La generación del 98 fue un movimiento literario y cultural español, que predominó durante las primeras décadas del siglo XX. Reunía a un conjunto de intelectuales, escritores y artistas españoles que se pronunciaron respecto de la crisis política, social y moral que sufrió España luego de su derrota militar en la guerra de Cuba entre España y Estados Unidos, que le costó a España la pérdida de sus colonias en 1898. Con una mirada pesimista y crítica de la España del presente, comenzaron a buscar una España diferente.
Fue conformada inicialmente por Pío Baroja, Azorín y Ramiro de Maetzu, y entre sus integrantes se destacan también importantes autores como Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Ramón Menéndez Pidal y el propio Ramón del Valle-Inclán. Estos escritores se hicieron eco de las inquietudes de una sociedad que, desilusionada con la derrota de España, proclamaba una renovación moral y cultural. En sus textos desplegaban una mirada profundamente escéptica de la España contemporánea, con una marcada tendencia política de izquierda. Buscaron renovar los moldes y géneros literarios clásicos, proponiendo nuevas formas. Parte de esa renovación tuvo que ver con el rechazo que hicieron de la estética realista, y la apuesta al impresionismo, el expresionismo, la subjetividad, los neologismos, entre otras cosas.
Si bien se mantuvo al margen de la intervención política directa, Valle-Inclán compartió preocupaciones con este grupo y la misma mirada escéptica y pesimista. Aportó a la renovación de la literatura de su época, desarrollando el expresionismo y creando el esperpento, y también cuestionando las representaciones tradicionales del realismo. En Tirano Banderas ese cuestionamiento se hace presente, por ejemplo, en la construcción fragmentaria del tiempo, que cuestiona la linealidad pretendida por el realismo, o en la representación de los personajes como figuras caricaturescas e hiperbólicas.