Yo, Robot

Yo, Robot Resumen

Robbie

Robbie es un robot niñera no parlante que el señor Weston lleva a su casa para cuidar de su hija Gloria. Si bien al principio esto es un alivio para la señora Weston, con el tiempo la presencia del robot la inquieta y quiere que su marido se lo lleve de casa. Sin embargo, el lazo entre Gloria y Robbie es muy fuerte.

Cuando finalmente la señora Weston logra convencer a su marido de que un perro reemplace a Robbie, la niña entra en una depresión profunda. Rechaza el perro y solo se compone cuando la llevan de viaje a Nueva York, porque cree que, en realidad, se trata de un viaje sorpresa para recuperar a Robbie. La decepción es grande cuando se da cuenta de que esto no es así.

Nuevamente en casa, los padres deciden llevarla a la U.S. Robots para que vea cómo robots fabrican otros robots, y de este modo se dé cuenta de que son máquinas y no personas. Allí Gloria ve, entre otros robots, a Robbie. Al correr hacia él, se pone en el camino de un tractor. Los humanos no tienen la velocidad suficiente para quitarla de allí, pero Robbie sí. La rescata y la señora Weston, agradecida, acepta que el robot vuelva a la casa.

Sentido giratorio

En este caso, los astronautas y auditores de robots Donovan y Powell se aventuran en el planeta Mercurio. Al robot Speedy se le ha encomendado la tarea de extraer selenio de la superficie del pequeño planeta, pero no está haciendo su tarea correctamente. En el robot entran en contradicción la Primera y la Tercera Ley de la Robótica cuando se le ordena extraer el mineral de un pozo extremadamente peligroso. Por un lado, debe preservar la integridad de los humanos y, por ende, extraer el selenio que necesitan para vivir; por el otro, debe preservar su propia integridad. De este modo, Speedy comienza a dar vueltas en círculos sin saber qué hacer.

El robot finalmente sale de su situación de contradicción paralizante al comprender que, sin el mineral, Donovan y Powell van a morir frente a él.

Razón

Donovan y Powell van a supervisar a Cutie, un robot que tiene un comportamiento peculiar: su habilidad para aprender por su cuenta y razonar lo hace entrar en asuntos filosóficos complejos. Cutie comienza a desconocer a los humanos como sus amos porque no cree, por sus razonamientos deductivos, que seres inferiores a él hayan sido capaces de crearlo. Con fundamentos basados en el pensamiento religioso, llega a asumir el rol de profeta del Transformador de electricidad al que reconoce como un dios.

Mientras los robots comienzan a comportarse como miembros de una congregación religiosa, Donovan y Powell se preocupan porque las tareas que debe realizar la Estación Espacial efectivamente se cumplan. El principal objetivo de la Estación es enviar un rayo específico a la Tierra del cual depende la vida de muchas personas.

Aunque Cutie se reconoce como superior a los humanos y parece que va a rebelarse, cumple finalmente con la misión de enviar el rayo. De este modo, les demuestra a Donovan y Powell que, a pesar de sus cuestionamientos filosóficos, la Primera Ley de la Robótica funciona a la perfección en su constitución. De este modo, se asegura del bienestar de la humanidad.

Atrapa esa liebre

El equipo de Powell y Donovan está a cargo de unas pruebas de campo en una estación minera. El robot, DV-5 o "Dave", ha dejado de producir minerales y los auditores no pueden explicarse por qué. Se trata de un modelo nuevo, con seis robots subordinados bajo su control. Cuando secretamente lo observan, ven que, cada vez que algo inesperado ocurre, comienza a realizar extrañas marchas y bailes con sus subordinados.

Luego de varias pruebas, descubren que se trata de un desequilibrio entre las Leyes de la Robótica impresas en su cerebro positrónico: al verse abrumado, Dave se ve obligado a dar órdenes a seis robots a la vez a través de una orden de iniciativa personal, ya que no hay en esos casos una orden específica y, por ende, se tara y comienza a hacer bailar a sus subsidiarios. De eso se tratan las extrañas marchas que realizaban los robots subalternos. Por esto mismo, la resolución del problema implica que los ingenieros provoquen un derrumbe: ante una situación de peligro real de la integridad física de Donovan y Powell, Dave reacciona inmediatamente de forma positiva, apelando a la más fuerte de las leyes, que indica que el objetivo máximo de todo robot es proteger a los humanos.

¡Embustero!

