el modo de desplegar las posibilidades que están contenidas en este presente que habitamos.

Lógicamente, explorar las relaciones imaginarias a partir de lo real no es privativo de la ciencia ficción o ficción especulativa. Entonces, ¿qué es lo que caracteriza aún más específicamente al género? En primer lugar, una definición muy básica pero que no por ello merece desatención es, como bien dijimos, la que señala que el género refiere al mundo científico y a la tecnología. Por ejemplo, son muchos los relatos en los que un avance tecnológico genera controversia en el seno de una comunidad y obliga a sus participantes a tomar partido y actuar en consecuencia. De este modo, este tipo de relato enfrenta dos posturas: una tecnofílica y otra tecnofóbica. Generalmente, la tecnofílica tiende a borrar los límites entre lo humano y lo no humano, o a abordar a la tecnología como un aspecto propio de la humanidad, mientras que la tecnofóbica desplaza todo lo no humano al ámbito del otro, de lo que está por fuera de nosotros, y, por ende, puede convertirse fácilmente en el otro amenazante. De aquí se desprenden géneros que conocemos muy bien, y que se desarrollaron fuertemente en la literatura y el cine de los siglos XX y XXI: la distopía apocalíptica, los relatos de invasión, la colonización robótica, etc.

Podemos pensar entonces que lo que hacen estos relatos, en realidad, es preguntarse qué es lo que nos hace humanos, cuál es el futuro de la humanidad y cuáles son los límites de la vida. Este tipo de preguntas de índole filosófica, entre otras, le dan al género una impronta ética muy fuerte por el modo en que los humanos deberíamos convivir o vivir. Los efectos de la tecnología, positivos o negativos, son entonces simplemente preguntas en torno al verdadero asunto que nuclea a la mayor parte de los relatos de ficción especulativa: ¿qué depara el futuro a los humanos tal cual los conocemos hoy? La ciencia ficción imagina un orden posible en ese futuro posible, y entonces explora los conflictos y contradicciones que las reglas de ese mundo pueden ocasionar.

Dicho esto, podemos ingresar a la literatura de Asimov y, sobre todo, a Yo, Robot. En este texto, las reglas éticas que a priori condicionan el mundo de los robots son formuladas explícitamente: las tres Leyes de la Robótica de Asimov no solo están explicitadas en el interior de los nueve cuentos que componen el libro. También, y esto se repite en casi todas las traducciones alrededor del mundo, están siempre impresas en la primera página o contratapa de las innumerables ediciones que tuvo el libro. Los nueve cuentos que integran Yo, Robot se inspiran en estas tres leyes -en sus contradicciones, en sus limitaciones-, y tratan sobre la evolución de los robots y, sobre todo, sobre la evolución de la relación entre los robots y los seres humanos.

Robbie

Resumen

Robbie, el robot niñero, y la pequeña Gloria Weston juegan juntos a la escondida en el patio de la casa de Gloria. La niña acusa a su cuidador de espiar durante el juego. Robbie se muestra contrariado y triste, niega haber hecho trampa y deja de jugar. Gloria le pide que la lleve de paseo sobre sus hombros metálicos, pero Robbie no accede fácilmente. Solo lo hace luego de que ella utiliza la extorsión, al decirle que no va a contarle más historias.

De repente, la voz de la señora Weston los interrumpe; llama a Gloria y despide a Robbie, a pesar de que la niña le ruega que permita que el robot se quede con ellas para terminar de contarle la historia de Cenicienta. La señora Weston no está cómoda con la presencia del robot que su marido trajo a casa, y se lo deja claro por la noche. Le explica que al principio el robot era una novedad, estaba de moda y le quitaba un peso de encima al cuidar a la niña, pero ahora le preocupa que pueda volverse loco. Sin embargo, el señor Weston se muestra reacio a deshacerse de Robbie.

Esta situación se repite durante varias noches. El Sr. Weston le recuerda a su esposa la Primera Ley de la Robótica, que establece que es imposible que un robot dañe a un ser humano. Un robot se volvería completamente inoperante antes de poder dañar a la niña. Además, añade que sería difícil alejar a Robbie de Gloria por el afecto que la niña le tiene. La Sra. Weston cree que eso es parte del problema: su hija se niega a jugar con otros niños y niñas.

Agotado, un buen día el señor Weston se lleva a Gloria a un paseo. Al volver a casa, Robbie ya no está allí, y en su lugar hay un cachorro.