En este relato se presenta a Herbie, un robot avanzado que ha desarrollado, sin que los científicos se lo propongan, la habilidad de leer la mente. Herbie genera conflictos con las respuestas que da a los científicos que lo rodean con respecto a lo que piensan (y no dicen) otros colegas. De este modo, por ejemplo, Susan Calvin cree, gracias al robot, que el ingeniero Ash está enamorado de ella, ya que es lo que Herbie le dice cuando ella se lo pregunta.

Finalmente, la Dra. Calvin se da cuenta a tiempo de que Herbie está simplemente diciéndole a cada persona lo que esta quiere escuchar, porque, de otro modo, estaría causándole un daño emocional. La Primera Ley le impide lastimar, inclusive emocionalmente, a una persona. Por ende, cuando al final del cuento Herbie es confrontado, colapsa.

Pequeño robot perdido

Un robot se ha perdido entre otros robots en una estación espacial. Cuando la Dra. Calvin llega a la estación, es informada de un dato perturbador: la Primera Ley ha sido modificada en algunos robots para que realicen tareas que pueden ser peligrosas para los humanos (la exposición a los rayos gamma, por ejemplo) pero son igualmente necesarias. A partir de tener la Primera Ley modificada, estos robots sufren un complejo de superioridad y tienen un comportamiento disruptivo que inquieta a los trabajadores de la U.S. Robots. Un robot de estas características no debe permanecer camuflado entre otros; debe ser hallado.

Mediante pruebas que ponen en jaque al robot perdido, al obligarlo a obedecer la Primera Ley a pesar de sus modificaciones, Calvin logra finalmente dar con él y destruirlo.

Evasión

La corporación llamada Consolidated Robots compite con la U.S. Robots en la creación de una nave capaz de realizar el viaje hiperespacial. Para ello, una gran cantidad de cálculos muy complejos deben ser introducidos en una gran máquina, un robot capaz de analizarlos y construir la nave. El robot de la Consolidated colapsa con la información introducida por los ingenieros, pero Susan Calvin cree que el Cerebro, que es el robot de la U.S. Robots, será capaz de analizar los datos sin entrar en crisis.

El Cerebro elabora la nave con facilidad, recibiendo los datos de a poco y esquivando los asuntos que tienen que ver con la Primera Ley, ya que la nave hiperespacial puede ser peligrosa y, de tomar conciencia el Cerebro, detendría su tarea. Una vez construida la nave, Donovan y Powell entran a verla. Al saber que ambos exploradores están allí, el Cerebro considera que es momento de iniciar el viaje y hace que la nave despegue. En el hiperespacio, los astronautas se encuentran en un gran peligro. Inclusive, al dar el salto hiperespacial, mueren y reviven. El robot ha burlado una parte de la Primera Ley de la Robótica, porque, a pesar de creer que todo iba a salir bien, al final de cuentas, los astronautas han corrido peligro.

La evidencia

En este cuento se narra la historia de Stephen Byerley, un robot que, mediante su carisma y una gran destreza para la simulación, gana la elección como alcalde. Nadie sabe, sin embargo, que se trata de un robot, a pesar de que su contrincante, Francis Quinn, no deja de acusarlo. Debido a la campaña de Quinn en contra de él, Byerley se ve obligado a pasar una serie de pruebas para demostrar públicamente que no es un androide. Logra su cometido y gana las elecciones y la confianza del público. Sin embargo, Susan Calvin da a entender de que, en realidad, Byerley era efectivamente un robot que logró hacer trampa para pasar las pruebas.

El conflicto evitable

En este relato, Stephen Byerley ya no es más alcalde, sino Coordinador Mundial. Junto a Susan Calvin, intentan averiguar por qué las Máquinas que gobiernan ahora el mundo con asistencia humana (y no al revés) han tenido diferentes fallas a lo ancho del planeta.

Las Máquinas de cada región responden de modo enigmático a los cuestionamientos de Byerley y Calvin, que viajan juntos intentando dar solución a los problemas del mundo. La preocupación de Stephen tiene que ver con la posibilidad de que se estén manipulando datos y, de este modo, las agrupaciones anti máquinas, como la Sociedad para la Humanidad, estén boicoteando el buen funcionamiento de las mismas.

Todo esto es circunstancial, ya que lo que el relato pone en primer plano es, nuevamente, el conflicto entre la automatización de la política, la administración y la moral, y lo propiamente humano, que tiene que ver con la posibilidad de habitar contradicciones y tomar decisiones que muchas veces ponen en jaque nuestro sistema de principios y conductas. En el final de este relato, y del libro, entendemos que las Máquinas están haciendo pequeños daños para hacer un bien mayor en un futuro. Sin embargo, resulta perturbador que, como dice Byerley, la sociedad haya perdido el control de sí misma.