Gloria pasa sus días muy angustiada y se niega a aceptar al perro. Permanece callada y deprimida. La Sra. Weston, irritada, devuelve el perro, pero se muestra fría ante el estado emocional de su hija. Los Weston deciden ir de viaje a Nueva York durante un mes para distraer a Gloria de la ausencia de Robbie.

Un día, van al Museo de la Ciencia y la Industria. Durante una visita, Gloria se escabulle para seguir una señal hacia el novísimo "Robot Parlante" que se exhibe en una sala. Allí, la gente le hace preguntas al robot a través del ingeniero a cargo. Normalmente son solo preguntas dicotómicas fáciles y cálculos matemáticos, pero Gloria entra a la habitación luego de escabullirse de sus padres y, en una distracción del ingeniero, comienza a preguntarle por Robbie. Al robot parlante nunca le han hecho una pregunta así. Es la primera vez que se entera de que hay otros como él, de que forma parte de un grupo de seres y no es un simple objeto. Se siente abrumado y sus bobinas se consumen.

Ante esta situación, esa misma noche, el Sr. Weston le propone una idea su esposa: dar un paseo por la fábrica de robots para que Gloria deje de pensar en Robbie como una persona y pueda ver que es una máquina. Los tres hacen, entonces, una visita a U.S. Robots & Mechanical Men al día siguiente. El Sr. Struthers, director general de la fábrica, les muestra una línea de producción en la cual robots están creando otros robots. Gloria se queda atónita cuando ve a Robbie trabajando en la línea. Al verlo, grita y corre hacia él, justo por delante de un tractor en movimiento. El Sr. Weston intenta alcanzar a Gloria mientras el Sr. Struthers hace señales para detener el tractor, pero los supervisores "no eran más que seres humanos y necesitaron tiempo para actuar" (p.35). Robbie, por el contrario, aprovecha su velocidad de "alud" (p.37) e inmediatamente aparta a Gloria del camino del tractor.

El relato de Gloria y Robbie termina allí, y nuevamente el cuento retoma la entrevista entre el periodista y Susan Calvin que funciona como marco. Ella cuenta entonces que solo cuatro años después de estos eventos se empezaron a producir los robots parlantes. Ante esta innovación, todos los modelos no parlantes quedaron obsoletos. Una buena parte de la gente, sin embargo, fue aún más escéptica que antes con respecto a los robots, porque se parecían más aún a los humanos. Los gobiernos, por su parte, prohibieron el uso de robots en la Tierra para cualquier cosa que no fuera la investigación científica entre 2003 y 2007, por lo que Susan Calvin cuenta que Robbie y Gloria tuvieron que despedirse después de todo cuando ella tenía quince años.

Calvin continúa relatando detalles sobre su vida. Ella misma se unió a U.S. Robots en 2007, cuando la compañía comenzó a desarrollar el “mercado extraterrestre” (p.37). Una de sus primeras misiones con los primitivos modelos parlantes consistió en enviar a Gregory Powell y a Mike Donovan, auditores exploradores de la U.S.Robots, a Mercurio, para que ayudaran a construir una estación minera allí. De este comentario se desprende el relato que sigue a continuación, “Sentido giratorio”.

Análisis

El cuento “Robbie”, primero de la serie, nos presenta a uno de los robots protagonistas. Robbie, primer robot comercial, es un robot rústico, no parlante, fabricado para cuidar de niños y niñas. Estos robots de los primeros cuentos son metálicos y toscos, y forjaron la imagen que tenemos de ellos inclusive en nuestro tiempo. Si se le pide a un niño nacido luego del año 2000 que dibuje un robot, probablemente diseñe a un ser antropomórfico con cables, piezas de metal y luces, en lugar de la aspiradora robot redonda y chata que se vende en cualquier local de electrodomésticos. Es decir, la imagen de robot que componen estos cuentos, junto con los relatos de otros célebres escritores del género, es tan fuerte en su pregnancia que se mantiene al día de hoy. En su aspecto físico, Robbie es uno de los robots más arquetípicos de la serie: “Robbie (...) movió afirmativamente la cabeza, haciendo resonar su cuello de metal. Levantó cuidadosamente a la chiquilla y la sentó en sus anchos hombros (...). La piel metálica de Robbie, mantenida a una temperatura constante gracias a las resistencias interiores, era suave y agradable, y el ruido metálico que ella producía al golpear rítmicamente con sus tacones daba mayor encanto a la situación” (p.16).

Como R2-D2 y C-3PO en Star Wars, Data en Star Trek, Wall-E, o Robotina en Los Supersónicos, Robbie transmite emociones y sentimientos. Esto resulta inquietante para buena parte de la sociedad, conservadora y reacia a los cambios, ya que se trata de uno de los primeros robots, básicos y sin lenguaje, en interactuar con ciudadanos comunes. Cabe aclarar que el hecho de que Robbie transmita emocionalidad no es puesto en cuestión en este cuento desde el punto de vista científico, y es un asunto que se repite a lo largo de los otros ocho relatos.

El núcleo de todos los robots de Asimov reside en su cerebro positrónico. Este invento es de un funcionamiento tan complejo que la mayoría de los científicos no pueden abarcarlo del todo con sus conocimientos y, por ende, no se explica en los textos de Asimov. Como dijimos, el potencial de estos artefactos es muchas veces inquietante para los humanos: es el caso de la madre de Gloria en “Robbie”. Ella no puede terminar de comprender el vínculo entre su hija y su “niñero”, pero presiente que hay algo que se le escapa. Hay características del robot, como el hecho de que le ardan los ojos de concentración al escuchar los cuentos que le relata Gloria, que dan la pauta de que hay algo inasible en ellos, una especie de conciencia. Esta primera aparición de un robot en los relatos, por más que aparente ser tosco y rústico, da la pista de que son muy avanzados. Robbie no solo es rápido, eficiente y fuerte. Como señalamos, tiene además cierto grado de inteligencia emocional, de conciencia. Por ejemplo, se hace presente su sentido de la justicia cuando Gloria está siendo arbitraria con él: “Robbie estaba ofendido por la injusta acusación, y, sentándose cautelosamente, movió la cabeza contrariado de un lado a otro” (p.15).

La construcción de los personajes humanos en estos textos es algo arquetípica o básica: por ejemplo, la Dra. Calvin, cuya figura enmarca los nueve cuentos, es una científica amargada y poco atractiva pero muy inteligente. Encarna, en este sentido, muchas características asociadas a un tipo de científico que veremos a lo largo de la historia del género. En contraste con los humanos, la composición de los personajes robóticos es profunda y compleja. Los humanos son herramientas para que los cuentos avancen y se desarrollen: los robots son los verdaderos protagonistas de las historias. En el caso de “Robbie”, esta comparación avanza un poco más allá: mientras la madre de Gloria es displicente, desatenta, no escucha a su hija y teme a Robbie, Robbie se muestra compasivo, comprensivo del lugar que ocupa en la familia, y desea, sobre todo, cuidar a Gloria, inclusive arriesgando su integridad física, como bien dicta la Tercera Ley de la Robótica.

Uno de los temas centrales de los nueve cuentos es la superioridad humana. ¿Son superiores los humanos a los robots? En “Robbie” se sugiere que, a diferencia de la madre de Gloria, que hace cosas en detrimento de su propia hija, como apartarla de su fiel niñero, Robbie solo vela por su bienestar. La impresión de las Tres Leyes de la Robótica en sus cerebros positrónicos convierte a los robots de Asimov en un reservorio moral de la sociedad moderna. Volveremos sobre esto, ya que a pesar de que en su primera etapa Asimov es clasificado como un autor tecnofílico dentro del género, el tema es complejo y presenta algunas contradicciones.

Cabe aclarar que, antes de Asimov, las historias de robots caían generalmente en la trama típica, aquella en la que las creaciones se rebelaban contra sus creadores. La mayor parte de la literatura de Asimov tiende a insistir sobre la ayuda que pueden brindar los robots a la humanidad y promover ejemplos sobre cómo el miedo a lo nuevo o diferente es lo que en realidad provoca los mayores conflictos en la sociedad. La tecnofobia en “Robbie” por parte de los vecinos y conocidos de Gloria trae el foco de atención hacia el rechazo y el temor al otro por parte del sector más conservador de las comunidades. Si pensamos, como señalamos al comienzo, en la ficción especulativa como una forma de hablar del presente a través del futuro posible, podemos ver cómo los textos de Asimov van mucho más allá de la reflexión en torno a la tecnología y la ciencia. En este caso, se abre la pregunta filosófica por la reacción comunitaria ante lo nuevo, aquello que nos mueve de nuestra zona de confort.